Fidel, huella, presencia, paradigma en Santiago
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En el Micro-10 del Centro Urbano José Martí, un agradable recuerdo ronda las memorias, se trata de la presencia de un hombre que para los santiagueros tiene un significado quizás diferente al que tendría para cualquier otro cubano, por esa razón él sigue allí caminando por la acera del frente, hablándoles, escudriñando con su mirada aguda en cada rincón, mostrando el camino e incluso cómo caminarlo y ellos se resisten a soltarse de su mano, como quien se agarra a un padre.
La historia se remonta al 11 de febrero de 1993 cuando el postulado a diputado Fidel Castro Ruz, realizó una visita a la otrora circunscripción 265 en Micro-10, desde la parte más alta de unos escalones de concreto habló a los presentes en improvisada tribuna, en el lugar cientos de pobladores del área, que vistos los preparativos supieron que algo grande pasaría y no estaban equivocado, pues, ¿qué puede ser más grande para un cubano común que estar frente a frete y a pocos metros de Fidel, del Comandante, del caballo...?
Hoy, 24 años después de aquellos hechos, tres vecinos protagonistas decidieron no dejar pasar por alto el recuerdo, quizás un poco porque “recordar es volver a vivir” y se siente nostalgia, porque hoy como en aquellos días se habla de elecciones, e incluso, porque se aproxima noviembre y a ese recuerdo, se le suma el dolor de un día 25.
Entre los santiagueros que esperaron a este equipo de Sierra Maestra, para darnos la oportunidad de participarle a todos aquella historia, sobresale uno de pasos lentos pero la elocuencia de un profesor al hablar, Alberto Hernández quien fuera delegado de la circunscripción 265 durante 10 años y lo era cuando Fidel los visitó.
“Ese día yo estaba con un rotulista pintando un cartel, entonces llega un carro y me llama Olga Colas que era la presidenta del Poder Popular en el Distrito, y venía junto con ella Nereida Duarte que era la presidenta del Consejo Popular, y dice ‘mire Esteban este es el compañero que nosotros le dijimos’ era Esteban Lazo y él me dice ‘yo voy a traer un visitante aquí pero quería saber en qué lugar él puede hablar’ entonces yo dije puede hablar aquí porque es el sitio más alto y todos lo pueden ver, entonces Lazo me dice ‘lo único que nos hace falta es un equipo de audio’ y yo le dije que tenía uno y tenía también quien lo atendiera, una persona confiable para la tarea’ lo que siguió fue la convocatoria a la gente al embellecimiento y fue un hervidero de jóvenes, de militantes del Partido y de la Juventud”.
Alberto Hernández, quien en aquellos momentos impartía clases a la carrera de Periodismo en la Universidad de Oriente, relata lo que significó estar al lado de Fidel: “para mí fue un orgullo estar al lado de quien siempre he admirado y querido mucho, de quien es mi paradigma y a quien siempre he seguido desde mis años de combatiente en el Ejército Rebelde, fui uno de los primeros mil campesinos que fue a estudiar mecanización agrícola a la antigua Unión Soviética y eso fue gracias a Fidel, entonces imagínese usted como me iba a sentir”.
Ya pasaron 24 años pero todavía este hombre recuerda las ideas alas que hizo referencia el líder histórico de la Revolución, mientras hacia una alocución a los presentes: “Habló de la necesidad de impulsar todas las tareas y de unirse al pueblo para resolver todos los problemas, era el año 93, y eso el pueblo lo captó y hoy este es un barrio que tiene mucha gente buena, revolucionaria dispuesta a dar el paso al frente”.
Mucho podría decir este santiaguero sobre el peculiar visitante de aquel 11 de febrero de 1993, tanto por su presencia allí, como por la huella paradigmática que supo dejar dondequiera que lo llevaran sus pies, y sus ideas, sin embargo hablar de él tiene la peculiaridad de que pudieran pasar horas de recuento interminable, por lo mucho que hizo, pero también pudiera resumirse en un nombre, uno de esos que se crecen para sumar el pasado, el presente y el futuro de todo un pueblo, Fidel.