La jefa del programa de vacunación del ministerio de Salud Pública de Cuba, Lena López destacó hoy que la isla caribeña cuenta con una gran experiencia en campañas para inmunizar a la población infantil.
 
Este proceso que llevamos a cabo ahora en Cuba es un gran reto, pero tiene como antecedente la campaña antipolio iniciada en 1962. Ahora son más niños para administrar un inmunógeno, en este caso contra el virus SARS –CoV-2, causante de la Covid-19, explicó López al intervenir en la televisión cubana.
 
Siguiendo el cronograma concluyó el primer grupo, el cual está a integrado por los estudiantes de los años terminales de preuniversitario (Bachiller), los de la enseñanza técnica- profesional, formación pedagógica, entre otras.
 
A ellos se les administró la vacuna Abdala -primera de Cuba y de América Latina- desde el 3 de septiembre y ahora serán inmunizados los que por diferentes razones no pudieron asistir al vacunatorio.
 
Recordó que el 5 de septiembre como parte de un plan piloto fue iniciada la vacunación en la provincia de Cienfuegos, a 253 kilómetros al este de la capital, para todas las edades pediátricas y el 8 de septiembre en el municipio especial Isla de la Juventud.
 
En la mañana de hoy comenzó la vacunación con Soberana 02 en las edades de 11 a 18 años en las provincias de Pinar del Rio, Artemisa La Habana, Matanzas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Guantánamo y Santiago de Cuba,reportó López.
 
El resto de las provincias –anunció la directiva- está previsto que inicien la próxima semana en este grupo de edad.
 
Los más pequeños de casa no quedarán atrás, pues a mediado de septiembre empezará la vacunación del grupo de dos a 10 años en todas los provincias del país.
 
Esta campaña requiere de muchas más acciones organizativas y logísticas, puntualizó López.
 
Recalcó que todos los vacunatorios están certificados, que los inmunógenos nacionales son seguros, y que los efectos adversos son leves.
 
López –quien llamó a los padres a confiar en las vacunas- pidió mantener las medidas de autocuidado, como el uso frecuente del nasobuco, la desinfección de las manos y el distanciamiento físico.