“Lo primero que los líderes de la Revolución Cubana aprendimos de Martí fue creer y actuar en nombre de una organización fundada para llevar a cabo una revolución. [...] Ningún otro país pequeño y bloqueado como el nuestro habría sido capaz de resistir tanto tiempo, a base de ambición, vanidad, engaño o abusos de autoridad, un poder como el de su vecino. Afirmarlo constituye un insulto a la inteligencia de nuestro heroico pueblo.”
Referência ao texto original:
La política cínica del imperio, 25 de mayo de 2008