Cuba y China, en el mejor momento de su historia
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«Hoy día, las relaciones entre China y Cuba se encuentran en el mejor momento de su historia», escribe a Granma el embajador del gigante asiático en la Isla, Chen Xi, a propósito del aniversario 60 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones el 28 de septiembre de 1960.
Chen Xi ha representado a su país en el desempeño de diferentes funciones en Perú, Ecuador, Uruguay y Brasil, lo cual, de conjunto con su actual misión, lo dota de la experiencia política suficiente para valorar la importancia de nuestros vínculos históricos.
«Frente a un mundo cada día más incierto y cambiante, el fortalecimiento de la solidaridad y la cooperación entre los dos países no solo tiene un peso importante para nuestro desarrollo conjunto, sino que también posee valor especial para la salvaguardia del multilateralismo y la promoción de la paz mundial», escribe el embajador.
TODA HISTORIA TIENE UN PRINCIPIO: FIDEL Y MAO
Como funcionario con amplia experiencia desde 1986 en el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Chen Xi comenta el agitado contexto político como parte del cual emergieron los nexos bilaterales.
El Gobierno y pueblo chinos seguían de cerca el desenvolvimiento de la naciente Revolución Cubana y aguardaban por el triunfo definitivo de la causa revolucionaria, escribe sobre la victoria del 1ro. de enero de 1959, bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien erigió a Cuba como paradigma de lucha contra el imperialismo, «fundando así la base del camino hacia el desarrollo nacional y la construcción del socialismo».
«Poco después de los acontecimientos de enero de 1959, el presidente Mao Zedong, al juntarse con los amigos latinoamericanos, refirió que la Revolución Cubana no podía considerarse únicamente como un acontecimiento nacional o regional, sino también de influencia mundial.
«Era admirable cómo un país en desarrollo que recién lograba la liberación de su nación y de su pueblo, elegía como proyecto social una forma independiente de desarrollo, rechazando enérgicamente la intervención de fuerzas extranjeras».
El día 28 de septiembre de 1960, China y Cuba emitieron un Comunicado Conjunto a través del cual nos convertiríamos en el primer país de América Latina en establecer relaciones diplomáticas con China.
Para Chen Xi, este paso «fue el primer fruto del desarrollo de la amistad binacional, y el paso inicial de apoyo recíproco en el camino a salvaguardar la soberanía y luchar por la liberación nacional, lo que tiene un significado profundo y transcendental para ambas naciones».
La decisión conjunta fortaleció las fuerzas en pro de la paz mundial, la equidad y la justicia internacionales, marcó el primer éxito en las relaciones diplomáticas entre China y los países de América Latina, y fundó la base para el ulterior desarrollo de sus relaciones con la región.
Drásticos cambios del escenario internacional han resistido en estos 60 años Beijing y La Habana, pero la amistad, aun así, jamás dejó de cultivarse.
Sólidos canales de comunicación, intercambios artísticos y culturales como la visita a China de la legendaria bailarina Alicia Alonso, y la ampliación de oportunidades para el aprendizaje mutuo de los dos países en la construcción del socialismo, han consolidado el vínculo entre las naciones.
Según el Embajador, «la clave para el desarrollo y la estabilidad de la amistad binacional consiste en la adhesión a los mismos ideales y creencias, con ayuda mutua y compartiendo la buena y mala fortuna en el camino de la construcción del socialismo; en la cooperación e impulso para un desarrollo común basado en el tratamiento sincero, el respeto, la igualdad y el beneficio mutuo, así como la capacidad de adaptación a las tendencias actuales y al avance de acuerdo con los tiempos, para inyectar un nuevo ímpetu en el desarrollo de los lazos bilaterales».
LA MODERNIDAD COMO UN PUENTE
Para China, es importante el cuidado y consolidación de la amistad tradicional con Cuba. El consenso entre los dirigentes de ambos países ha sido fundamental en este sentido, pues no solo se trata de mantener lo ya establecido sino de «llevar esta amistad a una nueva altura».
Pasos firmes validan esa intención política.
Fidel visitó China en 1995 y 2003; mientras que Raúl lo hizo en 1997, 2005 y 2012. Cada uno de esos viajes allanó y cimentó el camino y la voluntad de profundizar los vínculos de amistad y colaboración en las más diversas esferas.
En 2014 el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, realizó una histórica visita a la nación caribeña, durante la cual diseñó, junto al General de Ejército Raúl Castro, la dirección que tomarían las relaciones bilaterales en una nueva etapa.
En 2018, Miguel Díaz-Canel, actual Presidente de Cuba, sostuvo una conversación con su homólogo chino durante la primera visita de Estado que realizara al Gigante asiático. En el diálogo se reiteró la voluntad y determinación de darle mayor esplendor en la nueva era.
«China y Cuba son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos que están entrañablemente unidos. Las relaciones bilaterales han resistido pruebas de grandes vientos y mareas con una vitalidad permanente a pesar de los tiempos», ha dicho Xi Jinping, también secretario general del Partido Comunista de China.
Díaz-Canel, por otra parte, dijo a la prensa china durante una visita que realizara a ese país en 2015: «Los resultados de China demuestran que el sistema socialista, tomando en cuenta las peculiaridades de cada país, trabajado con inteligencia, con compromiso y coherencia, es superior al sistema capitalista. Si el socialismo ha demostrado mucho en lo social que es un sistema más justo, en un ejemplo como el de China va demostrando que en lo económico se pueden lograr también resultados muy significativos».
LO QUE POCOS SABEN Y CASI NADIE IMAGINA
En la amalgama cultural que conforma el criollismo cubano tiene China muy bien ganado su espacio. No pocos historiadores han documentado la profundidad de las raíces asiáticas en esta tierra.
Ya en los protocolos notariales del siglo XVI consta la presencia de chinos, aunque su llegada en número significativo no tendría lugar hasta mediados del siglo XIX, cuando Cuba se convirtió en el principal receptor de la migración china en América Latina, destaca el Embajador.
Entre 1847 y 1874, ocurre la primera oleada migratoria. En esos 27 años llegaron entre 125 000 y 200 000 chinos para trabajar, principalmente, en plantaciones de azúcar y tabaco. Su presencia representó casi el 13% de la población total del archipiélago, con lo cual se convirtieron en «el tercer componente étnico de la identidad cubana», dice Chen Xi.
De manera espontánea, muchos chinos tuvieron participación activa en la Guerra de los Diez Años, la Guerra Chiquita y la Guerra Necesaria, esenciales en la lucha contra el colonialismo español. Dijo José Martí, Héroe Nacional de Cuba, sobre ellos: «…eran grandes patriotas; no hay caso de que un chino haya traicionado nunca».
El Barrio chino de La Habana, testimonio de la integración china a la sociedad cubana, a finales del siglo XIX llegó a ser considerado como el segundo más importante del mundo, tras el de San Francisco, en Estados Unidos.
Existen también nexos culturales y deportivos (sobre todo con las artes marciales), y tienen gran aceptación entre los cubanos la medicina tradicional y las delicias culinarias chinas.
La estudiosa Mercedes Crespo, citada por el Embajador, aseguró que los chinos que pisaron la tierra cubana tomaron su cultura, sus costumbres y tradiciones, su espíritu de lucha contra la esclavitud y el colonialismo y la defensa heroica de la soberanía de este país, todo eso lo integraron completamente en la nación cubana. Y Cuba los acogió como sus hijos. Los chinos han echado raíces aquí, han establecido sus hogares, han tenido hijos y nietos, hasta borrar de sus corazones las fronteras.
La Primera Declaración de La Habana, publicada en el periódico Revolución el 3 de septiembre de 1960, contenía en su acápite número cinco, lo siguiente:
5) La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba niega categóricamente que haya existido pretensión alguna por parte de la Unión Soviética y la República Popular China de "utilizar la posición económica, política y social de Cuba... para quebrantar la unidad continental y poner en peligro la unidad del hemisferio". Desde el primero hasta el último disparo, desde el primero hasta el último de los veinte mil mártires que costó la lucha para derrocar la tiranía y conquistar el poder revolucionario, desde la primera hasta la última ley revolucionaria, desde el primero hasta el último acto de la Revolución, el pueblo de Cuba ha actuado por libre y absoluta determinación propia, sin que, por tanto, se pueda culpar jamás a la Unión Soviética o a la República Popular China de la existencia de una Revolución que es la respuesta cabal de Cuba a los crímenes y las injusticias instaurados por el imperialismo en América.
Por el contrario, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba entiende que la política de aislamiento y hostilidad hacia la Unión Soviética y la República Popular China preconizada por el gobierno de los Estados Unidos e impuesta por este a los gobiernos de la América Latina y la conducta guerrerista y agresiva del gobierno norteamericano y su negativa sistemática al ingreso de la República Popular China en las Naciones Unidas, pese a representar aquella la casi totalidad de un país de más de seiscientos millones de habitantes, sí ponen en peligro la paz y la seguridad del hemisferio y del mundo.
Por tanto la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba ratifica su política de amistad con todos los pueblos del mundo, reafirma su propósito de establecer relaciones diplomáticas también con todos los países socialistas y desde este instante, en uso de su soberana y libre voluntad, expresa al gobierno de la República Popular China, que acuerda establecer relaciones diplomáticas entre ambos países y que, por tanto, quedan rescindidas las relaciones que hasta hoy Cuba había mantenido con el régimen títere que sostienen en Formosa los barcos de la Séptima Flota yanqui.