Díaz- Canel con brigada Henry Reeve: La significativa estela de gratitud a la medicina cubana
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Con “el más apretado de los abrazos” y “el orgullo de ser cubano, que se fortalece ante el ejemplo de ustedes”, saludó de forma personal el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez a las brigadas Henry Reeve, recién llegadas de Kuwait (152 cooperantes) y de Togo (11), después de vencer incontables desafíos humanos, culturales y profesionales.
Mientras ellos andaban del otro lado del mundo, salvando vidas, la actual administración norteamericana, incapaz de proteger las de sus propios ciudadanos -entre las poblaciones más golpeadas por la COVID-19 en todo el planeta- se empeña en denigrar los servicios de salud de Cuba, difamando a los cooperantes y presionando a cuanto gobierno se interese por su labor, destacó Díaz Canel, después de escuchar valoraciones y experiencias del grupo, en el salón de protocolo de Cubanacán, en el oeste de la capital.
Según el presidente cubano, ha sido justamente ese ejemplo de solidaridad, profesionalidad y eficacia salvando vidas, la gran fuerza que aplasta la infamia promovida por la política agresiva del Gobierno de Trump. Ambas brigadas regresan a la patria con la misión humanitaria cumplida y con 4 exámenes de PCR negativos, es decir sanos, como se les pidió en la partida.
Por los testimonios narrados por los cooperantes de ambos grupos, el de Kuwait, el más numeroso y el de Togo uno de los más pequeños de cuantos han enfrentado la pandemia, se conoció que el idioma fue la principal dificultad en el comienzo, pero en ambos países se venció rápidamente.
En el caso de Kuwait, ellos atendieron a la población no nativa, que en un 90 por ciento hablaba solamente árabe. Lo contaron el Dr Gilberto Parra, coordinador del grupo que regresa (allá quedan otros 146), impresionado por el modo que tenían los pacientes de los cubanos, de saludarlos dando vivas a Fidel, Raúl y la Revolución cubana y la doctora Anabel Perera, MGI de solo 28 años, la más joven de la brigada, quien narró el desafío de llegar creyendo que no se entenderían y terminó hablando algo de árabe, disfrutando el picante de sus platos y sintiendo a sus pacientes como hermanos.
El enfermero artemiseño Jesús Romero, especializado en terapia intensiva y emergencias explicó muy gráficamente su orgullo por la misión que, además de la barrera idiomática, les impuso el reto de la tecnología. "Tuvimos poco tiempo para entrenarnos, pero trabajando día a día, lo hicimos. Salvamos 189 vidas, hicimos miles de procederes de enfermería. Kuwait fue nuestro Moncada, nuestro Granma, nuestro Girón y creo que también honramos el nombre de Henry Reeve".
En medio de la narrativa especializada, se oyó un relato distinto. Gamar Israel Toyo Girado, profesor de inglés de Santi Spíritus, que trabaja en prestación de servicios, explicó qué hace un maestro entre médicos y enfermeros. Su misión no fue menos difícil, "porque cada extranjero en Kuwait habla el inglés con giros y entonación diferentes". A eso se añade la terminología tecnológica. Y lo hizo bien: "Se puso en alto la medicina, pero también la educación cubana", dice evidentemente satisfecho con su trabajo.
Este primer grupo de 152 cooperantes de todas las provincias, que regresó el 6 agosto de Kuwait y acaba de vencer la cuarentena cubana, permaneció en ese país del Oriente Medio por dos meses, atendiendo un hospital de campaña de 254 camas por el que pasaron 758 pacientes. Salvaron 189 vidas.
Por primera vez en Togo
Impresionan mucho los números de la pequeña brigada que fue a Togo: 2 767 atenciones médicas y 146 vidas salvadas, el 79.3% de los ingresados. En terapia intensiva lograron recuperar 16 de los 19 pacientes que atendieron en estado crítico o grave, para una supervivencia superior al 84 por ciento.
La proeza es de 11 profesionales de la salud, tres mujeres y ocho hombres, que en tres meses cambiaron la historia. Es un decir y es un hecho.
Hasta la llegada de ese pequeño grupo en abril pasado, no existía colaboración médica cubana en Togo. Sí existían jóvenes togoleses graduados de la ELAM, una suerte para la brigada cubana.
Según el Dr. Miguel Gómez Cruz, jefe de la brigada, ellos llegaron al país de África Occidental, el 12 de abril pasado, con tres desafíos: romper las barreras idiomáticas, brindar asistencia médica de calidad y regresar vivos.
"Los tres desafíos los vencimos gracias a Fidel. Cuatro togoleses de alrededor de 20 años, graduados de la ELAM, con excelente preparación y conocimientos de nuestros procederes terapéuticos, nos acompañaron. Cuando cumplimos el primer mes allí, ya todas las puertas se nos abrían".
En estrecho vínculo con sus colegas africanos, los cubanos lograron cambiar protocolos, entrenar al personal en el uso de los trajes protectores, organizar el flujo de trabajo, impartir talleres. Compartir saberes. Recorrieron las tres regiones más afectadas del país, visitaron hospitales, intercambiaron con líderes comunitarios y religiosos. Las más altas autoridades de Togo los felicitaron, agradecieron y premiaron su entrega.
El presidente del país llamó a nuestro presidente para agradecer a Cuba esta cooperación intensa y aportadora.
El hecho se comprende mejor cuando se escucha a la joven doctora Yanela Rodríguez, de Santiago de Cuba, quien recorrió siete municipios en una semana. En los recorridos descubrió que la población no tenía conocimiento ninguno de la COVID-19, ni usaba nasobuco. A propuesta suya se comenzó la confección casera de los protectores y se impusieron multas a quienes no los usaran. En menos de un mes Togo daba por controlada la pandemia. Yanela sonríe y agrega: "En un país donde las mujeres no cuentan, ellos escucharon y aceptaron la propuesta de una cubana".
Otras experiencias de Kuwait y de Togo, donde se estrenó la cooperación de salud de Cuba, escúchelas esta noche, a las 9:00 p.m., en nuestro programa La luz de la memoria, que comienza hoy su segunda temporada dedicada al enfrentamiento de la pandemia, ahora En zona blanca, en homenaje a todos los que cumplen misión médica dentro o fuera de Cuba, honrando las batas blancas que los identifican como médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, que por donde quiera que pasan, van dejando con su obra solidaria "una significativa estela de gratitud hacia la medicina cubana", según palabras del presidente cubano.