Pensé en aquella campana
 
que repicó un 10 de octubre
 
y cuyo sonido cubre
 
toda la lucha cubana.
 
Pensé en el himno que emana
 
desde el Bayamo ferviente,
 
en Maceo intransigente,
 
en El Mayor con su herida,
 
pensé en la sangre vertida
 
por la Patria independiente.
 
 
 
Pensé en la tregua fecunda
 
después de un triste Zanjón,
 
porque fue la desunión
 
la derrota más profunda.
 
Pensé en el hombre que funda
 
un Partido ante la guerra,
 
por la importancia que encierra,
 
y pensé que nunca hay muerte
 
para quien echa la suerte
 
con los pobres de la Tierra.
 
 
 
Pensé, igualmente, en la bota
 
que intervino en la contienda;
 
y pensé en la infame Enmienda
 
que dejó a la Patria rota.
 
Pensé en el Mella patriota,
 
en Guiteras, en Rubén;
 
Y pensé, pensé también
 
cómo un Batista asesino
 
mutiló tanto camino
 
a los jóvenes de bien.
 
 
 
Pensé en cada moncadista,
 
En cada expedicionario,
 
en Camilo legendario
 
en Che que llega y conquista.
 
Y pensé en el gran artista
 
de la barba fulgurante,
 
que en un Enero radiante
 
la libertad nos brindaba
 
mientras Cuba le expresaba:
 
¡Ordene usted, Comandante!
 
 
 
Pensé en el futuro nuestro,
 
pensé en la inmensa virtud
 
que tiene la juventud
 
frente a cualquier plan siniestro.
 
Pensé, citando al Maestro,
 
“como un escolar sencillo
 
en el canario amarillo”.
 
Pensé de nuevo en Fidel...
 
cuando llegó Díaz-Canel
 
a la Tángana en El Trillo.
 
(Tomado del perfil de Facebook)