Primera crisis en el Gobierno Revolucionario provisional
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Cuando el periodista Herbert Matthews entrevistó a Fidel Castro en la Sierra Maestra, el 17 de febrero de 1957, entre los muchos aspectos que indagó estuvo el referido a la organización de un Gobierno Revolucionario. En un reportaje sobre la lucha en la Sierra —publicado en The New York Times—, Matthews incluye la respuesta de Fidel:
«Le pregunté sobre las informaciones en que se aseguraba que proclamaría un Gobierno Revolucionario en la Sierra Maestra. “Aún no”, replicó. “Aún no es el momento. Lo haré en su oportunidad. Tendrá más impacto por la demora. No hay prisa”».
El Gobierno revolucionario en la Sierra
En diciembre de 1957, el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) propuso al doctor Manuel Urrutia Lleó ser su candidato a la presidencia del Gobierno Provisional, a pesar de que este no militaba en las filas de esa organización. La propuesta partió del respeto que ganó el magistrado de la Audiencia de Santiago de Cuba, al emitir su voto absolutorio a los acusados en la Causa No. 67 de 1956, por su participación en el alzamiento de Santiago y la expedición del yate Granma.
El 11 de agosto de 1958, en Miami, los representantes de las organizaciones contrarias al régimen de Batista, por mayoría, apoyaron la candidatura del doctor Urrutia para presidente provisional de la República.
Según la opinión de Luis Buch Rodríguez —testigo excepcional de estos acontecimientos—, los primeros pasos del Gobierno Revolucionario comienzan a darse en la Sierra Maestra el 7 de diciembre de 1958, cuando el doctor Manuel Urrutia Lleó llegó a suelo cubano procedente de Venezuela.
Pocos días después, el 18 de diciembre, en La Rinconada —sede temporal de la Comandancia General del Ejército Rebelde—, se reunió la Dirección Nacional del M-26-7 con los coordinadores provinciales y los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida. Diferentes cuestiones referidas al ya cercano fin de la guerra y al gobierno provisional formaron parte de la agenda.
Fidel anunció que el 24 de febrero, en el histórico poblado de Baire, Urrutia Lleó juraría como Presidente del Gobierno provisional. El triunfo de la Revolución adelantó la toma de posesión.
Designado por Urrutia en el cargo de Ministro de la presidencia y Secretario del Consejo de Ministros, Luis Buch informó a los reunidos en La Rinconada de algunos nombramientos previstos por el presidente para su gabinete.
Varios compañeros, al oír el nombre de la persona propuesta para ministro de Justicia, objetaron la decisión de Urrutia. En ese momento, Fidel intervino para explicar que ninguno de los presentes gozaba de facultades para nombrar ministros, y solo correspondía hacer proposiciones al Presidente, por ser el único que tenía las prerrogativas constitucionales.
Oído el informe de los nombramientos y tras acordar proponerle al Presidente la creación del Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, el Comandante en Jefe expresó:
«Bueno, ese es el Gobierno de ustedes, porque yo estaré en contacto con el pueblo, en uniones con los obreros, en la radio y televisión, criticando los errores que se cometan».
Fidel no formaría parte del gobierno. Hacía mucho tiempo que él había anunciado su decisión.
Urrutia toma posesión de la presidencia provisional
Al triunfar la Revolución, el 1ro. de enero de 1959, Fidel al frente del Ejército Rebelde entró en Santiago de Cuba y convocó a una concentración en el parque Céspedes. Muy tarde en la noche, desde el balcón del Ayuntamiento, el jefe rebelde pronunció su histórico discurso. Terminada la alocución del Comandante, Manuel Urrutia prestó el juramento de toma de posesión y se dirigió al pueblo santiaguero como Presidente Provisional de la República.
En Santiago, el 2 de enero, Urrutia dio a conocer su decisión de declinar a favor del comandante Fidel Castro la jefatura de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire, cuyo mando —según la Constitución del 40— correspondía al Presidente de la República.
Los días 3 y 4 de enero, el Gobierno Revolucionario sesionó en la Universidad de Oriente donde tomó importantes decisiones. Y, el 5 de enero, junto a algunos miembros de su gabinete, Urrutia partió rumbo a La Habana.
El vuelo hizo escala en el aeropuerto de Camagüey. Urrutia fue a encontrarse con Fidel, que había arribado a la capital agramontina al frente de la Caravana de la Libertad.
Acompañado por el Che, quien ha llegado de La Habana, Fidel y Urrutia conversan largamente en el interior de la nave aérea. Al descender del avión, el Comandante en Jefe informó sobre algunas decisiones tomadas por el Presidente para el completamiento del Consejo de Ministros. Entre ellas, sobresalía la designación del doctor José Miró Cardona como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario.
El Gobierno provisional no avanza
Instalado en el Palacio Presidencial, Urrutia apresuró el completamiento de su gabinete. El 23 de enero de 1959, el proceso de articulación del Consejo de Ministro concluyó cuando se aprobó la propuesta hecha por el presidente de crear el Ministerio de Bienestar Social, al frente del cual estaría la doctora Olga Mederos.
La composición del gabinete ministerial, mayoritariamente masculina, era en realidad muy heterogénea. Integrado por personalidades de diferentes tendencias políticas, el Gobierno estaba fuertemente dividido en dos bloques. De un lado, luchadores revolucionarios —en su mayoría provenientes de las filas del Movimiento 26 de Julio—, y especialistas destacados cuyo pensamiento se fue radicalizando en la lucha; del otro, figuras cuyas posiciones reformistas y pensamiento conservador las convirtieron en freno para la Revolución. Entre estos últimos se incluían el Presidente Urrutia y Miró Cardona, el Primer Ministro, quienes a pesar de haber mantenido una postura opuesta al régimen de la tiranía, sus tendencias individualistas y egocéntricas les impidieron superar el sentido burgués de su pensamiento. Los titulares de Obras Públicas, Agricultura y Trabajo mantenían posiciones muy conservadoras, al igual que los Ministros de Estado y Bienestar Social.
No era de extrañar que el ala retrógrada presente en el Gobierno Provisional retrasara o paralizara las leyes contenidas en el Programa del Moncada que producirían los cambios revolucionarios.
Unido a esto, el Presidente Urrutia mostró su falta de eficiencia al frente del Gobierno. Tal vez por deformación profesional —ya que las audiencias de los tribunales provinciales y el Tribunal Supremo de Justicia funcionaban de manera colegiada—, él no concebía que en los ministerios se tomaran decisiones sin la anuencia del Consejo de Ministros. Muchas reuniones y muy pocos acuerdos, recrudecían las quejas de los ministros en contra de las sesiones del Consejo.
En la medianoche del 12 de febrero, tras concluir una sesión del Consejo, el grupo más revolucionario del Consejo de Ministros llegó a la conclusión de que así no podían continuar. Hacía falta una dirección de verdadero prestigio y arraigo popular. Todos coincidieron en que solo Fidel podía detener la crisis, si se hacía cargo del Gobierno.
A pesar de estar conscientes de que el Comandante en Jefe había manifestado su propósito de no formar parte del Gobierno, Armando Hart, Faustino Pérez, Enrique Oltuski y Julio Camacho decidieron salir a buscarlo.
La gravedad de la situación exigía tomar medidas radicales para evitar la debacle.
Tras múltiples análisis y consciente de que no había otra solución, Fidel expresó que aceptaría tal proposición siempre que —sin menoscabo a las facultades que, conforme a la Ley Fundamental, le correspondían al Presidente de la República— al cargo de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario le correspondiera el control directo de la política general.
Informado por Luis Buch, el presidente Urrutia estuvo de acuerdo con las gestiones que venían desarrollando. Por su parte, Miró Cardona expresó que la presencia de Fidel era imprescindible para mantener la autoridad del Gobierno Revolucionario.
En Palacio, el 13 de febrero se reunió el Consejo de Ministros con el fin de analizar el requisito planteado por Fidel para asumir el cargo de Primer Ministro. Tras su debate, aprobó que: «Corresponde al primer ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos.»[2]
Al concluir la sesión del Consejo, José Miró Cardona dio lectura a su carta de renuncia, dirigida al Presidente Urrutia, que en una de sus partes dice: «A mi juicio, corresponde asumir a quien por su jerarquía histórica es el jefe de la Revolución, el doctor Fidel Castro.»
Fidel asume el cargo de primer ministro
La tarde del 16 de febrero de 1959, Fidel Castro Ruz tomó posesión del cargo de Primer Ministro. En la solemne ceremonia celebrada en una pequeña sala contigua al Salón de los Espejos del Palacio Presidencial, Fidel expresó:
«De cuantas tareas he tenido que realizar en mi vida, ninguna considero tan difícil como esta, ninguna considero tan preñada de obstáculos, ninguna considero tan dura de llevar adelante […] Estaré aquí mientras la máxima autoridad de la república —que es el Presidente— lo estime pertinente o mi conciencia me diga que no soy útil».
Comenzó así una nueva etapa del Gobierno Revolucionario que haría posible la aprobación de la Ley de Reforma Agraria y de otras leyes y medidas revolucionarias prometidas al pueblo de Cuba en el Programa del Moncada.
Sin embargo, aun con la presencia de Fidel en el Gobierno, esta primera crisis no estaba superada por completo. Las trabas impuestas por el presidente Urrutia y otros elementos reaccionarios desencadenaron, meses más tarde, una crisis todavía más profunda.