Equipos de respuesta rápida a la pandemia de la Covid-19 en Angola nutren sus filas con expertos cubanos, en ardua faena cotidiana para tratar de contener la propagación de la enfermedad en esta nación africana.
 
Las doctoras Estrella Bernal, Leticia Varela y Yaritza Pineda y la enfermera Modesta Hernández forman parte de esos grupos, cuyas vivencias denotan el esfuerzo que despliegan aquí contra un 'enemigo invisible, de fácil transmisión y letal', como suele decir la ministra angoleña de Salud, Sílvia Lutucuta.
 
Entre sus múltiples tareas incluyen la visita a las viviendas para la búsqueda activa de casos con sintomatología sospechosa de la enfermedad, el apoyo psicológico a los afectados y las labores de promoción de salud en las comunidades.
 
Según explicaron a Prensa Latina, también aseguran el traslado de casos positivos hacia los centros de tratamiento y de sus contactos personales para las instalaciones de cuarentena, con el acompañamiento de los responsables de salud en cada localidad y la indispensable explicación a las familias.
 
A diario, hay una reunión de coordinación técnica en el Centro de Operaciones para el enfrentamiento a la Covid-19 en Luanda, donde participamos, además, en capacitaciones sobre la enfermedad, las medidas de bioseguridad y la utilización correcta de los medios individuales de protección, detalló Bernal, especialista de primer grado en Medicina General Integral (MGI) y en Higiene y Epidemiología.
 
Otra arista del trabajo, comentó, consiste en el traslado hacia unidades de salud para la valoración de fallecidos con antecedentes de sintomatología respiratoria, infecciones respiratorias graves o estancia en países afectados por la Covid-19'.
 
Los grupos de respuesta rápida, destacó, participan igualmente en los preparativos y realización de las tomas de muestras biológicas en barrios y condominios bajo cercas sanitarias y de los pasajeros procedentes de países con transmisión de la virosis.
 
Antes de retirarnos de los diferentes lugares, acotó, siempre procedemos a la comunicación de riesgo a la comunidad para ayudar al cumplimiento de las medidas de prevención.
 
A juicio de la profesora, oriunda de la provincia de Ciego de Ávila (centro de Cuba), otro asunto esencial es el control y la fiscalización técnica dentro de los propios equipos de respuesta rápida sobre el cumplimento de las medidas de bioseguridad.
 
Las ocupaciones de rutina incluyen la intervención en el análisis de probables contaminados a partir de denuncias de la población, que alertan sobre violaciones de las cuarentenas y las cercas sanitarias, reseñó la especialista con 25 años de labor en el universo de la Medicina.
 
Al decir de Bernal, se siente afortunada al aportar sus conocimientos en beneficio de la salud de este pueblo, 'con la vocación solidaria y humanista inculcada por nuestro Comandante en Jefe (Fidel Castro) en mi formación como médico'.
 
La lucha contra la Covid-19, estimó, genera nuevos conocimientos y, en ese sentido, 'valoro mucho el trabajo conjunto con los colegas angoleños, los cuales poseen experiencia meritoria en el manejo de epidemias'.
 
En opinión de la doctora Leticia Varela, proveniente de la central provincia de Cienfuegos, lo más reconfortante de las misiones médicas es el reconocimiento y la gratitud de la población en los diferentes países: 'Nos tratan, dijo, con cariño y confianza por el amor que les brindamos'.
 
En lo personal, acotó, ha sido una gran experiencia compartir con profesionales de Angola, quienes tienen una vasta cultura sobre el tema epidémico; también 'siento que estamos atendiendo a un pueblo querido, con el cual mantenemos una estrecha relación de cooperación y ayuda en varios frentes desde hace muchos años'.
 
El trabajo aquí, 'es parte del ejercicio altruista y solidario de Cuba para salvar vidas por el mundo y expresa el carácter internacionalista de nuestra patria', consideró la especialista de primer grado en MGI e Higiene y Epidemiología.
 
Con similar formación en ambas disciplinas, la holguinera (del oriente cubano) Yaritza Pineda contó a Prensa Latina que a diferencia de las otras entrevistadas, ella cumple ahora su primera misión médica en el exterior.
 
'Llegué a este país con una mezcla de sentimientos: por un lado, los deseos de aportar mis conocimientos y de trabajar en mi especialidad y, por otro, las incertidumbres y los miedos' a un universo desconocido, expresó.
 
Tenía la experiencia de varios brotes epidémicos en su provincia de Holguín; sin embargo, nunca pensó que estaría fuera de Cuba combatiendo una enfermedad nueva como la Covid-19, capaz de poner al mundo entero en zozobra.
 
Pero 'como decimos los cubanos, siempre se puede más; hemos tenido que crecernos y demostrar no solo conocimientos, sino también el humanismo y el altruismo de nuestra formación como médicos en una tarea difícil y riesgosa'.
 
Para Modesta Hernández, enfermera hace más de 30 años y con bagaje internacionalista, tampoco esta vez en Angola ha sido fácil frente a los desafíos de la Covid-19, pues su quehacer habitual siempre estuvo ligado a la ginecobstetricia.
 
En lo personal, reconoció, 'me vi ante un reto difícil, pero no imposible y lo hemos logrado de manera satisfactoria, incluso aportando los conocimientos de bioseguridad que he adquiriendo a lo largo de mi carrera'.
 
Con los colegas angoleños, apreció, hay una relación muy fluida, 'intercambiamos saberes y aprendo sobre enfermedades infecciosas como la fiebre amarilla, el paludismo y el Marburgo, inexistentes en Cuba'.
 
Su aporte en Luanda es 'un granito de solidaridad y humanismo', a sabiendas de los históricos nexos de amistad y cooperación entre Cuba y Angola, sintetizó la licenciada, proveniente del habanero municipio de Boyeros.
 
Aunque las jornadas pueden ser agotadoras, siempre buscan un espacio para comunicarse con las familias en Cuba; el correo electrónico y sobre todo las redes sociales facilitan el intercambio, coincidieron las entrevistadas.