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Soñar un país

¿Cómo debe ser la Cuba del futuro? ¿Cuánto debemos hacer aún para alcanzarla?

Esta conversación pudo suceder en cualquier lugar de nuestra Isla: en un parque, una parada de guagua o un aula. Pero quiso el azar que ocurriera en la redacción de Juventud Rebelde, donde coincidieron Elier Ramírez Cañedo, historiador y miembro de la AHS; Raynier Pellón Azopardo, investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional; y Rodolfo Romero Reyes, periodista de Alma Máter y coordinador de Contexto Latinoamericano para Ocean Sur.
 
Y, precisamente, porque tuvo lugar en nuestra casa azul, podemos regalar a los lectores un resumen de este debate que fluyó sobre una sola pregunta: ¿Cómo queremos que sea la Cuba del futuro?
 
Elier Ramírez Cañedo (ERC): Debemos seguir luchando porque el ser humano siga siendo el centro de todo nuestro proceso, el humanismo que ha caracterizado a la Revolución no lo podemos perder, y entender el desarrollo pensando siempre en la equidad.
 
«Tenemos que seguir aumentando la flexibilidad y cambiar la mentalidad en lo relacionado con la inversión extranjera en el país. También urge solucionar el dilema de “bajos salarios-altos precios” y la llamada pirámide invertida, así como lograr que el crecimiento económico sea sostenido, al punto de que se materialice en la mesa del cubano. Ese es un reto que persiste, a pesar de que el sector de la agricultura ha sido escenario de numerosas transformaciones.
 
«En la última década se han impulsado varios cambios y se han promulgado nuevas legislaciones con el ánimo de desarrollar las fuerzas productivas, pero perdura el reto de conseguir que la agricultura sea un sector dinamizador del resto de la economía.
 
«Otro asunto pendiente es la eliminación de la dualidad monetaria e impulsar mejoras en el sector energético y las comunicaciones. Siempre hay que tener en cuenta que estos desafíos no pueden incidir en que sea la economía la que conduzca la política de nuestro país, sino a la inversa. No podemos caer en el idealismo voluntarista, como sucedió a otras prácticas socialistas a lo largo de la historia, pero tampoco en el pragmatismo economicista. Si no logramos un cambio cultural desde posiciones humanistas, anticolonialistas y antimperialistas, no alcanzaremos la prosperidad y sostenibilidad de nuestro proyecto revolucionario».
 
Rodolfo Romero Reyes (RRR): Creo que nuestros logros nos distinguen de otros procesos sociales, razón que nos obliga a protegerlos a toda costa. Por ello, no podemos permitir que exista un sistema educativo que falle en inculcar valores o un sistema de salud pública con deficiencias. Los logros de la Revolución deben mantenerse con una calidad que nos enorgullezca.
 
«Tenemos además que solucionar cuestiones básicas como el salario y el transporte público, asuntos que deben ser prioritarios en las políticas estatales, y ponerse la economía en función de esto.
 
«La lucha contra la corrupción tiene que ser constante y perenne. Sucederá que un cuentapropista prospere más que un trabajador de empresa estatal, pero lo que no puede ocurrir jamás es que un funcionario público se enriquezca a costa del pueblo. Debemos actuar enérgicamente y sancionar o revocar a quien sea preciso.
 
«Espero, además, que los jóvenes sigan soñando, pero en colectivo. Tengo la impresión de que los jóvenes tienen aspiraciones cada vez más individuales, y quisiera que pensaran más en lo que pueden lograr como generación. No podemos permitir que el contexto cotidiano fomente el egoísmo, el individualismo y perder la esencia del socialismo, que es anteponer los intereses colectivos por encima de los personales».
 
Raynier Pellón Azopardo (RPA): Coincido con Rodolfo en que el combate contra la corrupción resulta clave. Pero pienso que junto a este, en el centro del debate debe estar también la lucha contra la burocracia. Y es que a veces incorrectamente la circunscribimos al exceso de trámites para hacer cualquier operación, algo que tanto afecta nuestra vida cotidiana, pero ese fenómeno tiene un alcance mayor.
 
«Me refiero a un sector de la burocracia que hoy trabaja esencialmente en busca de satisfacer sus propios intereses en lugar de cumplir con la función correspondiente a su cargo. Cuando las personas empiezan a trabajar para sí mismos en lugar de servir a la sociedad, los principios de la Revolución resultan socavados.
 
«Otro problema que nos afecta reside en que los mecanismos de control en la mayoría de los sectores públicos no funcionan correctamente y ello permite que, por ejemplo, alguien acapare materiales de la construcción o alimentos para revenderlos, actitudes que agobiarán al ciudadano en tanto no se desempeñen como deben aquellos mecanismos diseñados específicamente para evitar que situaciones semejantes sucedan. ¿Y quién mejor para ejercer el control que el propio pueblo afectado? Con respecto al esfuerzo realizado por la Contraloría General de la República; para avanzar más se precisa de instrumentos que permitan al pueblo incidir directamente en el control de estas violaciones a lo establecido».
 
ERC: «La llegada de la administración Trump al poder nos sitúa en un momento de dificultad, pero esta debe ser una anomalía circunstancial, no creo que esa política fracasada se sostenga estratégicamente. Sin embargo, durante el tiempo que dure, nos va a afectar desde el punto de vista económico, a la vez que nos brinda la oportunidad para fortalecer nuestros procesos internos económicos, políticos, ideológicos y culturales. De hecho, la política que está llevando adelante la administración Trump contra la Isla refuerza más la unidad de los cubanos y nos muestra el verdadero rostro del imperialismo estadounidense.
 
«Hablar del futuro de Cuba es complicado porque surgen disímiles temas, y  me parece imposible abarcarlos todos, pero considero que hay dos grandes retos que tenemos que enfrentar de cara al mañana: el envejecimiento poblacional y el éxodo de los jóvenes.
 
«Se hicieron transformaciones legales en lo relacionado con la edad de jubilación, pero se están viendo casos de personas que deben jubilarse con antelación para cuidar de sus padres ancianos. Hay que pensar estrategias más efectivas, y aunque sabemos que se trabaja en ello, aún no son soluciones que podamos palpar.
 
«Lo otro es la necesidad de lograr que los jóvenes profesionales quieran quedarse en nuestro país. Cada joven que se va tenemos que asumirlo como una derrota desde el punto de vista económico —por lo que el país ha invertido en su formación— e ideológico. Debemos revisar qué nos faltó para que se identificara con nuestro proceso y se sintiera protagonista del mismo. Debemos conseguir que los jóvenes aspiren a permanecer en Cuba, realizar aquí su proyecto de vida y que sus paradigmas de éxito sean los que defendemos.
 
«La principal riqueza con que cuenta el país en la actualidad es la fuerza calificada que ha formado. Debemos lograr que se aproveche correctamente, pues buena parte migra a sectores mejor remunerados, pero que no responden a su formación.
 
«Otro reto inmenso es mejorar el vínculo con ese sector de la emigración que no ha perdido la relación con la tierra en que nació. Ellos también pueden insertarse en este proyecto de país y aportar en su construcción».
 
RPA: «Los que nos legaron la Revolución lo hicieron pensando no solo en que la conserváramos sino también en que la superemos, y cuando hablemos del futuro de Cuba la premisa sea hacerlo cada vez mejor.
 
«Sin dudas, en ese proceso la participación consciente de los ciudadanos debe ser clave, pero dotada de instrumentos para que también sea una participación efectiva. Las asambleas de trabajadores o reuniones de la UJC no pueden devenir en simples momentos de catarsis y en expresión de las dificultades, sino que deben convertirse en espacios de donde emanen acciones concretas».
 
ERC: «Debemos resolver los grandes problemas de indisciplina social, porque atentan contra cualquier proyecto hermoso de ese país que soñamos. Aspiro a una Cuba donde veamos las calles limpias, con una cultura de reciclaje, donde no exista el derroche ni la mala educación, que tengamos una población con una elevada cultura cívica y jurídica, pero también cultura del diálogo sobre la base del respeto».
 
«Existe un porciento elevado de proyectos ya trazados que deberán materializar las nuevas generaciones nacidas con la Revolución, para de esa manera preservar el legado histórico de las ideas y la obra del Comandante en Jefe Fidel Castro, y también de Raúl».
 
«Como generación tenemos que defender que esa historia continúe, pero al mismo tiempo precisamos ser creadores en los momentos que nos toquen vivir. No se trata solamente de la continuidad del proceso, sino de tener sentido del momento histórico y transformar lo que sea preciso».
 
«Cada uno debe aportar todo lo posible por construir esa Cuba que soñamos; esa tarea nos corresponde a nosotros, como lo hicimos en la discusión de los documentos programáticos del Congreso del Partido».

Fonte: 

Juventud Rebelde

Data: 

13/02/2018