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¡Vivo!

Los trabajadores del Centro afirman que el trabajo con los niños es de lo más especial, porque son espontáneos y preguntan cosas que los adultos dan por sentado. Foto: Ismael Batista Ramírez
Los trabajadores del Centro afirman que el trabajo con los niños es de lo más especial, porque son espontáneos y preguntan cosas que los adultos dan por sentado. Foto: Ismael Batista Ramírez

Una señora mayor y su hija recién operada de cáncer de mama llegaron desde lugares distantes de La Habana; la madre insistía en que no quería fallecer sin compartir sus recuerdos: trajo una bandera entregada por Fidel a un contingente y un libro de fotos de una visita del Comandante en Jefe a la antigua Unión Soviética.
 
Sus anécdotas son lo más preciado que poseía y vino a compartir, una persona que trabajó junto a Fidel en las investigaciones de la industria alimentaria asociadas a la elaboración de queso.
 
Desde Caimito viajó dos veces un combatiente de la Columna 1 del Ejército Rebelde, porque, dijo, tampoco quería morir sin transmitir todas sus vivencias sobre Fidel.
 
Son apenas tres ejemplos de las muchas emociones que se han vivido en el Centro Fidel Castro Ruz desde su inauguración en noviembre del año pasado.
 
Al propósito, entonces declarado, de ser, más allá de un sitio para la veneración o un simple museo, «una institución pública, interactiva, con el propósito fundamental de estudiar y difundir el pensamiento, la obra, la vida y el ejemplo del líder histórico de la Revolución Cubana», ha contribuido mucho el aporte de quienes conocieron a Fidel de alguna manera y quieren compartir ese legado para la posteridad.
 
María del Carmen Milán, recepcionista de la biblioteca Sierra Maestra, donde se reciben las donaciones, dice que a todos los tratan con especial deferencia, porque, a veces, las piezas «no tienen un alto valor museable, pero sí emocional».
 
Así, desde un lugar vivo, se conforma y completa la imagen de un hombre también vivo, sobre el que aún hay mucho por estudiar.
 
Predomina la armonía entre historia y tecnología. Foto: Ricardo López Hevia
 
CUÍDENNOS A FIDEL
 
La creación del Centro está respaldada por la aprobación de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en diciembre de 2016, de la Ley No. 123 Sobre el uso del nombre y la figura del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la cual se autorizó, por excepción, el empleo de su nombre para denominar una institución como esta.
 
Hasta el 31 de julio último, más de 50 700 personas habían visitado sus salas; y los países más representados son Cuba, Estados Unidos, España, Turquía, Italia y México, en ese orden.
 
Según César Quintana Castillo y Osmany González Tocabens, dos de los museólogos, lo que más impresiona al público, además de la carga emocional «tan fuerte» que se respira y que hace que muchos se conmuevan hasta las lágrimas; es la calidad del discurso museográfico, con «tecnología de primera línea, en función de la información».
 
Cuentan que para ellos hay también muchos momentos gratificantes. Quintana Castillo nunca olvidará la visita del Comandante Delio Gómez Ochoa. Cuando lo vio abrazar el busto en bronce de Fidel, único que existe en Cuba y que le fuera regalado en vida por el mandatario chino Xi Jinping, le pareció que estaba abrazando al mismísimo Comandante. «Tuve que pedir permiso, y decirles a los compañeros: “Discúlpenme, pero tengo que recomponerme”».
 
Asimismo, explica que el trabajo con los niños es de lo más especial, porque son espontáneos y preguntan cosas que los adultos dan por sentado. «Un día le estaba enseñando la réplica en miniatura del yate Granma a un aula de cuarto grado, y les dije que miraran por las ventanitas para que vieran parte del interior. Entonces uno de los alumnos me preguntó por qué no poníamos un código para poder escanearlo, y hacer una visita por el interior del barco. Enseguida se lo dije a los informáticos, me contestaron que era tremenda idea y empezaron a trabajar en ella».
 
González Tocabens destaca, a su vez, el alto grado de interactividad que le permite al visitante «desgranar la historia por sí mismo y en función de sus necesidades de conocimiento»; y resalta, entre las vivencias que lo han marcado, la ocasión en que un militar africano les pidió: «Cuídennos a Fidel, no es solo de ustedes, es del mundo».

Desde un lugar vivo, se conforma y completa la imagen de un hombre también vivo. Foto: Ismael Batista Ramírez
 
INVESTIGAR LA REVOLUCIÓN
 
La especialista del Centro de Información, Evelia Zayas Chapman, ofrece un dato esencial para entender el funcionamiento del Centro y lo que lo hace único: trabaja como un sistema. Por ejemplo, los documentos que las personas donan o se adquieren, que se digitalizan y procesan, son esenciales para los investigadores; también a la biblioteca vienen muchas personas que buscan libros referenciados en alguna de las salas.
 
El Departamento de Investigaciones es uno de los puntos neurálgicos del Centro Fidel Castro. Allí están inmersos, entre otras tareas, en la conformación de las obras escogidas del Comandante en Jefe, una labor descomunal que, en palabras del especialista Manuel Enrique Rodríguez, les permite redescubrir a un hombre excelso, un humanista en el pensamiento y en la acción.
 
Más de 60 temas de investigación asociados a la figura de Fidel han sido identificados; la cantidad de información para procesar es considerable y crece constantemente.
 
Otro de los especialistas del equipo, Abel Aguilera Vega, asegura que «investigar a Fidel es investigar la Revolución; y que contribuye a esclarecer visiones de determinados conflictos. Aquí yo siento que estoy cumpliendo una indicación suya».
 
DESEO Y OBLIGACIÓN DE HACERLO BIEN
 
Precisamente, orgullo y compromiso fueron palabras repetidas por los casi 15 trabajadores del Centro con los que conversó Granma; y también la sensación de que nunca se termina de saber todo sobre Fidel. A la vez que se devela lo que hay detrás de la personalidad pública, mítica, la admiración lejos de mermar, crece.
 
Tal es el caso de la editora Marian Rivero Delgado y de la especialista en Artes Gráficas Samantha Baile Sánchez, ambas involucradas en los procesos de Ediciones Alejandro. Pertenecen al Centro desde que era apenas una idea, y se dicen afortunadas por esa condición de ser ya, a pesar de su extrema juventud, fundadoras de una institución que es referencia obligada.
 
«Ediciones Alejandro tiene la virtud de poder cerrar el ciclo, desde la raíz del libro, hasta su publicación. El cuidado tiene que ser extremo, no puede haber errores», explica Rivero Delgado.
 
Un lugar atractivo, un espacio para la producción intelectual y cultural de la Isla, un sitio que rehúye del homenaje vano para estimular la reflexión y el mandato fidelista de recordar haciendo; el Centro Fidel Castro Ruz y su gente están a la altura de ese hombre que el escritor colombiano Gabriel García Márquez definió como «el antidogmático por excelencia, cuya imaginación creativa vive rondando los abismos de la herejía».

Fonte: 

Periódico Granma

Data: 

15/08/2022