DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN VINH LINH, REPUBLICA DEMOCRATICA DE VIET NAM, EL 14 DE SEPTIEMBRE DE 1973.
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Querido compañero Pham Van Dong;
Querido compañero Trung;
Queridos compañeros vietnamitas;
Queridos compañeros cubanos:
Al igual que el compañero Dong, a mí me sería difícil expresar los sentimientos de la tarde, de la noche de hoy y las emociones de este encuentro con ustedes.
Las impresiones de este día, desde que nos acercábamos en el avión, veíamos el paisaje de toda esta región del sur, los miles de cráteres de bombas, las casas destruidas, y puedo decirles que en esos instantes el enorme odio que nosotros sentimos contra el imperialismo se multiplicaba ante la vista de esos hechos.
Solo viniendo a este lugar se puede comprender la magnitud del crimen que los imperialistas han cometido contra este pueblo, se puede apreciar en toda su dimensión el heroísmo del pueblo vietnamita (APLAUSOS). Sentimos multiplicarse nuestra admiración y nuestro reconocimiento hacia ustedes (APLAUSOS).
Y solo es posible explicar la victoria del pueblo vietnamita en un problema de moral, de dignidad, de patriotismo, de espíritu revolucionario, porque es verdaderamente asombroso que un pueblo pequeño y un pueblo pobre como el pueblo vietnamita haya derrotado al país imperialista más poderoso industrialmente, más poderoso militarmente y más poderoso económicamente. Porque no hay la menor duda de que después de tantos años de agresión, el imperialismo salió completamente derrotado de Viet Nam (APLAUSOS).
¿Quiénes lo derrotaron? Esos combatientes heroicos y modestos que hemos visto por los caminos (APLAUSOS). Esos hombres y mujeres, esos niños que hemos encontrado a nuestro paso, que fueron capaces de resistir sin doblegarse (APLAUSOS), que fueron capaces de soportar todos los sufrimientos y todos los sacrificios sin desalentarse (APLAUSOS), que supieron vivir durante años bajo tierra, que supieron trabajar y supieron combatir bajo las bombas. Es verdaderamente conmovedor escuchar las narraciones y la historia de cómo vivieron durante estos años.
Un pueblo así, que es el pueblo que se educó en el patriotismo y en el espíritu revolucionario que le inculcó el presidente Ho Chi Minh; un pueblo realmente como lo quería Ho Chi Minh y por el cual se sentía orgulloso, es un pueblo invencible (APLAUSOS).
Todas las armas químicas, todas las armas y las técnicas más modernas se emplearon para aplastar al pueblo vietnamita, y todo fue inútil. Resultó absolutamente imposible. Los agresores yankis tuvieron que admitirlo, y tuvieron que retirarse de Viet Nam después de los Acuerdos de París.
Todas esas cosas significan ustedes para nosotros. Y verdaderamente sentimos que los ojos del mundo entero no hayan tenido la oportunidad de ver las cosas que nosotros hemos visto en el día de hoy. Todavía se ven por todas partes las huellas de la guerra. Todavía los hombres y las mujeres y los niños se ven expuestos a morir víctimas de la explosión de alguna mina que regaron por todos estos lugares los agresores.
Es decir que todavía, aun después de firmada la paz, hay trabajadores, hay hombres, hay mujeres y hay niños que sufren heridas y pierden la vida como consecuencia de los crímenes de los imperialistas.
Aquí comprendemos cuánto hay que luchar todavía, cuánto hay que trabajar, cuánto hay que estar alerta, cuánto hay que fortalecerse, para lograr crear las condiciones de vida, crear las condiciones de paz y de felicidad para el pueblo vietnamita.
Ningún pueblo ha sufrido más que ustedes. Ningún pueblo ha resistido más que ustedes. Y en ninguna región del mundo cayeron jamás tantas bombas como las bombas que cayeron en esta región de Vinh Linh.
Es verdaderamente increíble.
La historia nos hablaba de cosas que ocurrieron hace 2 000 ó 3 000 años, de grandes hechos de valor en la guerra de otros pueblos. Pero yo estoy seguro de que pasarán 1 000 años, 2 000 años, 5 000 años, 10 000 años, y las generaciones venideras tendrán que hablar del heroísmo del pueblo de Viet Nam (APLAUSOS).
Al llegar aquí a este sitio, les puedo decir que nosotros nos sentíamos como en nuestra propia casa, como en nuestra propia patria (APLAUSOS), como en el seno de nuestra propia familia (APLAUSOS).
Así nos sentíamos. Así los veíamos a ustedes (APLAUSOS).
No tenemos palabras para expresar la amistad, la fraternidad, con que ustedes nos han recibido en el día de hoy. Por los esfuerzos que ustedes han hecho para que la delegación cubana se sienta contenta, les puedo asegurar que nos hemos sentido verdaderamente bien, nos hemos sentido verdaderamente felices (APLAUSOS).
Quiero brindar por el heroico pueblo de Vinh Linh.
Quiero brindar por las grandes hazañas y las grandes victorias que ustedes han obtenido.
Quiero brindar por el porvenir del pueblo de Viet Nam, por su victoria, por su unidad.
Y quiero brindar por nuestros amigos (APLAUSOS): por la salud del compañero Pham Van Dong, por la salud del compañero Trung, y por la salud de todos ustedes (APLAUSOS).