Erguido y firme como las palmas reales y fuerte como el Caguairán; nutrido de ese amor patrio, inteligente y con una lealtad a toda prueba fue fructífera su vida; cargada de luchas contra las injusticias para que prevaleciera la verdad y la justicia de los pueblos; así lo fue y seguirá siendo eternamente el líder histórico Fidel Castro Ruz.
 
Estadista, amigo, hermano, siempre tuvo seguridad de que todo es posible y su firmeza revolucionaria en la victoria la demostró en el andar por los caminos de la vida, librando grandes luchas dentro y fuera del país.
 
Hace siete meses el Comandante en Jefe, en la sesión de clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 19 de abril de 2016, aseveró "tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala"; esas palabras calaron muy hondo nuestros sentimientos revolucionarios ya que es difícil concebir la desaparición física del máximo líder, de ese gigante invencible e incansable, él deja su legado de grandes ideas y de Revolución, concepto que lo encierra todo, y que el pueblo adopta como convicción basado en hechos históricos y principios revolucionarios.
 
Ahora tenemos la gran responsabilidad de seguir adelante con la Revolución cubana, la que nunca será negociable bajo ninguna circunstancia, por lo que avanzaremos con firmeza, convicción de vencer y persuadidos de que seremos alumnos aventajados de Fidel.
 
¡Hasta la Victoria Siempre Comandante!