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En La Plata se hizo historia

Data: 

17/01/2024

Fonte: 

Verde Olivo

Autor: 

Después del encuentro entre Fidel y Raúl en Cinco Palmas el 18 de diciembre de 1956, el Ejército Rebelde se fortaleció y ya para los primeros días de enero había aumentado el número de guerrilleros y de armas. Era el momento preciso para iniciar lo ofensiva contra el enemigo.
 
El grupo guerrillero partió de la finca del campesino Mongo Pérez el 25 de diciembre de 1956 para adentrarse en el macizo montañoso de la Sierra Maestra, llegaron el día 14 de enero de 1957 al río Magdalena y allí maduró el plan de ataque al pequeño cuartel La Plata.
 
Según los datos del puesto militar seleccionado, este se componía de una guarnición de cinco soldados y cinco marineros bien armados, al mando de un sargento. Concebido y bien organizado el plan de ataque por los rebeldes, en la madrugada del 17 de enero de 1957 Fidel lanzó una ráfaga contra la posta del cuartelito. Era la señal para que sus compañeros accionaran su armamento.
 
Los soldados y marineros ofrecieron una resistencia inesperada, pero finalmente fueron derrotados. Aunque desde el punto de vista militar el combate tuvo poca importancia las fuerzas armadas del régimen se vieron obligadas a reconocer que Fidel Castro comandaba un grupo dispuesto a enfrentárseles, y echó por tierra la propaganda de que todos habían sido aniquilados en Alegría de Pío.
 
El combate de La Plata, al decir del Guerrillero Heroico, «constituyó nuestra primera victoria y tuvo cierta resonancia […] Fue un llamado de atención a todos, la demostración de que el Ejército Rebelde existía y estaba dispuesto a luchar, y para nosotros, la reafirmación de nuestras posibilidades de triunfo final».
 
Raúl Castro, según las anotaciones de su diario en campaña correspondiente al 17 de enero de 1957, apoyaba lo planteado por el Che: «Nos despedimos de los prisioneros con un abrazo, soltamos a los civiles presos. Uno de ellos nos serviría de guía y nos encaminamos rumbo a Palma Mocha por un camino que bordea la costa. Desde lejos se veían arder sobre los cuarteles de la opresión las llamas de la libertad. Algún día no lejano, sobre sus cenizas levantaremos escuelas».