Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Acto de Graduación de doscientos campesinos estudiantes de inseminación artificial, en La Finca El Chico, en La Habana, el 12 de diciembre de 1961
Data:
Compañeros:
Yo voy a hablar poco, pero les voy a pedir que me atiendan bien, sobre todo los alumnos de inseminación.
Yo quiero aprovechar esta graduación, que es graduación triple, porque se gradúan 200 de instrucción revolucionaria, 200 de inseminación y 217 de alfabetización; voy a aprovecharlo para hacer un esfuerzo y librar una batalla a favor de la ganadería de nuestro país.
Para ello es necesario que ustedes, compañeros campesinos, entiendan bien la importancia del trabajo que deben desarrollar.
Me alegro mucho de que haya habido alfabetización —por supuesto, es elemental—; me alegro mucho de que se hayan graduado 200 de instrucción revolucionaria; ¡magnífico, si un inseminador es, además, un compañero capaz de expresarse como el que se expresó aquí! Pero todavía me alegraría mucho más de que supieran todo lo que tienen que saber de inseminación.
Vamos a procurar que sean de todo, pero que sean, antes que nada, inseminadores. ¿Por qué? Porque les voy a decir una cosa: sin carne, sin leche, sin huevos, sin pollos, ¿para qué vale la instrucción revolucionaria? (APLAUSOS.) Y precisamente, la primera lección de instrucción revolucionaria a cada ciudadano es que la Revolución hay que hacerla sobre la base de la economía, que la Revolución es, antes que nada el cambio de un régimen de producción económica por otro; un régimen de producción capitalista que se basa en la anarquía de la producción, en el derroche y en la explotación del hombre por el hombre, por otro régimen social que se basa en la economía planificada, en el ahorro, en la distribución racional de todos los recursos, en el trabajo y, además, se basa en un sistema de relaciones de producción, un sistema de trabajo en que no existe la explotación en que el producto del trabajo del pueblo no va a parar a los bolsillos de nadie, ni de las compañías extranjeras, y que va y se revierte enteramente en la economía y en el pueblo.
Y que, por lo tanto, la primera lección que tiene que aprenderse todo revolucionario, es que si quiere ser de verdad revolucionario y actuar como revolucionario tiene que ser, antes que nada, un trabajador esforzado, cumplidor, serio, y un defensor a toda costa del ahorro, y un productor, ¡un revolucionario tiene que ser un productor! Porque solo produciendo acabamos con todas las miserias, la pobreza y las escaseces que hemos heredado del sistema capitalista. Y que, por lo tanto, el primer deber de todo revolucionario es producir.
Y producirle a la Revolución es más importante que ninguna otra cosa. ¿Por qué? Por una razón que aquí la explicó prácticamente con un ejemplo que puso, el compañero Eloy. El dijo, dijo dos cosas fantásticas; creo que la más fantástica de todas fue cuando dijo que los burgueses se quejaban, pero, ¿por qué se quejaban? Porque ahora estábamos comiendo todos parejo —dijo una fantástica verdad (APLAUSOS). Dio, con dos palabras, una explicación de cosas que vemos todos los días: el individuo ricachón que se queja porque le tocan dos libras de carne.
El individuo ricachón antes no tenía problemas, porque el único que tenía dinero para ir a comprar a la carnicería era él, y entonces compraba lo que le daba la gana: el filete, todas las libras que quisiera; compraba todos los pollos que quisiera.
Antes, cuando había mucha menos carne y muchos menos pollos, a él le sobraba, porque tenía plata y no habían nadie con dinero para ir a comprar allí.
Aunque la Revolución ha tenido que afrontar problemas de bloqueos económicos y de agresiones imperialistas, hay muchos artículos, sobre los cuales hoy se hacen colas, que se están produciendo mucho más que antes, pero que hay mucha más gente que antes, con dinero, para ir a comprar. Y claro, ahora lo que tenemos va parejo, ¡y debiera ir más parejo todavía! (APLAUSOS.) Hay una serie de artículos fundamentales, de esos que necesita cada familia, que debieran distribuirse todavía de manera más racional, de forma tal que el que trabaja no tenga que hacer cola, y de forma tal que lo que haya alcance para todos.
Y este joven campesino explicaba las razones de las quejas motivadas en eso. Ahora bien: independientemente de que nos toque parejo hay que luchar ahora porque nos toque parejo, ¡pero más de lo que nos toca! La clave del esfuerzo de la Revolución tiene que ser aumentar a toda costa la producción. Claro está que algunas cosas las vamos a aumentar rápido; ya se ha aumentado rápido. Ya se nota, por ejemplo, el aumento que ha habido en algunos artículos; ya, por ejemplo, a partir del día 15 se van a distribuir 100 000 pollos diarios —hasta este momento se han estado distribuyendo 36 000—; entre el día 20 y 25 se van a distribuir 200 000 pollos diarios, nuevamente 100 000 del 25 al 30, nuevamente 200 000 los últimos dos días, y ya en enero vamos a tener también una producción elevada de pollos.
Es decir que el compromiso era resolver el déficit que había en aves primero en la capital, para diciembre, y después para el mes de marzo, en el interior; ese compromiso se va a cumplir. La producción de viandas ya viene abundante; hay, incluso, preocupación en algunas granjas porque les sobre. Y nosotros les decimos que no se preocupen de que sobre: ¡es mejor que sobre a que falte! (APLAUSOS.) La producción de frijoles también este año es gigantesca, porque hay 10 500 caballerías que empiezan a recogerse ahora, y que es récord de récords en producción de frijoles.
Les pongo estos ejemplos, porque son los que nos enseñan a comprender, de una manera práctica, cuál debe ser el trabajo de los revolucionarios en el campo de la economía.
Otras cosas no son susceptibles de aumentarse de un día para otro, ni de un año para otro. Una de esas cosas que tenemos necesidad de aumentar con toda urgencia y que, sin embargo, no se puede lograr de un mes para otro, ni de un año para otro aumentos considerables, aunque sí es posible lograr aumentos sustanciales, es en la carne y en la leche.
Ya la leche aquí en la capital no alcanza. La capital está consumiendo el doble de litros de leche que consumía antes, y no alcanzaba. La leche, además, está sometida a las variaciones de las épocas de seca y de lluvia; en épocas de lluvia el mismo número de vacas produce en la capital casi 100 000 litros más, y en seca produce unos 100 000 litros menos. Pero, ¿qué ocurre? Que cuando ya el consumo, la demanda, ha alcanzado el tope de la producción en época de lluvia, cuando hay época de seca, ¡imagínense! Diez mil litros de leche menos, ¿qué significa? Pues 10 000 casas donde hay un litro de leche menos. Y tiene repercusión.
Nosotros tenemos que acudir a todos los medios técnicos, al doble ordeño, al pienso, a cuantos recursos sean necesarios para hacer que las vacas produzcan más leche (APLAUSOS); y, al mismo tiempo, acudir también al pienso, al cuidado y a cuantas técnicas se puedan acudir, para hacer que los toros engorden más pronto y produzcan más carne.
Esa es una necesidad inmediata, que tenemos que resolverla por la vía del pienso, la técnica, el cuidado que pongamos en todo eso, el doble ordeño. ¡Qué trabajo hemos pasado para que el doble ordeño se lo introduzcan en el cerebro algunas gentes! Y se ponen a pensar: no, que no es tan económico, que si a estas vacas les doy pienso… El problema ahora no es tanto en cuanto a la producción de leche, que si ganamos dos centavos o un centavo por litro, o ganamos medio centavo, o no ganamos ni un centavo, pero que el artículo, la leche, se produzca. Y hay gente cabecidura, que por más que le digan las cosas, pues son remolones, y a veces se van a una granja del pueblo y se encuentran 300 vacas, 100 solamente con doble ordeño, ¿y las otras por qué no?; y otra granja del pueblo que tenía 1 500 vacas, entonces estaba ordeñando 50 lecheras, ¡las demás no las ordeñaban! ¡Pues ordéñelas aunque les den un litro y medio de leche!, ¡ordéñelas!, porque hay que sacar, con lo que tenemos ahora, todos los productos que podamos. Ya en el futuro tendremos leche que va a sobrar, pero ahora hay que lograr la producción máxima.
Bien. Esto no tiene que ver con el trabajo inmediato de ustedes, pero sí tiene que ver con el porqué de la importancia del trabajo de ustedes, porque nosotros tenemos, a la mayor brevedad en el tiempo, y en el menor número de años, que lograr un desarrollo inusitado en la ganadería.
El renglón de la economía nacional —óiganlo bien— donde tiene un porvenir más inmediato el país y una de las posibilidades de desarrollos mayores, es la ganadería; el artículo que más falta en el mundo no es el azúcar, no es el café. El artículo que más falta en el mundo es la carne. Y a medida que los pueblos desarrollan su economía y tienen más ingresos, es cada vez mayor la demanda de carne en el mundo. Ya no se trata solo de satisfacer nuestras necesidades —que tenemos que lograrlo rápidamente—; se trata de desarrollar un renglón de la economía, que tiene posibilidades de exportación fantásticas; más que la caña y más que otros muchos renglones, que cualquier otro renglón de la agricultura.
¡El porvenir está en la ganadería!, y les voy a dar un ejemplo: el total de la caña que se corta en Cuba, económicamente, su valor no alcanza a los 400 millones de pesos: unos 350 millones —fíjense—, ¡sin embargo, vivimos de eso!
Bien, para el año 1970, es decir, dentro de unos nueve años, podemos estar en condiciones, si le dedicamos a la ganadería toda la atención, si logramos romper el espíritu rutinario y la ignorancia de mucha gente; si logramos liquidar la “cachaza” de muchos administradores de granjas, de cooperativas y de funcionarios de distintos tipos; si logramos que la gente se meta en el cerebro, sobre todo la gente del campo, estas posibilidades; si trabajamos sistemáticamente y constantemente; si logramos que las ORI de todas las provincias, y de todos los municipios, y los JUCEI de todas las provincias y de todos los municipios, y el INRA, y el consolidado de la carne contribuyan con verdadero interés a este plan, para el año 1970 el valor de la producción de carne y leche para nuestro país puede alcanzar la cifra de 800 millones de pesos (APLAUSOS).
Es decir, 100 millones más que el doble del valor actual de toda la caña, y vivimos de la caña. Piensen lo que va a significar de auge económico, de elevación del estándar de vida del pueblo, que logremos en la ganadería —uno de los tantos renglones, claro que tenemos que desarrollarlos todos—, que un solo renglón de la agricultura alcance en menos de 10 años 100 millones de pesos más que el doble del valor actual de la caña. Eso creo que lo comprende cualquiera, ¿verdad?, cualquiera comprende que eso significa un verdadero porvenir.
Claro que para eso es necesario aquí aprovechar hasta el último “pedacitico” de tierra para la producción, que todo lo que no esté sembrado de caña, o de arroz, o de algodón, o de los distintos cultivos, viandas, en fin, todo lo que no esté sembrado, esté sembrado por lo menos de pasto, o de forraje, o de alimento para el ganado.
Pero es más: no solo hay que aprovechar toda la tierra sembrada de pasto, sino la tierra que está sembrada de caña se aprovecha. ¿Por qué? Utilizando el cogollo en la época de zafra, ensilándolo; en ese camino tiene nuestro centro de investigación que trabajar y estar muy al tanto de todos los avances que se han logrado en los primeros ensayos de ensilaje del cogollo.
Además, utilizar la miel. Y ahí en ese sentido también tienen que trabajar nuestros investigadores para tratar de convertir la miel en carne también. Pero, además, en el pienso se utiliza el polvo del arroz, la cáscara del cacao, la cáscara del café, en fin, que para alimento del ganado se utiliza no solo la superficie cultivada de pasto, sino que se utilizan complementariamente muchos subproductos de otras superficies que están dedicadas a otras cosas.
Para llegar a este plan gigantesco necesitamos tener por lo menos 5 millones de vacas de cría y un millón y medio de vacas de leche. Nuestra tierra da para eso. Todavía vemos infinidad de pedazos de terreno llenos de manigua, marabú, mal cultivados por dondequiera; y ahí mismo, al lado de Cojímar, ahí hay una granja infantil que tiene una producción grande, y eran dos caballerías de tierra al lado de La Habana, completamente abandonadas.
Fíjense por los campos; eso no pasa en ningún lugar de Europa. En nuestro país, en cambio, hay enormes extensiones de tierra todavía que no están cultivadas. Y nosotros, lo que no tengamos sembrado de cultivos, de viandas, de arroz, de caña, tenemos que tenerlas sembradas de pasto; y lo que no esté sembrado de pasto hay que sembrarlo de frutales, y donde no se dé frutales se tiene que dar un árbol maderable, y se da; y donde ya no se da nada, se da la casuarina, que también tiene uso de tipo industrial (APLAUSOS). En una loma pelada, en una loma pelada y seca, pedregosa, se da la casuarina, que tiene también uso industrial.
Nosotros tenemos que saber aprovechar nuestra naturaleza, y aprovecharla al máximo. Es decir que nosotros tenemos en nuestras manos una posibilidad, pero lo que hace falta es que la gente la comprenda y la vea. Ahora bien, ese plan, fantástico plan, prometedor de manera extraordinaria para nuestra economía, no se puede llevar a cabo sin la inseminación artificial (APLAUSOS). Es decir que solo con el empleo masivo de la inseminación artificial se puede llevar a cabo este plan.
No quiere decir que nosotros vamos a obligar a todo el mundo a que use la inseminación artificial en la ganadería, no; no quiere decir que nosotros, a un guajiro que no crea de ninguna manera, lo vayamos a obligar a inseminar su vaca. ¡Si quiere tener su vaca soltera, casada, o como quiera tener la vaca, que la tenga! (APLAUSOS.) ¡Que la case con el toro con que quiera casar la vaca! (APLAUSOS.) Lo que decide es la aplicación, en el mayor grado posible, en todas las cooperativas, en todas las granjas y en todas las asociaciones campesinas que ofrezcan condiciones. No vamos a ir a buscar una vaca al lado del Pico Turquino, cuando tenemos todavía granjas que tienen miles de cabezas de ganado. El problema está en la aplicación masiva del método allí donde las condiciones lo permitan.
Nosotros tenemos dos o tres problemas; uno, el bajo índice de natalidad, es decir que de cada 100 vacas paren unas 60 todos los años. Es decir que un millón de vacas paren 600 000 terneros, cuando un millón de vacas en algunos países paren 850 000 terneros. Lo primero que hay que hacer es elevar el índice de natalidad; lo primero que había que hacer ya lo hemos hecho o lo hemos estado tratando de hacer: que no se mate una sola vaca.
¿Contra quien hemos tenido que luchar, primero que nada, para que no se mate una sola vaca? Primero que nada, contra el eterno vicio capitalista, el interés privado de los individuos que les importa un bledo la economía de la nación y de la república. Había señores que tenían mataderos por ahí, siempre se encontraban con algún siquitrillado que les vendía las vacas, y mataban vaca, ternero, novillo, cualquier cosa. Primero que nada tuvimos que luchar contra el egoísmo, el interés privado, los vicios y las reminiscencias capitalistas que quedan. Fue necesario por eso, para salvar las vacas, controlar todos los mataderos.
El consolidado de la carne cometió sus errorcitos por ahí, en la forma de cumplir este programa; no tuvo personal del más competente, y cometió unos cuantos fallos. Pero, al fin y al cabo, consolidó los mataderos. Una vez consolidados los mataderos, ¿creían ustedes que ya estaban defendidas las vacas? ¡Nada de eso!; les quedaban dos enemigos: un enemigo, el localismo. La gente, funcionarios que en las provincias se asustan porque si va a haber un poco menos de carne, porque va a haber problemas, y están ahí que no hallan qué hacer, si aceptar que se maten vacas o no se maten; porque la demanda había crecido mucho, pero ya el consumo se estaba satisfaciendo a costa de matar vacas. Entonces, en algunos lugares había que establecer restricciones; algunos compañeros funcionarios, dirigentes, sus preocupaciones de si faltaría más carne o había menos carne. Nosotros les dijimos: esperen un poco, no importa que haya algunos meses con menos carne, si ya el plan de pollos está desarrollándose a toda velocidad y a todo volumen y ya muy pronto podremos ir satisfaciendo esa necesidad con carne de pollo. ¡Hay que salvar las vacas!, fue la consigna; ¡hay que salvar las vacas!
El otro enemigo que quedaba, después que se consolidaron los mataderos, ¿saben quién?: ¡los administradores de los mataderos administrados por el Estado! ¿Qué les parece? ¿Por qué? Porque esos señores son matarifes, su función es matar vacas, bueyes, lo que sea. No se les metía en la cabeza que hay un interés nacional, y que aunque hubiera que matar menos reses, había que salvar las vacas. ¿Enemigos?: compradores de los consolidados; ¿enemigos?: proadministradores del consolidado de la carne.
¿Qué hacía el comprador? —porque a lo mejor el comprador era un intermediario de esos de antes. Por ahí había un señor, en el consolidado de la carne que cogió muchos amiguitos y los puso a trabajar, y muchos de sus amiguitos eran antiguos ganaderos. Nosotros no nos negamos a que se le dé oportunidad de trabajar a la gente, y que si uno sabe de ganado lo pongan efectivamente en eso, aunque en otro tiempo haya sido intermediario; pero que lo controlen, que lo controlen y le exijan que cumplan las disposiciones de que se trata.
Ese señor tenía que comprar para un matadero. ¿Qué hacía? Pues, para ahorrarse trabajo, iba a la finca que estaba más cerca; y en la ganadería, por lo general, el 10% de las hembras hay que sacrificarlas, porque al cabo de 10 años se supone que un número de vacas llega…. El 10% llega a los 10 años y ya a los 10 años no es muy apta. Entonces se habló de que había que sacrificar el 10% de las vacas ya no aptas para la reproducción. ¡Pero en ese problemita de “no apta para la reproducción” hay cada cosas! Antes también exigían un certificado, y había técnicos que emitían el certificado; su misión era firmar el certificado, estuvieran las vacas en estado de gestación, o no estuvieran, y las mataban.
Con el truquito de las “no aptas para la reproducción” mataban cientos de miles de vacas aptas para la reproducción. Y en algunos mataderos consolidados decían: el 10%. Pero no era el 10% de las no aptas para la reproducción, sino cualquier vaca; iban a matar el 10% de vacas, y así mataban muchas vacas que eran aptas para la reproducción. Entonces nosotros decimos: no señor. ¿Qué hacer? Bueno, vamos a poner un delegado de las ORI en cada matadero; ¿para defendernos de quién? ¿Del interés privado? No, ya el interés privado no tiene nada que ver con los mataderos, pero todavía quedan en los mataderos los hábitos capitalistas, los individuos, los egoísmos capitalistas, la irresponsabilidad propia de los capitalistas, en las personas de algunos administradores de mataderos que se olvidan del gran interés de la economía y matan vacas.
Bueno, pues a poner un delegado de las ORI en cada matadero a defender las vacas, para que de verdad se mate en cada matadero la vaca que ya es incapaz de concebir; no porque esté vieja; si tiene 12 años y puede reproducir, que reproduzca; si no que mediante una comprobación se verifique si ya no puede concebir y haya de verdad un dictamen serio para que se sacrifiquen únicamente las vacas que no sean aptas para la reproducción, y que haya un delegado de las ORI vigilando en cada matadero para defender a la Revolución de algunos de esos funcionarios, ¿entienden?, porque hay algunos funcionarios que son peores que 10 invasiones juntas (APLAUSOS).
Entonces, eso era lo primero que había que hacer, y las medidas a trazar, y ese principio tenemos que llevarlo hasta donde sea necesario: que no se sacrifiquen hembras, y que con el pretexto de no aptas para la reproducción vayan a sacrificar animales que sí son aptos. Preferible que se quede una vaca, que ya no sirve, viva, a que por equivocación maten una que sí sirve. Y no importa que tengamos algunos meses con algunos problemas, cuando se trata de salvar una oportunidad tan extraordinaria para la economía de nuestro país. Eso era lo primero que había que hacer: salvar las vacas.
Para un desarrollo ganadero lo importante es tener las vacas, y nuestro país tiene, afortunadamente, millones de vacas; tiene millones de reproductoras, entre adultas, novillas, terneras, añojas —hay que contar a todas—; y, entonces, si utilizamos lo que tenemos y salvamos las vacas, podemos llegar a desarrollar este plan.
Ahora bien: este plan no se podría realizar sin la inseminación. El primer problema era salvar las vacas, el segundo es lograr el mayor número de vacas para todos los años.
Hay una granja del pueblo, la de Turiguanó, donde está el ganado Santa Gertrudis bien atendido, gracias a que no hay brucelosis ni hay garrapata allí, porque se combate la brucelosis y se combate la garrapata, la natalidad es del 85%. Es decir que de cada 100 vacas paren 85.
Ahora, vean la diferencia: imagínense 2 millones de vacas. La diferencia entre 60% y 85% en 2 millones de vacas, es medio millón de terneros más o menos. Por eso hay que lograr erradicar la brucelosis, la garrapata; combatirla por lo menos dondequiera que se encuentre, y elevar la natalidad. ¿Han entendido? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Ustedes me dirán: “Nosotros no somos los administradores, ¿qué podemos hacer?” Bueno, sí, ustedes pueden hacer esto, que es lo que debe hacer cada ciudadano, todo el mundo, cada campesino, cada obrero de las granjas del pueblo, cada cooperativista: luchar contra la rutina, luchar contra la “cachaza” y luchar contra la negligencia, y defender estos principios dondequiera que se encuentren, dondequiera plantear esto, defender estos principios (APLAUSOS).
Preguntarle al administrador: ¿Usted sabe lo que es brucelosis? ¿Lo sabe? “Sí.” ¿Ha hecho algo por combatirla? “Sí.” ¿No ha hecho nada por combatirla? Tiene que combatirla. Si no sabe lo que es brucelosis, infórmese señor, estudie, que usted está en el deber de estudiar, informarse y superarse.
Es decir, insistir sobre estos puntos, que es la única manera —con la participación de los trabajadores—, única manera de llevar adelante un plan.
Bien. Vamos a suponer que las vacas las hemos salvado todas; vamos a suponer que estamos combatiendo la brucelosis y la garrapata —sin llegar todavía a la inseminación. En muchos de esos sitios, el problema está en que tienen un toro con 100 vacas. Y hay muchos lugares, desgraciadamente, que las vacas no paren porque están solteras completamente (RISAS); hay muchas veces demasiado número de vacas, o están solas.
Ese es otro problema, y hay administradores de esos que no les da ni frío ni calor. O como el caso de una granja, en un lugar conocido por La Yuca, donde tenían como 100 puercas y habían castrado todos los machos (RISAS). Debe haber sido un señor que debe estar completamente en las nubes. Y cosas de esas se encuentran. No es esa sola, se encuentran todavía peores.
Contra esa gente hay que luchar dondequiera. Aquel que se descuida con la producción, que no tiene atendida la ganadería como tiene que atenderla… Esto es cuando no tienen inseminadores, es decir, una medida para ahora mismo; mientras no esté aplicándose la inseminación debe tener, por lo menos, la reproducción natural; pero que, por lo menos, les pongan toros a las vacas.
Bien. Pero aún así, ¿qué podíamos hacer nosotros a favor del aumento de la producción de ganado de carne y de leche? Hay dos caminos: si no aplicamos la inseminación, el camino es ese: que seguiremos teniendo un montón de vacas lecheras que dan cuatro litros, cinco litros —no, ya de cinco litros es algo—; tres litros, dos litros. Seguiremos teniendo un ganado que necesita tres años para alcanzar las 1 000 libras. Ese es el problema. Y no habrá espacio para llevar a cabo el plan.
Entonces, ¿qué hay que hacer para cumplir este plan? Sencillamente, acudir al desarrollo de la ganadería a través de las razas ganaderas, especializándonos.
En las zonas como La Habana, de gran demanda lechera, de cuencas lecheras, poner vacas especializadas en leche, Holstein, Brown Swiss, Jersey, Ayrshire —Holstein, Brown Swiss, Jersey Ayrshire (ALGUIEN EXCLAMA: “¡La Cebú!”). No, no, la Cebú no es de leche. Yo las que más conozco son la Holstein, la Brown Swiss y la Ayrshire. Creo que debemos probar con las demás, pero, al fin y al cabo, esas son las principales que tenemos.
Aquí hay que desarrollar, en una cuenca lechera, el ganado de leche, especializado en leche. Cuando es una cuenca como Sancti Spíritus, Bayamo, que la leche va para la industria, no tener allí las vacas que den 20 litros. Es un error tener una vaca que dé mucha leche para la industria, que es leche, además, que tiene que ser mucho más barata. Las vacas especializadas en leche, o de temperamento lechero —como diría el profesor—, hay que tenerlas en las cuencas lecheras.
En el resto del país, incluyendo las cuencas lecheras para industrias, tenemos que desarrollar el ganado de cría; no de leche, sino de cría.
Bien. En el ganado lechero, no es lo mismo una vaca que dé cuatro litros que una vaca que dé 20 litros, o una vaca que dé 30 litros; no es lo mismo para el país y para la economía y para el estándar de vida del pueblo, una vaca que dé cuatro litros, o una vaca que dé 30.
¿Cómo se pueden conseguir vacas de quince, veinte, veinticinco, treinta, treinta y cinto y hasta de cuarenta litros? Sencillamente, mediante la selección, mediante el cruce de todas esas vacas actuales con toros probados de máximo temperamento lechero —por emplear la palabra temperamento—, o toros probados, cuyas hijas vacas den el máximo posible de leche. ¿Entendido? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Si seguimos apareando una vaquita de cuatro litros con un torito jíbaro, por ahí, seguiremos teniendo vacas de cuatros litros.
Si apareamos —todavía no estoy hablando de inseminación— una vaquita de cuatro litros con un toro de una línea reconocida, proveniente de vaca de altísima producción lechera, la ternera hija, y que después será vaca-hija de ese toro, puede dar 10, o puede dar 12, o puede dar 15. eso se comprende perfectamente bien.
Luego, ¿qué tenemos que hacer en leche? En todas las cuencas lecheras, empezando por la capital, de leche para el consumo del pueblo, tenemos que hacer que todas las vacas, todas las vacas sean inseminadas con toros probados de la más alta producción. Esos toros los tenemos aquí, y estamos trayendo, y los que nos falten los adquirimos a como sea.
Es decir que hay que aplicar la inseminación. ¿Por qué? Es bien sencillo: imagínese que encontremos un toro que valga 30 000 dólares. Ahora mismo, no sé si llegó, está al llegar un toro que fue el campeón de la Feria en Canadá, que nos costó 28 000 dólares.
Ahora bien: si nosotros utilizamos el método natural de procreación, ese toro lo podemos juntar con 30 vacas; solo 30 vacas al año tendrán hijos del toro de 28 000 dólares. ¡Treinta vacas! ¿Cuándo llegaremos a tener, entonces, una ganadería lechera de alta producción? Bueno, pues para el siglo que viene.
Bien. Si aplicamos la inseminación artificial, podemos lograr que no menos de 5 000 vacas, en un año, tengan hijos de ese toro “aristocrático” (RISAS) de 28 000 dólares. Pero no, no vamos a ofender al toro, no vamos a llamarlo “toro aristocrático”, sino toro trabajador y toro productor (APLAUSOS), porque el toro nos va a dar vacas que van a ser también, no unas vacas holgazanas, sino unas vacas que van a producir mucho: 10, 20, 30 litros, y lo que sea. ¿Entendido? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Entonces, si no usamos la inseminación, pues podemos tener ese toro y al cabo de su vida el toro ha procreado digamos —suponiendo que nazcan unos 25 terneros—, en 10 años, 250 terneros. Mientras que utilizando la inseminación el mismo toro nos ha dado, por lo menos, 50 000 hijos en 10 años. Eso en primer lugar.
Nosotros podemos agarrar la vaquita que menos leche dé en Cuba, una vaca que dé medio litro, ¿comprenden?, que debe ser una “vaca seca”, la inseminamos con ese toro de 28 000 dólares, y ya la hija va a dar mucha más leche. Si a la nieta del toro, o a la hija del toro, la inseminamos con otro toro más o menos de la misma calidad, ya la nieta da mucha más leche. Si a esa nieta la inseminamos también con el semen de otro toro, de calidad más o menos similar, la biznieta va a dar más leche.
¿Qué tenemos que procurar nosotros en 7 u 8 años? Pues que todas las biznietas, y todas las tataranietas de las actuales vacas no sean vacas de dos ni de tres litros, sino de 15 y de 20, que podemos lograrlo.
El país de más alta producción por vaca del mundo es Holanda, y tiene promedio de 21 litros por vaca. Fíjense lo que eso es, lo que eso significa. Imagínense que para el año 1970 estemos ordeñando un millón de vacas, con promedio de siete litros —no voy a hablar de 10, de siete—; serían 7 millones de litros diarios. La Habana actualmente necesita medio millón.
Ahora, si de los 5 millones de vacas de cría ordeñamos 2 millones —no todas, 2 millones—, y nos dieran dos litros por vaca, tendríamos cuatro millones más, 11 millones de litros de leche. Entonces, puede la gente bañarse, llenar una piscina con leche de vaca y bañarse (RISAS).
Desde luego que, una vez satisfecha la demanda, eso se convierte en queso, mantequilla y productos derivados de la leche que, si no lo consumimos, señores, ¡lo exportamos!, es un artículo de exportación segura, posibilidad que tenemos en nuestras manos.
Ahora bien, ¿podemos hacer ese plan sin la inseminación? No.
Vamos a suponer que, haciendo un gran esfuerzo, compremos cuatro toros campeones, nos gastemos 100 000 dólares; que el esfuerzo sea más grande todavía, y aparezcan más toros, y nos gastemos un millón de dólares; que lleguemos a tener 1 000 toros campeones —si hay. Bueno, pues pueden atender 30 000 vacas solamente. Ahora, con seis toros campeones, con la inseminación, hacemos el trabajo de 1 000 toros; con una ventaja, no solo económica, lo que nos ahorramos en comida, en dólares, sino además de otra forma, porque: uno, no es tan fácil encontrar esos toros con esas cualidades, no aparecen, no hay miles. Con los que, en cambio, hay que se pueden obtener, nosotros podemos inseminar toda la ganadería, y lo que estamos haciendo es precisamente adquiriendo, esos toros de leche, con los planes para la inseminación.
Bien. La inseminación tiene su fallitos, y yo les estaba haciendo una crítica a los compañeros del INRA, de la escuela, de todo, porque esta escuelita empezó a principios de año, está ya bastante adelantada, 200 compañeros terminan. Pero bien, puntos fallos aquí: les han faltado vacas para las clases, uno; dos, los equipos de inseminación no están obtenidos. ¿Culpa? El INRA, Comercio Exterior... Yo no sé cuál de los dos, no les quiero echar culpa, no sé qué parte de culpa tendrá Comercio Exterior, pero el INRA tiene culpa en eso.
Así que, estando ya en condiciones de empezar a aplicarla en grado mayor, nos faltan algunos elementos. Esos elementos los vamos a conseguir, el equipo. ¿Saben cuántos equipos tenemos? Treinta, ¡da vergüenza! Necesitamos 300 inmediatamente. ¡Y lo vamos a conseguir! (APLAUSOS.)
Los toros los estamos adquiriendo. Me decía el director que había que poner una fábrica de nitrógeno en Camagüey. Digo: “Pero, ¿cómo vamos a ponernos a esperar que pongamos una fábrica de nitrógeno?, hay que utilizar el nitrógeno de la fábrica que tenemos.” Me decía Santos Ríos: “Joaquín tiene controlado el nitrógeno.” Bueno, pues hay que hablar con Joaquín —Joaquín Ordoqui, el compañero de servicios del ejército—, y darle prioridad aquí al nitrógeno para la inseminación. Pero hay que resolver con lo que tengamos, no podemos ponernos a esperar para “el año de la nana.” Entonces, vamos a tener ya todos los elementos muy pronto. Bien, pero todo eso no sirve de nada si no tenemos al inseminador.
Antes de proseguir, déjenme decirles que les he explicado la política a seguir con el ganado de leche. Ahora, con el ganado de carne, ¿qué hay que hacer? Lo mismo.
Hay ganado que al destete del ternero, el ternero pesa 300 ó 350 libras, y hay ganado que a la misma edad, al destete, pesa 600 libras, es decir, 200 ó 250 libras más. Si podemos tener un ganado que al destete el ternero pesa 600 libras, ¿por qué vamos a tener un “chivito” (RISAS) que al destete pese 300 ó 350, si teniendo un ganado de carne de calidad podemos lograr que cada vaca, al destete nos produzca 600 libras, en vez de 350? ¿No se comprende que eso es lógico?
Bien, ¿tenemos ese ganado? Sí, tenemos el ganado de Santa Gertrudis. Uno de los mejores centros de Santa Gertrudis del mundo lo tenemos en Cuba. Saldrá, a lo mejor, un técnico de estos “trasnochados”, que de vez en cuando aparecen y que es simpatizante del Cebú. Porque aquí hay que luchar, compañeros, no solo contra la ignorancia, no solo contra la desidia, no solo contra la “cachaza” y la negligencia; hay que luchar no solo contra el individuo que no cree en la inseminación. Nosotros tenemos un gran compañero que es un gran administrador, que es precisamente el de la granja Turiguanó, el compañero Manuel Fajardo, y ¡qué trabajo nos ha costado convencerlo de la inseminación! Por fin lo hemos convencido y vamos a aplicársela al 50% del ganado de cría, de las vacas que tiene allí. Tiene 400 toros en el ganado, y nosotros necesitamos 200 de esos. Le hemos dicho: “Vamos a aplicar la inseminación a la mitad, y nos das 200 toros Santa Gertrudis”, más los que hay en la granja San Cayetano, más los que hay en la granja San Juan, tenemos los toros que necesitamos para inseminar, si queremos, todo el ganado de cría de la isla, de carne, para la producción de carne. Es decir que, afortunadamente, ya tenemos un tipo de ganado bueno.
Les decía que a lo mejor aparece un técnico “trasnochado”, y que había que luchar no solo contra la ignorancia y todo eso, sino contra los individuos que simpatizan con un tipo de animal. Se encuentra usted un técnico que le da por simpatizar con el Cebú y entonces, cuando se va a poner en práctica un plan, hace resistencia, no se lo toma con interés, porque él simpatiza con el Cebú.
Bueno, puede haber un Cebú especial que dé hasta 400 ó 450 el ternero, pero ya está probado un ganado, que es la Santa Gertrudis. Nos dicen: “el Cebú resiste la garrapata, la seca…” Bueno, señores, nosotros tenemos que cambiar todas las condiciones de la agricultura. ¿O vamos a vivir toda la vida con la garrapata?, ¿o vamos a vivir toda la vida con el animal pasando hambre en un potrero seco? Hay que utilizar la irrigación, el abono, el ensilaje, de tal manera que eso no sea problema.
El Santa Gertrudis ha resultado altamente satisfactorio. ¿Qué vamos a hacer? Pues, vamos, sencillamente, a utilizar el Santa Gertrudis como raza de carne, y vamos a empezar a aplicarlo masivamente.
Tenemos también el Charollais y tenemos Aberdeen Angus. En algunas granjas podemos seguir con el Charollais y utilizar el Charollais como pie de cría; y en algunas granjas podemos hace cruces de Aberdeen Angus con el Cebú, para sacar un tipo que le llaman Brangus, para ir probando con todo; no vamos a ser dogmáticos, vamos a probar en algunas granjas. Pero ahora, de inmediato, lo que tenemos es el Santa Gertrudis.
Si en el futuro aparece un animal mejor, si en cualquier país descubren o desarrollan un “toro-elefante” (RISAS), que dé más vacas que un elefante, pues, entonces nosotros no somos dogmáticos: compramos unos cuantos “toros-elefantes” y empezamos a cambiar las razas del Santa Gertrudis para el “toro-elefante” (APLAUSOS).
Pero no es cuestión de “yo simpatizo con tal línea.” Ya, lo que tenemos es el Santa Gertrudis, y vamos a aplicarlo, y cuando la investigación demuestre algo mejor, ¡ah!, lo aplicamos entonces cambiamos esa raza, pero no perdemos nada con desarrollar una raza que nos dé 500 ó 600 libras al destete el ternero. Esto se comprende.
Esas son las instrucciones que se le han dado al INRA. El INRA, la escuela, las granjas del pueblo y las cooperativas tienen la responsabilidad de que este plan se aplique.
¿Qué es lo que vamos a hacer? Vamos a empezar inmediatamente por dos zonas: La Habana, para atender la cuenca lechera, y Camagüey. Vamos a iniciar inmediatamente, en este próximo año la inseminación masiva, con ganado de carne, de cría, en todas las granjas, excepto en algunos patios fijos de Cebú, que nos conviene mantener los patios fijos, pero todo el otro ganado de cría de las granjas y las cooperativas, lo vamos a inseminar con Santa Gertrudis. Y precisamente en esta primera etapa, en vez de dispersar al inseminador por toda la isla, vamos a dejar un núcleo en La Habana y el otro completo para Camagüey; porque ustedes, como decía Eloy, tienen que ir para donde hagan falta (APLAUSOS). Y ustedes están llamados a ser los padrinos de la ganadería (RISAS), todos ustedes van a tener muchos toros “ahijados”, en toda la isla y muchas vacas (RISAS).
Entonces, van para la cuenca lechera y para Camagüey, y algunos otros centros. Podemos mandar a Turiguanó; en el Escambray se está aplicando. ¿Por qué? Porque el compañero Félix Torres cree en la inseminación, la aplicó y de 400 vacas fueron inseminadas 395, un porcentaje altísimo. Y en algunos centros vamos a irla introduciendo. Mantener la escuela a todo tren; entonces: 200 que se van, más… hay algunos compañeros aquí, según tengo entendido, que no tienen habilidad, es decir, no tienen aptitud para este trabajo. Quizás en otro tipo de trabajo, de mecánica o cualquier otra cosa, sean mejores. Yo les he pedido al compañero de la escuela y al compañero de las ORI de Santa María, que hagan en la escuela una revisión de todos aquellos compañeros que realmente no tengan aptitudes —eso no debe llevar a nadie a desanimarse— y pasarlos para otra escuela, bien sea de zootecnia, bien sea de mecánica.
El hecho de que si un compañero no tiene facilidades para la inseminación, no debe estar en la escuela. Fueron 1 000; ya hay 200 graduados, pero hay unos 200 que no tienen las mejores facilidades. Es posible que tengan vocación para otro tipo de trabajo; por lo tanto, hay que hacer también una selección y pasarlos para otras escuelas. Nos quedarán ya: 900, menos 200, menos 200: 500. Traemos 600 más, inmediatamente que ya se marchen esos 200.
Ahora ustedes pueden contar con más personal, porque pueden dejar algunos compañeros de maestros aquí, junto con los maestros que los enseñaron a ustedes. Entonces, serán otra vez 1 100, para ir graduando constantemente inseminadores, porque necesitamos muchos más.
Los que se gradúen ahora, para aquí y para Camagüey; los otros irán para Oriente; los otros para Las Villas, y así los iremos distribuyendo. Después que ya estén en todas partes, podemos más bien distribuirlos para las provincias de donde son (APLAUSOS). Puede ocurrir, en estos primeros tiempos, que en Camagüey haya uno de Pinar del Río y para Pinar del Río salga uno de Camagüey, pero cuando ya esté cubierto el territorio nacional empezamos a distribuirlos, cambiarlos, para que cada uno esté en su provincia. Y podemos hacer más; podemos hacer incluso, que estén en su propio término, podemos ir acercándolos al lugar de origen de ustedes (APLAUSOS); pero en estos primeros meses hay que ir con el equipo a trabajar en el lugar que corresponda.
Así, para fines de año tendremos ya, por lo menos, 1 000 inseminadores; ya el plan podrá estar funcionando de manera masiva, y con estos tres requisitos: salvar las hembras, combatir la brucelosis —es decir, cuatro requisitos—, elevar la natalidad y combatiendo la brucelosis precisamente se eleva; pero aun con brucelosis podemos elevar mucho la natalidad, sencillamente, son animales que se quedan sin apareamiento. Entonces, con estas condiciones: salvar las hembras, combatir la brucelosis, elevar la natalidad y aplicar la inseminación masivamente; ahora en granjas, después en cooperativas, después traeremos inseminadores también de las asociaciones campesinas, para aplicarla.
Bien, esto es como principio general; ahora hay que resolver muchos problemas prácticos. En primer lugar, el nitrógeno, pues hay que hablar con las fábricas, con quien sea, y garantizar el nitrógeno; garantizar el número de ejemplares que debe haber en cada provincia —no vamos a estar mandando el semen de aquí si el trabajo lo están haciendo allá. Es decir, allá van a tener, sobre todo, el trabajo con el Santa Gertrudis. Hay ciertos problemas prácticos, como ese, que hay que resolverlo de manera racional; garantizar todas las condiciones para el trabajo.
Pero hay otra cosa: el inseminador no puede ser un inseminador saltarín. Está bien que haya habido un inseminador de tal finquita para tal finquita y tal finquita, porque había muy pocos, pero ese inseminador saltarín es un absurdo: ¡corre para allá, porque hay una vaca en celo!, ¡termina aquí, corre a la carrera 20 kilómetros porque le avisaron que hay otra vaca en celo, pero a lo mejor llegó y ya no está! Así no terminamos más nunca; eso es una locura, es decir, una locura si seguimos ese método ahora que vamos a tener muchos inseminadores. Deben trabajar los inseminadores, primero, en los grandes núcleos de vacas, grandes lecherías, trabajar dentro de la lechería. Es fácil poder hacer el trabajo si están trabajando en una gran lechería. Primero, ahí, que hay mejores condiciones.
Y en las granjas del pueblo, en el ganado de cría, ¿va a estar el inseminador corriendo por los potreros? ¡No, hombre!, es absurdo un inseminador detrás de las vacas por las lomas, por los potreros, con el cántaro a cuestas, los aparatos, todas las cosas a cuesta. ¡Eso es absurdo!
Nosotros una vez llegamos a la granja “Juan Camino” en Camagüey, y nos encontramos un administrador asustado, preocupado, que las vacas se le iban a quedar sin producir porque tenía un inseminador, y de tantas vacas solo se habían inseminado unas 300, ¿por qué?, ¡ah!, porque el inseminador tenía que estar corriendo detrás de las vacas. ¡Señor! ¡Si nosotros podemos hasta escoger el mes que nos convenga!, y entonces inseminar las vacas, por ejemplo, en los meses de junio, julio, agosto, para que nos nazcan los terneros en la primavera, no que nos nazcan en seca.
Si tenemos a las vacas apareadas con un toro van a estar naciendo todo el año; lo que nos conviene es que nazcan en la época de primavera los terneros, y esa es otra ventaja de la inseminación. ¿Qué hacer? Pues idear fórmulas prácticas, emplear el sentido común, emplear el cerebro. Ese pobre inseminador corriendo detrás de las vacas por todos los potreros, se le pasan las vacas, descubre una, no descubre otra, y ese pobre administrador que no se le ocurre otra solución.
¿Qué hay que hacer? Hay que tener unos potreros cerca de la dirección de la granja, en donde en esos meses se reúnan todas las vacas cerquitica, se les da pienso, se le corta el pasto, basta usar un tractor y una picadora, una cortadora; no importa que en esos meses haya que darles pienso y haya que llevarles allí la comida, pero en esos meses en que vamos a inseminar reunimos todas las vacas; de ahí, entonces, las inseminamos y las pasamos para otros potreros; cuando comprobamos en otro potrero ya de pasto, toda la que esté en estado de gestación, ya la mandamos a los otros potreros definitivamente. Si nos queda alguna, entonces pues se insemina en septiembre, en octubre, esas, las rezagadas, se inseminan después, cuando ya se ha descubierto que no están en estado.
Y así podemos inseminarlas todas, pero juntándolas, no buscándolas por los potreros, eso es cosa de locos. Luego hay que aplicar estos procedimientos prácticos, y hay gente que no tiene sentido práctico. ¿Cuándo vamos a inseminar? Bueno, ahora vamos a inseminar inmediatamente, no vamos a perder estos meses, pero, fundamentalmente, en esos meses, nueve meses antes de la primavera, 9, 8, 7 meses antes de la primavera, para que paran las vacas —-esta es la de cría, no las de leche, porque las de leche hay que hacer que paran en seca, porque hay que resolver el problema aquí en la cuenca de leche, porque es la época en que hay más escasez y las vacas tienen más leche recién paridas, pero en el ganado de cría de carne, para que las vacas paran en primavera, que es cuando son las mejores condiciones.
Eso es lo que tenemos que hacer, no andar buscando las vacas por los potreros. Llamar al administrador, ¿cuántas vacas tenemos? “Dos mil”. Bueno, usted, el primero de junio, o más o menos tal fecha, tiene todas las vacas en los potreros; entonces allí un inseminador, o dos o tres, pueden trabajar constantemente, porque las están viendo, y pueden trabajar sobre ellas. De ahí pasan para un potrero más amplio, están allí, digamos, dos meses, hasta que ya todas las que se compruebe que están en estado de gestación, para los potreros amplios, y las otras se vuelven a inseminar. ¿No les parece a ustedes que ese es el procedimiento más práctico? (EXCLAMACIONES DE: “!Sí!” ) Bueno, pues hay que luchar donde ustedes vayan, meterle en el meollo a la gente, al que esté de administrador, que tiene que utilizar un procedimiento práctico, que ustedes no pueden andar de saltarines por los potreros.
Me contaban de dos inseminadores que mandamos a Pinar del Río, no sé a qué sitio, y decían: Bueno, tienen un problema tremendo, porque no le recogen el ganado, y tiene que andar de montero el inseminador buscando el ganado. Eso es absurdo, señores. Así que tienen que tener muy en cuenta estos procedimientos prácticos para realizar el plan. Cuando se encuentren un ignorante, si ese ignorante es de una granja o de una cooperativa, se le informa a la dirección de granjas o al INRA, porque aquí no caben individuos casados con un tipo de raza de toros, ni individuos que tengan fe o no tengan fe.
Ya la inseminación es algo harto probado por la ciencia, y no es una cuestión de superstición; lo que hay es que aplicar la técnica correcta y los procedimientos prácticos correctos.
Con esto que les hemos dicho nos parece que ustedes pueden tener una idea de la importancia del trabajo que van a realizar, de lo que significa para la Revolución el trabajo que ustedes van a realizar. Les he estado explicando esto, no solo en la esperanza de que ustedes realicen las medidas prácticas y luchen por ellas, sino que se conviertan en defensores intransigentes de la inseminación; que se conviertan en predicadores de la inseminación y en defensores de la inseminación, frente a la rutina, la superstición y la ignorancia, porque este es un problema científico y luchen por estas cuatro cosas: salvar las hembras, combatir la brucelosis, elevar la natalidad y aplicar masivamente la inseminación.
Empecemos por las granjas lecheras de La Habana y las ganaderas de Camagüey; sigamos por las cooperativas, y terminemos en las asociaciones campesinas, que es donde va a ser más difícil el trabajo, como está dividido el ganado en muchas parcelas, habrá que hacer un trabajo más difícil, pero también se puede hacer, tener un centro de inseminación. Las asociaciones campesinas pueden buscar un potrero cerca de donde esté el inseminador y allí reúnan al ganado de todos cuando lo van a inseminar y después de inseminado que se lo lleven. Es decir que también en las asociaciones campesinas se puede hacer el mismo trabajo que en las granjas y en las cooperativas.
Hay granjas lecheras en La Habana que tienen varios centros lecheros, a veces separados, pues se usan dos, se usan tres inseminadores, de manera que el inseminador tenga trabajo, pueda trabajar con todas las facilidades, sobre todo en los meses en que más convenga realizar la inseminación, que tiene que ser para el lechero, sobre todo en la cuenca de La Habana, en las épocas…. Que nazcan en época de seca, y las de cría que nazcan en época de lluvia, de primavera.
Parejo a esto ya el INRA ha organizado un centro genético para la cría de ganado lechero, donde vamos a reunir los mejores ejemplares. Hay vacas que producen 40 litros de leche, pues bien, vamos a sacarlas para el centro genético, ¿para qué? Para sacar hijas y, sobre todo, para sacar hijos. De un toro de 28 000 dólares, con una vaca de 40 litros, sacamos ejemplares. Y así vamos, con esa selección, ayudados por ese centro genético, a desarrollar un gran ganado lechero. Y apoyándonos en la granja de Turiguanó de ganado de carne, seguir allí desarrollando esa línea, y seguir, además, experimentando en distintas granjas para tratar de encontrar todavía mejores tipos, porque mediante la selección y mediante el trabajo científico se consiguen mejores tipos, que así es como se han conseguido. Fue mediante la selección que se fue logrando elevar en Holanda a 21 litros de leche el promedio. Y nosotros podemos llegar a límites insospechados; eso significará estándar de vida para nuestro pueblo.
Pero todavía nosotros tenemos manías pasadas, rutinas, conservadurismo. Hay administradores que se parecen a los de antes —desgraciadamente—, hay otros que son muy buenos, otros que tienen la rutina esa y la cachaza; por eso también estamos haciendo la escuela, para que en el futuro, todos los administradores o directores de empresas agrícolas hayan surgido de allí, como explicamos nosotros; yo creo que ustedes fueron allá. Cuando se inauguró la escuela de instrucción revolucionaria, ¿ustedes fueron? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Bueno, pero posiblemente oyeron ese acto (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”): Cómo venían para la escuela de instrucción revolucionaria los jóvenes, de ahí se seleccionaban, de cada 1 000, 125 que van para una escuela de dirección de empresas, y estarán dos años.
Hay que luchar, desde luego. Nosotros nos quejamos y tenemos derecho a quejarnos de que haya compañeros todavía que no trabajen bien, pero eso es inevitable. Nosotros tenemos que trabajar; mucha gente no recibió nunca instrucción de dirección, no fueron capacitados y hay que trabajar con lo que tenemos.
Pero bien, es necesario liquidar la rutina en las granjas y en las cooperativas; es necesario llevar el espíritu técnico y científico a las granjas. Hay gente que siembra cualquier semilla sin embargo, hay que hacer, en la semilla también la selección. Hay gente que cría cualquier puerco, sin embargo, hay que hacer la selección. Ahora nosotros hemos traído cerdos importados de raza, pero a veces de llega a una granja y se encuentra que lo están cruzando con otro animal que no es de la misma raza, no conservan las líneas. En el cerdo tenemos que conservar ahora las líneas puras, hasta que tengamos 500 000 hembras; después que tengamos las 500 000 hembras, y ya se vayan a sacrificar lo mismo machos que hembras de las que nazcan, entonces empezamos a hacer cruces; porque en el cerdo, y en muchas especies, el híbrido es el mejor ejemplar para la producción. Es decir, cruzar una línea con otra para el ganado que va al matadero en el cerdo. Y entonces hay que tener cuidado de mantener todas las líneas puras que se están enviando, hasta que tengamos 500 000, y se den instrucciones entonces de empezar a cruzar, por ejemplo, Duroc-Jersey con Landraser, o el Africano con el Landraser, una serie de cruces que se van a estar investigando en el centro genético creado por el INRA para la cría de cerdos. Es decir que vamos a tener centros genéticos para la producción de ejemplares.
La inseminación, algún día, habrá que llevarla también ahí: a los cerdos; la inseminación habrá que llevarla también algún día, a los cerdos. Pero ahora, en la ganadería, que es donde el problema tiene más urgencia.
Pero bien, en las granjas muchas veces no estudian los abonos que hay que echarle, los cultivos, no estudian los rendimientos de las tierras. Ya ustedes han salido de aquí con una capacitación, y yo les voy a sugerir una idea por la cual deben luchar, y se las sugiero a los compañeros del INRA: hay que crear brigadas en todas las granjas y cooperativas, de obreros de vanguardia, es decir, de obreros que de verdad sientan, de verdad; no todos, pero los obreros en su inmensa mayoría, como es lógico, sienten la Revolución. Pero hay que organizar a los obreros más conscientes, más entusiastas, más interesados en el desarrollo de la producción y en la aplicación de medios técnicos; y esos obreros más conscientes, más capacitados y más entusiastas, organizarlos en brigadas de trabajadores de vanguardia. No tienen que ser 100, no: ¡Con cinco que empiecen, diez!, que no sean muchos, pero que esos obreros de una brigada de obreros de vanguardia se preocupen, sobre todo, por la técnica en cada granja. Es decir, luchen por la inseminación, luchen por la selección, luchen por la selección no solo en los animales sino también en las semillas, luchen por los rendimientos, estudien costos, estudien rendimientos, ensayen distintos tipos de semillas; es decir, obreros que organicen en cada granja un pequeño centro de experimentación.
Les voy a demostrar que esto tendría un gran resultado: entre los compañeros de la escolta que están conmigo, en días recientes les planteé la necesidad de hacer nosotros un experimento de agricultura, para verlo, para seguirlo todos los días. Muchos de esos compañeros eran antiguos trabajadores agrícolas, muchachos jóvenes, tienen interés por la agricultura y les gusta, pero mientras no les había hablado de eso, ninguno de ellos había hablado de eso. Entonces, nosotros nos propusimos realizar un experimento por nuestra cuenta. ¿Dónde? En el patio de una casa. Entonces, tiene un gran patio, pero hay, además, un solar en frente, un parque, y hay otro más allá; entonces, ese terreno está ahí abandonado. Entonces, yo les propuse: vamos a hacer unos experimentos, “¿cuál va a ser?” Bueno, vamos a sembrar chufas aquí en el fondo; vamos a sembrar aluvia aquí en este parque, aluvia asturiana que es la semilla grande; y vamos a sembrar, ¿a que no me adivina qué, en el otro? Sagú. ¿Ustedes no saben lo que es el sagú? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) El sagú es también una raíz, de la cual se hace un polvo que tiene cualidades muy parecidas a la maicena, y que es muy sabroso, y que en el campo se utiliza mucho como alimento de los niños.
Pues bien, vamos a desarrollar tres cultivos, les planteé. Ya teníamos una semilla que nos habían mandado de España, de la zona de Valencia. Yo no sé ni cómo llegaron las semillas esas aquí, porque la verdad es que parece que en alguna de las conversaciones con algún funcionario, algún compañero… la cuestión es que aparecieron dos sacos de semillas; ya en Isla de Pinos se estaban sembrando, pero no se estaban haciendo experimentos metódicos acerca del rendimiento y de otros detalles.
¿Por qué nos interesa la chufa? Porque la chufa es el gran porvenir de la cría de cerdos en Cuba, y la chufa es el gran porvenir de la industria oleaginosa. ¿Por qué? Les voy a explicar: una caballería de maní cuando produce 400 quintales es un fenómeno. ¿Saben cuánto produce en Isla de Pinos, sin regadío, ya seca? Es decir, cuando se saca todavía un poco antes de secarse, pesa más. Pero, ¿saben cuántos quintales se sacan de chufas en Isla de Pinos, en tierra arenosa? Por lo menos 1 300 quintales por caballería, según los cálculos que hemos hecho; tiene de aceite más del 20%.
Ahora bien, la chufa es una semillita, se siembra: produce como un plantón, es muy parecida a una plantica que ustedes conocen y que yo creo que debe ser tataranieta degenerada de la chufa, que es la cebolleta —que la cebolleta es una plaga en la caña, como ustedes saben—, que da un granito con una cebollita. Les voy a decir cómo me enteré de eso: precisamente en los planes esos de organizar una investigación.
La cebolleta, que es una plaga, posiblemente ha de ser de algunas semillas que se trajeron —quién sabe cuándo— de chufas, y se abandonaron y se abandonaron, porque es muy parecida, solo que la chufa cultivada da un rendimiento bárbaro, y aquello, es una planta dañina, y esto es el porvenir de la oleaginosa y el porvenir de la crianza de cerdos.
Bien. La chufa se siembra, produce esa planta. Diez plantones de chufa tienen casi tanto alimento como un racimo de palmiche. Y un compañero me decía: es que cada plantón de estos es casi un racimo de palmiche, ¡sale el plantón con toda la semilla! Claro que el problema más difícil para la producción de aceite, es extraerlo, y habrá que buscar soluciones, pero para la cría de cerdo tiene esta ventaja: ya creció la chufa, a los 100 días se sueltan allí los cerdos, y entonces, en vez de tener al hombre trabajando para el cerdo, es decir, ¡el hombre explotado por el cerdo!, ponemos al cerdo a trabajar para el hombre, es decir, lo ponemos a extraer en la chufa y comérsela.
Ese es el porvenir que tiene la chufa: se siembra, se echan los cerdos; después se pasa una picadora, y como queda mucha semilla, ¡retoña otra vez! Claro que está todavía un poco en experimentación, a lo mejor al segundo año hay que volver a sembrarla nueva para que no degenere. Pero es el hecho de que la chufa significa mucho para el porvenir de la oleaginosa y del cerdo.
Ese interés teníamos nosotros; yo les planteé a los compañeros: aquí tenemos unas cuantas libras. Vamos aquí mismo, en este patio, a hacer una prueba. Bueno, aquí hay como nueve cordeles, ¿qué vamos a hacer? Vamos a sembrar ocho: cuatro con un estilo en surco, y cuatro con otro estilo en cuadrante. Cuatro cordeles los vamos a sembrar en surco; cuatro cordeles los vamos a sembrar en unos cuadros que tienen, aproximadamente, dos palmos de largo, para ver entonces cuál es el mejor método. Entonces, vamos a abonarlos; de los ocho vamos a abonar esos ocho, pero el noveno cordel vamos a no abonarlo, para comprobar la diferencia entre un cordel abonado en surco, por ejemplo, y un cordel no abonado.
Vamos también, cuando ya tenga los 100 días, a sacar las chufas de un cordel sembrado en surco abonado, y las chufas de un cordel sembrado en cuadro abonado, para ver qué cordel produce más: si en surco o en cuadro. Después, naturalmente, hay que averiguar cuál es más costoso sacarlo. A lo mejor en cuadro diera un poquito más que en surco, pero fuera mucho menos costoso el cultivo en surco. ¿Ustedes comprenden?
Cuando tengamos ya esos ocho cordeles, ya les digo: vamos a sacar un cordel en surco, otro en cuadro, para compararlos; vamos a sacar el noveno cordel, que está sin abono, para compararlo con el cordel que se sembró abonado. Bien. Cuando sepamos lo que da un cordel, sabemos lo que da una caballería abonada y regada, de chufas.
Nos quedan seis cordeles, ¿qué vamos a hacer? Vamos a poner cuatro cerdos de sesenta libras, para ver en seis cordeles cuánto tiempo tardan en alcanzar las 200 libras, que es el óptimo de peso en el cerdo de raza para el mercado. Es decir que vamos a hacer una serie de comprobaciones: cuánto da el cordel, cuánto da el cordel en surco y cuánto da en cuadro, cuánto da el cordel abonado y cuánto da el cordel sin abono; y, además, si es posible en seis cordeles cebar cuatro puercos, y en cuánto tiempo. Con eso sabremos: si cuatro cerdos se pueden cebar en seis cordeles, en tres meses, quiere decir que en dos caballerías se pueden cebar 400 cerdos, en tres meses. Ya sabremos todo eso; sabremos, además, las dificultades que pueda tener el cerdo, todo, todo lo iremos comprobando.
¿En dónde vamos a hacer ese experimento? En nueve cordeles, ¡vean qué sencillo! Y cuántas cosas vamos a averiguar, porque si se pueden cebar 200 cerdos en una caballería, vean esto, ¡vean esto!: una caballería sembrada en surco cuesta, aproximadamente, 1 200 pesos. Imagínense 200 cerdos de 50 libras, que alcancen allí en tres meses o tres meses y medio 200 libras, significa haber alcanzado, por caballería 30 000 libras de carne. Ahora, se vende en bruto hoy a 30 centavos; en el futuro pensamos que sea a 20 centavos. A 20 centavos la libra en bruto, son 6 000 pesos lo que daría de carne una caballería de chufas: costaría 1 200 sembrarla; deja 6 000 pesos, en bruto, de carne; descuenten 800 más, de puercos que se mueren, otras pérdidas, otros inconvenientes: dejaría una caballería de chufas libres en medio año, ¡cuatro mil pesos! Vean si es económico o no para el país; aparte de la producción.
Bueno, esas son todas las cosas que vamos a comprobar. ¿Quiénes lo vamos a comprobar? Un grupo de compañeros que no somos ingenieros agrónomos: los compañeros de la escolta. Cuando les planteé el problema, se despertó en ellos un interés inusitado; entonces, inmediatamente, no pudimos contenernos, y fuimos para allí a las 11:00 de la noche, y empezamos a sembrar los primeros cuadritos para hacer unas pruebas —tres cuadritos—, mientras después buscábamos un tractor y hacíamos lo otro.
Yo dije: si un contrarrevolucionario, de esos que tiene mentalidad tenebrosa, nos ve aquí a las 11:00 de la noche haciendo un hueco, va a decir que estamos enterrando a alguien aquí (RISAS). Pero bien, el hecho es que a las 11:00 de la noche empezamos nuestro experimento; de ahí, hicimos el plan para la siembra de aluvias que está al llegar, y de ahí el plan para la siembra de sagú. Al otro día salieron para Isla de Pinos a ver las siembras que había allí y recoger alguna información; las trajeron. Mañana salen para la Sierra Maestra unos compañeros, entre ellos un compañero de la escolta, a buscar las semillas del sagú, y estudiar de los campesinos allí el mes que la siembran, cómo la siembran, y todo lo concerniente. De donde nosotros, en plena Habana, vamos a tener un campito de experimentación, que vamos a saber una serie de datos interesantísimos sobre la chufa, sobre la aluvia y sobre el sagú.
¿Cómo eso no se va a poder hacer en cada granja? ¿Cómo eso no se va a poder hacen en cada cooperativa? Todavía pueden experimentar con los gandules, por ejemplo, hacer un experimento con gandul, a ver qué resultado da; experimentos con distintos tipos de pastos, de animales, de selecciones de semillas, de millo, de maíz, de frutales, de cacao, mil experimentos.
Entonces, ¿qué hace falta? Una brigada de obreros de vanguardia en cada granja y en cada cooperativa, que sea de verdad obrero que ame la agricultura, porque si entre compañeros que no están en la agricultura, se despierta tanto interés, ¡cuál no será el interés que se despierte en un grupo de campesinos, de obreros de una granja o de cooperativistas, cuando allí el administrador o el instructor revolucionario, o ustedes…! En ese grupo de obreros de vanguardia deben estar los inseminadores, deben estar los mecánicos, los que se interesen por evitar que se practique el canibalismo, los que se interesen por todas las medidas para cuidar los equipos; deben estar los dedicados a la lechería, a la ganadería, los obreros que más sepan y los obreros más avanzados, los más revolucionarios, los que más les interese y les apasione la agricultura.
Por ese camino tengan la seguridad de que nuestro país tiene un extraordinario y fantástico porvenir. Y es muy importante, compañeros, porque la industrialización y todo está dependiendo de la agricultura en nuestra patria. La base de nuestro desarrollo es la agricultura; ¡hay que hacerla avanzar en todos los frentes!
Tengan la seguridad, compañeros, de que si estas cosas que les he dicho ustedes las entienden, las defienden, las practican, y los compañeros que tienen que ver con la agricultura, administradores de granjas, de cooperativas, de asociaciones campesinas; que los compañeros de las ORI, de los JUCEI de las provincias y de los municipios, y del núcleo revolucionario de la granja, de la cooperativa, o de la asociación, entiendan esto, se apoderan de estas ideas y las llevan adelante, tengan la seguridad de que para mí, sinceramente, será el discurso más útil que haya pronunciado en mi vida.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION.)