Un Ejército salido del pueblo y que jamás lo traicionará
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Un Ejército donde aquel que estudie y trate de superarse tendrá todas las facilidades, tendrá todas las oportunidades, y que ese Ejército vale por su conciencia revolucionaria al servicio del pueblo, pues es un Ejército salido del pueblo y que jamás lo traicionará
Fidel, el 18 de diciembre, hace una nueva visita a la Universidad de La Habana y durante casi una hora estuvo compartiendo en la Plaza Cadenas, con los estudiantes, quienes lo recibieron con estruendosos aplausos y demostraciones de regocijo. Fidel se mostraba eufórico y contento al confraternizar con sus compañeros de la Alma Máter.
El primer tema que abordó fue el de la construcción de la Ciudad Universitaria, expresando que sus deseos eran que adelantaran los proyectos y estudios correspondientes a fin de iniciar los trabajos de ese gran anhelo de los universitarios en los primeros meses del próximo año.
También ese día se da otro paso importante en el proceso de transformación del país: Fidel, como Presidente del inra, firma los cheques con los que se cierra la operación de compra de la totalidad de las plantas de procesar henequén que hay en el país, así como de las plantaciones y propiedades.
A las tres de la tarde del 20 de diciembre tiene lugar el acto convocado por la Federación Nacional de Obreros y Empleados del Comercio para testimoniar su más absoluto respaldo al Gobierno Revolucionario y su plena identificación con sus leyes.
El compañero Fidel concluye el acto, quien comienza expresando su interés por reunirse con tres sectores: el de los empleados y empleadas del comercio; el de los barberos y el de las peluqueras. Por eso era de una gran satisfacción cerrar el año con ese acto, que sería el último público de 1959.
Fidel esclarece a los trabajadores de dónde salen los traidores, al mismo tiempo que reitera lo que hace la Revolución y el por qué la atacan. Luego explica cómo inició la contrarrevolución su campaña, los procedimientos que emplea el enemigo para hacer rodar las «bolas», y la manera en cómo los empleados del comercio, barberos y peluqueras pueden actuar para frenar esas patrañas.
Fidel reitera que al pueblo no se asusta con las acciones contrarrevolucionarias, y está dispuesto a enfrentarlas.
El 22 de diciembre el líder revolucionario visita el Campamento de Managua, donde radicaban la Escuela de Cadetes, las Unidades Blindadas y las Fuerzas Tácticas de Combate de Occidente. Le acompañan el Presidente de la República, doctor Osvaldo Dorticós Torrado; el Ministro de las Fuerzas Armadas, comandante Raúl Castro Ruz; el Jefe del Ejército, comandante Juan Almeida Bosque; el Jefe de la Fuerza Aérea, comandante Sergio del Valle, y otros oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, para presidir el acto de graduación de los alumnos de la Escuela de Unidades Blindadas y las maniobras que con ese motivo se realizaron. Allí fueron recibidos por el comandante Guillermo García, jefe de ese mando, y por el Director de la Escuela de Cadetes, capitán José Ramón Fernández Álvarez.
Terminadas las maniobras realizadas por los 53 graduados, integrados por 12 oficiales y 42 sargentos, cabos y soldados, se efectuó un almuerzo en un ambiente de confraternidad. Al dirigirles la palabra a los graduados, Fidel expresó:
«Saber distinguir entre lo justo y lo injusto es una de las cuestiones que más debe interesarnos, por eso es que hoy en Cuba tienen estas posibilidades de superarse, esta oportunidad de brindarle a todos los hombres las ventajas de los estudios, de la superación. Antes estas oportunidades solo estaban al alcance de los privilegiados, o de los ricos; de los que vivían a costa del pueblo sin preocuparse por su destino».
Fidel continúa explicando que ya el Ejército se va entrenando en el uso de los armamentos y significó que se está formando un Ejército disciplinado, preparado técnicamente y capaz de salir a destruir cualquier fuerza invasora. Un Ejército donde aquel que estudie y trate de superarse tendrá todas las facilidades, tendrá todas las oportunidades, y que ese Ejército vale por su conciencia revolucionaria al servicio del pueblo, pues es un Ejército salido del pueblo y que jamás lo traicionará.
Dos días antes de que finalice 1959, en el Instituto Nacional de la Reforma Agraria, Fidel firma nuevos títulos de propiedad de la tierra y se da a conocer que 1960 recibirá por nombre de Año de la Reforma Agraria.