Palabras pronunciadas por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el almuerzo de despedida ofrecido por el Gobierno y el Partido polaco. Gdansk, Polonia, 12 de junio de 1972, “Año de la Emulación Socialista”.
Data:
Querido compañero Gierek;
Querido compañero Jaroszewicz;
Querido compañero Babiuch;
Queridos compañeros de Polonia:
Hoy hemos tenido algo así como un privilegio especial al tener oportunidad de almorzar en este sitio con el compañero Gierek y con los demás dirigentes del Partido y de toda la dirección.
Este ha sido un almuerzo muy fraternal, un almuerzo amistoso y un almuerzo ameno. Y ello es posible porque nos encontramos en compañía de revolucionarios, nos encontramos en compañía de comunistas, nos encontramos en compañía de personas en las cuales tenemos una gran confianza.
Nosotros no solo hemos tenido oportunidad de conocer a los dirigentes de la actual Polonia sino que hemos conocido Polonia. Hemos conocido incluso profundamente todo lo que es posible en el lapso de horas, pero llegamos a conocer bastante de la provincia de Silesia, de los mineros de Silesia, de los trabajadores de Silesia y del pueblo de Silesia, de donde procede el compañero Gierek y otros compañeros dirigentes.
Nosotros hemos podido ver allí las tradiciones fuertes, el espíritu y la leyenda de heroísmo, la historia de sus luchas durante mucho tiempo, y sobre todo su espíritu obrero, su espíritu internacionalista, su espíritu comunista.
Eso nos permite penetrar más profundamente en el carácter y en los sentimientos de los compañeros dirigentes de Polonia.
Pero además no solo hemos conocido Silesia. Hemos conocido Varsovia, hemos conocido Cracovia, hemos conocido Gdansk, hemos conocido los campos de concentración del Oswiecin. Hemos conocido estudiantes, hemos conocido soldados, hemos conocido numerosos cuadros del Partido, hemos conocido sobre todo obreros, hemos conocido tradiciones, costumbres, cultura, hábitos del pueblo de Polonia. Y sobre todo hemos conocido este fuerte sentimiento, ese justo orgullo nacional; hemos conocido sus sufrimientos, hemos conocido sus avances, hemos conocido su optimismo acerca del futuro.
Realmente debemos decir como visitantes en este país que es posible que ustedes no se den cuenta de lo que han hecho en 27 años. No se necesita demasiada información: basta conocer lo que todo el mundo conoce para comprender cuán destruida quedó Polonia, cómo todas sus principales ciudades fueron arrasadas, cómo murieron millones de personas de la manera más cruel y más desastrosa.
Sabemos además cómo quedaron todas las ciudades, Varsovia y las demás ciudades, como consecuencia de la resistencia del pueblo de Polonia, a consecuencia de que fueron convertidas en campo de batalla. Sin embargo, hemos podido ver la Polonia de hoy, hemos podido ver con cuánto amor han reconstruido las ciudades, las principales plazas, los principales edificios, las principales obras de arquitectura.
Nosotros sabemos que esas obras se construyeron hace 800 años, 600, 500, 400. Es decir, fueron construidas en siglos, fueron destruidas en meses, y fueron vueltas a reconstruir por el pueblo de Polonia en 27 años, y mucho antes de 27 años. Ustedes reconstruyeron esos edificios con el mismo estilo, casi con los mismos materiales. La sola reconstrucción de las principales obras de arquitectura de Polonia es una verdadera proeza que agradecerán las generaciones futuras de Polonia y del mundo.
Sin embargo, esa es la más modesta cosa que han realizado ustedes: resistieron heroicamente la ocupación alemana, combatieron valientemente en la liberación de Polonia, construyen el Estado socialista, iniciaron la reconstrucción del país.
No solo iniciaron la construcción material sino también la reconstrucción de los cuadros, el desarrollo de nuevas inteligencias, puesto que la mayor parte había sido asesinada.
Comenzaron el desarrollo de la economía. No solo reconstruyen las viejas ciudades: construyen nuevas ciudades, reconstruyen las viejas industrias y construyen nuevas industrias.
Cambiaron las estructuras de propiedad, cambiaron el sistema de latifundistas y feudal, ayudaron a los campesinos, les entregaron la tierra; además, realizaron la revolución en la agricultura.
Hoy día Polonia produce más del triple de lo que producía el campo antes de la guerra. Han elevado los niveles de vida, han alcanzado índices de bienestar: los consumos altos de carne, de leche, sobre todo, desarrollaron un alto nivel cultural en el pueblo de Polonia.
Es cierto que todavía hay muchas cosas por hacer. Es cierto que faltan viviendas. Es justo pensar en la solución de esos problemas. Pero lo que el pueblo de Polonia tiene hoy sin duda de ninguna clase es más que nunca su historia.
Polonia fue un país que conoció las agresiones, las conjuras internacionales, los repartos de sus tierras. El pueblo de Polonia sufrió las consecuencias de políticas erróneas. Sin embargo hoy Polonia está unida, y Polonia además forma parte del campo socialista, ha adquirido la mayor estabilidad que ha tenido nunca, la mayor seguridad dentro de sus fronteras para el trabajo creador. Polonia ha adquirido el mayor nivel de seguridad que ha tenido nunca, ha desarrollado sus fuerzas armadas técnicamente bien equipadas, y los soldados polacos, que siempre fueron valientes, siempre fueron luchadores, hoy cuentan además con una técnica moderna, con un armamento de primera clase y además con una gran experiencia en el empleo de todas esas armas.
Estos son sin duda logros considerables del pueblo de Polonia en los últimos tiempos con la Revolución Socialista, con el campo socialista, con la unión de sus fuerzas con el resto del campo socialista.
Sin duda de ninguna clase que en estos últimos 25 años Polonia ha hecho un gran cúmulo de logros, de resultados de esfuerzos.
Nosotros sabemos además que los compañeros que hoy dirigen a Polonia se esfuerzan por perfeccionar la obra de la Revolución, por vincular el Partido a las masas y por hacer todavía más eficiente y más fructífero el trabajo del Partido y el trabajo del pueblo. Sabemos además que se enfrentan valientemente a los problemas, a las dificultades para construir el socialismo en las condiciones específicas y especiales de Polonia.
Todo esto lo hemos podido apreciar nosotros con nuestros propios ojos. Pero además hemos conocido al pueblo de Polonia, y debemos decir que a todos nosotros nos ha producido una gran impresión, una profunda impresión, ese contacto directo, sus tradiciones, su historia, su carácter, sus sentimientos, su nobleza.
Nosotros podemos decir que hemos visto en el pueblo de Polonia rostros de hombres y mujeres nobles, rostros de hombres y mujeres de una gran calidad humana, de una gran sensibilidad.
El compañero Gierek decía que los polacos eran sentimentales. Eso mismo puede decirse de los cubanos: los cubanos somos sentimentales también. Que al polaco le gustaba la poesía y le gustaba la música. Eso mismo puede decirse de los cubanos: gustan de la poesía y gustan de la música.
Algunas muchas cosas más pudieran decirse: los polacos son patriotas, los polacos son apasionados. Eso mismo pudiera decirse de los cubanos: son patriotas, son también apasionados. Esas son las características que son comunes a nuestros pueblos.
Pudiéramos decir que los polacos han tenido siempre un gran espíritu internacionalista, que han combatido en muchos sitios por una causa justa. Y los cubanos también tenemos similares tradiciones.
Nuestros dos pueblos se parecen mucho. Pero además nuestros dos pueblos en este momento tienen los mismos principios, tienen la misma doctrina revolucionaria; ambos pueblos se guían por los principios del marxismo y por los principios del leninismo.
Todas estas cosas unen a estos dos pueblos.
Además, nosotros en los contactos con los dirigentes de Polonia hemos visto lo que nosotros sabíamos: que sienten amor por su pueblo, que mantienen un contacto grande con el pueblo. Hombres que proceden del pueblo y se consagran al pueblo.
Nosotros podemos decir que por encima de todo, nuestros contactos con ustedes han sido contactos muy humanos. Que nosotros muy sinceramente hemos sentido hacia el compañero Gierek y hacia los dirigentes del Partido de Polonia la confianza que se tiene en los hombres de origen humilde, de origen proletario, de hombres que aman al pueblo, que luchan por el pueblo, de hombres que son honestos en sus esfuerzos, de hombres que tienen conciencia de los problemas fundamentales del mundo de hoy.
Esas, a nuestro juicio, son las cuestiones fundamentales.
Como bien dijo el compañero Gierek, cuestiones de táctica, cuestiones de estilo, cuestiones de método, responden por entero a circunstancias históricas y características específicas de nuestros países. Y en estos instantes vivimos un momento especial, circunstancias especiales. Lógicamente, todas estas circunstancias se prestan a interpretaciones, enfoques. Todo eso es lógico.
Los revolucionarios, los comunistas, no debemos desalentarnos por ninguna dificultad. No debemos desalentarnos por ningún obstáculo. Debemos ser dialécticos, comprender las complejidades del mundo, comprender las complejidades de esta época y, sobre todo, tener confianza en que nos basamos en las mismas doctrinas, en los mismos principios, en los mismos objetivos, en la misma causa justa. Y lo importante es nuestra valoración del campo socialista, de la Unión Soviética, de su extraordinario papel en la historia revolucionaria, de su extraordinario valor en la lucha contra el imperialismo.
Importante es la profundidad de las ideas revolucionarias, la firmeza de esas ideas, el saber que marchamos por el mismo camino y la voluntad de seguir marchando por el mismo camino.
A la vez nosotros hemos tenido oportunidades de conocer Polonia. No es lo mismo conocer un país por los representantes, por las referencias, que hacer contacto, que verlo directamente. Y nosotros hemos tenido esa oportunidad. Hemos tenido la oportunidad de incrementar esas simpatías hacia el heroico pueblo de Polonia, nuestro conocimiento, nuestro sentimiento de respeto y afecto hacia el pueblo de Polonia.
Por la misma razón, sentimos deseos de que los trabajadores de Polonia no conozcan a Cuba solo por los libros, por las referencias, por las cosas que se digan de Cuba, sino que tengan oportunidad de conocerla directamente, de hacer contacto con nuestro pueblo, de conocer sus realidades, en la seguridad de que será tan altamente positivo como ha sido positivo para nosotros la visita a Polonia.
Pero además nos sentimos deudores: deudores de las atenciones, de las amabilidades, del cariño del pueblo polaco hacia nuestra delegación, hacia la delegación cubana. Y como deudores sentimos la necesidad de retribuir las mismas atenciones, las mismas amabilidades, la misma hospitalidad, el mismo cariño y el mismo afecto hacia Polonia, hacia los dirigentes de Polonia, y seguir nuestras conversaciones, ya que hemos tenido oportunidad de conocernos. Ya nos conocemos un poco. Estamos seguros de que nuestros próximos esfuerzos serán todavía más útiles, serán todavía más fructíferos.
Y es por eso que expresamos el deseo de nuestra delegación de que en un tiempo no lejano tengamos el placer y tengamos el honor de recibir en nuestro país al compañero Gierek y a una delegación del Partido de Polonia.
Por lo tanto, queremos brindar por los éxitos del pueblo de Polonia, por los éxitos del Partido, de su actual dirección, y del compañero Gierek, y al mismo tiempo brindar por las relaciones futuras de Cuba y Polonia (Aplausos).