"Guayasamín fue tal vez la persona más noble, transparente y humana que he conocido. Creaba a la velocidad de la luz, y su dimensión como ser humano no tenía límites. De las conversaciones con él aprendí mucho; enriquecieron mi conciencia sobre el drama terrible de la conquista, la colonización, el genocidio y las injusticias cometidas contra los pueblos indígenas de este hemisferio: un dolor lacerante que llevaba en lo más hondo de sus sentimientos. Era muy conocedor de la historia de aquel drama".