1959: un año decisivo para Fidel
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Uno de los años más importantes en la vida del Comandante fue, sin dudas, 1959. El triunfo revolucionario imponía asumir nuevas responsabilidades, enfrentar obstáculos y desafíos
Cuando todavía está latente el sexto aniversario de la partida física de nuestro Comandante en Jefe, resulta imprescindible evocar su pensamiento y acción, de gran vigencia en estos días. Precisamente los investigadores del Centro que lleva su nombre, se encuentran inmersos en una de las tareas más importantes para mantener vivo su legado: las Obras Escogidas de Fidel Castro Ruz, las cuales servirán como material de consulta para las nuevas generaciones y todos aquellos interesados que quieran profundizar en su obra creadora.
Uno de los años más importantes en la vida del Comandante fue, sin dudas, 1959. El triunfo revolucionario imponía asumir nuevas responsabilidades, enfrentar obstáculos y desafíos. Uno de los primeros, y más significativos, fue desmantelar el plan golpista del general Eulogio Cantillo en Columbia, que se daría a conocer públicamente en el memorable discurso de Fidel en el Parque Céspedes en Santiago de Cuba el 1ro. de Enero.
A los pocos días del naciente gobierno provisional, Fidel tuvo que llevar adelante los juicios sumarísimos a los criminales de guerra, a los torturadores y asesinos de la dictadura de Fulgencio Batista, una difícil tarea por las implicaciones que tuvo para la opinión pública mundial. No fueron pocos los que atacaron y tergiversaron aquel suceso, pero era necesario aplicar la justicia revolucionaria y que el pueblo pudiera llorar en paz a sus mártires; lo cual se demostró, cuando en su discurso del 21 de enero en el Palacio Presidencial, ante una inmensa multitud, Fidel le preguntó al pueblo quiénes estaban de acuerdo con que los esbirros fueran fusilados y levantaron la mano con unanimidad.
El 22 de enero el Comandante ofrecería una conferencia de prensa ante 380 periodistas en el hotel Habana Riviera como parte de la Operación Verdad, con el propósito de destruir la campaña difamatoria alrededor de los fusilamientos a criminales más connotados, pues en el extranjero se publicaba que en Cuba, se estaban llevando a cabo ejecuciones en masa a partidarios de Batista. Fidel en esta conferencia explicó con detalles qué características tenían esos juicios a los criminales de guerra, para que el mundo conociera la verdad.
Su primer viaje al extranjero, después del triunfo revolucionario, fue a Venezuela a finales de enero, donde él continuaría con su propósito de mostrar la verdad de lo que sucedía en la isla. Allí habló de la importancia de la unidad latinoamericana, de la ética del Ejército Rebelde, definió cómo debe ser un revolucionario y la importancia de acabar con todas las tiranías en América Latina.
Durante su discurso en el acto de toma de posesión del cargo de primer ministro, el 16 de febrero, ante la preocupación por la responsabilidad del nuevo cargo, Fidel explicó que, de las tareas realizadas en su vida, ninguna consideró tan difícil como esa, tan preñada de obstáculos, difícil de llevar adelante, pero sin temor por el esfuerzo que debía realizar.
Otro momento importante del año 1959, lo constituye su periplo por Estados Unidos, Canadá, Trinidad y Tobago, Argentina, Brasil y Uruguay, entre abril y mayo. En concentración popular a su llegada del extranjero, el 8 de mayo, en la entonces Plaza Cívica, Fidel dijo que habían salido de la patria a reafirmar la Revolución, a explicar a los pueblos del continente las causas que tuvieron para hacerla y las razones para llevarla adelante.
Durante su viaje de 25 días dos elementos fueron objeto de constante aclaración: los fusilamientos de los criminales de guerra y la posibilidad de celebrar las elecciones. Ya se habían fusilado más de 500 asesinos de la dictadura y se habían confiscado todos los bienes de los malversadores y colaboradores de la tiranía. En cuanto a las elecciones, se había producido un fenómeno de tipo político en el que precisamente el pueblo era el menos interesado en celebrarlas; además, explicaría Fidel, sin partidos políticos no podían convocarlas, y de hacerlo, el movimiento revolucionario las ganaría por inmensa mayoría.
A cinco meses del triunfo, la Revolución, según Fidel, entraba en su etapa creadora. La Reforma Agraria, como propósito o necesidad teórica, fue incluida en la Constitución de 1940, sin embargo, nunca se aplicó, textualmente se decía que se proscribía el latifundio y, a los efectos de su desaparición, la ley señalaría el máximo de extensión de tierra para cada tipo de cultivo. Con la firma de la Ley de Reforma Agraria, la eliminación del latifundio era una realidad, que venía aparejada con el desarrollo de la industria y el fin del desempleo. Sobre la respuesta del pueblo ante la ley, explicaría Fidel, en su discurso en el acto de clausura del Primer Foro Nacional de la Reforma Agraria, el 12 de julio de 1959: «una de las causas del triunfo de la reforma agraria se debe al hecho de que primero se persuadió a todo el pueblo, y cuando todo el pueblo unánimemente estaba de acuerdo con la ley agraria, se dictó la ley agraria».
Por otro lado, se instaba al pueblo a consumir los productos nacionales para que el dinero se quedara en el país y poder elevar su nivel de vida. A los problemas económicos que debían resolverse con las arcas casi vacías, se unían los problemas sociales: dignificar a la mujer y al negro, eran tareas urgentes que debían acometerse. La rebaja de las tarifas telefónicas, de alquileres y de las medicinas, unido al propósito de crear universidades, ciudades escolares, y garantizar el acceso a las playas a todo el pueblo; constituían anhelos que se convertían en realidad.
El 17 de julio, en comparecencia de prensa, explicaría al pueblo las razones de su renuncia al cargo de primer ministro, que obedecía a la imposibilidad de ejercer el cargo, en aquellas circunstancias, por discrepancias con el presidente de la República Manuel Urrutia Lleó y estas eran de tipo moral. La gota que colmó el vaso fue la entrevista que ofreció Urrutia el 13 de julio, en la cual no asumió una actitud en defensa de la Revolución, con relación a las declaraciones del traidor Pedro Luis Díaz Lanz y por arremeter en contra del comunismo. El presidente no había dejado de ser un freno a las expectativas de la nación cubana. La prensa y el pueblo ya tenían indicios de las dificultades existentes entre Urrutia y la dirección de la Revolución.
Fidel, siempre en defensa de los principios y la magnitud de su ética, acabó, según él, con la única alternativa: su renuncia al cargo de primer ministro. Durante su comparecencia ante la prensa el 17 de julio, se conoció la noticia de la renuncia de Urrutia, y de inmediato, se reunió el Consejo de Ministros y nombró como nuevo presidente a Osvaldo Dorticós Torrado.
Durante los días siguientes se desató un extraordinario movimiento de apoyo a Fidel, el pueblo pedía su retorno a la vida política del país. Precisamente el 26 de julio, en una magna concentración campesina en la Plaza Cívica, Dorticós le consultaría al pueblo si quería que Fidel ejerciera sus funciones en el gobierno, a lo que el pueblo respondió que sí, acto seguido el presidente anunció el regreso de Fidel al cargo de primer ministro. Y fue entonces cuando el Comandante pronunció un discurso inolvidable, dedicado a los miles de campesinos que se habían reunido en apoyo a la naciente Revolución y a la Reforma Agraria.
El 14 de agosto, Fidel desenmascaró en el programa televisivo Ante la Prensa, todos los detalles de la gran conspiración trujillista-batistiana que pretendía armar a la contrarrevolución para derrocar el poder revolucionario en Cuba, había sido frustrada el día antes, justamente cuando el líder de la Revolución cumplía 33 años. El 13 de agosto fue abortada la conspiración cuando un C-47, procedente de Santo Domingo, repleto de pertrechos de guerra, fue detenido en el aeropuerto de Trinidad con 11 mercenarios a bordo.
En octubre arreciaron los actos terroristas con aviones que sobrevolaban el espacio aéreo cubano, ocasionaron severos daños materiales y la pérdida de vidas humanas. Entre estos hechos sobresale uno de los ocurridos el 21 de octubre, en el que resultaron muertos 2 hombres y heridas 47 personas, durante un bombardeo a La Habana, realizado por el ya mencionado traidor y terrorista Pedro Luis Díaz Lanz, quien además lanzó propaganda contra el gobierno. Estos sucesos fueron analizados y condenados durante la comparecencia ofrecida por el Comandante en el programa televisivo Ante La Prensa, el 22 de octubre.
El 26 de octubre, el pueblo congregado frente al Palacio Presidencial acudió a repudiar los recientes actos terroristas acaecidos y a escuchar a Fidel. Más que un discurso fue un diálogo con las personas allí reunidas. El Comandante afirmaría que, no habían transcurrido 10 meses y se habían tenido que reunir de nuevo con el pueblo, ya no para luchar contra la calumnia, sino para luchar por la vida de nuestros ciudadanos, para luchar por la vida de nuestros hijos, de nuestros hermanos, de nuestras madres. El marco fue propicio para anunciar la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias y denunciar la traición de Huber Matos. Sobre la gravedad de esta última diría: «fue el primer intento de utilizar militares contra la Revolución, de utilizar militares contra los derechos del pueblo cubano; fue el primer intento de corrupción de oficiales para utilizarlos contra el pueblo, contra los intereses del pueblo, contra la Revolución Cubana…».
Otro hecho estremecería al pueblo cubano en octubre: la desaparición de Camilo Cienfuegos, quien había sufrido un accidente cuando viajaba en un avión de Camagüey a La Habana, el día 28. Fidel participó personalmente en su búsqueda en los días siguientes, hasta que el 12 de noviembre compareció en la televisión para explicar los detalles del accidente y la búsqueda de Camilo.
El último acto público del primer año de la Revolución, donde el líder revolucionario daría un discurso a los empleados del comercio, fue el 20 de diciembre, en el cual nuestro líder dijo: «…la Revolución ha tenido que enfrentarse a obstáculos grandes, y tendrá que enfrentarse todavía a obstáculos mayores, porque ese es el precio de un destino mejor; ese es el precio de una patria libre y de un futuro prometedor…».
Estas últimas palabras de Fidel resumen lo que significó 1959 para la naciente Revolución. Un año, en el cual, nuestro Comandante tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias para llevar adelante un país destruido por una sangrienta dictadura y enfrentar las campañas y agresiones enemigas provenientes del exterior. Los días de guerrillero en la Sierra habían quedado atrás y una nueva época había comenzado: la de construir un país más justo y soberano en medio de crecientes dificultades.