Intenso programa de trabajo
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Visitó el puente de Nanpú, cuya vía aérea mide 8 346 metros. Estuvo también en la torre de televisión de Pudong, la tercera más alta del mundo, con 468 metros de altura y un peso de 120 000 toneladas.
"Es como una muralla china hacia arriba", escribió el Comandante en Jefe en el libro de visitantes. Recorrió además la Zona de Explotación Económica de Pudong y luego estuvo en la corporación mixta, Shanghai Bell. Cálido recibimiento en la Bolsa de Valores.
Al filo de las 9:00 de una mañana brumosa y fría salió el Comandante en Jefe Fidel Castro del hotel Jin Jiang Tower, en Shanghai, para dar comienzo a la quinta jornada de su visita de Estado a la República Popular China y segunda de su estancia en la populosa ciudad. Acompañaban a Fidel el Primer Secretario del Comité del Partido Comunista en Shanghai, Huang Ju, y Chen Jinhua, ministro de Planificación y autoridad designada por el Gobierno chino como presidente del comité de recibimiento y atención para esta visita. La comitiva partió en dirección a la zona de Pudong, objetivo principal de la mañana.
El cruce del río Huangpu debía efectuarse por el puente Nanpú, uno de los dos construidos en los últimos años precisamente para viabilizar el acceso desde Shanghai a esa zona de explotación económica. Los vehículos se detuvieron en el centro de la vía, sobre el río, y Fidel descendió a apreciar la obra y escuchar la explicación de sus características. La construcción del puente Nanpú comenzó en 1989 y la obra fue abierta a la circulación a finales de 1991.
Incluido su principal acceso, la vía aérea mide 8 346 metros de longitud. La calzada está a 46 metros de altura sobre el río, y la distancia del vaho entre las dos torres a los dos lados del río es de 423 metros, por lo que un buque de 50 000 toneladas puede navegar libremente El puente es de tecnología colgante, con cables de suspensión que se extienden desde el punto más alto de las dos torres, a 154 metros de altura.
Con seis carriles de circulación, el puente puede asimilar fácilmente el actual flujo de 50 000 vehículos diarios. Con su elegante diseño y su serena monumentalidad el puente Nanpú se ha convertido en una especie de obra emblemática del desarrollo vial de Shanghai.
Fidel elogió la magnitud y la belleza de la obra, realizada a un costo de 120 millones de dólares. Una de las cuestiones más destacadas en la conversación sostenida en el lugar, fue la capacidad organizativa y técnica requerida para poder concluir exitosamente una empresa de estas características en el tiempo y con la calidad con que fue realizada. A las 9;25 la comitiva llegó al pie de la Torre de Pudong. Denominada oficialmente Torre de Televisión Perla Oriental, la estructura tiene 468 metros de altura y un peso total de 120 000 toneladas.
Fue construida en menos de dos años, entre 1991 y 1993, para dar servicio a nueve frecuencias de televisión y 10 de radio. Contiene además tres miradores a 90, 263 y 350 metros, conformados por gigantescas esferas que interrumpen la estructura vertical, y otras cinco esferas menores en la sección central, que albergan habitaciones de hotel. Vista de lejos, sobre todo iluminada de noche, se aprecia el efecto visual que aspiraron a lograr sus creadores es el de un antiguo poema chino: "Perlas grandes y pequeñas caen sobre un plato de jade". Por uno de los elevadores instalados dentro de la estructura de hormigón y metal, el Comandante en Jefe y sus acompañantes subieron al segundo de los niveles de observación, desde donde se domina un amplio panorama de Shanghai, hoy desgraciadamente poco visible por las condiciones del tiempo.
Allí, como antes en el primer nivel a su llegada y después en una sala de información en la planta baja, Fidel conoció detalles del proceso constructivo, las características y la explotación de esta proeza ingeniera y joya visual en el panorama urbano de Shanghai. Al final de la visita, durante la cual recibió como obsequio una réplica a escala de la torre, el Comandante en Jefe escribió en el libro de visitantes ilustres: "Es como una muralla china hacia arriba. Una obra ingeniera colosal, admirable.
Parece que los hombres intentarán de nuevo llegar al cielo.". De la torre de Pudong, la delegación cubana se trasladó a la sede administrativa del área de Jinqiao, una de las que compone la zona especial de Pudong. Allí Fidel fue recibido por Zhang Xizheng, vicealcalde de Shanghai y director de la zona de Pudong, quien, después de darle la bienvenida, brindó una explicación detallada de la historia, los objetivos, logros y perspectivas del proyecto. La Zona de Explotación Económica de Pudong abarca una superficie de 520 kilómetros cuadrados y una población de 1,4 millones de habitantes.
Está situada frente a la ciudad de Shanghai, en la orilla Este del río Huangpu. En abril de 1990, el Gobierno chino definió el desarrollo de Pudong como tarea prioritaria, con el objetivo estratégico de convertir la zona en la "cabeza de dragón" del despegue económico del delta del río Yangtzé e incluso de toda su cuenca, de modo que Shanghai vaya ocupando un lugar privilegiado entre los centros económicos, financieros y comerciales más importantes del Extremo Oriente. De lo que se trata es de insertar a Pudong, y, por tanto, a Shanghai, en el llamado "corredor económico asiático" integrado por centros como, entre otros, Tokyo, Seúl, Hong Kong y Singapur, los cuales concentran el 20 por ciento del producto bruto mundial y el 25 por ciento de las reservas mundiales en divisas.
La intención es crear una ciudad económica integral y funcionalmente ideal. Para ello se dieron al trabajo de diseño urbanístico profesionales chinos y extranjeros, cuyas propuestas, una vez analizadas y aprobadas, comenzaron a ejecutarse. En los últimos cinco años, se han realizado inversiones por un monto total de 25 000 millones de yuanes -más de 3 000 millones de dólares- en un conjunto de obras de infraestructura que incluye capacidad de generación eléctrica, redes viales, de acueducto y residuales y capacidades portuarias.
Para el próximo quinquenio hay otros proyectos de infraestructura en ejecución, entre ellos el nuevo aeropuerto internacional y un centro de telecomunicaciones. En la actualidad, hay 3 300 empresas chinas establecidas en Pudong asociadas con capital extranjero. Se han recibido inversiones por valor de 8 500 millones de dólares. El gobierno local declara entre sus prioridades la atención a las necesidades sociales de los ciudadanos de Pudong, muchos de ellos antiguos campesinos, y la necesidad de tomar en cuenta criterios ecológicos. Estas y otras informaciones fueron ofrecidas a Fidel, a quien luego se le invitó a ver la maqueta a escala del área de Jinqiao, que dentro del esquema previsto se convierte en una base de procesamiento para la exportación.
En el área ya están establecidas 275 empresas que han aportado más de 3 600 millones de dólares de inversión. El 70 por ciento de esas inversiones tiene que ver con tecnologías de punta. Se espera un crecimiento anual del producto bruto del 70 por ciento en los próximos años. En el libro de visitantes, Fidel escribió: "Es un proyecto extraordinario que deja en el visitante una impresión imborrable de la China actual". La delegación cubana se trasladó entonces a la sede de la corporación Shanghai Bell, escogida por los anfitriones para ejemplificar los resultados obtenidos. Fidel fue recibido allí por Roger Theys y Feng Daci, gerente y subgerente general respectivamente. Por las explicaciones ofrecidas, pudo saberse que se trata de un proyecto conjunto con 60 por ciento de capital chino y el resto procedente de una subsidiaria belga de la transnacional norteamericana Bell. La planta produce conmutadores y otros equipamientos de telefonía y requirió una inversión total de 170 millones de dólares. Da empleo a 1 500 trabajadores cuya edad promedio es de 29 años y el 51 por ciento de los cuales tienen nivel universitario.
En 1994 la fábrica produjo 4,45 millones de unidades para un volumen de venta bruta de 626,4 millones. El 22 por ciento de la producción está orientada al mercado doméstico. Tras la explicación inicial, Fidel realizó un recorrido detenido por toda la parte productiva de la planta, y formuló a los ejecutivos de la empresa incesantes preguntas acerca del funcionamiento de la planta y los detalles técnicos de su proceso de producción. En este libro. Fidel escribió: "Muy agradecido por la explicación. Ahora tengo una mejor idea de lo que es una industria de tecnología avanzada como ésta. Perdonen las preguntas. Tendré que seguir meditando sobre los datos. Los veo satisfechos y optimistas. Los felicito.". Cerca del mediodía, la comitiva partió de Pudong rumbo al siguiente objetivo del programa: el Jardín Yu, ubicado en el centro del viejo barrio chino de Shanghai. Construido en 1559 por Pan Yunduan, alto dignatario del imperio Ming que llegó a ocupar la posición de gobernador de Shanghai, el Jardín Yu era un lugar de recogimiento y recreación de su dueño y de la corte imperial. En una superficie de dos hectáreas, Pan edificó con gusto exquisito un conjunto de pabellones, jardines de roca, estanques y arboledas que, amorosamente conservados, constituyen un elocuente testimonio del epicureísmo espiritual de la cultura y el modo de vida de las clases dominantes de la China feudal, basados en la filosofía contemplativa y escapista de Confucio. La instalación, patrimonio nacional chino , es actualmente un museo al aire libre. Su actual director Wu Rongyuang, recibió afablemente a Fidel y lo guió por un recorrido completo del lugar, a medida que iba llamando su atención sobre cada uno de los valiosos exponentes naturales y arquitectónicos que enaltecen y singularizan a esta suerte de remanso apacible en medio del fárrago y el apuro de la Shanghai moderna. A poca distancia de allí radica el restaurante Labang, escogido por los anfitriones para el almuerzo en honor de los visitantes cubanos. Ya la voz de que Fidel estaba cerca se había corrido al parecer entre los pobladores y transeúntes de este barrio, uno de los más densamente poblados del centro histórico de Shanghai. A la llegada al restaurante esperaban unas cuantas docenas de personas, pero a la salida eran varios centenares que esperaban ver al Comandante en Jefe cubano. Cálidos aplausos y saludos cariñosos acogieron a Fidel cuando asomó por el ornamentado portal del establecimiento, en el corazón de uno de los barrios más populares de la ciudad. El siguiente punto del programa era la visita a la Bolsa de Valores de Shanghai, ubicada en uno de los edificios clásicos de la arquitectura de influencia extranjera que proliferó en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX. Fidel fue recibido con patente simpatía por Yang Xianghai y Wu Yalein, presidente y vicepresidente ejecutivo de la Bolsa, y otros funcionarios principales de la entidad, quienes le explicaron que la Bolsa de Valores fue creada hace cinco años en el contexto de la reforma y la apertura económica en China.
Actualmente suman 180 las compañías chinas cuyas acciones y valores se cotizan en la Bolsa, a la que tienen acceso solamente las entidades públicas o privadas y los ciudadanos chinos individuales, así como las entidades extranjeras radicadas en China. Como resultado positivo del experimento, explicaron a Fidel los funcionarios de la Bolsa, se consideran las posibilidades de funcionamiento que por esta vía obtienen empresas necesitadas de capital, el hecho de ofrecer al ciudadano una vía adicional a la bancaria para canalizar sus fondos ociosos, el papel relevante del mecanismo para asignar recursos por vía del mercado, y, finalmente, su función como fuente de recaudación tributaria para el Gobierno central y el del municipio. Fidel hizo numerosas preguntas a sus interlocutores, e invitó luego al Ministro de Economía y Planificación de Cuba, José Luis Rodríguez, miembro de la delegación, a que precisara otros detalles técnicos y funcionales del experimento bursátil chino. Concluida la conversación, los visitantes bajaron a la sala de operación de la Bolsa, donde los corredores prácticamente habían suspendido su trabajo en espera de la oportunidad de saludar al Presidente cubano. Al entrar Fidel, la gran pantalla electrónica donde se muestra la marcha de las cotizaciones sustituyó las hileras de cifras por un letrero gigante en español: "Calurosa bienvenida a Fidel Castro Ruz, Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba". El trabajo se suspendió definitivamente, y todos se levantaron a aplaudir con un entusiasmo obviamente sentido. Fidel recorrió los puestos de trabajo conversando brevemente con muchos de los corredores, preguntándoles por su trabajo y agradeciéndole sus manifestaciones de simpatía. Fue esta la última actividad en el programa oficial del lunes 4 de diciembre, quinto día de la visita del Comandante en Jefe a China.