Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz reiterando el ofrecimiento de ayuda médica al pueblo de Estados Unidos en el programa televisivo Mesa Redonda, el 2 de septiembre de 2005
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Fue necesario improvisar esta intervención, como sucede a veces, cuando los acontecimientos se precipitan, y ahora voy a explicar por qué.
Ayer se produjo una conferencia de prensa, de las habituales en el Departamento de Estado, con la participación del vocero de ese departamento, Sean McCormack.
Tengo que referirme textualmente a las declaraciones del vocero.
“Sala de prensa del Departamento de Estado, Washington, DC, 12:46 p.m., jueves, 1 de septiembre del 2005.”
A esa hora nosotros estábamos enfrascados en medio de la sesión de la Asamblea Nacional atendiendo cuestiones importantes; pero entre ellas un punto relacionado con la tragedia en Estados Unidos.
El señor McCormack dijo: “Buenas tardes. Quería comenzar con una breve actualización de un tema que sé es de interés para todos los aquí presentes sobre los esfuerzos de ayuda tras el paso del huracán Katrina, así como las ofertas de ayuda del exterior.
“Permítanme comenzar diciendo que hemos recibido numerosas y generosas ofertas de ayudas de gobiernos extranjeros y organizaciones foráneas, y la secretaria Rice, después de consultar con la Casa Blanca, ha dejado claro que aceptaremos todas las ofertas de ayuda exterior. Cualquier cosa que sea de ayuda para aliviar la difícil situación, la trágica situación de la gente del área afectada por el huracán Katrina será aceptada.”
Más adelante continúa:
“Puedo mencionarles una lista. Hasta ahora esto es una lista que crece y se actualiza constantemente, de hecho, cada hora.
“Hemos recibido ofertas generales de ayuda, así como otras más específicas de varios países y organizaciones, que incluyen a Rusia, Japón, Canadá, Francia, Honduras, Alemania, Venezuela, la OEA, Jamaica, la OTAN, Australia, el Reino Unido, Holanda, Suiza, Grecia, Hungría, Colombia, la República Dominicana, El Salvador, México, China, Corea del Sur, Israel y los Emiratos Arabes Unidos.
“Trataré de mantenerlos al tanto de lo que se añada a la lista. Como dije, crece literalmente hora por hora.”
Fue solo más tarde, ya casi de noche, después de terminada la sesión de la Asamblea, que comenzamos a ver los cables, y ni siquiera pudimos leerlos todos. De algunas de las noticias recibimos información por la mañana, hoy, entre ellas la que acabo de leer.
Esto me coloca en la necesidad de esclarecer la posición de Cuba, porque realmente muchas personas amigas, dentro de Estados Unidos y fuera de Estados Unidos, conociendo que es hábito de nuestro país ofrecer cooperación en situaciones como esta, independientemente de conflictos, diferencias políticas, ideológicas, y de cualquier tipo, comenzaron a llamarnos extrañados de que no hubiésemos ofrecido ningún apoyo a Estados Unidos ante la tragedia ocasionada por el Katrina.
Las llamadas se repetían unas tras otras, y por ello fue imprescindible hacer esta declaración, cuyo contenido por sí mismo se explica. Entre otras cosas, se puede apreciar que no se trata de una simple cuestión de relaciones públicas, ni mucho menos, sino de un hecho importante, incluso desde el punto de vista práctico.
Voy a leer una breve cronología del ofrecimiento de ayuda por parte del gobierno cubano al gobierno de Estados Unidos con motivo del huracán.
“25 de agosto de 2005.
“El huracán Katrina azota la Florida provocando pérdidas de vidas humanas y cuantiosos daños materiales.”
“Días más tarde, el 29 de agosto de 2005. Tras alcanzar categoría 4 en la Escala de Saffir-Simpson, el huracán Katrina azota los estados de Louisiana, Mississippi y Alabama. Comienzan a difundirse las primeras noticias sobre la magnitud de la tragedia.”
“El 30 de agosto de 2005 todavía estaban soplando las últimas rachas sobre estos estados, como el de Louisiana u otros del sur, con los que tenemos relaciones comerciales, por lo menos de importantes compras de alimentos. Hemos recibido incluso visitas de autoridades de ese estado y los demás asociadas a esas compras por parte de Cuba a Estados Unidos, que llevan ya varios años de iniciadas.”
Han pasado muchas cosas. Yo he conversado con muchos miles de agricultores, porque a la primera feria vinieron cientos, me reuní con un grupo, después otro grupo, y en estos cuatro años he conversado con miles de agricultores y visitantes norteamericanos, autoridades estatales, gobernadores, senadores, representantes.
De visita estuvo aquí, hace apenas dos meses, la gobernadora del estado de Louisiana, una persona muy tratable, venía, como hacen los gobernadores, interesada por los temas y los problemas del estado, y estos, los más afectados por el huracán, son estados más pobres; la agricultura juega en ellos un papel importante, así como los puertos, por donde exportan los productos.
“A las 11:32 de la mañana del 30 de agosto de 2005, llamo a nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, el compañero Felipe, para pedirle que trasmitiera de inmediato, a través de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y a través de nuestra Oficina de Intereses en Washington, un mensaje en el que se expresa condolencias al gobierno de Estados Unidos con motivo del huracán y se le ofrece ayuda en el área de la atención de salud, porque sabíamos, por las noticias que llegaban, que allí se estaba produciendo una catástrofe.”
Si en alguna ocasión era importante ofrecer lo que nosotros podíamos ofrecer, fundamentalmente, por la experiencia que tenemos en la lucha contra huracanes y la experiencia en las medidas de protección de la población, evacuación, apoyo, etcétera, etcétera, es en el campo de la atención médica. A raíz de la catástrofe del 11 de septiembre, fue Cuba el primer país en ofrecer apoyo, porque escuchamos las noticias de que los aviones estaban volando y no se podía aterrizar en los aeropuertos. Lo que hicimos de inmediato fue ofrecer nuestros aeropuertos, y después también ofrecimos lo que podíamos ofrecer: asistencia médica, considerando la magnitud del enorme número de posibles víctimas.
Estamos más cerca de Nueva York que California. Una ayuda de Cuba puede llegar primero desde Cuba a Nueva York que de California, son unas tres horas de Cuba a Nueva York. Creo que es el doble de tiempo de California a esa ciudad.
En fin, ofrecimos ayuda médica, no era nada ridículo, a veces para salvar una vida hace falta un grupo sanguíneo raro para una transfusión, una, dos, tres, 10 vidas, ese no es el problema; si se salva una, hay la obligación de salvarla.
“A las 12:45, cumpliendo las instrucciones, la directora interina de la Dirección de América del Norte del MINREX, Josefina Vidal, se reúne con el segundo jefe de la SINA, Edward Alexander Lee, para trasladarle el mensaje indicado de manera verbal y, además, entregarle copia por escrito.”
No perdemos ni un minuto, esa es la verdad. Por aquí está la compañera Josefina.
“Siguiendo las instrucciones recibidas, la compañera Josefina Vidal le expresó al señor Lee textualmente: ‘Queremos hacer un alto’ —aludiendo al estado actual de las relaciones entre Cuba y el gobierno de Estados Unidos—, ‘dada la gravedad de la situación provocada por el huracán Katrina’.” A nosotros nos afectó también, no olviden que cuando iba llegando a la Florida estábamos en la mesa redonda y había derribado postes, había cortado la electricidad.
Fue una cosa casi repentina. La cola del huracán, cuando cruzó la Florida del este al sureste de la península, nos afectó a nosotros también, muchos vuelos fueron suspendidos, otros fue necesario desviarlos, vuelos con pacientes para operarse en Cuba: unos fueron a Camagüey, otros a Holguín; aviones nuestros que tenían que despegar de Venezuela no pudieron despegar.
Al día siguiente, nadie sabía por dónde iba a pasar el huracán, que incluso se acercó a Cuba, crea problemas en Pinar del Río, grandes lluvias; luego gira hacia el norte, dejando lluvias fuertes, inundaciones en algunos lugares, advertencias de penetración del mar, penetraciones del mar en Pinar del Río, hay que ver las fotos. Nosotros estábamos al día siguiente realmente bajo los efectos del huracán también, y simplemente escuchábamos noticias de que se dirigía hacia el norte y que iba adquiriendo fuerza de categoría 4 a 5, exactamente igual que el otro que pasó por aquí hace varias semanas.
Josefina, después de sus primeras palabras, dio lectura al mensaje indicado, cuyo texto es el siguiente:
“Por instrucciones de la dirección del Gobierno cubano, le traslado nuestras condolencias por la pérdida de vidas humanas y los daños materiales causados por el huracán Katrina y le informo de nuestra disposición a enviar de inmediato a las zonas afectadas los médicos y el personal de salud que hagan falta en cualquier parte y, además, tres hospitales de campaña con el personal necesario.”
En cumplimiento de las indicaciones, Josefina concluyó expresando al señor Lee que: “No nos proponemos hacer publicidad con esto. Esperamos su respuesta.” Por eso no la hicimos pública, realmente no publicamos nada. Es que no queríamos que pareciera una cuestión de publicidad.
El mismo día 30, “El jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, Dagoberto Rodríguez, fue recibido, a su solicitud, a las 4:30 p.m. en el Departamento de Estado por el funcionario John Reagan, a quien trasladó exactamente el mismo mensaje que había sido trasmitido en La Habana, dejándole también por escrito el texto del mensaje.”
El día 31, a las 2:15 p.m., “El jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, Dagoberto Rodríguez, asistió a una reunión convocada por el Departamento de Estado con el cuerpo diplomático en Washington, en la que se dio información sobre el huracán Katrina y se dieron indicaciones sobre los mecanismos de información y las instituciones vinculadas a la protección contra desastres.” Realmente a nosotros nos pareció un gesto positivo que al otro día se diera el paso de invitarlo, algo que no suele ocurrir.
Transcurridos dos días, después de nuestra oferta, ayer, 1ro. de septiembre, a la hora que indiqué y mientras estábamos en la Asamblea Nacional, se produce la declaración del vocero, que es la que yo realmente veo hoy día 2. Casi todas las noticias las vimos hoy, estuvimos en la Asamblea hasta las 11:00 p.m., y después recibiendo a algunos visitantes.
Al ocurrir esto, esa declaración de ayer, se produce hoy la lluvia de llamadas. Nosotros no queríamos ninguna publicidad con relación a esto. Pero, ¿qué les vamos a decir a los que llaman? ¿O vamos a quedar nosotros ahora ante toda la opinión mundial con una posición extraña, rara, y que frente a una tragedia de tal magnitud no tuviéramos ni una palabra de condolencia para el pueblo de Estados Unidos?
Hay algo más: Ayer mismo, al comenzar la Asamblea, lo primero que se propone por la presidencia de la misma es un mensaje de solidaridad al pueblo norteamericano, que fue publicado hoy íntegramente.
Dice así:
“Mensaje de solidaridad al pueblo norteamericano.”
“El pueblo de Cuba ha seguido con preocupación las noticias relacionadas con los efectos que el huracán Katrina ha causado en los territorios de Louisiana, Mississippi y Alabama. Informaciones todavía incompletas, permiten comprender que se trata de una verdadera tragedia de dimensiones extraordinarias.
“En términos de destrucción física y daños materiales, se le considera como el más costoso desastre natural de la historia norteamericana. La Cruz Roja de ese país estima que su trabajo será más duro que el que afrontó con motivo del atroz ataque del 11 de septiembre del 2001.
“Decenas de miles de personas están atrapadas en áreas inundadas, han perdido sus viviendas, están desplazadas o refugiadas. La Gobernadora de Louisiana calificó como desesperada la situación en New Orleans, donde las aguas continuaban aumentando su nivel. El Alcalde de esa ciudad declaró que centenares y quizás miles de personas podrían haber muerto allí.
“Este desastre con su enorme carga de muerte y sufrimiento, golpea a toda la población de Estados Unidos, pero azota con mayor fuerza a los afroamericanos, trabajadores latinos y norteamericanos pobres que forman la masa de quienes aún esperan ser rescatados y llevados a lugares seguros y es entre ellos donde se concentra el mayor número de víctimas fatales y de personas que han quedado sin hogar.
“Esas noticias causan dolor y tristeza a los cubanos. En su nombre queremos expresar nuestra profunda solidaridad al pueblo de Estados Unidos, a las autoridades estaduales y locales y a las víctimas de esta catástrofe. El mundo entero debe sentir esta tragedia como propia.
“Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba,
“La Habana, septiembre 1 de 2005.”
Se guardó un minuto de silencio por las víctimas. Fue realmente un gesto emotivo y natural en el sentimiento de nuestro pueblo hacia el pueblo de Estados Unidos, y respetuoso por lo demás con las autoridades, sin ninguna ofensa, sin ningún ataque.
Estamos ante esa situación, las noticias son cada vez más duras, habrá miles, cientos de miles, tal vez millones de personas extrañadas de que Cuba no haya ofrecido apoyo alguno, y estamos aquí al lado. Ningún país está más cerca; está mucho más cerca que Japón, cualquier cosa que haga falta, por modesta que sea, llega más pronto de aquí al sur de Estados Unidos que de Japón o de Asia. Bueno, ellos han hablado, incluso, con admiración, creo que hasta de Sri Lanka, de alguna ayuda ofrecida a pesar de sus dificultades. Los Emiratos Arabes están mucho más lejos.
Bueno, estamos hasta más cerca que Honduras, más cerca que Centroamérica y bastante más cerca que cualquier país de Suramérica. Hemos hecho todos los cálculos, en una hora y cincuenta minutos un avión nuestro puede aterrizar en el aeropuerto internacional más próximo al lugar de la tragedia.
Señalar la verdad y reiterar nuestra disposición a cooperar es la causa fundamental de esta comparecencia, no para criticar, no es ese nuestro ánimo. No se nos menciona en esa larga lista, y tal vez fuimos el primero, porque si usted ve la hora en que se dan instrucciones y se trasmite el mensaje, me parece que fue bastante rápida nuestra oferta y fueron cosas concretas: médicos al lugar de la tragedia, precisamente lo que está faltando ahora en muchos lugares.
Nuestra posición no puede ser de resentimiento o de queja siquiera. Como realmente se le dijo al segundo jefe de la Oficina de Intereses, al señor Lee, que no nos proponíamos hacer publicidad con esto, tal vez se interpretó como que no deseábamos que se hiciera publicidad alguna. Puede haber sido una equivocación, no estoy afirmando que se produjo intencionadamente la omisión del nombre de Cuba; pero aunque se hubiera hecho intencionadamente, no es cosa que nos preocupe, nunca hemos hecho algo para que se nos reconozca o se nos dé las gracias, así hemos actuado no una vez, sino montones de veces.
Estaba Somoza en Nicaragua cuando aquel terremoto tremendo que destruyó la ciudad, de las primeras cosas que llegaron allí fueron hospitales de campaña y médicos cubanos.
No teníamos relaciones con Perú, y otros muchos países, y eso no ha sido obstáculo, de inmediato los hemos apoyado. Acaba de producirse el tsunami al otro lado del mundo, y a dos países enviamos una brigada médica, y eso fue costoso, por lo que cuesta enviar un avión, que no ahorra tanto combustible, digamos, como un Boeing, el nuestro gasta bastante; llevar una brigada médica hasta Oceanía en uno de esos aviones es costoso, es de cientos de miles de dólares, precisamente por el costo hoy del combustible de aviación, y los medicamentos que lleva, y casas de campaña, que no se van a traer otra vez en el avión, quedan allá.
En Santo Domingo, en Haití y en Centroamérica cuando fueron terriblemente golpeados por huracanes que costaron en la última región mencionada decenas de miles de vidas, hicimos algo más. De tales hechos salieron las brigadas que hoy constituyen un movimiento tremendo, de ellos nació también la Escuela Latinoamericana de Medicina que ya es casi, desde el punto de vista de la formación de médicos, como servicio a la región y como servicio a la humanidad, algo extraordinario de lo cual se van a derivar los 200 000 médicos que vamos a formar en 10 años, entre Venezuela y Cuba.
Todo eso nació precisamente siempre del espíritu de cooperar, hoy reconocido en muchas partes, porque incluso en Honduras, donde se habló de que se iban a retirar los médicos, se han producido una serie de declaraciones de la población pidiendo que de ninguna forma los retiren, que están atendiendo 2,5 millones de personas que no reciben otra atención. Todo el mundo se movilizó para que no los retiraran, y nosotros dijimos que nunca, por ningún agravio, retiraríamos una ayuda médica, excepto si el gobierno del país lo solicita. Se quedan nuestros médicos incluso cuando hay guerra, y así pasó en Haití, no se movió ninguno y atendieron enfermos, heridos y a todo el que lo requirió.
Esa es la conducta de nuestros médicos, esa es la ética de nuestros médicos y también los principios de nuestro país. No vamos a enviar una fuerza médica para retirarla cuando surja algún conflicto diplomático, alguna desavenencia, o incluso algunos hechos que son muy ofensivos para nuestro país, nunca haríamos otra cosa.
Esa es la línea, por eso digo que no es este un momento para quejarnos siquiera de la omisión del nombre de Cuba por el vocero del Departamento de Estado. Queremos insistir, más bien queremos reiterar nuestra voluntad de cooperar con el pueblo de Estados Unidos, y con mucha más razón después de lo que hemos visto y lo que el mundo ha visto, por ello aquí queremos expresar textualmente nuestra posición y reiterarla más concretamente todavía:
“Nuestro país está listo para enviar, en horas de la madrugada de esta noche, 100 médicos generales y especialistas en Medicina General Integral, los cuales estarían al amanecer de mañana sábado en el Aeropuerto Internacional de Houston, Texas, el más cercano a la región de la tragedia, para ser transportados por vía aérea” –serían helicópteros fundamentalmente—, “pluvial o terrestre” —anfibios, que a veces penetran zonas muy inundadas—, “a los puntos aislados de refugio, instalaciones y barrios de la ciudad de Nueva Orleans donde se encuentre población o familias requeridas de atención médica urgente o primeros auxilios. Dicho personal iría equipado con mochilas que contendrían 24 kilogramos de medicamentos esenciales en esas situaciones para salvar vidas, e instrumentos mínimos de diagnóstico.” Tienen que tomar la presión, pulso y otros parámetros, todos esos mínimos recursos para hacer un dictamen clínico, en lo cual tienen mucha experiencia los médicos nuestros, porque hay en este momento decenas de miles de ellos en el exterior, y en muchos sitios no había un rayos X, un ultrasonido, no hay nada, ni un examen siquiera de sangre o heces fecales, llegan y clínicamente diagnostican, con altísimo nivel de precisión. Casi son expertos clínicos, ya que están habituados a trabajar en zonas del Tercer Mundo donde carecen de equipos para el diagnóstico. “Podrán actuar aislados o en grupos de dos o más personas, según las circunstancias, por el tiempo que sea necesario.
“De la misma forma, Cuba está lista para enviar por la vía de Houston o cualquier otro aeropuerto que se le indique, 500 especialistas en Medicina General Integral adicionales, igualmente equipados, que estarían en el punto de destino en horas del mediodía y la tarde de mañana sábado, 3 de septiembre.
“Un tercer grupo de 500 Especialistas en Medicina General Integral sería enviado, cuyos integrantes podrían arribar durante la mañana del domingo 4 de septiembre. De este modo, en menos de 36 horas, 1 100 médicos de estas características y con los recursos señalados” —las mochilas—, “que equivalen a 26,4 toneladas de medicamentos y recursos diagnósticos” —principalmente medicamentos— “estarían prestando sus servicios a las personas más urgidas de atención, tras el paso de un huracán como el Katrina.”
Y el daño que dejó, en las condiciones de una zona llana, baja, muchos ríos. Es decir que ahí han ocurrido parece que accidentes también, alguna presa, diques que se fueron, todas esas situaciones. Un huracán es un huracán, de categoría cinco igual. El de aquí entró en Cienfuegos con categoría cuatro.
Entró con más fuerza, incluso, al acercarse.
“Este personal médico dispone de la experiencia internacional y los conocimientos idiomáticos elementales para atender a los pacientes.
“Solo esperamos respuesta de las autoridades de Estados Unidos.”
Nuestros médicos han estado en Sudáfrica, en muchos lugares de habla inglesa, hasta en zonas de dialectos, incluso; pero es muy fácil entenderse con el médico. Los niños, por ejemplo, de ocho meses no hablan, los médicos los diagnostican, simplemente son capaces de diagnosticar, a veces no hace falta ni el idioma; pero tienen los conocimientos elementales necesarios.
La importancia de esta proposición se puede deducir de un cable procedente de Nueva Orleans, de hoy 2 de septiembre, de la agencia EFE, y que dice textualmente, vale la pena leerlo.
“Sin electricidad en hospitales, las farmacias de Nueva Orleans bajo más de un metro de agua, miles de pacientes sin asistencia sanitaria y la creciente amenaza de brotes infecciosos, la salud de decenas de miles de personas afectadas por el huracán ‘Katrina’ está en peligro.
“La crisis que vive Nueva Orleans y grandes áreas del sur de Louisiana se ve agravada por el hecho de que la mayoría de las decenas de miles de personas atrapadas por las aguas son las más pobres entre los pobres del país, individuos que sufren más enfermedades mentales y físicas que otros grupos sociales.
“Una trágica muestra de los problemas sanitarios que ‘Katrina’ y las inundaciones que le acompañaron han traído a los habitantes de Nueva Orleans se podía observar el jueves en las puertas del Centro de Convenciones de la ciudad, donde se han refugiado entre 20 000 y 25 000 personas.
“En una de las paredes exteriores del Centro descansa el cadáver de una anciana, sentada en su silla de ruedas y cubierta con una manta. En otro extremo del Centro de Convenciones un par de personas administraban un masaje cardiaco a un hombre que yacía inconsciente en el suelo, en un vano intento por salvar su vida.
“Ancianos, niños y enfermos de entre los pobres de Nueva Orleans —donde según cifras oficiales cerca de un tercio de sus 1,4 millones de habitantes son pobres—,” casi medio millón, “los más vulnerables son los que están pagando el mayor coste del desastre.
“Algunos expertos han empezado a advertir sobre las consecuencias psicológicas que el caos y violencia que imperan en Nueva Orleans tendrán sobre los niños que viven de primera mano la crisis, en algunos casos separados de sus padres.
“Otra preocupación que los expertos empiezan a airear es el de la aparición de brotes infecciosos de enfermedades como el cólera o la fiebre tifoidea.
“El 80 por ciento de Nueva Orleans se encuentra bajo el agua. Las autoridades temen que centenares, probablemente miles de personas han muerto en los pasados días y están atrapadas por las aguas en los áticos de sus viviendas.”
Estamos hablando de prestar apoyo a personas atrapadas en un edificio, en un estadio, en donde sea, en una aldea, personal médico que va allí donde los ubiquen, con los medicamentos. Ese personal médico puede salvar la vida en casos como el del hombre que recibía masajes por ataque cardiaco, y un medicamento para esos casos u otros problemas serios los puede resolver un médico y su mochila de medicamentos esenciales. Quién sabe si a lo mejor habrían podido salvar a la persona que estaba en la silla de ruedas, habría que ver por qué murió.
Es decir, no estamos ofreciendo médicos para Disneylandia o para hospedarse en hoteles de cinco estrellas.
“Con temperaturas que superan los 30 grados centígrados” —eso no es nada para un médico cubano—, “los cuerpos en descomposición de personas y animales se convierten rápidamente en un caldo de cultivo de bacterias.
“Además, las alcantarillas del área metropolitana de Nueva Orleans han vaciado su contenido en las aguas estancadas en las calles de la ciudad, por donde están obligados a deambular sus habitantes que intentan escapar.
“Y por si fuera poco, se pueden observar claramente desde el aire manchas de peligrosos productos químicos que flotan en las aguas procedentes de empresas e industrias, como las refinerías o las explotaciones agrícolas, situadas en los alrededores de Nueva Orleans.
“Los expertos advierten que el contacto con estas aguas puede causar infecciones a las personas.
“La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) advirtió que la población se debería abstener de consumir ‘productos perecederos como carne, pescado, leche y huevos que no están refrigerados de forma apropiada, que pueden causar enfermedades si se consumen, incluso si se han cocinado de forma apropiada’.”
Para todos estos problemas es esencial un profesional allí en aquellos lugares, donde puede no haber un médico, qué tipo de alimentos, si en circunstancias puede ser de latería. El problema es que llegue un primer auxilio rápido, que atienda y salve vidas en 24 ó 48 horas, mientras se organiza. Puede haber cientos de lugares así, y el número de vidas que pueden salvarse o perderse no es calculable.
Aquellos con su mochila de medicamentos, bien distribuidos en cientos de lugares diferentes, pueden ser extraordinariamente útiles.
Se supone que hasta pueden informar, si tienen algún medio de comunicación, qué necesitan y ya es mucho más fácil, diagnostican, avizoran si se va a producir una epidemia, ven los primeros síntomas. No pueden ser inútiles.
Si hay una circunstancia en que hace falta es esa, donde pueden cooperar muchos médicos que hayan ido a las selvas, a las mesetas, a cualquier parte; no porque sean cubanos, no es un enemigo que va allí a matar, es un profesional, de los cuales tenemos decenas de miles hoy en otros países, donde otros no van.
“FDA añadió que ‘no se coma ningún alimento que haya estado en contacto con las aguas de la inundación’.
“Con las desesperadas peticiones de agua y comida por parte de las miles de personas atrapadas en el Superdome y el Centro de Convenciones” —no sé si ya los habrán evacuado—, “que en algunos casos no han comido en los últimos tres días, hay muchas posibilidades de que las advertencias de FDA —en el caso de que sean oídas por los damnificados— no tengan mucho efecto.”
Este cable llegó hoy, lo he recibido unas horas antes de esta comparecencia.
Por eso vengo a ratificar la oferta. Fuimos tan leales a la idea de que no queríamos publicidad, que han pasado tres días y nada se conoce de nuestra disposición. Todo el mundo ha dicho: “Yo ofrecí esto, yo ofrecí 50 000 dólares, yo ofrecí no sé qué cosa.” Nosotros ofrecemos vidas, salvar allí 10, 100, 500, 1 000; ayudar a que se tomen medidas que pueden salvar decenas de miles, aunque sea evitar el triste espectáculo que el mundo está viendo.
¿Van a rechazar nuestra cooperación por las cosas ocurridas entre ambos países? Yo creo que sería útil al mundo y un buen ejemplo, no solo de parte nuestra, sino también de parte de ellos, porque estos fenómenos se pueden repetir.
Hoy hablaban unos expertos norteamericanos que puede ocurrir un gran huracán como este en el término de un mes o dos, más violento que este que pueda golpear a Estados Unidos.
Así que nuestro gesto es un gesto sincero y de paz, no busca publicidad, no pone condiciones de ningún tipo, ni que quiten el bloqueo, ni nada de eso. Nunca hemos puesto condiciones a nadie, enviamos apoyo de lo que tenemos y tenemos eso; no disponemos de gran capital financiero. Los gastos los cubrimos nosotros, del pasaje, del combustible; no hace falta siquiera adquirir combustible allí, está cerquita. Pueden ir allí o a otro aeropuerto, o a una base militar, si hay una base militar y los llevan a la misma. No van a hacer declaraciones ni a buscar publicidad, que quede bien claro todo esto.
Tenemos la esperanza, ya que hoy se ve otro cambio, la propia Secretaria de Estado dice que aceptarían cualquier ayuda. Esto significa que si viene de Marte la ayuda la recibirían; pero no es de Marte, es de una islita que está aquí, a unos minutos de aquel lugar, y que tiene un derecho moral de hablar de la posibilidad de enviar médicos, es algo ya reconocido por el mundo.
Lo que deseamos no es criticar, no es poner en aprietos al gobierno de Estados Unidos, estamos conscientes de que las autoridades están pasando un momento difícil, críticas fuertes. Nosotros no somos ese tipo de políticos —vamos a llamarnos políticos, por si la palabra revolucionarios asustara a alguien— que aprovechen oportunistamente determinadas situaciones para golpear a un adversario, quiero aclararlo, porque es un espíritu real de cooperación.
Una vez más digo que no es la primera vez. Estamos absolutamente ajenos a toda posición confrontacional con Estados Unidos o con su gobierno, ya di la palabra, digo: “Vamos a hacer un alto”. Y no pedimos nada, y sí todos esos medicamentos corren por nuestra cuenta, y el transporte y todo lo demás.
Allí no sé, si llegan a una aldea, me imagino que tendrán allí lo que les ofrezca la gente, no sé si lleven un poco de agua, pero nuestros médicos saben pasar sed, sufrir calor y estar sin alimentos junto con los pacientes. Cuando han estado en algunos lugares les hemos enviado alimentos, preocupados por ellos, y lo que han hecho es que se lo han entregado a los pacientes.
Maestros por cuya salud hemos estado preocupados y cuando les hemos enviado algo se lo han entregado a los alumnos, y un médico nuestro que reciba algo se lo entrega a un paciente primero, esa es la ética en que están formados esos médicos, que no son uno ni dos, son ya decenas de miles, ahora, en este mismo momento, y decenas de miles más aquí.
Acabamos de graduar hace unos días 1 610 jóvenes de otros países, ya terminaron sus estudios con una buena experiencia. Alrededor de este momento deben haberse graduado casi 2 000 médicos cubanos más con experiencia clínica, constituyen reservas. Aquí hay de vacaciones muchos de los que están en misiones en el exterior, con experiencia. Enviaríamos a los lugares más golpeados, fundamentalmente médicos con experiencia. Ya sabemos los que irían. No esperamos más que la respuesta, y ojalá se produzca de inmediato, para no perder un minuto.
Todas las medidas están adoptadas, moviéndose todo: mochilas, medicamentos, ropa, todo, porque hacía ya tres días de nuestra oferta y no podíamos tener a los hombres movilizados permanentemente. Lo que sí sabemos es el tiempo en que los movilizamos, y sí sabemos que la única forma de llevar el medicamento a todas esas personas que aparecen en las escenas de la televisión en cuestión de horas, porque al amanecer, a las 12 horas del momento en que hablo, pueden estar allí en el aeropuerto de Houston, y de allí en helicóptero, a los puntos donde los necesitan en muy breve tiempo.
Un helicóptero no necesita una pista, aterriza en un lugar donde le suministran combustible, y lleva el personal médico a cualquier lugar, es lo ideal; pero a veces puede ser un lugar donde llegue un barco o una lancha rápida, o a veces un carro anfibio, y hay hombres de la Guardia Nacional, soldados norteamericanos en esa tarea. Estoy seguro de que todos van a colaborar, y sería un buen ejemplo para el mundo que médicos norteamericanos, médicos cubanos, ciudadanos, no importa lo que sean, en esa especie de alto, en esa especie de tregua, ayudaran a salvar a otros.
Es una guerra no entre seres humanos, es una guerra por la vida de los seres humanos, es una guerra contra las enfermedades, contra las calamidades que se puedan repetir, y una de las primeras cosas que debiera aprender este mundo especialmente ahora, con lo cambios que se están produciendo y los fenómenos de este tipo, es a cooperar.
Allá a Indonesia fueron nuestros médicos, a Sri Lanka. En Timor Leste están nuestros médicos, y aquí estarán pronto preparándose cientos de médicos de allá. Creo que está del otro lado del mundo, entre Oceanía y Australia. Hace algunas semanas enviamos una delegación, fue, vino, conversé largamente con la misma, conozco la situación, los médicos que hay. Tenemos un programa también para formarles, en unos pocos años, cientos de médicos, todos los que necesitan. Ese es un país de habla portuguesa, muy heroico, que perdió decenas de miles de vidas en el proceso para alcanzar la independencia.
De esto no hemos hablado una palabra. Me veo obligado a decirlo aquí hoy, un poco para que nadie dude de cómo son las cosas y se quiten un poco de reflejos condicionados de la cabeza, porque lo que hay ya no son únicamente mentiras inculcadas, sino reflejos condicionados creados en la mente de muchas personas.
Además —como les decía—, tenemos muchos amigos en Estados Unidos, y alrededor de 200 personalidades, autoridades administrativas de esos estados del sur, con los que compañeros nuestros tienen relaciones, porque constantemente se comunican en un sinnúmero de actividades relacionadas con la compra, embarque y transporte de alimentos, pago de los mismos, porque ya llevamos cuatro años pagando esos alimentos al contado, sin un minuto de retraso y sin un centavo menos de lo que se debe pagar. Se han desarrollado relaciones realmente buenas, de confianza, se les enviaron a las autoridades, a todos, nuestras condolencias, y reaccionaron muy bien, y agradecidos, les dijimos que habíamos informado de eso a las altas autoridades de Estados Unidos, y a todos les dijimos que queríamos actuar con discreción.
Ellos deben saberlo bien, y testigos no se sabe los que hay, pero no importa. No se trata aquí de discutir o polemizar. No le pedimos a nadie que se autocritique, ni estamos criticando a nadie; estamos proponiendo algo realmente constructivo que nos parece justo, y con hechos prácticos, concretos, inmediatos, y en cuestión de horas, a las 7:00 de la mañana puede estar allí, con sus mochilas, que están ya listas, el personal, los primeros 100 listos. Esos son los primeros 100, para que puedan llegar al amanecer. Los otros comenzarán a llegar al mediodía, y por la tarde, un segundo grupo de 500 y otros tantos el domingo.
En este momento se han operado 64 367 pacientes venezolanos y caribeños, a través de la Misión Milagro, a un ritmo de 1 560 diarios. Calculen ustedes cuántos aviones vuelan trayendo y devolviendo pacientes para operar de la vista esa cifra de personas. Tenemos una fuerza aquí preparándose, tenemos un gran número de intensivistas, si en algunos hospitales de emergencia, con motivos del huracán los necesitan, podemos enviarlos.
En Estados Unidos cuentan con muchos médicos y recursos, pero tienen también una situación especial en una zona específica, por un problema específico. No es ninguna deshonra. Lo que sí estoy seguro de que es muy difícil en 12 horas, en 24 horas, situar allí donde está aquella gente del sur, todo el personal necesario. No se improvisa un médico para situaciones extremas, un clínico entrenado para esa tarea no se improvisa, ni hombres que lleguen a donde sea. No es la primera vez, esta no es una experiencia nueva para Cuba.
Es lo que quiero decir. Hay más de 200 personas que conocen ya eso y se les dijo a todos que les habíamos avisado a las autoridades de Washington y que queríamos discreción. Los demás pueden juzgar si fue o no correcto pedir a ustedes que me dieran unos minutos para explicar esto, para dirigirme al pueblo norteamericano y dar una respuesta para que no piensen muchos que somos vengativos y por el hecho de nuestras diferencias con Estados Unidos no queramos ayudar. Y vuelvo a repetir, ¡no pedimos nada! Es que realmente no necesitamos nada.
Medicamentos sí, todos los que quieran. Equipos allí de ellos, no para Cuba, sino para salvar vidas y atender norteamericanos, y si quieren más médicos, si quieren 1 000, 1 000 más, si quieren 5 000, 5 000 más, los tenemos y sabemos dónde están, y que manejan equipos de rayos X, ultrasonido, endoscopio, y para muchas enfermedades. Usted puede tener muchos equipos, pero hay que ver si tiene de inmediato a toda la gente que los maneje. El problema es la rapidez con que lleguen. Es lo único que digo.
Expreso en esto la buena voluntad de nuestro pueblo, los sentimientos amistosos que siempre ha tenido hacia el pueblo norteamericano, demostrado a lo largo de 46 años, uno de los pocos países del mundo donde nunca se ha quemado una bandera de Estados Unidos, donde nunca se ofende a un norteamericano, ese es el aval; estamos agradecidos del pueblo que apoyó el regreso del niño, del pueblo que en número creciente apoya que se haga justicia con nuestros compañeros, del pueblo en que confiamos que un día junto a nosotros construya vínculos de amistad y no únicamente para ayudarnos mutuamente, sino fundamentalmente para ayudar a otros.
El gobierno de Estados Unidos y el Congreso aprobaron 15 000 millones para luchar contra el SIDA, pero el dinero no resuelve el problema del SIDA, si no hay médicos en las aldeas de Africa. Y no existen esos médicos, los tenemos nosotros y cada vez más los vamos a tener por decenas de miles.
El Caribe va a tener miles de médicos, los vamos a ayudar a prepararlos y hemos preparado ya cientos de ellos, que hablan inglés, y un inglés perfecto.
El mundo necesita médicos, médicos que vayan a esos lugares. Centroamérica los va a tener, los tiene incluso, y somos toda una familia.
Y si hacen falta equipos con urgencia para apoyar a las personas afectadas, Cuba dispone de ellos, están en los almacenes listos, los mismos que nosotros hemos adquirido para nuestros programas; mientras estamos construyendo, siempre hay una reserva. No los vamos a sacar de nuestros centros de salud. Se trata de equipos destinados a otros puntos, que pueden reemplazarse en cuestión de semanas.
También hemos advertido allá en Washington que se iba a realizar esta comparecencia y que no tenía un propósito confrontacional, sino reiterar nuestra oferta. A las 5:00 de la tarde se le informó aquí en la Sección de Intereses, y allá en la capital de Estados Unidos se le informó también, ellos no están conociendo esto por la televisión y sabían el espíritu que la animaba. Ojalá todos saquemos una lección provechosa y una lección útil, algo útil de esta colosal y triste tragedia que ha ocurrido en ese país.
Me parece, Randy, demás compañeros y compatriotas, que no tengo nada más que añadir, ni debo añadir nada más a lo que he expresado.