Matanzas, Cuba, un nuevo día con Fidel
Entre lágrimas, en un silencio locuaz, casi sin colores, amaneció Matanzas este martes, la calle del Medio está tan llena como siempre, pero callada como nunca. Por allí transita de ida y vuelta el pueblo hasta el céntrico Parque de la Libertad, para en el mismo edificio desde donde el Comandante victorioso nos saludó en 1959, confirmarle que estamos con él, que no hay descanso, ni tregua, que no sabemos ni queremos vivir sin su presencia y aquí se queda, definitivamente, porque somos él tanto como él supo ser nosotros.
“Si la Revolución depende de nosotros y nosotros somos el futuro, habrá Revolución para siempre, porque aprendimos con Fidel a no rendirnos nunca”, me dice una pionera de secundaria básica y sigue caminando con su rosa en la mano, segura, triste con la tristeza de la juventud que es enérgica y profunda.
Una señora se detiene frente al sitial creado con imágenes y flores para rendir tributo a Fidel, su Fidel, aquel jovencito que estrenaba los “tá” con una belleza y una elegancia y un genio que seducían, con un valor y una fortaleza que impresionaban, con una pasión que enamoraba. Allí se para y le tira ¿mil besos? Le dice adiós con una mano que no se conforma, yo no logro hacerle la foto que quería porque se me salen las lágrimas… ella continúa… hay que continuar.
Y parece seguro que lo haremos, luce seguro en estos jóvenes, estudiantes, que llegan frente al líder de siempre para traerle flores y certezas, para decirle que aún lo necesitan, que gracias por mostrar el camino, que ahí se lo llevan a él también hasta el porvenir que dejarán su firma como constancia de que se apuntan a esta nueva expedición, a este Granma que desembarca con un jefe, con un guía inmortal.
Muy cerca, en la remozada Sala White, los científicos de la ciudad llegan a reafirmar también su compromiso con la Revolución, la mejor manera de inmortalizar al Comandante, entre ellos está Milagros, en un acto de gratitud y responsabilidad:
“Para nosotros es un compromiso moral estar aquí, porque desde los propios albores de la Revolución Fidel declaró que nuestro pueblo era un pueblo de hombres de ciencias y creo que el ejemplo, la figura, lo que representa para todos los que hoy hacemos ciencia implica su obra, implica sus sueños, implica todo lo que podemos aportar de nuestro saber que en definitiva lo adquirimos gracias a la Revolución.”
Está muy claro para todos y todas, no hay días sin Fidel en Cuba, hoy amanecimos con él y lo despertaremos temprano cada día para salir a trabajar, a crear, a hacer Revolución, en medio de en llanto callado, introspectivo, Adriana, otra mujer de las ciencias, logra expresar las razones de un pueblo entero: “Fidel es y siempre será nuestro máximo líder y estará siempre en el corazón de todos los cubanos, en las ideas de todos los cubanos…”