Un puño de acero en todos los tiempos
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Bajo el mando de Fidel, esta Unidad, fundada el 16 de abril de 1965, dejó sus huellas en las selvas de Angola y en las tierras de Etiopía.
Abelardo Silveira Hernández perteneció a la primera dotación de tanques del Ejército Rebelde, quienes ocuparon el primer tanque al enemigo en las Vegas de Jibacoa, en el corazón de la Sierra Maestra.
Este combatiente, que luchó bajo el mando del Che en la Columna 4 y bajo las órdenes de Fidel en la Columna 1, cuenta que junto a un grupo de compañeros salió de un lugar conocido como Puerca Gorda con dicho tanque T-17, de 37 milímetros, con dos motores de los cuales solo operaba uno y no le funcionaba la marcha atrás.
Con precisión, narra que el recorrido era largo y por caminos difíciles para estos medios blindados y que todos los rebeldes pensaban que ellos eran soldados de Batista.
“Nos pusieron una mina de 50 libras de TNT, y cuando pasamos, quien operaba la mina en el momento exacto en que estábamos sobre ella manipuló el mecanismo”, cuenta Silveira como si estuviera allí todavía.
Los cinco combatientes que viajábamos dentro no podíamos creer que nuestros propios compañeros nos estuvieran esperando para hacernos volar.
“Pero hoy podemos hacer la historia”, dice y se ríe al recordar que al cabo del tiempo pudo hablar con el zapador aquel y este le relató cuánto maldijo a su mina por no explotar.
“Hubo un momento en que el tanque no arrancó más y fue abandonado, pero Fidel ordenó que ese tanque no podía caer en manos enemigas”.
De historias como esta nace el espíritu de la Gran División de la Gloria Combativa Rescate de Sanguily, Orden Antonio Maceo.
BLINDAR EL PASADO
Las primeras referencias de lo que es hoy el campamento donde se ubica la Gran Unidad de Tanques, que al paso del tiempo se identifica como Managua, nos llegan de un corral llamado Managuaco.
De aquí emergieron grandes hombres, importantes jefes militares y hechos trascendentales para la historia de Cuba, sobre todo porque este lugar fue seleccionado por Máximo Gómez y Antonio Maceo como acampada durante la invasión a Occidente en 1895.
El ejército del dictador Fulgencio Batista funda en 1943 un campamento militar que tenía como misión preparar reclutas que participarían en la Segunda Guerra Mundial y que apoyaría a las tropas norteamericanas, algo que nunca sucedió.
Un día después de la entrada del Comandante en Jefe Fidel Castro a La Habana, el 9 de enero de 1959, el comandante Juan Almeida Bosque entra al campamento con un grupo de combatientes de diversas columnas conjuntamente con el pelotón de las Marianas y lo toman, aún ocupado por tropas de la dictadura.
A partir de este momento, el Ejército Rebelde se dio a la tarea de organizarlo, y es así que se crea el Batallón Blindado.
Luego vinieron etapas en las que se organizó y preparó a combatientes en el dominio del armamento y la técnica blindada, sin descuidar en lo absoluto la superación cultural.
Posteriormente fue necesario, y así se exigió por parte del Estado Mayor General, ordenar la creación de unidades de combate, con el objetivo de aumentar el potencial defensivo del país.
Así es como surge, por ejemplo, la primera Brigada de Tanques, en el año 1961, cuyo jefe era el actual general de división Ramón Pardo Guerra.
En ese propio año, comenzó el proceso de constitución del Partido en toda la División de Tanques.
Esta Unidad recibe el nombre de Gloria Combativa Rescate de Sanguily en el marco de las actividades por su aniversario 30, y cinco años después, el Consejo de Estado le otorga la Orden Antonio Maceo, por los éxitos alcanzados en su histórica trayectoria.
Bajo el mando de Fidel, esta Unidad, fundada el 16 de abril de 1965, dejó sus huellas en las selvas de Angola y en las tierras de Etiopía.
LOS TANQUISTAS DE AHORA
Esta Gran Unidad es, y debe serlo en mayor proporción, una verdadera escuela de cuadros para las Fuerzas Armadas Revolucionarias, expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, y de esta manera se forman en ella miles de combatientes que materializan de forma práctica sus conocimientos formados en las escuelas y academias.
Para el coronel Yoel Sánchez García, jefe de una de las unidades de tanques, hoy el principal papel que juega esta institución recae en la formación de oficiales, en cuyo esfuerzo se manifiesta la permanente disposición combativa para cumplir cualquier misión que le sea asignada.
“En la vida diaria formamos nuestros sargentos y soldados, no solo en la disciplina militar, sino para su futuro en la sociedad, en el desarrollo de la superación cultural que le permite incorporarse a carreras universitarias y ser profesionales”.
Sánchez García reconoce la posibilidad que se le brinda a un grupo de combatientes en la inserción laboral, una vez concluido el Servicio Militar Activo (SMA).
A la pregunta sobre la significación que le concede al pertenecer a esta unidad, el coronel Sánchez no vacila en hablar de la preparación que ha alcanzado como jefe, ante el reto de guiar a oficiales, sargentos, soldados y trabajadores civiles en la construcción de la obra que debemos proteger.
Hace tres años que el teniente Gilberto Rey Pérez se desempeña como jefe de pelotón de infantería, tiempo suficiente para que él hable orgulloso de la elevada preparación que reciben aquí.
“Toda la etapa de uno o dos años, se lleva a cabo de forma intensiva, sin detenimiento”, dice.
El subteniente Yaramis Gregorio Palomino, de la provincia de Granma, tiene una gran responsabilidad, pues dirige a soldados y a dos jefes de pelotón, con la idea bien clara de cumplir cualquier misión que se les plantee.
“Es un orgullo para mí pertenecer a la Gran Unidad de Tanques, aquí llegaré hasta el final, porque realizaré mis sueños como oficial de las Fuerzas Armadas , asegura.
El soldado Rogelio Tendero Serrano, procedente de la provincia de Camagüey, tiene otras perspectivas para su vida profesional, pero admite que le gusta ser artillero, actividad que desempeña desde que ingresó.
“Vine a prepararme como un soldado ejemplar, porque para mí es un honor grandísimo y una responsabilidad enorme defender al país desde un vehículo blindado de infantería, y solamente estar aquí en la primera línea de combate es ya un premio”.
La Unidad se perfecciona de manera sistemática mediante la preparación combativa y política, al tiempo que trabaja en el mantenimiento y conservación del material de guerra, obras de alta protección, la reforestación y el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de su personal.
A 50 años de esta Gran Unidad, sus hombres y mujeres seguirán triunfando, como la caballería mambisa de nuestras guerras de independencia.