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Los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe

El pueblo cubano no tuvo el menor temor a enfrentar todo el poder bélico del imperialismo yanqui. Foto: Archivo de Granma
El pueblo cubano no tuvo el menor temor a enfrentar todo el poder bélico del imperialismo yanqui. Foto: Archivo de Granma

Data: 

26/10/2022

Fonte: 

Periódico Granma

Autor: 

Para quienes nos encontrábamos en aquellos momentos a decenas de miles de kilómetros de la Patria –del escenario principal de los hechos, y con pocas posibilidades de comunicación– fueron jornadas posiblemente más angustiosas y preocupantes. Estábamos seguros, sin embargo, de que la Revolución resistiría el embate criminal e intervencionista, y saldría victoriosa, aun pagando un alto costo en vidas y en destrucción de buena parte de la obra social y material que ya se había construido. Esa era la sensación que nos embargaba.
 
Llegado el mes de octubre de 1962, los sucesos presagiaban una agresión militar intervencionista directa por parte del Gobierno imperialista de Estados Unidos contra Cuba. Se hicieron cada vez más evidentes, en todos los sentidos, desde el militar hasta el diplomático.
 
Las medidas de suspensión contra Cuba, en la reunión de cancilleres de la oea (Punta del Este, enero de 1962), fueron una clara señal de alarma respecto a lo que el imperio yanqui organizaba y proyectaba llevar a cabo antes de fines de ese año.
 
La dirección revolucionaria, encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, iba captando con seguridad y lucidez el terrible mensaje de los imperialistas, y también se preparaba y organizaba al pueblo, mientras concentraba los recursos indispensables para la defensa de la independencia y la soberanía de la Patria, y las conquistas del socialismo que habíamos decidido construir.
 
Se actuaba con firmeza y serenidad, y se llamaba a la solidaridad internacional, al apoyo de los países amigos, de los partidos políticos y movimientos sociales en todo el mundo. Fue una amplia labor de advertencia y denuncia que tuvo como escenario estelar a las Naciones Unidas, y como figura relevante, en aquel lugar, al canciller Raúl Roa.
 
Finalmente, como era de esperarse, en la segunda quincena de octubre estalló la crisis, y Cuba pasó a ser el punto focal de aquella coyuntura que se desarrolló vertiginosamente, en 15 días y poco más, si añadimos sus secuelas y recomposición posteriores.
 
Los hechos se desarrollaron de la manera siguiente:
 
Día 14:
 
Descubrimiento del emplazamiento de cohetes soviéticos en la zona de San Cristóbal, Pinar del Río, por un avión espía u-2, de Estados Unidos.
 
Día 20:
 
Reunión del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., decidiendo implantar el bloqueo naval contra la Isla y otras medidas militares, políticas y diplomáticas.
 
Día 22: 
 
El presidente John F. Kennedy anuncia públicamente esta decisión y sus causas, mediante un mensaje emitido desde la Casa Blanca. En horas de la tarde, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz decreta la alarma de combate para las FAR y para todo el país; la nación en pie de guerra.
 
El día 27 la crisis llegó a su punto máximo de agudeza, cuando un   cohete antiaéreo fue disparado por fuerzas soviéticas contra un avión espía U-2, de Estados Unidos, derribándolo, al norte de la entonces provincia de Oriente.
 
Las baterías cubanas ya habían recibido la orden de disparar contra cualquier vuelo rasante de la aviación  enemiga, lo cual se cumplió en diversas ocasiones y en diferentes posiciones.
 
El día 22 se conoció, públicamente que, tanto la urss como ee. uu. habían tomado iniciativas para una eventual negociación, y que se hallaba en curso, sin la participación del Gobierno Revolucionario de Cuba, a pesar de ser este país y sus derechos el eje fundamental del conflicto, y el objetivo contra el cual el Gobierno de Estados Unidos alistaba una agresión militar directa.
 
Como resultado de esa negociación, ambas partes dieron a conocer la retirada inmediata de los cohetes de alcance medio e intermedio y sus cabezas nucleares, que la urss había instalado en territorio de Cuba, y la declaración, por parte de Washington, de que se detenían las medidas militares encaminadas a una agresión militar directa contra la Isla.
 
Igualmente, Estados Unidos anunció la retirada de los cohetes con cabezas nucleares instalados en Turquía, obviamente enfilados contra el territorio soviético. Mucho tiempo más tarde se conoció  que Estados Unidos había retirado, también, instalaciones coheteriles semejantes que tenía en Italia.
 
En el caso de Cuba, los estadounidenses incluyeron con posterioridad, en su pedido de retirada, a los cazabombarderos   soviéticos il-28 aquí emplazados, lo cual se efectuó, y también   ejercieron un reclamado «derecho de inspección», a los barcos que en alta mar conducían el armamento retirado, lo cual se cumplió, igualmente.
 
El Gobierno Revolucionario de Cuba había rechazado ya, oficialmente, y comunicado a la onu, que ese tipo de violación a su soberanía en territorio cubano no se permitiría, pues tampoco estaba contemplada en los acuerdos recién concluidos. El honor de Cuba, una vez más quedó defendido.
 
La noche del 1ro. de noviembre, Fidel compareció, nuevamente, ante la cadena nacional de radio y televisión; con el propósito de brindar al pueblo cubano y a la opinión pública mundial un resumen de lo acontecido en aquellos dramáticos días, así como el punto de vista del Gobierno Revolucionario de Cuba y sus posibles consecuencias para nuestro país y para el mundo.
 
Reiteró allí los Cinco Puntos de la paz con dignidad, que se habían dado a conocer el día 28.
 
Sin dudas, fue una comparecencia histórica y estremecedora –como otras realizadas en aquellos años por el Comandante en Jefe–, con el añadido de que esta vez estuvo en juego, como nunca antes –según el escritor Gabriel García Márquez–, no solo el futuro de nuestro país, sino el destino de la humanidad entera.
 
Sesenta años después, la naturaleza, la agresividad y la codicia del imperialismo yanqui no han cambiado, y es necesario mantenerse alertas y vigilantes, resistentes y creativos, con la dignidad y la firmeza que caracterizaron a los que el Che llamó «los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe».
 
Así lo sintetizó Fidel: «Poseemos proyectiles de largo alcance que no se pueden desmantelar, ¡y no serán desmantelados jamás...! Esa es nuestra más poderosa arma estratégica, de defensa estratégica, de ofensiva estratégica.
 
«Por eso quiero hacer aquí, dejar constancia, hoy más que nunca, de nuestra admiración hacia nuestro pueblo.
 
«Todos los revolucionarios debemos sentirnos doblemente obligados, a partir de esta experiencia, a luchar por nuestro pueblo, a trabajar incansablemente por nuestro pueblo (…); quiero decir ¡que hoy, más que nunca, me siento orgulloso de ser hijo de este pueblo!».
 
LOS CINCO PUNTOS DE LA PAZ CON DIGNIDAD
 
Primero: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económicas que ejercen los Estados Unidos en todas las partes del mundo contra Cuba.
 
Segundo: Cese de todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y sabotajes, acciones todas que se llevan a cabo desde el territorio de Estados Unidos y de algunos países cómplices.
 
Tercero: Cese de los ataques piratas que se llevan a cabo desde bases existentes en Estados Unidos y en Puerto Rico.
 
Cuarto: Cese de todas las violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos.
 
Quinto: Retirada de la Base Naval en Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.