¿Cuándo EE.UU. y Cuba tendrán relaciones normales?: Entrevista con ABC
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Entrevista del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, con Bárbara Walters, periodista de la Televisión Norteamericana ABC acerca de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos realizada el 19 de mayo de 1977.
Bárbara Walters (Periodista).- Señor Presidente, ¿cuándo su país y el mío tendrán relaciones normales?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pienso que depende de la buena voluntad de ambas partes. Y pienso que depende también del tiempo.
Han transcurrido muchos años de malos entendimientos; han ocurrido muchas cosas, y lógicamente requiere tiempo superar todos los problemas existentes y crear el clima para que se produzca realmente una mejoría, más bien un restablecimiento de las relaciones.
Yo puedo asegurar que, de nuestra parte, tenemos la voluntad de trabajar en esa dirección, y estaremos atentos también a la voluntad de los Estados Unidos en este sentido.
Pero siendo optimista, no creo que las relaciones se puedan restablecer en un período próximo de tiempo; ni siquiera creo que se puedan restablecer en este período de Carter. Quizás en el segundo período de Carter, entre 1980 y 1984, o incluso, tal vez después.
Periodista.- ¿Por qué? ¿Por qué no hasta el segundo período de Carter? ¿Debido a que usted cree que él va a ir a un segundo período?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, pienso que sí. Por regla general, los presidentes tratan de aspirar a un segundo período. Es una especie de regla, y no creo que Carter sea la excepción.
Periodista.- No, lo que quise decir fue que si considera usted que, desde el punto de vista nacional, Carter no podría hacerlo durante los primeros cuatro años, y de ser reelegido, podría entonces dar un paso tan audaz.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, yo creo que el propio Carter tendría que remover obstáculos internos para cambiar su política. La historia demuestra que todo cambio en la política de Estados Unidos lleva tiempo y tiene que vencer resistencias. Pienso que hace falta ese tiempo para que se produzca ese cambio.
Me parece que no es probable que en los próximos cuatro años se restablezcan las relaciones, si es que se van a restablecer sobre bases serias y sólidas. Y en esta cuestión nadie puede improvisar. Nosotros no podemos improvisar. Pienso que Carter tampoco puede improvisar.
Y los obstáculos no se remueven en un día, ni en un año.
Pienso que se han estado dando pasos indiscutiblemente positivos desde el ascenso al poder de la administración de Carter, los primeros pasos, que considero son positivos. Pero también hay algunas manifestaciones de la resistencia. En días recientes hubo un acuerdo en la Cámara de Representantes, en oposición a la moción que propuso McGovern para una remoción parcial del bloqueo. Y a pesar de que era una cosa que no resolvía el problema, era indiscutiblemente un buen gesto, una buena iniciativa.
Ya en la Comisión Senatorial acordaron aprobar la suspensión parcial del bloqueo, en lo que se refiere a medicinas y alimentos, en una sola dirección. Ya era bastante modesto ese paso, en el sentido de que si a nosotros no nos compran alimentos y medicinas, nosotros no compraremos alimentos ni medicinas en Estados Unidos. No se puede aceptar, por principios, ningún tipo de fórmula unilateral de comercio.
Pero, además, una suspensión parcial del embargo sería un buen gesto, un paso positivo, pero no resuelve el problema. Mientras exista el embargo en cualquier forma, no se darán las condiciones adecuadas para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Ahora, me pregunto si Carter quiere o no quiere suprimir el embargo. Algo más: si el presidente Carter puede o no puede suspender el embargo.
Periodista.- Supongamos que se suprima el embargo, ya hemos visto el comienzo; de ser suprimido, ¿significaría eso para usted relaciones normales?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo pienso que sería un paso decisivo para las relaciones normales. Entonces podríamos sentarnos, en igualdad de condiciones, para discutir las diferencias entre Estados Unidos y nosotros; los muchos problemas que se pueden discutir. Pero, no se puede discutir si no estamos en igualdad de condiciones. Ese es el principio fundamental que nosotros mantenemos.
Periodista.- Bien, analicemos la situación actual.
Hemos hecho muchos gestos de amistad recientemente, para tratar de mejorar las relaciones: el acuerdo de pesquería, el hecho de que los turistas norteamericanos puedan venir ahora —que indudablemente ustedes permiten que ellos vengan—, hemos puesto fin a los aviones de supervisión militar; y estamos hablando en términos de una supresión parcial del embargo.
Ahora, de su parte, ¿qué señal, qué gesto a cambio de esto?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro. - Bueno, nosotros hemos correspondido a los gestos del gobierno de Estados Unidos.
Por ejemplo, sobre la pesca. Nosotros tenemos derechos históricos a pescar en esos mares, puesto que respetábamos las 12 millas establecidas anteriormente y pescábamos en mares que eran internacionales. En esos mares tratábamos de producir alimentos para nuestro pueblo.
El gobierno de Estados Unidos toma una decisión que no responde a un acuerdo internacional, sino a una decisión unilateral; extiende su jurisdicción a 200 millas. Nosotros, por nuestra parte, no tuvimos otra alternativa que extender nuestros mares a 200 millas; como derechos preferenciales económicos.
Desde ese momento Estados Unidos estableció que para pescar allí se necesitaba la autorización de Estados Unidos. Muy bien: hemos discutido, estuvimos en disposición de discutir, Estados Unidos estuvo en disposición de discutir. Estados Unidos ha estado en disposición de autorizar algunas cantidades de pesca en esos nuevos mares norteamericanos. Nos parece una cosa justa, puesto que nosotros históricamente, y de acuerdo con las leyes internacionales, habíamos pescado en esos mares.
Pues bien, nosotros hemos acatado la ley de Estados Unidos, y hemos estado también, por nuestra parte, en disposición de encontrar un acuerdo en ese sentido.
Estados Unidos ha hecho eso con numerosos países. En definitiva, al extender sus mares, ha tenido que discutir con todo el mundo; con todos los que pescaban en esos mares. Admitido. Han tenido el gesto de discutir con nosotros, y nosotros hemos tenido el gesto de respetar esa ley, en virtud de la cual Estados Unidos extendió su jurisdicción de pesca sobre antiguos mares internacionales.
Estados Unidos ha autorizado que los ciudadanos norteamericanos visiten Cuba. Nos parece muy bien. ¿Qué significa eso? En primer lugar, el restablecimiento de una libertad de los ciudadanos norteamericanos, de la cual se les había privado anteriormente. Ahora los norteamericanos son un poco más libres, pueden visitar también a Cuba.
Bien. ¿Cuál ha sido nuestra actitud? Nosotros hemos respondido autorizando esas visitas de ciudadanos norteamericanos, es decir, facilitando ese derecho de los ciudadanos norteamericanos a visitar a Cuba, aun cuando nosotros no sabemos qué inconvenientes pueda tener para nosotros, porque tenemos el riesgo de que puedan venir elementos terroristas, tenemos el riesgo de que puedan venir elementos de la CIA. Todos esos riesgos los tenemos.
Periodista.- Ustedes también le sacan algún dinero.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Puede ser que ganemos algún dinero, pero no ha sido el elemento económico el factor determinante, porque también, como le digo, hay riesgos de otro tipo. Lo hemos hecho sencillamente como un gesto de amistad hacia los ciudadanos norteamericanos. No nos vamos a hacer ricos con esas visitas, no vamos a resolver nuestros problemas económicos con esas visitas; no tenemos siquiera suficientes instalaciones para desarrollar un gran turismo aquí. Por eso le puedo decir que fue un gesto de nuestra parte también, y una muestra de confianza, de amistad hacia el pueblo de Estados Unidos, en la seguridad, además, de que serán recibidos con toda la cortesía, hospitalidad y espíritu de amistad en nuestro país.
Es decir que, a cada gesto del gobierno de Estados Unidos, ha habido una correspondencia por nuestra parte. Pero además usted me mencionó un tercer hecho: la suspensión de los vuelos espías sobre el territorio cubano. Nos satisface, apreciamos ese gesto, nos parece positivo; pero nosotros no podemos responder con una medida igual, puesto que nosotros nunca realizamos viajes espías sobre Estados Unidos. Por tanto, no podemos tener una medida similar, recíproca.
Ahora me pregunto lo siguiente: ¿quién gana con eso? ¿Cuba? Cuba gana, desde luego. Se siente satisfecha de que no estén volando unos aviones que cada cierto tiempo estremecían el cielo de cuba, rompían la barrera del sonido y molestaban a todo el mundo. Pero no dejaba de ser un acto arbitrario, abusivo, ilegal, una violación del Derecho Internacional.
¿Quién gana más al suspender esos vuelos? ¿Cuba o Estados Unidos? Pienso que Estados Unidos. Al acatar la ley internacional, al eliminar un acto que era de franca violación de nuestra soberanía, gana ante la opinión pública mundial, gana en respeto ante la opinión mundial. Ambos ganamos.
Periodista.- Señor Presidente: nosotros hemos hecho estos gestos, ya crea usted que son para beneficio nuestro o no, para nosotros fueron gestos de amistad. Hay algunas cosas que usted pudiera hacer como un gesto de reciprocidad. Por ejemplo: usted podría dejar que los cubanos en Estados Unidos, quizás incluso cubanos de una segunda generación volvieran a este país a visitar a sus familiares. Usted podría hacer el gesto de liberar a todos o a algunos de los 24 norteamericanos que están en prisión aquí en Cuba. Ustedes pudieran restablecer el acuerdo sobre el secuestro de aviones que terminó el 15 de abril. Ustedes pudieran hacer algún esfuerzo de compensación de la propiedad —que se estima en un monto de unos dos mil millones de dólares— confiscada al triunfo de la Revolución. Quizás en estos momentos no pueda hacer ninguna de estas cosas, pero quizás una señal pudiera mostrar sus intenciones entusiastas.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bárbara, me hace gracia verdaderamente que usted nos hable de la posibilidad de que un país bloqueado económicamente por Estados Unidos pueda hacer ninguna promesa de indemnización de propiedades norteamericanas. En primer lugar, esas propiedades recuperaron por lo menos diez veces las inversiones que habían hecho en Cuba antes del triunfo de la Revolución. En segundo lugar, Estados Unidos, con 18 años de hostilidad, agresiones, planes subversivos, bloqueo económico, ha ocasionado a nuestro país daños varias veces superiores al valor de todas esas propiedades que usted dice que fueron confiscadas. En ese sentido no podemos hacer ningún gesto.
Admito que sobre estas cuestiones de interés económico mutuo, de reclamos económicos mutuos, podamos discutir en el futuro, cuando haya cesado el bloqueo económico.
Sobre el convenio de piratería aérea, no podemos olvidar que hace apenas unos meses un avión cubano fue saboteado en pleno vuelo. Setenta y tres personas perdieron la vida. Todo el equipo juvenil de esgrima de Cuba, que acababa de obtener casi todas las medallas de oro en un evento internacional, pereció en ese sabotaje que produjo una indignación muy profunda en nuestro pueblo. Más de un millón de personas se reunieron para acompañar los escasos restos de esas víctimas hasta el cementerio.
Ese hecho, perpetrado por gente entrenada por la CIA y con la incuestionable complicidad de la CIA, fue lo que motivó que nosotros denunciáramos el convenio, porque no puede haber medidas o actitudes unilaterales.
¿Cómo podría entender nuestro pueblo que a escasos meses de aquel acto criminal, y cuando no tenemos ninguna prueba todavía de que Estados Unidos se haya decidido a tomar medidas contra esos terroristas, nosotros suscribamos de nuevo el convenio?
¿Qué hemos hecho nosotros? Nosotros hemos planteado que mientras exista el bloqueo económico no suscribiremos el convenio ese. Porque habíamos dicho con toda claridad que no se suscribiría de nuevo ese convenio mientras no cesara totalmente la hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba. Y consideramos que el bloqueo económico es un grave acto de hostilidad contra nuestro país, que alienta el terrorismo. Ustedes bloquean a Cuba. ¿Por qué? En cambio, comercian con Africa del Sur; realizan inversiones en un país fascista, racista, donde se discrimina y se oprime a 20 millones de negros.
Las Naciones Unidas han adoptado medidas de bloqueo contra Rhodesia, y han adoptado medidas contra Africa del Sur. Estados Unidos comercia con Rhodesia, violando los acuerdos de las Naciones Unidas, comercia y realiza grandes inversiones en Sudáfrica y, en cambio, bloquea a Cuba.
Periodista.- Podríamos estar discutiendo toda la noche cobre el porqué de las acciones contra este país y no contra otros. Hemos cambiado nuestros acuerdos de comercio con Rhodesia, y estamos tratando...
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Ya no le compran cromo a Rhodesia?
Periodista.- No.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Nada de cromo. Magnífico. Me parece una buena noticia. Los felicito.
Periodista.- Me sorprende que usted no supiera eso. Y en Sudáfrica eso es una cuestión muy amplia que muchos países están examinando y Estados Unidos está tratando de lograr sus propios efectos y cambiar su política. Pero quisiera volver a la cuestión principal. A menos que cese el embargo, ¿Cuba no hará nada, ni siquiera un pequeño gesto para que Estados Unidos sienta que también ustedes quieren cooperar? ¿Solo van a reaccionar?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, nosotros hemos dado pasos, los pasos que mencionamos anteriormente: las visitas de ciudadanos norteamericanos; lo de las discusiones en relación con la pesca es un gran paso.
Pero algo más, yo quiero decirle lo siguiente: los ciudadanos norteamericanos pueden estar absolutamente tranquilos con relación a los secuestros de aviones, aunque no exista acuerdo, puesto que nosotros no alentaremos en absoluto los secuestros de aviones, y adoptaremos medidas enérgicas a fin de desalentarlos, independientemente de que exista o no un acuerdo formal.
Esa es nuestra actitud, nuestra posición sobre ese problema. Y el gobierno de Estados Unidos la conoce.
Periodista.- ¿Permitirá usted que cubanos visiten a este país, que visiten a sus familias?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo creo que en este momento no existen condiciones, en realidad no existen condiciones, puesto que en tanto no se normalicen las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, no podemos permitir ese tipo de visitas.
Periodista.- ¿Es posible liberar algunos prisioneros políticos norteamericanos? Ocho son políticos y el resto por drogas o secuestros de aviones.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo escuché atentamente su planteamiento, y hay un punto en que yo estoy de acuerdo con usted, y es que nosotros debemos por nuestra parte considerar qué tipo de cosas podemos hacer adicionalmente a las que hemos hecho, para realmente expresar nuestras intenciones sinceras y serias de buscar unas relaciones normales con Estados Unidos.
Por tanto, yo comprendo que debemos pensar qué tipo de gestos podemos tener, dentro de los que están en nuestras manos. Porque, ¿qué ocurre? Que había una situación unilateral: Estados Unidos tomó una serie de medidas con relación a Cuba, que nosotros no habíamos adoptado con relación a Estados Unidos. De modo que cuando Estados Unidos suprime algunas de esas medidas, nosotros no tenemos la posibilidad de suprimir medidas similares, porque nunca las hemos aplicado.
Pero comprendo que usted tiene razón en la cuestión de que a los gestos debe responderse con gestos. Y consideraremos en qué sentido podemos tener algunos de estos gestos. Pero los hemos tenido. Este mismo que le acabo de explicar: le hemos hecho conocer al gobierno de Estados Unidos que, aun cuando formalmente no suscribiremos por ahora el convenio, nadie tiene que preocuparse en Estados Unidos, que nosotros adoptaremos las medidas necesarias para desalentar todo tipo de secuestro de aviones. Y a mí me parece que ese es un gesto, y es un gesto importante.
Periodista.- ¿Y los prisioneros?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sobre los prisioneros, tendríamos que considerarlo. No puedo prometer ahora que tomemos una medida, pero es algo que puede ser considerado. Estoy de acuerdo.
Periodista.- Ustedes no han permitido que la Cruz Roja, ni ningún grupo internacional, visite a los prisioneros.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, en realidad nunca lo hemos permitido, porque nosotros tenemos un principio: somos muy alérgicos a toda forma de investigación en nuestro país y de intromisión en los asuntos de nuestro país. Siempre hemos sido opuestos a que nos inspeccionen. Es una cuestión de soberanía. Además, entiendo que es una cuestión de dignidad del país.
Nosotros cumplimos nuestras normas, cumplimos nuestros principios, decimos siempre la verdad. Si alguien quiere cuestionarla, que la cuestione; pero no admitimos que nadie trate de comprobar nuestras realidades, o trate de poner en tela de juicio nuestra verdad.
Así que, por una cuestión de principios, jamás hemos aceptado, ni aceptaremos, ningún género de inspección a nuestro país.
Periodista.- Cuando usted dice que usted considerará la situación de los prisioneros, ¿significa eso que en el futuro próximo usted podría liberarlos, o a alguno de ellos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo lo que puedo prometer es analizar estas cuestiones en el seno de la dirección de nuestro Gobierno, para que se analicen las posibilidades de hacer algún gesto. Pero no se puede concebir, desde luego, la esperanza de que los pondremos en libertad a todos, puesto que hay algunos importantes agentes de la CIA, que en las condiciones actuales nosotros no podemos ponerlos en libertad. No quiero hacerle falsas promesas. No acostumbre a hacerlas.
Y hablando de gestos, veo que ustedes se preocupan con razón —y es humano— por algunos de estos agentes de la CIA que están presos, y me pregunto: ¿por qué nunca se ha hecho un esfuerzo en tantos años para poner en libertad a Lolita Lebrón, por ejemplo, y a un grupo de patriotas puertorriqueños que hace más de 25 años que están presos en Estados Unidos? ¿No sería humanitario, justo, elegante, poner en libertad a esos presos puertorriqueños?
Periodista.- Bueno, ocho de los prisioneros norteamericanos son prisioneros políticos, el resto están presos por otros cargos, como drogas o secuestros. Pero cuando lo oigo a usted me recuerda que Batista lo liberó a usted de la prisión y usted volvió. Quizás eso forma parte de su pensamiento.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le voy a decir por qué: porque Batista, en primer lugar, nos tenía presos ilegalmente. Nuestro país vivía bajo un régimen constitucional, Batista asaltó el poder por la fuerza, mediante un golpe de Estado, saqueó el país; todos sus actos eran ilegales. Nuestra lucha contra el régimen de Batista era absolutamente justa y absolutamente legal.
Algo más: estaba de acuerdo con los preceptos de la Constitución.
Yo podía ser tan digno de ir a la cárcel, como Washington y Jefferson cuando se sublevaron contra el dominio inglés en las antiguas colonias británicas. Y nadie discute la legitimidad, el honor y la grandeza de aquellos patriotas norteamericanos, que se sublevaron contra la tiranía. Y eso fue lo que hicimos nosotros.
Ahora, no fue Batista quien nos puso en libertad. Fue el pueblo, con su movimiento; fueron las masas, con su exigencia, lo cual coincidió con el interés de Batista en hacer una mascarada electoral. Y no podía hacerla mientras nosotros estábamos presos. Y en beneficio de sus planes y de sus intereses, puso en libertad a los pocos sobrevivientes del ataque al Moncada, después de haber asesinado a más de 70 compañeros nuestros. Mientras que los agentes de la CIA sancionados aquí, eran hombres que, procedentes de una potencia extranjera, trabajaban para derrocar al Gobierno Revolucionario, cometiendo un gravísimo acto que está sancionado por todas las leyes internacionales, por las leyes de todos los países, y por nuestras propias leyes.
Nosotros hacíamos una cosa justa; ellos no hacían una cosa justa. Nosotros servíamos a nuestra Patria, ellos servían a una poderosa potencia extranjera, y fueron legalmente sancionados. Esa es la diferencia.
Periodista.- ¿Se considera usted a sí mismo como un George Washington o un Thomas Jefferson?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo sería incapaz de considerarme un George Washington o un Jefferson. Tengo demasiado respeto por las figuras históricas para tratar de ponerme a la altura de ellos. Y creo que no son los propios hombres los que pueden hablar de su dimensión histórica, sino únicamente las futuras generaciones. No he luchado nunca en mi vida por ocupar un pedestal en la historia; he luchado por hechos objetivos, he luchado por la justicia. Y sigo siempre una máxima de Martí de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Periodista.- Señor Presidente, ¿podría tener usted relaciones comerciales con Estados Unidos antes de suprimirse el embargo, o antes de tener relaciones normales?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Antes de suprimirse el bloqueo —ustedes lo llaman embargo, yo lo llamo bloqueo— es imposible tener relaciones comerciales, porque las leyes norteamericanas, los acuerdos, las disposiciones del gobierno las prohíben. Si se suprime el embargo —como lo llaman ustedes— totalmente, podemos tener relaciones comerciales antes de establecer las relaciones diplomáticas. Pero pienso que ese paso crearía las condiciones adecuadas para propiciar el ulterior restablecimiento de las relaciones.
Ahora, si se suprime el embargo parcialmente, y solo en una dirección se pueden adquirir mercancías, es decir, determinadas mercancías, no podríamos tener ningún comercio, porque nosotros no podríamos aceptar esa discriminación: que compremos alimentos en Estados Unidos, y Estados Unidos no nos compre azúcar, no nos compre otros productos agrícolas. Sería imposible.
Ahora, si se suprime parcialmente en las dos direcciones, puede haber algún comercio de productos agrícolas entre Estados Unidos y Cuba. Sería un paso de avance, pero no resuelve el problema. Debo advertir que no resuelve el problema.
Periodista.- Pero si el embargo o bloqueo se suprime en una dirección de manera que usted pueda comprarle a Estados Unidos alimentos y medicinas, ¿rechazarían eso ustedes por no ser en dos direcciones?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Si solamente se suspende al efecto de que nosotros podamos comprar productos agrícolas a Estados Unidos y no pudiéramos vender productos agrícolas en Estados Unidos, nosotros no compraríamos absolutamente nada en Estados Unidos, ni una aspirina para el dolor de cabeza. Y dolores de cabeza tenemos bastantes.
Periodista.- ¿De manera que la ley esta del Senado en lo que a usted respecta es inútil?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No resuelve el problema.
Yo comprendo realmente las magníficas intenciones de McGovern. Y el propósito inicial yo tengo entendido que era suspender el bloqueo parcialmente en las dos direcciones. Pero el acuerdo del Senado entonces fue modificado... No fue modificado: ha sido bloqueado a su vez por un acuerdo del Congreso prohibiendo que haya ningún tipo de comercio con Viet Nam y con Cuba. Una vez más los Estados Unidos, poderosos, prepotentes, tienen gestos de esta índole con respecto a dos países pequeños y subdesarrollados.
No me explico cómo se pueden sentir honrados esas instituciones, esos congresistas con semejante actitud. Al parecer, dicen: les van a perdonar la vida a estos infelices. No. De ninguna manera. No les perdonen la vida a estos infelices. No les vendan siquiera una aspirina.
Y esto ni siquiera sin haber investigado primero si tenemos dinero para comprar o no aspirinas, porque si no podemos exportar, ¿de dónde vamos a sacar el dinero para comprar?
Periodista.- Si las compañías norteamericanas vienen aquí, ¿de qué manera recibiría usted con beneplácito las inversiones norteamericanas, o sea, las inversiones serían en compañías, no podrían ser propietarios de sus propias plantas? ¿Cómo funcionaría eso?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Me plantea un problema absolutamente nuevo que no nos había pasado por nuestras mentes.
Mire, nosotros no podemos ser dogmáticos. Lo importante para un país es en qué sentido encamina sus esfuerzos; lo importante en un país es a quién representa el gobierno. En nuestro país el gobierno representa los intereses de los obreros, de los campesinos, del pueblo trabajador.
Todo lo que hacemos es en beneficio de ellos. Por lo tanto, sin adelantar ninguna política futura, yo pienso que cuando llegara la hora determinada en que se planteara un problema de esa índole, de la inversión exterior en nuestro país, nosotros tendríamos que analizar con sentido práctico, sin dogmatismo, qué es lo que conviene o lo que no conviene a nuestro país, y de acuerdo con eso tomar la decisión.
Estoy seguro de que en la dirección de nuestro Partido cualquier proposición en esa dirección se analizaría fríamente y sin dogmatismos de ninguna clase qué es lo que conviene o no conviene a nuestro país.
Periodista.- Es decir que ustedes han estado discutiendo sobre comercio con gente como los hombres de negocios de Minnesota y no han pensando si ellos pudieran ser dueños de plantas, cómo harían las inversiones, cómo serían las condiciones de comercio.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bárbara, ¿usted quiere que crucemos el puente antes de llegar al río?
Periodista.- No; usted está en el puente.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Usted decía que no teníamos gestos, y ahí tiene otra prueba. Ultimamente hemos recibido a numerosas personalidades norteamericanas y a un grupo numeroso de hombres de negocios de Estados Unidos, pero ellos no vinieron con la idea de proponer inversiones en Cuba; ellos vinieron a hacer los primeros contactos y estudiar qué posibilidades de comercio habría una vez que cesara el bloqueo. Pero esa palabra de inversiones norteamericanas aquí, esa no se mencionó, y nosotros realmente no la hemos pensado.
Periodista.- Disculpe que haya tenido que plantear esto. Siento haber dicho eso.
Si ustedes y Estados Unidos tienen relaciones económicas, relaciones comerciales, ¿qué hay respecto al futuro, cuando estamos en posiciones distintas desde el punto de vista político y a menudo en política exterior? ¿Esas relaciones normales afectarían algunas de sus decisiones, algunas de sus posiciones sobre política exterior? Puesto que es difícil ser amigos en unos aspectos y enemigos en otros.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire: primero, no sería nada nuevo. Estados Unidos tiene comercio con la Unión Soviética, con China, con todos los países socialistas de Europa Oriental, y ese comercio se desarrolla. El comercio con Polonia crece; el comercio con Hungría, el comercio con Bulgaria, el comercio con la RDA, y crece ese comercio. La experiencia no sería nueva. Eso, en primer lugar.
En segundo lugar, yo podría hacer una pregunta similar. ¿Acaso el comercio de Estados Unidos con Cuba cambiaría algunas de las posiciones de la política internacional de Estados Unidos? Porque tendríamos que planteárnoslo en términos de igualdad y hacernos la misma pregunta.
Bien. Ahora, el tema que usted plantea yo considero realmente que tiene un contenido.
Yo pienso lo siguiente. La política de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba es su peor política. Estoy absolutamente seguro de que, con relación a Cuba, una política de relaciones normales y una política de intercambio comercial sería mucho más inteligente. No le voy a decir —no voy a engañar a los norteamericanos, ni a nadie— que vamos cambiar nuestro pensamiento, que vamos a cambiar nuestra ideología, que vamos a cambiar nuestros principios políticos. Nosotros no haremos como aquel personaje de la Biblia que por un plato de lentejas vendió el derecho a la primogenitura. Nuestras ideas no las venderemos por ningún dinero, ni por ningún interés material.
Pero la experiencia histórica, incluso nuestra propia experiencia, demuestra que cuando se establecen vínculos económicos entre dos países, cualquier gobierno responsable, cualquier gobierno realmente preocupado por su pueblo, toma en cuenta esos intereses y esos vínculos económicos. Y de una forma o de otra, ejercen cierta influencia en las actitudes de los gobiernos.
Nosotros, realmente, nos sentimos muy libres, muy libres. No existe ningún vínculo económico con Estados Unidos; tenemos el bloqueo encima y, en realidad, no tenemos nunca que preguntarnos si cualquiera de las cosas de nuestra política internacional le agrada o no le agrada a Estados Unidos.
Le digo esto porque soy un hombre realista y me gusta ser sincero. Por eso, a veces incluso puedo decir cuándo el adversario actúa bien o actúa mal. Pero desde el punto de vista de Estados Unidos, estoy seguro de que la política que ha seguido con relación a Cuba es la más errónea, por no utilizar otros adjetivos más fuertes.
Periodista.- ¿Cree usted que Estados Unidos llegue algún día a ser un país socialista?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo sí. Un día.
Estados Unidos en un tiempo fue colonia inglesa. Si a un inglés le hubiesen preguntado si alguna vez Estados Unidos iba a ser independiente, la Corona inglesa habría dicho —antes de Washington— que no, que siempre iba a ser una colonia inglesa.
Después, en Estados Unidos, las colonias se liberaron, se constituyó una nación; pero era un país esclavista. Si se hubiera podido preguntar aquella vez a alguien, a los dueños de esclavos, habrían dicho: no, nunca desaparecerá la esclavitud. Pero un hombre consciente en aquella época habría dicho: algún día se acabará la esclavitud. Se acabó la esclavitud; vinieron los obreros asalariados; vino el capitalismo, se desarrolló extraordinariamente; se desarrollaron las grandes empresas multinacionales. Y si a un hombre razonable le preguntan ahora si eso será eterno, tiene que decir: no, no será eterno. Alguna vez desaparecerá el sistema capitalista en Estados Unidos, porque ningún sistema social de clases ha sido eterno.
Alguna vez desaparecerán las sociedades de clases. Es en ese sentido que lo digo.
Pero pueden estar tranquilos. No vislumbro a corto plazo ningún cambio hacia el socialismo en Estados Unidos.
Periodista.- ¿En la generación de mi hijo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Realistamente... Mire, por lo general, los que han pensando en los cambios sociales siempre se imaginaron que iban a ocurrir mucho más rápidamente, muy pronto. La historia demostró que los cambios sociales no se producen tan pronto.
Si yo dijera que en la generación de sus hijos Estados Unidos va a cambiar hacia el socialismo, me podrían acusar de optimista con razón. Yo pienso que ni siquiera en la generación de sus hijos.
Ahora, nos sé qué pensarán los marxistas en Estados Unidos, los socialistas en Estados Unidos. Posiblemente ellos tengan un criterio diferente. Tal vez tengan esperanzas de que pueda ocurrir.
Pero sí le puedo decir una cosa: nadie les impondrá, ni les podrá imponer ese cambio.
¿Usted cree en la democracia?
Periodista.- Sí.
Yo me pregunto si algunas personas pudieran pensar que Cuba podría llegar a tener una democracia a la vez que nosotros tengamos el socialismo.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No. Una democracia al estilo norteamericano, no. Una democracia capitalista, burguesa, no tendremos. Eso es seguro.
Pero si un día la mayoría del pueblo de Estados Unidos quiere el socialismo, me hago una pregunta: ¿La CIA estará de acuerdo? ¿El Pentágono estará de acuerdo? ¿Las compañías multinacionales estarán de acuerdo? ¿La elite del poder estaría de acuerdo?
Periodista.- No importaría que todos estuvieran en desacuerdo si hubiera sido la selección del pueblo y votaran por él, puesto que tenemos elecciones libres.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, yo lo admito.
Cada cuatro años, los dos partidos existentes en Estados Unidos...
Periodista.- No cada cuatro años. Tenemos elecciones locales, tenemos elecciones en el Senado cada dos años. No es solo que se celebran elecciones cada cuatro años para elegir al Presidente. Y no somos un país dirigido por la CIA.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, si yo no estoy contradiciéndola. Yo me estaba refiriendo al centro del poder, la presidencia.
Cada cuatro años, los dos partidos tradicionales postulan sus candidatos y eligen a su presidente. Y han elegido a algunos... Digamos, yo pienso que cuando eligieron a Roosevelt hicieron una buena elección; cuando eligieron a Nixon, cometieron una gran equivocación.
Periodista.- ¿Qué cree usted de Richard Nixon?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Creo que otras veces hemos hablado de eso. Yo decía que no lo honra a uno mucho hablar de Nixon ahora que hace rato que no es presidente de Estados Unidos. Pero siempre tuve la impresión de que Nixon era un hombre falso y que era un político mediocre, un tramposo. Creo que los hechos han coincidido con esa impresión. Pero creo que lo mejor que puede hacer Nixon es tratar de que lo olviden.
Periodista.- Usted cree que no debió haber hecho las entrevistas esas, ¿no?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Qué sentido tiene todo eso? ¿Qué resultados tuvo todo eso? ¿Acaso la gente se ha convencido de que Nixon es un hombre honorable? Tengo la impresión de que más bien ha producido indignación su intento de justificarse.
Periodista.- ¿Considera usted que Estados Unidos es un enemigo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, son los Estados Unidos los que se consideran un enemigo de nosotros.
Periodista.- Ayer usted y yo fuimos a una granja y los niños no sabían que yo era de Estados Unidos. Ellos decían: Fidel, Fidel, dales a los yankis”, y usted nos dijo que no es que los niños estuvieran siendo descorteses, sino que ellos no sabían que yo era de Estados Unidos. Pero ellos creían que a usted le agradaría. O sea, darles a los yankis, y ustedes les están enseñando a sus niños sobre el imperialismo yanki y a odiar a los yankis. Nosotros no les enseñamos a nuestros niños que odien a los cubanos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, si nosotros les enseñamos a los niños que Estados Unidos es un país imperialismo, desde mi punto de vista, les estaríamos enseñando una verdad.
Respecto a lo que usted me dice, es cierta esa anécdota, eso ocurrió. Ahora, esa es una consigna desde los días de Girón, desde los días de la Crisis de Octubre, desde los días de los planes de agresión, desde los días de la CIA, de los planes de asesinatos. Es una vieja consigna.
Periodista.- Pero persiste.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Una vieja consigna que ha persistido durante todos estos años. Ahora, también los niños saben y los obreros saben, los campesinos, todo el pueblo de Cuba sabe que Estados Unidos se comporta como un enemigo de Cuba y que Estados Unidos mantiene un riguroso bloqueo económico contra Cuba. Eso lo saben. Son consignas. Muchas veces, en muchos actos públicos hay consignas que cobran fuerza y entonces lo repiten, no los niños... No son los niños.
Periodista.- Yo no me sentí insultada.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo lo sé, yo lo sé. No son los maestros los que las enseñan a los niños. Esa es una consigna del pueblo en general en las grandes concentraciones. Entonces, las consignas se repiten. Muchas veces uno va a un mitin y vuelven otra vez y lo repiten.
Piense en lo siguiente: cuando murieron los cubanos de una manera dramática, ya de eso hace algunos meses, y se tiene que revelar la historia de todos esos hechos, es lógico que en el corazón del pueblo haya sentimientos de rechazo y de condenación a todo eso. Las palabras se vuelven un símbolo. Yo le dije lo siguiente: que si ellos hubieran sabido que ustedes eran norteamericanos no habrían dicho eso. ¿Por qué? Porque esos niños son niños educados, y nuestra población es una población educada, no es ya una población de analfabetos, ha ido adquiriendo una cultura general y una cultura política. Y una de las características de nuestro pueblo es la hospitalidad, el respeto al visitante. Si ellos hubieran sabido eso, por cortesía, no lo habrían dicho. Eso fue lo que yo quise decir. Y a usted le hizo gracia y a mí también me hizo gracia todo eso.
Periodista.- Quiero salirme un poco de la política.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Usted puede visitar, si quiere, esa escuela, y hablar aquellos niños; y preguntarles qué piensan, conversar con ellos, pregúntales si quisieron decirle algo. Puede comprobarlo usted misma.
Periodista.- Ojalá tuviera tiempo.
Si usted me permite, antes de volver a la política, quisiera hacerle algunas preguntas personales, ya que usted es un hombre de gran misterio para nosotros.
En primer lugar, ¿por qué el misterio? Usted surge de la nada, parece que se desaparece. Tenemos entendido que no vive en una misma casa. O sea, usted es un hombre de secretos y misterios.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Entonces podríamos decir que estamos frente a la teoría del misterio, ¿no? Y yo me pregunto, yo soy el primero que me pregunto dónde está el misterio y quiénes son los que inventan misterio. Porque, bueno, hay algunas cosas que desde el principio de la Revolución tuvimos que hacer. Si se hace un viaje, digamos, ¿para qué les vamos a avisar a la CIA y a sus terroristas que vamos a hacer un viaje? ¿Para qué les íbamos a avisar en esa época —hace más de 10 años— en que la CIA usó todos los medios y todos los recursos para asesinarme? ¿Qué obligación teníamos nosotros de facilitar el trabajo de la CIA? Lógicamente, eso nos obligó a tomar medidas de precaución.
Bien, aparte de eso, usted dice que yo aparezco y me desaparezco. ¿Esa es la imagen que tiene usted de un hombre puntual? Nos vemos a tal hora, en tal punto, en tal oficina. En realidad, ¿lo que importa no es eso precisamente? ¿Por qué tiene que hacerse un misterio de todo eso? Por lo demás, nada más alejado de mi mente que el misterio, nada más alejado. A mí, al contrario, me gusta que las cosas sean sin protocolo, sin solemnidades, de la manera más sencilla y más normal posible. Así soy y así vivo.
Periodista.- Recientemente su hermana estuvo en la televisión americana. Usted tiene una hermana, Juanita, que vive en Estados Unidos.
Ella le critica mucho. Incluso le ha escrito al presidente Carter sobre usted, y dice que usted es un monstruo que se debe destruir.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¡Figúrese!
Periodista.- Yo tengo dos preguntas...
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire: ¿no le parece una monstruosidad que una hermana diga eso de un hermano?
Periodista.- Sí, y me pregunto por qué.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, yo le voy a decir una cosa. Somos hermanos, es decir, hijos del mismo padre y de la misma madre. Tenemos la misma sangre, pero tenemos ideas diferentes. Yo soy socialista, yo soy comunista, aunque ella en su pasión llega incluso a afirmar que yo no soy comunista. Ella tiene otras ideas políticas, ella es enemiga del socialismo, es enemiga del comunismo, es activa y apasionada en su militancia y en su lucha contra el comunismo. Y eso explica la posición muy crítica que tiene con relación a mí.
Sé que le escribió una carta a Carter —y después salió publicada esa carta— contra las relaciones con Cuba. En realidad se comete un error al tratar de identificar a Castro como el símbolo de todas las cosas malas de este mundo. Pero, bien, ese no es un problema fundamental. Yo soy un ciudadano de este país donde somos nueve millones y medio de habitantes. Y yo diría lo siguiente, muy de acuerdo con mis convicciones: tengo nueve millones y medio de hermanos: hermanos de ideas, hermanos de patria, hermanos de Revolución. Esos son realmente mis hermanos. Tenemos millones de niños. Esos son realmente nuestros hijos, por ellos luchamos, por ellos trabajamos.
He tenido muchos hermanos en esta lucha. Los que fueron conmigo al Moncada y murieron son mis hermanos; los que estuvieron conmigo en la cárcel son mis hermanos; los que vinieron conmigo en el Granma son mis hermanos; los que lucharon en la Sierra Maestra son mis hermanos; los que lucharon en Girón y murieron en Girón son mis hermanos; los que lucharon en el Escambray, los que lucharon en Angola, son mis hermanos; los que han muerto defendiendo causas justas en cualquier rincón del mundo, esos son mis hermanos.
Raúl es mi hermano doblemente: hermano en toda esa lucha y hermano en las ideas. Pero Raúl no ocupa un cargo en esta Revolución porque sea mi hermano de sangre, sino porque es mi hermano de ideas y porque se ha ganado ese lugar con su sacrificio, con su valentía, con su capacidad.
Yo tengo una visión del mundo diferente. Mi familia es muy grande. Mi familia no solo es Cuba: mi familia son los angolanos, mi familia son los movimientos de liberación de Africa, mi familia la constituyen todos los pueblos progresistas y revolucionarios del mundo. Tengo el privilegio de poseer una familia inmensa, infinita: la familia de todos los revolucionarios del mundo.
Como usted comprenderá, quizás a alguno le llame la atención que alguien, porque tiene ideas diferentes, aunque tenga vínculos de sangre, nos ataque. Pero yo tengo una visión muy diferente de eso. Lo lamento, me apena por ella que haga esas cosas, pero en realidad no le puedo dar importancia.
Lo que me dolería mucho es que dijeran que tengo una hermana en Cuba que ha robado, que tiene privilegios, que se ha hecho millonaria; pero que me ataque porque no hemos permitido esas cosas y porque somos revolucionarios, eso no me deshonra, ni siquiera me lastima.
Periodista.- Una de las cosas que dijo su hermana, y una de las cosas que creen algunos americanos, es que usted no se convirtió en comunista hasta después de haber tenido el control del gobierno. Que cuando usted estaba en las montañas, el pueblo no sabía que usted era comunista, ni incluso al comienzo. De manera que usted engañó al pueblo. Yo le preguntaría: ¿cuándo se convirtió usted en comunista? Seguramente ha oído hablar de esto.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¡Sí, cómo no! Lo he oído miles de veces, y me hace mucha gracia. Eso es confundir la persuasión con el engaño. Si dijeran que yo ayudé mucho a persuadir al pueblo en favor del socialismo y del comunismo, se diría realmente una verdad. ¿Que engañé al pueblo? ¿Cómo se puede engañar a alguien y hacerlo comunista mediante el engaño? Solo mediante la persuasión se puede hacer socialista y comunista un pueblo.
Si yo me hubiera convertido al comunismo ayer —ayer—, eso no tendría importancia; si yo me hubiera convertido al comunismo después que triunfó la Revolución, eso no tendría importancia con tal de que yo fuera un comunista sincero. Ahora bien, ¡qué cosa tan extraña! ¿De qué me acusan? ¿De ser comunista o de no serlo? Por fin, entonces, ¿qué soy?
Le puedo decir, para su información, y no es que tenga especial interés en aclarar esto, ya he hablado de eso otras veces: yo me hice comunista por mi propia cuenta, y me hice comunista antes de leer un libro de Marx, de Engels, de Lenin, ni de nadie. Me hice comunista estudiando economía política capitalista. Y cuando tuve un poco de comprensión de esos problemas, me pareció en realidad tan absurda, tan irracional, tan inhumana, que sencillamente empecé a elaborar por mi propia cuenta fórmulas de producción y de distribución diferentes. Y eso fue cuando era un estudiante del tercer año de la Universidad de La Habana, estudiando Derecho.
Yo le voy a decir algo más, porque no oculto mi vida, ni mis orígenes, ni tengo por qué inventar absolutamente nada, ¿comprende? Y si yo fuera un hombre falso, si mis ideas no fueran profundas y sinceras, no habría podido convencer a nadie en este país. Porque sí puedo decir que cuando la Revolución triunfa, la mayoría del pueblo no era socialista y la mayoría del pueblo no era comunista; pero cuando la Revolución triunfa mis convicciones eran socialistas, eran comunistas.
Yo nací en el seno de una familia terrateniente, estudié en colegios religiosos la enseñanza primaria y la secundaria, llegué a la Universidad de La Habana siendo un analfabeto político, y nadie me inculcó una idea; fueron producto de mis propios análisis y de mis propias meditaciones. Lamento mucho no haber tenido desde niño quien me hubiera orientado políticamente, quien me hubiera educado políticamente, que eso lo tuve que descubrir por mí mismo. Y llegué a esas convicciones, de tal manera que me convertí en lo que puede llamarse un comunista utópico. Después me encontré con la literatura marxista, con el Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, con las obras de Marx, de Engels y de Lenin.
Quizás haya en Cuba, e incluso fuera de Cuba, algunos de los que, durante horas a veces, tuvieron la paciencia de escucharme todas las críticas que yo le hacía a la sociedad capitalista, cuando yo ni siquiera había leído todavía un documento marxista.
Naturalmente, cuando me encontré con la literatura marxista, tuvo sobre nosotros una enorme influencia inmediata.
Ahora, lo que sí se puede decir es que antes de la Revolución nuestro programa todavía no era un programa socialista; pero ya el programa del Moncada, en el año1953, mucho antes del triunfo de la Revolución, el que lo lea detenidamente, el que lo analice a fondo, verá, en primer lugar, que era un programa de liberación nacional, un programa muy avanzado y un programa muy cerca del socialismo. Yo diría que era el máximo que en aquella época y en aquellas circunstancias podía comprender la masa de nuestra población.
Nuestro programa no era todavía un programa socialista, pero yo sí tenía ya mis profundas convicciones socialistas y comunistas.
Cuando triunfa la Revolución, el pueblo todavía no era socialista, ni era comunista. Estaba todavía demasiado engañado, engañado de verdad; demasiado envenenado por la propaganda anticomunista, macartista; demasiado envenenado por los periódicos burgueses, por los juicios burgueses, por la literatura burguesa, por el cine burgués, que procedía exclusivamente de Estados Unidos.
Era la época del macartismo. De modo que se puede decir que el pueblo todavía no era socialista, no era comunista. ¿Qué lo hizo socialista y qué lo hizo comunista? Las leyes revolucionarias, la obra de la Revolución, la persuasión y la educación.
Esa es la realidad histórica.
Los historiadores, apartándose de la chismografía, se dedicarán alguna vez a escribir las cosas tal y como han sido. Ahora el pueblo es socialista y es comunista, hay una coincidencia total entre el pueblo, el Partido y los dirigentes. Esa es la realidad. Y no lo van a cambiar, le advierto que no lo van a cambiar. Eso no lo cambia nada, aunque vengan aquí millones de turistas norteamericanos.
Periodista.- Señor Presidente, usted ha dicho que un hombre no debe permanecer en un cargo demasiado tiempo porque puede convertirse en una persona arrogante. ¿Podría suceder en su caso?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, tengo que hablar de mí mismo, ¿no? Yo estoy absolutamente tranquilo en ese sentido y absolutamente convencido de que no podría suceder, porque mi vida siempre ha sido una lucha contra mí mismo, o mejor dicho, un esfuerzo de superación constante. Viví las distintas edades desde niño: la infancia, la adolescencia, la juventud, todo eso. El hombre en las distintas etapas se puede sentir asaltado por algunas de esas cosas, por la arrogancia, la vanidad, todo ese tipo de cosas. Y yo siempre he estado muy alerta contra todo eso, o por lo menos consciente cuando me dejaba llevar por alguno de esos sentimientos.
Mi criterio es que, mientras más uno madura y más uno lucha, mientras más uno se impregna de una idea, de un propósito, esos factores con los cuales nacemos —con esas cosas se nace— se van dejando en el camino, por lo menos en mi caso. Siempre se habló de que el poder corrompía; siempre se habló de que el poder hacía a los hombres arrogantes, orgullosos. Y no solo se ha dicho, sino que realmente ha ocurrido así en muchos casos históricamente.
Pero no se puede olvidar que nosotros tenemos una doctrina; es decir que no somos un caudillo, cuya influencia y cuyo poder se basen en su personalidad o en las simpatías personales, sino que nuestro poder y nuestra fuerza se basan en las ideas, en una doctrina, en convicciones. ¿Se da cuenta? Y estamos educados en ese principio. Es decir, tenemos una especie de religión, si se quiere, con nuestras ideas.
Y ya le digo, tengo una filosofía que se la mencioné anteriormente, en una frase de Martí; pero creo que ese peligro no existe en mi caso. No solo por una cuestión subjetiva, sino además por una cuestión objetiva.
Cuando triunfa la Revolución, puede decirse que mi poder personal era muy grande, porque era jefe de un ejército victorioso. Y una guerra no se dirige mediante métodos —digamos— colectivos, en general métodos democráticos; se basa en la responsabilidad del mando, que es el que toma las decisiones finales. Por convicción, inmediatamente después del triunfo, nosotros empezamos a crear las condiciones para unir otras organizaciones y establecer una dirección colectiva, crear un Partido. Todas esas cosas las hicimos. Incluso antes del Moncada, en nuestro movimiento, nosotros teníamos una pequeña dirección que era colectiva. Después vino el proceso, la guerra, y entonces, después del triunfo de la Revolución, todo este proceso de institucionalización de la Revolución. Casi ya desde los primeros tiempos creamos un grupo de dirección entre los dirigentes más capacitados de nuestro movimiento y de otros movimientos. Entonces, siempre hemos hecho una prédica incesante contra el culto a la personalidad, contra el endiosamiento de los hombres. Prohibimos estatuas, nombres de calles y todo tipo de manifestación de culto a la personalidad.
De manera que, en mi caso, lejos de ocurrir un proceso en que el individuo tenía cada vez más poder, era un individuo que cada vez compartía más ese poder. Entonces, por las instituciones que hemos creado, por las convicciones, por la mentalidad, ese peligro no existe en absoluto.
Periodista.- Pero los niños lo besan y la gente gritan: “Fidel, Fidel.” Usted es una leyenda.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Correcto. Pero, ¿qué comprendo yo cuando gritan “Fidel” o cuando me besan o me aplauden? Yo no puedo pensar que ese es un mérito mío. En ese caso me toman a mí como un símbolo.
Los niños tienen escuelas, pero yo no fui el que construí esas escuelas; fueron decenas o cientos de obreros los que construyeron esas escuelas. Tienen un campamento, ese campamento no lo construí yo; ese campamento lo construyeron cientos de obreros. La economía del país, de donde salen el vestido, los zapatos, los alimentos de esos niños, no la produzco yo; la producen los trabajadores, la producen millones de personas. El mérito está en millones de personas. Lo que ocurre es que la gente no les puede dar las gracias a millones de personas y se las da a uno: pero nunca me ha pasado por la mente la idea de que yo soy acreedor de ese mérito. Yo tengo un mérito; no voy a negar que sé que tengo un mérito por el papel que he jugado, por la dirección en que he participado, por la influencia que he tenido en los acontecimientos. Pero esa no es una razón para que yo me sienta acreedor al reconocimiento que es resultado de la obra de millones de personas.
Periodista.- ¿Cree usted que será presidente hasta que muera?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No lo deseo.
Periodista.- Pero, ¿cree usted que va a ser un período largo? ¿Ha pensado en el sucesor?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Me parece que no tendría derecho a renunciar, porque, ¿qué alternativa tendría? Yo no tendría el derecho a renunciar. Si yo, por ejemplo, para descansar, para dedicarme a escribir, para llevar una vida menos tensa, prefiriera yo, personalmente, dejar de ostentar las responsabilidades que tengo, eso me parecería un egoísmo de mi parte. De manera que yo no podría hacer eso. Ahora, si me sintiera incapaz, si me sintiera incompetente, sí tendría la obligación de hacerlo. Y lo más probable es que, si yo no comprendiera eso, mis compañeros me sustituyeran.
Ahora, mientras tenga capacidad y mientras pueda ser útil en un cargo —en este o en cualquier otro— y me lo exija la Revolución, yo tengo el deber de realizar ese trabajo. ¿Hasta cuándo será? Yo no sé qué día me voy a morir, yo no sé si me voy a morir mañana, esta noche, de un accidente o de muerte natural. Yo no lo puedo saber. Tal vez, si tengo capacidad hasta que llegue ese momento, estaré hasta el momento en que muera. Si voy a ser longevo y voy a vivir muchos años, entonces lo más probable es que yo no sea presidente hasta que me muera.
Ahora, sí soy decididamente opuesto al culto a la personalidad, al gobierno unipersonal y a que los hombres sean convertidos en dioses. Hay muchos ejemplos de que eso ha ocurrido, incluso en procesos revolucionarios. Ahora, nuestra Revolución está perfectamente organizada y prevenida y asegurada contra esos riesgos.
Periodista.- En nuestro país pensamos que Cuba es Fidel y que Fidel es Cuba.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le voy a explicar por qué. Porque ustedes practican mucho la teoría del papel de las personalidades en la historia, y yo creo que exageran el papel de esas personalidades. Ustedes tienden a ver en la obra de los pueblos la obra de un hombre. Ustedes con razón respetan, admiran y veneran a Washington; pero Washington solo no hizo la independencia. La independencia la izo el pueblo norteamericano.
¿Acaso podríamos decir que la independencia de Estados Unidos fue solo la obra de Washington? ¿O fue la obra de cientos de miles de personas que lucharon?
Periodista.- Pero después de Washington tuvimos elecciones. En ese sentido, usted no fue elegido. Hay personas que incluso lo ven a usted como un dictador.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bien, ¿qué es un dictador? Porque yo no me identificó a mí mismo como un dictador.
Periodista.- Un hombre que tiene casi un control completo, un hombre que dirige un país, un hombre que no permite disidencia alguna, un hombre que tiene casi todo el poder. ¿Es ese Fidel Castro?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, en un solo punto: un hombre que dirige. Pero no es un hombre que tiene todo el poder, no es un hombre que toma determinaciones por su propia cuenta. Ninguna de las demás cosas, sino que soy un dirigente. Pero estoy muy lejos de tener un poder unipersonal ni un poder absoluto.
Periodista.- Usted no permite disidencias.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No soy yo, de eso no se trata. Eso no es cierto tampoco. ¿Por qué decir yo? Nosotros tenemos un proceso revolucionario, una revolución, un partido, un programa del Partido y una dirección del Partido. Se puede disentir dentro de la Revolución. En nuestro Partido se puede disentir, se puede discutir, y en nuestras asambleas se puede disentir. Ahora, hay un principio: que la voluntad de la mayoría debe ser acatada por la minoría. Es un principio político que se llama centralismo democrático. Los norteamericanos no están muy familiarizados con esa terminología, y yo no quiero empezar aquí con retóricas, ni utilizar términos marxistas que no van a entender los norteamericanos.
Periodista.- Déjeme explicarme. Sus periódicos, su radio, su televisión, sus películas están bajo control del Estado. El pueblo puede disentir en sus asambleas, en sus congresos, pero no se permite ninguna disidencia ni oposición en los medios públicos. ¿Por qué, si ustedes están tan seguros de que todo el mundo está contento y que le gusta como son las cosas? Y además, si usted quisiera cambiar eso, creo que podría hacerlo.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Que no permitimos la disidencia? ¿Y le parece poco estos 18 años de contrarrevolución organizada en Estados Unidos? ¿Quién dice que la Revolución no tiene oposición? Si ha tenido la posición de Estados Unidos, de su prensa, de su radio, de su televisión, de miles de contrarrevolucionarios.
Periodista.- Pero me refiero a su país.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Estos son los que están de este lado, estos son los revolucionarios. Y la oposición la tenemos del otro lado, del lado de allá del estrecho de la Florida. Y ha habido una gran oposición. No se puede negar.
Periodista.- Usted me dice que el pueblo quiere socialismo, que el pueblo quiere que el país sea así. Bien, perfectamente, lo creo. Entonces, ¿por qué no permitir que haya disidencia en los periódicos, o un periódico de oposición, o disidencia en la radio o la televisión?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, tiene que consultárselo al pueblo. Eso depende, porque, por ejemplo, en Estados Unidos, ¿de quién son los periódicos, a quién pertenecen?
Periodista.- Los periódicos pertenecen a muchas, pero muchas personas distintas. Muchas veces los editores no siguen el punto de vista político de sus dueños. Hay todo tipo de periódicos, revistas, periódicos clandestinos, periódicos públicos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero todos tienen un propietario, todos sin excepción tienen propietarios. La televisión tiene sus propietarios: o un individuo o una gran empresa. La radio lo tiene; las revistas lo tienen; los periódicos lo tienen. Ahora, le voy a hacer una pregunta. ¿Si la dirección de su estación de televisión quiere, puede prescindir de sus servicios y contratar a otra persona? ¿Quién manda en la televisión donde usted trabaja y quién manda en cada periódico de Estados Unidos? Los dueños.
Periodista.- No los dueños. Generalmente son los editores, editores individuales. Hay periódicos que pertenecen a una persona, y el periódico como tal tiene una opinión distinta a la del dueño.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, pero en el periódico manda el propietario, o el editor que él nombre allí. ¿Quién nombra el editor? El dueño.
Periodista.- No necesariamente.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- La compañía.
Periodista.- No siempre. A veces es una junta, a veces es un grupo e incluso un periodista puede ser despedido por la junta. Pero, ¿podríamos volver al tema de Cuba?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Un propietario.
Periodista.- Antes de que cambiemos los periódicos norteamericanos, ¿podríamos volver al tema...?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No tengo ningún plan de cambiar los periódicos norteamericanos. En absoluto. En Cuba el propietario es el pueblo. Bien. Ahora, pregúntele al pueblo si está de acuerdo con que los periódicos se puedan utilizar para hacer contrarrevolución.
Periodista.- No puedo creer que no haya en algún lugar, algún joven estudiante, algunos estudiantes que no desearan tener un periódico de oposición para decir que les gustaría tal o más cual cambio. Y eso es en contra de sus leyes.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, Bárbara, nosotros no tenemos las mismas concepciones de ustedes; nosotros no tenemos el concepto de libertad de prensa que tienen ustedes, desde luego. Se lo digo con toda franqueza, no tengo que ocultar absolutamente nada. Si nos preguntan si aquí puede aparecer algún periódico contra el socialismo, le digo francamente que no puede aparecer. No lo permitirá ni el Partido, ni el Gobierno, ni el pueblo. En ese sentido no poseemos la libertad de prensa que poseen ustedes en Estados Unidos. Y estamos muy satisfechos. Ni hay el escándalo que hay en Estados Unidos, ni tenemos la propaganda comercial que hay en Estados Unidos. Nada de eso. Nuestros medios masivos de divulgación están en función de la Revolución. Ahora, mientras se desarrolle la Revolución y mientras exista la hostilidad hacia Cuba, así terminantemente, y mientras exista contrarrevolución apoyada por Estados Unidos, y mientras exista esta lucha, no permitiremos ningún periódico contra la Revolución. Sencillamente.
Y además, ¿quién lo paga? ¿Me quiere decir? ¿La CIA o la...?
Periodista.- A veces siento que usted cree que todo se centra en la CIA.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, es que la CIA tiene 5 000 millones de dólares para hacer subversiones, asesinatos, contrarrevoluciones, espionajes. Es mucho dinero. La CIA tiene más dinero que todo el valor de nuestras exportaciones; gasta más cada año en esas cosas que el valor total de las exportaciones de Cuba. Y usted no quiere que piense en la CIA. La CIA organizó planes de asesinatos de los dirigentes de la Revolución Cubana durante más de 10 años, y usted no quiere que yo piense en la CIA. No soy yo solo. Todo el mundo piensa en la CIA en el mundo.
Periodista.- ¿Cuándo usted piensa...? ¿O tiene usted pruebas del último ataque de la CIA contra usted, el último plan quizás para asesinarlo a usted?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- El último plan que recuerdo, con evidente, incuestionable participación de la CIA, puesto que fue realizado por gente muy vinculada a la CIA y las armas fueron transportadas a través de la Embajada norteamericana en Bolivia, fue en 1971, a raíz de mi visita a Chile. Fue en noviembre de 1971, cuando visité a Chile durante el gobierno de la Unidad Popular. Esos elementos se movieron activamente; utilizaron documentos venezolanos, de periodistas venezolanos; transportaron distintos tipos de armas, unas llegaron a través de la Embajada norteamericana en Bolivia, rifles con mirillas telescópicas, ametralladoras, todo eso. Y también llevaron una cámara de televisión con un arma dentro, perfectamente conectada. Incluso estuvo delante de mí, como está esa cámara delante en este momento. Pero no dispararon. Utilizaron armas largas desde un apartamento, y tampoco dispararon. Siempre ocurrió en esta circunstancia un factor de desmoralización, de temor.
Después conocieron que yo me trasladaba a Perú y también trataron de movilizarse hacia Perú, donde yo hacía una escala técnica. Hacía una escala técnica en Ecuador, se enteraron rápidamente y trataron también de llevar a cabo el atentado allí. Eso es que yo conozca, de la última actividad de ese tipo, pero eso fue en 1971.
Los planes de la CIA duraron más de 10 años, y yo no sé cuándo cesaron. Ellos, además, tienen maneras muy sutiles de actuar. A veces actúan directamente, y otras veces actúan a través de organizaciones terroristas que siguen más o menos las orientaciones de la CIA, tienen métodos directos y tienen métodos indirectos. Y esta es la hora que a mí no me consta que la CIA haya cesado en esos planes. No he recibido ningún mensaje de la CIA informándome que ya cesaron los planes, ni hemos recibido ninguna excusa del gobierno de Estados Unidos por el hecho de que las autoridades de ese país durante más de 10 años hayan estado preparando los asesinatos de los dirigentes de la Revolución. A pesar de que el Senado investigó, a pesar de que el Senado comprobó una pequeña parte de sus planes, nunca ningún gobierno de Estados Unidos se ha dirigido al gobierno de Cuba a dar una excusa por esos hechos.
Periodista.- ¿Considera usted que ahora, con Jimmy Carter y con el nuevo director de la CIA, aún se están dando órdenes para asesinarlo a usted?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No conozco al nuevo director de la CIA, no fui condiscípulo de él en la escuela, en una escuela militar. Pienso que Carter lo conoce mejor. Pero a su pregunta de si creo que Carter mantenga planes de ese tipo, le digo con toda franqueza que, de acuerdo con la opinión que tengo de Carter, estoy absolutamente seguro de que no.
Periodista.- ¿Cree usted que en 1971, cuando Richard Nixon eran presidente, ordenó ataques premeditados contra usted?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Nixon es otra cosa. No podemos comparar a Nixon con Carter. Nixon hizo muchas cosas: participó en todo lo de Girón, y además participó en el derrocamiento del gobierno de Allende. La CIA participó activamente y el Pentágono participó también activamente. Se habla de la CIA, pero no se habla del Pentágono. El Pentágono ha mantenido relaciones muy estrechas con el ejército chileno. Todo ese plan contrarrevolucionario condujo al asesinato de Allende. Y entonces me pregunto: ¿Quién tiene toda la responsabilidad de todo eso? El gobierno de Estados Unidos y la CIA y el Pentágono. Eso fue en la época de Nixon, con plena autorización de Nixon. De modo que Nixon era un individuo capaz de cualquier cosa. Recuerdo cuando las negociaciones con Viet Nam. Cuando querían obtener algo, arreciaban los bombardeos. No podemos olvidarnos de los bombardeos de los B-52. Cuando estaba discutiéndose en París, para ablandar la posición de los vietnamitas, lanzaban cientos de misiones de los bombarderos B-52. Asesinaron a cientos de miles de gentes. De Nixon se podía esperar cualquier cosa. Bueno, ustedes lo saben bien.
Periodista.- ¿Cree usted que Nixon dio órdenes o aprobó específicamente planes de asesinato contra usted?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, Bárbara, yo no sé cómo operan los mecanismos, yo no sé cómo en Estados Unidos se ordena un asesinato, no sé cuál es el mecanismo, no sé si escriben una orden, no sé si conversan con el director de la CIA, no sé si se lo dicen directamente, o si se lo dicen indirectamente. Eso no lo sé. Pero sí le puedo asegurar que, si había planes de asesinatos y Nixon se encontró con esos planes, Nixon no los cambió.
Periodista.- Yo quisiera hablar sobre su vida en las montañas, antes de la Revolución.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, durante la Revolución.
Periodista.- Quiero decir, durante la Revolución, antes de su triunfo, antes de su victoria.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Our victory.
Periodista.- Está hablando inglés, ¿sabe?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Un poquito. Porque si digo mi victoria, no es mi victoria. No es “my victory”, es nuestra victoria, en común.
Periodista.- La victoria de su país.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Our people’s victory (La victoria del pueblo).
Periodista.- Usted no necesita intérprete.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sometimes, most of the times (algunas veces, la mayor parte de las veces).
Periodista.- Usted me entiende muy bien.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Most of the times (La mayor parte de las veces).
¿Está bien dicho eso en inglés?
Intérprete.- Sí.
Periodista.- He leído que usted ha dicho que los días más felices de su vida fueron durante ese período en las montañas.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo realmente pienso que en un sentido eran de los días más felices. Porque, primero, la lucha era muy dura; las condiciones de vida eran muy duras. Era una lucha muy fuerte por la supervivencia.
Creo que en esas circunstancias el hombre da lo mejor de sí mismo. Los riesgos constantes de la guerra, el esfuerzo que había que hacer. Y todo era, desde luego, más sencillo. Sin embrago —y quizás yo sea un hombre de acción eminentemente—, me siento bien con la acción. Esa etapa comprendía distintos aspectos, políticos, organizativos; pero también tenía mucha acción. Por eso pienso que era de las épocas mejores de cualquiera de nosotros. Después la vida cambia; después viene el gobierno, otro tipo de tareas, en que hay menos acción, más trabajo de oficina, más reuniones, otro tipo de vida diferente.
Ahora, eso no quiere decir que esta vida carezca de estímulos. ¿Dónde está el estímulo en esta vida que llevamos institucionalizada? Yo diría que en la obra de la Revolución, en las cosas que se pueden hacer por el pueblo.
La satisfacción nuestra no está en nuestra propia vida, sino está en la obra de la Revolución. Mientras que la etapa anterior, en nuestra propia vida —desde mi punto de vista—, era más interesante que nuestra vida en el gobierno.
Periodista.- ¿Cuál ha sido el peor período para usted? ¿Cuál fue su época más difícil?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿En qué sentido? ¿En la guerra o en el gobierno?
Hubo momentos muy difíciles después del ataque al cuartel Moncada, cuando sufrimos una derrota; vamos a decir que sufrimos un revés, un duro revés, murieron muchos compañeros, y nos quedamos un grupo reducido, una parte de los cuales caímos prisioneros, fueron días muy amargos.
La prisión. Pero la prisión la utilizamos bien; la aprovechamos para estudiar, para planear el futuro. Desde luego, teníamos una absoluta confianza en lo que estábamos haciendo y una disposición total, y éramos perseverantes.
Después volvimos a tener un momento muy amargo, un segundo revés, cuando después del desembarco del Granma, a los tres días, fuimos atacados por sorpresa y totalmente dispersados. Esos fueron momentos también muy amargos, hubo instantes muy difíciles. Y no quiero extenderme sobre eso, nada más que para puntualizar en qué consistieron esos momentos.
Después nos volvimos a reunir. Conmigo estaban dos hombres, teníamos dos fusiles únicamente. Después me reuní con Raúl que tenía varios hombres y cinco fusiles. Reunimos siete fusiles. Y entonces, empezamos a sentirnos otra vez felices y convencidos de que íbamos a obtener éxito. Y así fue.
Los dos momentos más duros —no solo para mí, sino para todos los compañeros— fueron esos dos momentos: el revés después del Moncada, y el revés después del Granma. No recuerdo que hayamos tenido ningún otro período tan amargo, tan difícil como estos.
Periodista.- ¿Hay algo por lo cual usted lloraría?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Si algo...?
Periodista.- ¿Hay algo por lo cual usted lloraría?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero uno llora más de una vez, por una razón o por otra. Llora cuando muere una persona que quiere mucho; a veces lloramos también en ciertos momentos de moción ante el pueblo, en una fecha histórica. Hay muchos momentos de emoción. No voy a decir que lloremos a lágrima viva. Pero, desde luego, hay ocasiones en que tenemos que disimular las lágrimas.
Ya llorar a lágrima suelta —como se dice—, por razones estrictamente sentimentales, no sé, no he tenido una experiencia de ese tipo desde hace mucho tiempo.
Periodista.- ¿Usted es un hombre solitario?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿En qué sentido? ¿En la soledad del poder?
Periodista.- A veces cuando uno está en el poder, la mayor parte del tiempo uno está en la cima de la montaña.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo realmente detesto la soledad, la soledad absoluta.
Periodista.- O sea, ¿el estar solo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, sí.
Periodista.- ¿Por qué?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Quizás la necesidad de la compañía que tiene el hombre. Creo que fue Aristóteles el que dijo que “el hombre era un animal social”. Y parece que yo pertenezco a esa especie.
Periodista.- ¿Usted estuvo en aislamiento total durante su época en prisión?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, sí. Yo pasé muchos meses en aislamiento solitario. Y no solo tenía la compañía de los mosquitos; estaba enfrente de un lugar donde velaban a los que morían en prisión. De vez en cuando tenía la compañía de algún muerto, y todos los días la de millones de mosquitos. Pero siempre tenía algún libro, estudiaba y me adaptaba. El hecho de que deteste la soledad no significa que no sea capaz de soportar la soledad.
Periodista.- ¿Usted tiene momentos de privacidad, períodos en que usted descansa?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, cómo no. Es lógico.
Periodista.- ¿Qué hace usted?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Muchas cosas. Leo, hago deportes, pesco submarino, veo una película, converso con las amistades, recibo periodistas (Risas). Hago muchas cosas.
Periodista.- En el momento de la victoria de la Revolución, usted tenía 34 años; ahora tiene 50.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Creo que hay un pequeño error. Fue el Primero de Enero de 1959. Creo que tenía 32 años.
Periodista.- Usted tenía 32 cuando la victoria de la Revolución; ahora tiene 50.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Ahora tengo 50, según mis cálculos.
Periodista.- Hay algunas dudas sobre sus cálculos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, ya sé, pero yo tengo mis cálculos. Hago el menos favorable. Algunos dicen que menos, porque... Pero yo tengo 50, y estoy satisfecho. Nunca pensé que iba a llegar a vivir medio siglo, ¡jamás!
Periodista.- ¿Cierto?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, de verdad, no. Nunca he hecho planes prolongados acerca del futuro de mi vida.
Periodista.- Cincuenta años es una edad madura para un hombre. ¿Usted se considera ahora muy distinto a aquella época?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, yo creo que yo era a los 32 años un muchacho ignorante.
Periodista.- ¿En el momento en que triunfó en el gobierno era un muchacho ignorante?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, claro.
Me miro a mí mismo, comparo con la experiencia que ahora tenemos todos nosotros, y todos nos vemos en aquellos años como unos muchachos ignorantes.
Claro, teníamos idea de lo que estábamos haciendo y de lo que queríamos hacer; y, desde luego, nuestras ideas han demostrado que eran fundamentalmente correctas; pero comparamos nuestra experiencia de hace 18 años con la de ahora, y nos consideramos unos muchachos ignorantes en aquel tiempo.
Ahora tenemos un poco más de experiencia. Pero si vivimos 10 años más, posiblemente al cumplir los 60 digamos que ahora éramos unos individuos absolutamente ignorantes.
Periodista.- Una pregunta personal final: ¿Se afeitará usted alguna vez la barba?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿A cambio de qué? ¿Del cese del bloqueo? (Risas.)
Periodista.- ¿Si nosotros suprimimos el bloqueo usted se afeita la barba? No creo que eso hará que Estados levante el bloqueo, pero, bueno...
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, importaríamos cuchillas Gillette tal vez, ¿no? No sé si todavía las fabrican en Estados Unidos.
¿Sabe la razón por la cual nos dejamos la barba? Porque no teníamos cuchillas de afeitar. Pero con el transcurso del tiempo, ya se conocía a un guerrillero por la barba. Era más difícil introducir un espía, porque tenía que esperar muchos meses para que le creciera la barba. Por eso, se convirtió en una cosa útil, y finalmente se convirtió en un símbolo.
Después de la Revolución, mucha gente se fue afeitando. Después aparecieron reglamentos en el ejército: había que afeitarse. Y poco a poco fui quedando uno de los pocos con barba. Bueno, ya seguí con ella.
¿Pero qué resulta? Que cuando las canas salen, empiezan a salir por la barba, y se ven más. Por eso, mi idea ahora es esperar por lo menos hasta tener la barba completamente blanca. Y después tomaré una decisión: si me la pinto, o me la corto.
Periodista.- ¿Y el país puede votar?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿El país? Ese es un asunto individual. No se olvide de los derechos humanos (Risas).
Periodista.- ¿Podríamos hablar sobre Africa?
Nuestro Departamento de Estado calcula que hay de 10 000 a 15 000 soldados y civiles en Angola. Creo que usted dice que hay 5 000 civiles.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Yo? ¿Dónde he dicho yo eso?
Periodista.- Esa es la información que me dieron.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, realmente en ningún momento yo he dicho eso.
Periodista.- ¿Puede usted decirnos cuántas tropas o asesores tiene usted ahora en Angola?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, yo no lo puedo decir, no lo voy a decir. Yo no lo voy a decir.
Le puedo decir sobre esto lo siguiente: los datos han sido muy imprecisos, los que ha dado el Departamento de Estado; porque en la época de Ford y de Kissinger daban determinados datos. Decían que había 12 000. Y realmente en un momento determinado había más de 12 000. Posiblemente la CIA podía saberlo —no subestimo la CIA. El hecho de que hayamos luchado contra ellos en buena lid y hayamos tenido algunos éxitos, no significa que nosotros subestimemos el enemigo.
Yo creo que ellos sabían la cifra, pero por razones electorales y de prestigio, no dijeron una palabra de eso.
Ahora, sí le puedo decir que cuando finalizó la guerra, nosotros inmediatamente, de acuerdo con el gobierno de Angola, iniciamos un proceso de retirada del personal militar cubano, programado de acuerdo con el gobierno de Angola.
Todo estaba programado: fuimos disminuyendo nuestro personal militar y aumentando nuestro personal civil: médicos, ingenieros, técnicos de las más diversas ramas, para ayudar a la reconstrucción angolana. Tenemos ahora varios miles de técnicos civiles.
Ese proceso de reducción del personal militar lo estuvimos haciendo desde que se acabó la guerra hasta el mes de abril. Cuando en abril se produce la intervención de Francia y de Marruecos en los asuntos internos de Zaire, lo cual constituye una amenaza para Angola, nosotros detuvimos el proceso de reducción de nuestro personal militar, y estamos observando cómo se desarrollan los acontecimientos.
Periodista.- ¿Cree usted que algún día toda Africa será comunista?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo, sí, ¿qué le parece? ¿Comunista? No vamos a decir comunista. Según lo que se entiendan por comunista. Si toda el Africa va a ser marxista-leninista o no, yo no podría decir eso; porque hay países africanos que tienen una fuerte influencia religiosa islámica, que determina su filosofía política —digamos.
Es decir, si usted me pregunta que si toda el Africa algún día será socialista, yo digo que sí, que estoy convencido de que un día toda el Africa será socialista. Es más, una parte de Africa ya está trabajando, está llevando adelante un proceso socialista, en partes importantes de Africa. Unos países lo harán bajo el principio del marxismo-leninismo; otros lo harán bajo los principios del islamismo, y quién sabe si puede haber alguno que lo haga bajo los principios del humanismo cristiano. Pero en el orden económico y social, estoy convencido de que toda el Africa será socialista, porque además no le queda ninguna otra alternativa, no tiene ninguna otra alternativa; puesto que sería iluso imaginar que puedan seguir el camino capitalista.
Ese camino pudo seguirlo un grupo de países de Europa. Ese proceso comenzó en Inglaterra, continuó en Francia, prosiguió en Estados Unidos, se desarrolló después en Japón, con lo cual esos países alcanzaron un gran desarrollo productivo, una gran técnica y lograron acumular grandes riquezas. Cuando no existían otras zonas industriales en el mundo, ellos pudieron desarrollarse por la vía capitalista. Pero los países de Africa no podrán hacerlo.
En Africa hay un atraso terrible, las condiciones sanitarias son espantosas, hay países que tienen un médico cada 100 000 habitantes. No hay universidades en muchos países, o tienen muy pocos estudiantes, no hay técnicos. El estado educacional, sanitario, es terrible.
Esos países no se pueden dar el lujo de pensar en un desarrollo anárquico, de tipo capitalista, lo que nosotros llamamos el camino del neocolonialismo; es decir, de las inversiones extranjeras que se apoderan de los recursos naturales del país.
Con esto no estoy negando la posibilidad de que pueden existir acuerdos entre empresas extranjeras y esos países, pero en esencia el control de los recursos naturales debe estar en manos de los países, el desarrollo económico debe ser planificado, los recursos no se pueden despilfarrar, la corrupción no se puede admitir. Tienen que emplear de una manera correcta hasta el último centavo, y la economía tiene que ser planificada. Si no siguen una vía socialista, jamás resolverán los problemas actuales. De modo que no es que se trate de mis deseos, de mis ideas, sino que se trata de una necesidad, puesto que no tienen ningún otro camino.
Es por eso que digo que estoy convencido de que algún día toda el Africa será socialista, y que el neocolonialismo fracasará en Africa.
Ya lo que dejó el colonialismo es algo realmente impresionante. El colonialismo nació del capitalismo. Lo que ha dejado el capitalismo y el colonialismo hay que verlo allí sobre el terreno. Valdría la pena que los norteamericanos conocieran lo que pasa en esos países. Y sacarían las mismas conclusiones si meditan sin prejuicio en lo que estoy diciendo.
No pueden seguir el modo de vida de Francia, de París, de Londres, de Nueva York ni de Estados Unidos. Ustedes han creado un modo de vida determinado y una sociedad que tiene grandes riquezas; mal distribuidas, por cierto, ¡muy mal distribuidas!, pero poseen grandes riquezas.
¿Creen ustedes que el modelo de vida norteamericano es el modelo para el Africa, para la India, para China? Imagínese que cada ciudadano chino tuviera un automóvil, y cada ciudadano indio tuviera un automóvil, y cada ciudadano africano, dentro de 20 años, tuviera automóvil. ¿Cuántos años duraría la reserva de combustible, de petróleo del mundo? ¿Cuánto tiempo?
De modo que ustedes han creado una sociedad que les podrá ir muy bien a ustedes —si ese es su criterio—, pero que no resolverá, no puede ser el modelo de los países subdesarrollados del mundo, de América Latina, de Asia y de Africa. Esa es la realidad.
Periodista.- ¿Cree usted que Africa será socialista dentro de los próximos 20 ó 25 años?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Es posible. Ahí sí me atrevo a afirmarlo. Porque, mire, usted tiene el caso de Argelia: está desarrollando el socialismo y tiene una base sólida también. En Libia están trabajando por el socialismo, en Etiopía están trabajando por el socialismo, en Mozambique están trabajando por el socialismo, en Angola están trabajando por el socialismo, en Dahomey están trabajando por el socialismo, en Guinea-Bissau...
Periodista.- Y usted está ayudándolos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Todo lo que podamos. Desgraciadamente, no tenemos mucho.
Pero ahora, yo me pregunto. Ustedes el próximo año van a gastar 112 000 millones de dólares en fabricar aviones de guerra, naves de guerra, bombas atómicas, rayos láser, sistemas de destrucción masiva. ¡Lo que se pudiera hacer con la mitad de ese dinero! Con la mitad de ese dinero, en diez años, se podrían resolver los problemas del desarrollo; es decir, con la mitad de ese dinero durante 10 años. En 10 años...
Periodista.- ¿Usted le ha dicho eso a los soviéticos también?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Voy a terminar mi idea, si me permite.
En 10 años se podrían resolver los problemas de los cien países más pobres del mundo. Desde luego, excluyendo a la India. No me atrevo a asegurar cuánto haría falta para resolver el problema de la India. ¿En qué se invierte todo ese dinero?
(Refiriéndose a la interrupción de la periodista).
¿Yo? A los soviéticos, encantado. Es que los soviéticos piensan así y nosotros pensamos así.
Periodista.- ¿Retirará usted sus tropas de Angola?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No van a estar allí indefinidamente. Y nunca fue ese nuestro propósito; pero no en virtud de ningún compromiso con nadie, eso será resultado únicamente de los intereses de Angola y de los intereses del gobierno de Angola. Quiero decirle que este problema únicamente podemos discutirlo con los angolanos y con el gobierno de Angola. Este problema no podemos discutirlo, y no lo discutiremos jamás con los Estados Unidos.
¿Qué sentido atendría mantener indefinidamente ese personal militar en Angola? La misión es la de apoyar a Angola contra cualquier agresión exterior, mientras se organiza, se equipa y se entrena el Ejército de Angola. El Ejército de Angola se está organizando, entrenando y preparando, y llegará el día en que no necesite de nuestro apoyo para defenderse de Suráfrica o de cualquier plan imperialista.
Esa es la razón única. ¿Qué interés podemos tener nosotros en mantener indefinidamente ese personal militar ahí en Angola? No tendría sentido. Es costoso para nosotros: implica esfuerzo, implica sacrificios.
Periodista.- ¿Por qué están ustedes en Angola, en primer lugar? ¿Y los soviéticos, les pidieron a ustedes que fueran?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le voy a decir una cosa. Si ustedes conocieran a los soviéticos, si los conocieran bien, no se les ocurriría pensar que los soviéticos fueran capaces de pedirle a Cuba que enviara un solo hombre a Angola. Eso está por completo ajeno a las relaciones de los soviéticos con Cuba y a la conducta de los soviéticos. Una decisión de esa naturaleza, única y exclusivamente podría tomarla nuestro Partido y nuestro Gobierno, por iniciativa propia, a solicitud del Gobierno de Angola.
Es así históricamente. No hay que inventar nada en eso. ¿Quieren saber si nos pidieron los soviéticos que fuéramos allí? No nos pidieron en absoluto los soviéticos que fuéramos allá. No nos dijeron jamás una sola palabra en ese sentido. Fue una decisión exclusiva de Cuba.
Y la CIA, que de vez en cuando está enterada de algunas cosas, ha escrito por ahí algunas cosas en ese sentido. Creo que coincide con esto que estoy diciendo.
Periodista.- ¿Enviará usted tropas a otros países de Africa?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Depende de las circunstancias que lo justifiquen.
Periodista.- ¿Cómo ve usted el papel de Cuba en Africa?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, el papel de Cuba en Africa es principalmente de carácter civil, no es de carácter militar.
Desde hace mucho tiempo nosotros hemos estado ayudando a un número creciente de países, enviándoles asistencia técnica, asistencia civil, sobre todo, médicos. En numerosos países de Africa tenemos médicos. Es decir, nuestro apoyo a los países africanos, en primer lugar, es un apoyo de tipo civil dentro de nuestras posibilidades. En ocasiones nos han solicitado asesores militares para ayudar a organizar las fuerzas armadas —un grupo reducido de asesores militares, o algunas decenas o varias decenas—, y los hemos enviado. A solicitud de los gobiernos.
El caso de Angola fue la primera ocasión en que nosotros enviamos unidades militares. Yo no quisiera repetir esa historia, a no ser que usted quiera que yo le hable de eso.
Nosotros siempre habíamos estado en relaciones con el MPLA, desde que empezaron la lucha por la independencia, y los estuvimos ayudando. Cuando ellos estuvieron a punto de lograr su independencia, se produce un intento de arrebatarle la independencia al pueblo de Angola. Sencillamente. La CIA trabajó, es decir, no la CIA, el Gobierno de Estados Unidos invirtió algunas decenas de millones de dólares, organizando en Zaire un movimiento manejado por ellos (ese es el famoso FNLA), de acuerdo con su amigo Mobutu —no amigo suyo; amigo de Estados Unidos. Los portugueses organizaron otro movimiento contrarrevolucionario antes de irse, que fue el UNITA. Africa del Sur estaba decidida a impedir el triunfo del MPLA. Entonces, nosotros los veníamos ayudando hacía mucho tiempo, les enviábamos armas, y les habíamos enviado algunos instructores militares.
Hay una verdad histórica que no la puede negar nadie: nosotros enviamos la primera unidad militar cuando las tropas regulares de Suráfrica invadieron a Angola el 23 de octubre de 1975. Columnas de tanques y de artillería estilo “britzkrieg”, es decir, estilo nazi, estilo apartheid —hay que decir así. Enviaron su ejército regular. Entonces nosotros teníamos que tomar una decisión: nos cruzábamos de brazos y Africa del Sur se apoderaba de Angola, o hacíamos un esfuerzo por ayudarlos. Ese fue el momento, el día 5 de noviembre, en que nosotros tomamos la decisión de enviar la primera unidad militar a Angola para luchar contra las tropas de Suráfrica. Esa es la razón, la causa por la cual nosotros tomamos esa decisión. Si nosotros no hubiéramos hecho ese esfuerzo, lo más probable es que Africa del Sur se hubiera apoderado de Angola; ya no solo sería Suráfrica, Namibia, sino que tendríamos también a Angola en manos de los racistas sudafricanos.
No sé lo que se habrá publicado en Estados Unidos sobre todo eso, pero estoy seguro de que el pueblo negro de Estados Unidos sabe lo que significa la discriminación y sabe lo que significa el apartheid. El pueblo negro de Estados Unidos, en primer lugar, sabrá apreciar el esfuerzo que nosotros hicimos en Africa; las personas conscientes de Estados Unidos, blancos o negros, que comprenden lo que es el apartheid y la discriminación racial, si hoy no lo comprenden, porque no tengan una información correcta, algún día estarán absolutamente de acuerdo con nosotros por el esfuerzo que hicimos para salvar a un pueblo negro de Africa de la ocupación por Africa del Sur.
Periodista.- ¿Enviaría usted tropas...?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le voy a decir algo más. Estoy completamente convencido de que los surafricanos no iniciaron esa invasión sin previa consulta con el gobierno de Estados Unidos. Estoy absolutamente seguro de eso. Nunca se habrían lanzado a esa aventura sin la aprobación de Kissinger y de Ford.
Puede preguntarle a Ford algo de eso, si le hace una entrevista en el futuro. Si él sabía algo. Vamos a ver si le dice la verdad.
Periodista.- ¿Enviaría usted tropas a Rhodesia?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, sobre eso nosotros tenemos un punto de vista. La independencia es tarea de cada pueblo, es una tarea de cada pueblo. Es decir, la independencia no se puede llevar desde fuera. No es el caso de Angola, no es el caso de Angola, que había conquistado su independencia, se había constituido el gobierno y fue invadida desde el exterior.
En Rhodesia, Namibia y Suráfrica, son los pueblos de esos países los que tienen que conquistar su propia independencia. Nosotros les brindaremos apoyo político y el apoyo que podamos darles, pero no está supuesto dentro de nuestras concepciones que enviemos tropas para lograr la liberación de Rhodesia y de Namibia. Eso es tarea de sus propios pueblos fundamentalmente.
Periodista.- ¿Enviaría usted tropas a Suráfrica?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Es el mismo problema. Debe ser el pueblo de Suráfrica. Es el pueblo de Suráfrica quien tiene...
Periodista.- ¿Usted no mandará tropas a Rhodesia ni a Suráfrica?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Desde luego, no le queremos hacer ninguna promesa a nadie, ni a los racistas surafricanos, ni a los de Namibia ni a los de Rhodesia. Que esto no se tome como una promesa. Es simplemente una expresión de nuestras ideas y de nuestros criterios sobre estos problemas: que la liberación tiene que ser tarea fundamental de cada pueblo y no tarea a realizar por unidades militares que vengan de otros pueblos, ¿comprende?
Le voy a hacer una pregunta.
¿Estaba usted de acuerdo con que La Fayette y tropas francesas los hubieran ayudado a ustedes, los norteamericanos, contra los ingleses desde 1777?
Periodista.- O sea, ¿usted me pregunta que si debieron ayudarnos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Digo: ¿Fue correcto o no fue correcto que los franceses y La Fayette hayan ayudado a Washington y a los patriotas norteamericanos a luchar contra el colonialismo inglés?
Periodista.- ¿Trata usted de hacer una comparación entre eso y el envío de tropas de Cuba a Suráfrica?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, no. Quiero hacer simplemente un recuento histórico. Ustedes le hacen estatuas a La Fayette, les dan las gracias a los franceses todos los años porque los ayudaron en su guerra, y ahora los veo muy preocupados de que otro país pueda ayudar a los patriotas en otras partes del mundo que están luchando contra el colonialismo. ¿Por qué?
Periodista.- No es la misma situación, puesto que estamos hablando de Africa.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Cuál es la diferencia?
Periodista.- La diferencia es que lo que nosotros llamamos americanos en aquellos momentos luchaban para liberarse de un gobierno extranjero. En Suráfrica no luchan por liberarse de un gobierno extranjero, sino para resolver lo que pudiera ser una guerra civil. Nosotros no tuvimos tropas extranjeras combatiendo en nuestra guerra civil. Lo que pregunto es si usted enviaría tropas.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, yo primero le quise preguntar si estaba bien o estaba mal. Usted me dio una respuesta.
Ahora, ¿y en Rhodesia qué hay? ¿Y en Namibia qué hay? Le digo que yo no veo por qué se preocupan tanto. Ya yo le di mi posición. ¿Qué creo? Que la tarea fundamental de liberación la debe hacer el pueblo de cada país; pero que cuando los norteamericanos se preocupan tanto de que otros puedan ayudar a esos movimientos de liberación, se olvidan de su propia historia. Eso es simplemente lo que yo quiero señalar.
¿Qué quiere discutir sobre Suráfrica? ¿Qué tesis es la suya sobre Suráfrica?
Periodista.- Solo quiero decir, de paso, que ya veo por qué usted fue un abogado terrible.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Qué quiere decir? Que yo soy un sofista, que estoy utilizando argumentaciones para discutir con usted?
Periodista.- No, yo no creo que un abogado es un sofista, solo creo que está preparado para argumentar.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, yo sé. Lo que aquí un abogado “terrible” quiere decir un abogado muy malo, mal abogado. Yo estoy de acuerdo con usted si es mal abogado.
Periodista.- No, buen abogado, buen abogado (Se ríe). ¿Está usted ahora enviando asesores militares a Etiopía?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Nosotros a Etiopía hemos enviado personal diplomático. Todo el personal nuestro que está allá en Etiopía está acreditado como personal diplomático. Es decir, no existen propiamente asesores militares en Etiopía.
Periodista.- ¿Qué hacen los asesores diplomáticos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Son asesores diplomáticos que tienen una buena experiencia en cuestiones revolucionarias e incluso tienen alguna experiencia en cuestiones militares, no se lo niego; pero no tenemos, como tales, asesores militares acreditados ante el gobierno de Etiopía. Vamos a enviarles ayuda civil. Vamos a ver el máximo de médicos posible que podamos enviarles, para ayudar a la población civil, puesto que Etiopía, con más de treinta millones de habitantes tiene solamente 125 médicos. Cualquier condado de Estados Unidos tiene más médicos que Etiopía. Y desde luego, nos consideramos en el derecho de enviar asesores militares a Etiopía si el gobierno los necesita y está en nuestras manos hacerlo. Es decir, no renunciamos a nuestra prerrogativa, si fuera necesario, de enviar asesores militares a Etiopía. Le contestamos estrictamente la verdad.
Periodista.- ¿Estos asesores diplomáticos ayudan en la preparación de tropas?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No. No están ayudando en la preparación de tropas. Pero —repito— si fuera necesario, si el Gobierno de Etiopía lo solicitara y estuviera en nuestras posibilidades hacerlo, no renunciamos a nuestra prerrogativa de enviar esos instructores de tropas.
Periodista.- ¿Puede decirnos usted aproximadamente cuántos asesores tienen? Porque he oído que hay 20 y que se esperan 200 más.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Dónde?
Periodista.- En Etiopía.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo le puedo decir que no, que esa noticia no es correcta.
Ahora yo le voy a preguntar, Bárbara, por qué me hace tantas preguntas detalladas sobre estas cuestiones. Yo no puedo trabajar gratis para la CIA. Más vale que ellos tengan que hacer el trabajo. Tampoco voy a trabajar pagado, se lo advierto; mucho menos voy a trabajar gratis.
Periodista.- Hay una diferencia entre el envío de 20 y el envío de 200. Lo que estoy tratando de lograr es que los norteamericanos entiendan en qué grado están comprometidos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Correcto.
Sí, pero vamos a estar matando dos pájaros de un tiro: estar informando...
Yo estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por la opinión pública norteamericana y por los televidentes de ABC; pero no estoy dispuesto a hacer nada por la CIA. Me remuerde la conciencia si empiezo a decir cosas con las que la voy a ayudar.
Pero le voy a decir una cosa: no se preocupe por eso. Mire, no hay tanta diferencia entre 20 y 200, porque Etiopía es un país que tiene más de 30 millones de habitantes, es un país que está haciendo una revolución profunda, que tiene un enorme apoyo de masas, de los campesinos, de los obreros; que han pasado de la época del feudalismo.
Vean ustedes lo que hizo su amigo Haile Selassie, el amigo de ustedes, ese gobierno que apoyaron durante tanto tiempo: cuando muere, ha dejado 125 médicos en el país. ¿Es eso lo que pueden esperar los amigos de Estados Unidos? ¿Esa es la colaboración que presta Estados Unidos a los países del Tercer Mundo? ¿Treinta y cinco millones de habitantes y 125 médicos?
Le advierto una cosa: en unas pocas semanas nosotros podemos mandar más de 125 médicos allí, porque ya nosotros estamos graduando mil médicos por año, y tenemos un médico cada 950 habitantes.
Luego, Etiopía puede movilizar su pueblo, sus masas. De manera que 200 instructores no es nada, no es nada; es decir, no tiene mucha importancia.
Nosotros no tenemos instructores militares en Etiopía, pero no renunciamos a nuestra prerrogativa de enviarlos si el gobierno lo solicita y si está en nuestras manos hacerlo. Quiero advertir eso. Yo le he respondido la verdad, pero la verdad no implica el compromiso de que nosotros no estemos en disposición de enviar los instructores.
Hasta hace unos días estaban los instructores norteamericanos en Etiopía. ¿Por qué se preocupan tanto de que ahora pueda haber unos instructores cubanos en Etiopía?
Además, nosotros sabemos manejar los tanques americanos también y las armas americanas.
Periodista.- ¿Los asesores cubanos entrenaron tropas para luchar en Zaire?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No. Terminantemente, no.
Fíjese, quiero decirle: durante la guerra, estos ciudadanos de Zaire, de la provincia de Katanga, estuvieron junto al MPLA, durante la guerra hubo contactos con ellos. Desde que se acabó la guerra, hace mucho más de un año, nosotros no tuvimos ningún otro contacto con este personal de Zaire.
¿Por qué? Porque pensábamos que Angola lo que necesitaba era paz. Y aun cuando sabemos que el Gobierno de Zaire es uno de los gobiernos más corrompidos, más represivos, más reaccionarios y más sangrientos de Africa, lo que Angola necesitaba era mejorar las relaciones con sus vecinos, necesitaba paz para reconstruir el país. Por eso nosotros evitamos todo tipo de contactos con elementos de Zaire, que pudieran dificultar esta política. Y nos hemos atenido invariablemente a ese criterio.
Por eso, ni contactos, ni entrenamiento, ni armas. Algo más: ni siquiera sabíamos que esos acontecimientos se iban a producir, porque esa gente vivía al este de Angola, que son miles de kilómetros, y son zonas que están prácticamente solitarias.
Ahora, la CIA sabe, el Gobierno de Estados Unidos sabe, el Gobierno de Francia sabe y todo el mundo sabe que los cubanos ni hemos entrenado, ni hemos armado, ni tenemos nada que ver con ese problema de Zaire, que es un asunto exclusivamente interno. Eso lo sabe todo el mundo. Todo lo demás es una mentira para justificar la intervención de Francia, de Marruecos, de Egipto, con el visto bueno de Estados Unidos, ¡con el visto bueno de Estados Unidos!, para enviar tropas de Marruecos, de Egipto, de esos países, con apoyo logístico de Francia, a Zaire.
Es por eso que nosotros hemos detenido el programa de evacuación de personal militar cubano en Angola; porque tenemos razones más que justificadas para pensar que detrás de todo esto puede haber un plan ulterior de agresión a Angola.
Periodista.- ¿Por qué usted personalmente viajó a Africa?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿No tengo derecho a viajar?
Periodista.- Sí, pero me pregunto por qué lo hizo y por qué en este momento.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, tenemos muchos amigos en Africa, que nos invitaron a visitar sus países. Teníamos compromisos con muchos de ellos. Tenemos numerosos técnicos trabajando en muchos países. Mi visita fue para estrechar las relaciones con esos gobiernos, para cumplimentar las invitaciones que me hicieron, para visitar a los técnicos cubanos, y para poder obtener una apreciación directa y personal de los problemas de Africa.
Realmente, no estoy arrepentido. Me alegro muchísimo de haber hecho ese viaje.
Periodista.- ¿Si hubiera fuerzas en Puerto Rico que quisieran cambiar las condiciones políticas y hacerse socialistas, enviarían ustedes asesores? ¿Enviarían diplomáticos u otro tipo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Si Puerto Rico se constituye en un estado independiente y nos solicita que enviemos asesores, estaríamos en nuestro derecho de enviarlos, si ellos estuvieran en disposición de recibirlos; porque nosotros hemos estado enviando asesores a países donde hay gobiernos legalmente constituidos. Ese no es el caso de Puerto Rico. En Puerto Rico no existe un estado soberano, independiente.
Periodista.- ¿Están ustedes tratando de ayudarlos a lograr su independencia?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, en el caso de Puerto Rico, como en los demás, la independencia es primero que todo una cuestión del propio pueblo.
Pero quiero aclararle, ya que me toca lo de Puerto Rico —y aquí siempre están inventando un pretexto para mantener actitudes hostiles contra Cuba—: toda la vida, desde antes de nuestra independencia, existían vínculos entre Puerto Rico y Cuba. El Partido Revolucionario Cubano, el partido de la independencia, fundado por Martí, comprendía a Cuba y a Puerto Rico.
Cuando vino la intervención de Estados Unidos, la Guerra Hispano-norteamericana, a fines del siglo pasado, Estados Unidos se apoderó de Puerto Rico y lo convirtió en una colonia.
Históricamente, siempre se le ha dado un apoyo político y moral a Puerto Rico, siempre. Yo recuerdo que cuando yo era estudiante de la Universidad, yo era del Comité Proindependencia de Puerto Rico.
Algo más, un día, frente al consulado americano, en La Habana Vieja, la policía me dio un buen número de palos porque estaba participando en una manifestación de apoyo a la independencia de Puerto Rico, cuando se produjo el levantamiento de Albizu Campos, que era el dirigente de los patriotas puertorriqueños.
Toda la vida los cubanos en las universidades siempre les hemos dado un apoyo político y moral a los puertorriqueños —quiero esclarecer esto— que luchaban por su independencia. Es un apoyo político o moral. Nadie le puede imputar a Cuba haber estado promoviendo la violencia; nadie puede imputar a Cuba haber estado participando en acciones violentas en Puerto Rico o haber estado promoviendo la violencia en Puerto Rico. Nosotros les damos a los puertorriqueños un apoyo moral y político. Si no lo hiciéramos así, entonces nosotros seríamos unos farsantes.
Algunos norteamericanos dicen: no, una mayoría de los puertorriqueños no quiere la independencia.
También antes de la independencia de los Estados Unidos, 20 años antes, 30 años antes, muchos norteamericanos no querían la independencia de Estados Unidos.
Periodista.- Usted va a hacer que me arrepienta por haber tenido esa revolución.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, no, de ninguna manera. Nos alegramos mucho de la independencia y somos admiradores de Washington y de Lincoln.
Bien, ahora, puede ser que una mayoría de los puertorriqueños ahora todavía no tenga una plena conciencia del problema; pero no hay duda de que Puerto Rico ha sido una colonia de Estados Unidos, y ha estado dominada políticamente, económicamente y culturalmente por Estados Unidos.
Nosotros no hemos practicado nunca ni hemos promovido la violencia contra Estados Unidos.
Nuestro apoyo a los patriotas puertorriqueños es político y moral. Y lo que le puedo decir sobre esto: mientras haya un puertorriqueño, ¡uno solo!, que aspire a la independencia de su país, nosotros tenemos el deber moral y político de apoyarlo. ¡Mientras haya uno! Si un día no hay ninguno, entonces cesa nuestro compromiso con Puerto Rico.
Periodista.- ¿Cómo están ustedes apoyando en este momento política o moralmente la independencia de Puerto Rico? ¿Qué hacen?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, hacemos actos de solidaridad, reuniones internacionales, y los apoyamos en las Naciones Unidas.
Periodista.- ¿Tienen ustedes algunos asesores allí?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Allí no, por supuesto que no.
Periodista.- Quiero volver a Africa por un momento. Si ustedes tienen el derecho de estar allí, ¿cree usted que nosotros tenemos el derecho de estar allí?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, nosotros no tenemos el derecho. No, el derecho lo tienen los gobiernos a solicitar que estemos allí, pero no nosotros.
Además, le advierto: no tenemos ni un banco, ni una hectárea de tierra, ni una mina, ni un pozo petrolero, ni una fábrica, nada absolutamente.
Y quiero decirle que el apoyo, la ayuda civil que nosotros le damos al Africa y los asesores militares, corre absolutamente por nuestra cuenta.
Periodista.- ¿Considera usted a China un amigo o un enemigo de Cuba?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo considero a China como un buen aliado de Estados Unidos.
Periodista.- ¿Eso la hace, entonces, enemiga de Cuba?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, en la medida en que los Estados Unidos sean enemigos de Cuba.
Pero ustedes han hecho un buen trabajo diplomático con China; los tienen al lado de ustedes ahora en todos los problemas fundamentales. Apoyan a la OTAN, apoyan a Mobutu igual que ustedes, apoyan a Pinochet igual que ustedes, apoyan a todos los gobiernos reaccionarios del mundo igual que ustedes. ¡Ya ven lo que es la vida!
Periodista.- No, no, ellos no votan igual que los Estados Unidos en las Naciones Unidas.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, pero, ¿qué importa que tengan alguna discrepancia en las Naciones Unidas, y estén de acuerdo en todas las demás cosas?
Ustedes lo saben exactamente igual que yo, y están encantados con eso, además. ¿Están contentos o no? ¿Están contentos o no con China?
Periodista.- Estamos contentos de tener nuevas relaciones con China, de la misma manera que estaríamos contentos de tener relaciones con ustedes.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Claro, pero nosotros no haríamos como los chinos.
Si yo les prometiera a los norteamericanos que nosotros, si se suprime el bloqueo y se establecen relaciones, vamos a hacer igual que los chinos y nos vamos a volver aliados de Estados Unidos, sería una mentira inmensa, un engaño terrible. No puedo decir semejante cosa.
Nosotros seguiremos siendo socialistas, seguiremos siendo comunistas, seguiremos siendo internacionalistas y seguiremos siendo amigos de la Unión Soviética.
Periodista.- También China.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No. China es socialista; pero no es internacionalista.
Periodista.- Nosotros estamos mucho menos involucrados con China que lo que están ustedes con la Unión Soviética, China no se considera a sí misma nuestro aliado.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Cómo es, cómo es? ¿A ver? Que estamos involucrados, ¿cómo es?
Periodista.- Me parece que la forma en que usted ve nuestras relaciones con China —en mi opinión— es casi ingenua.
China no se considera aliada nuestra. Nosotros estamos simplemente comenzando a normalizar relaciones. Ni siquiera tenemos relaciones diplomáticas: estamos en desacuerdo sobre Taiwán; tenemos sistemas de gobierno totalmente distintos.
Ciertamente, en ningún sentido tenemos nosotros con China las relaciones que tienen ustedes con la Unión Soviética.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, no, desde luego que no.
Nosotros tenemos relaciones internacionalistas con la Unión Soviética; y China tiene relaciones reaccionarias con Estados Unidos.
Hay un problema: ustedes crearon a Pinochet, China apoya a Pinochet; ustedes crearon el FNLA y a Holden Roberto, China apoya al FNLA y a Holden Roberto; ustedes crearon a Mobutu, China apoya a Mobutu. Ustedes crearon a la OTAN... ¿La crearon o no la crearon?
Periodista.- China no apoya a la OTAN.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- China apoya a la OTAN. China apoya al Partido Conservador de Inglaterra, recibe a sus visitantes allí; China apoya a las fuerzas reaccionarias de la RFA. Estoy diciendo cosas serias. Los servicios secretos chinos se reúnen con los servicios secretos de Francia, RFA, Inglaterra, Estados Unidos, en París. China se pone a la evacuación de la Base Naval de Guantánamo. China utiliza los mismos argumentos que Estados Unidos para atacar a Cuba. De manera que no sé si después a algunos de estos dirigentes chinos los expulsarán, y dirán que forman parte de la Pandilla de los Cuatro. Hay algunas cosas que yo no entiendo de China. Ahora la culpa de todo lo que anduvo mal en China la tiene la viuda de Mao Tse Tung y tres más. Pero desde hace más de diez años venían ocurriendo esas cosas. ¿Qué clase de genio, qué clase de dios y qué clase de revolucionario era Mao Tse Tung, cuya mujer y cuyo grupo de allegados pudo hacer estas cosas que la actual dirigencia de China combate? Mi apreciación es que ustedes tienen en China uno de sus mejores aliados.
Periodista.- ¿Está usted diciendo que China está en los bolsillos de Estados Unidos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo no puedo decir que China esté en los bolsillos de Estados Unidos, porque China es demasiado grande para caber en un bolsillo; quizás en el bolsillo de Estados Unidos cabe Pinochet, cabe Somoza, cabe el heredero de Chiang Kai Shek, pero China es muy grande y no cabe en un bolsillo. No digo eso. Digo que China es uno de los mejores aliados que tiene Estados Unidos en estos momentos.
Periodista.- ¿No considera usted que Mao Tse Tung fue un verdadero revolucionario?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo, sí. A fuer de hombre sincero creo que fue un gran dirigente revolucionario, creo que hizo una gran revolución, creo que en determinados momentos de su vida tuvo un pensamiento brillante. Llegó al poder, se desarrolló el culto a la personalidad, se hizo dios, y al final hizo tal cantidad de disparates que constituyen una verdadera mancha para su vida.
En China hubo una revolución verdadera, una revolución profunda. El pueblo chino es un pueblo extraordinario, heroico, abnegado, trabajador. Tiene extraordinarias cualidades, pero creo que Mao Tse Tung, desbarató con los pies lo que hizo con la cabeza durante mucho tiempo. Estoy convencido. Y algún día el propio pueblo chino, el propio Partido Comunista de China tendrá que reconocer eso. Es cuestión de tiempo.
Esa es mi humilde opinión sobre ese problema.
Periodista.- ¿No considera usted que China en estos momentos es un verdadero país socialista?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo sí creo que China es un país socialista, porque allí no hay terratenientes, ni hay capitalistas. La paradoja de China es que teniendo una política interna revolucionaria, está llevando a cabo una política exterior de traición al movimiento revolucionario internacional. Pero como eso no tiene una base interna, como ese es un fenómeno, digamos, una deformación del proceso, yo tengo la confianza de que eso no podrá perdurar mucho tiempo.
Periodista.- ¿Qué cree usted que hizo Mao para destruir? ¿Cuáles fueron sus errores?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo creo que, primero, el culto a la personalidad destruyó al Partido Comunista chino prácticamente. Desató allí una cacería de brujas en perjuicio de los mejores cuadros del Partido, admitió ser convertido en un Dios, y traicionó la solidaridad revolucionaria de los pueblos. Esa, a mi juicio, es la gran culpa de Mao. En fin, que no se lo atribuyo... Yo creo que fue un hombre extraordinario, de una gran capacidad, que transformó China.
¿Qué ocurre? Que los hombres que participan en estos procesos adquieren un gran poder, los hombres que son fundadores de revoluciones y después abusan de ese poder.
Anteriormente estuvimos discutiendo ese tema. Usted me hizo una pregunta: si yo podía convertirme en ese tipo de hombre. Y yo me siento satisfecho, y más que satisfecho, orgulloso, de saber que no me he convertido y no podría convertirme jamás en ese tipo de hombre. Porque los hombres que hacen revoluciones adquieren un gran poder personal. Yo también adquirí ese gran poder personal, pero nunca abusé de ese poder ni lo retuve en mis manos, sino que lo distribuí, lo entregué a las instituciones revolucionarias.
Periodista.- ¿Y Stalin, y Lenin...? ¿Eso fue culto a la personalidad, los convirtieron en héroes, en leyenda?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No se puede comparar a Lenin con Stalin. Lenin fue un hombre extraordinario en todos los sentidos, y no hay una sola mancha en su vida, desde mi punto de vista.
Stalin tuvo también grandes méritos, extraordinarios méritos, sin duda, en la época de la industrialización de la URSS, en la dirección del Estado soviético, en los días difíciles del ataque nazista. Y esos méritos hay que reconocerlos porque son ciertos. Pero no hay duda de que en la época de Stalin se desarrolló el culto a la personalidad y se cometieron abusos de poder.
Periodista.- Estados Unidos apoya a Taiwán, China no; Estados Unidos apoya a Israel, China no; Estados Unidos votó contra el acuerdo de Naciones Unidas condenando el sionismo como una forma de racismo, China votó a favor. Nosotros no tenemos los mismos objetivos ni votos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bien, hay algunas discrepancias tácticas entre China y Estados Unidos; únicamente tácticas. Estratégicamente están de acuerdo. Un voto sobre una cosa o no con Estados Unidos, puede ser una cuestión retórica. China trata de mantener todavía alguna cierta imagen, pero, en la cuestión fundamental, en la lucha contra la Unión Soviética, los Estados Unidos y China son grandes aliados. De modo que no se sabe hoy quién lucha más contra la Unión Soviética, si China o Estados Unidos.
Para nosotros, los revolucionarios, la URSS es el baluarte fundamental del movimiento progresista revolucionario en el mundo. Se ha ganado ese derecho como primer estado socialista, por su papel en la lucha contra el fascismo y los 20 millones de soviéticos que murieron en la Segunda Guerra Mundial luchando contra el fascismo; la ayuda que le ha prestado al movimiento revolucionario, a un país como Cuba en aquellos momentos tan difíciles del bloqueo, de peligro de agresión, al movimiento revolucionario en Africa, en Asia. Incluso, sin la Revolución en la Unión Soviética, no habría sido posible la Revolución china.
Y, hoy, la cuestión esencial, estratégica, es que tanto Estados Unidos como China están aliados en la lucha contra la Unión Soviética.
Por ejemplo, Carter, a mi juicio, está rozando peligrosamente las fronteras de la guerra fría, incrementando los presupuestos militares, alentando a la OTAN, estimulando a la OTAN a un programa armamentista. Yo creo que ese es uno de los problemas fundamentales del mundo de hoy. Los riesgos que esa política entraña son muy graves. Y China está en favor de esa política. Luego, puede haber discrepancias tácticas entre China y Estados Unidos, pero en las cuestiones esenciales están de acuerdo.
Periodista.- ¿Cree usted que Jimmy Carter deliberadamente está tratando de poner en tensión sus relaciones con la Unión Soviética, acercándose —como usted dice— a la guerra fría?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo sí pienso; desgraciadamente ese es un punto que me preocupa y que realmente no lo entiendo.
Bueno, yo no puedo decir que sea deliberadamente; quizás parte de algunos supuestos y cree que lo que debe hacer es eso. Pero yo conozco bien a los soviéticos, pero muy bien que los conozco; y conozco a los norteamericanos. Con ellos, porque hemos tenido muchas relaciones; y con Estados Unidos, porque hemos tenido muchas luchas. Y yo sé que la preocupación fundamental de la Unión Soviética es evitar la carrera armamentista, es crear un clima de distensión y de paz. Lo sé, me consta que es la cuestión fundamental de la dirección soviética. Están realmente preocupados por evitar una guerra mundial. Están realmente preocupados por evitar tensiones internacionales. Están absolutamente preocupados por llegar a una fórmula de paz y de coexistencia pacífica. Estoy convencido de eso. Pero yo no sé si eso se entiende o no se entiende en Estados Unidos.
Periodista.- ¿Cómo concilia usted la dominación soviética en países como Yugoslavia y Checoslovaquia? ¿Cómo concilia el hecho de que los soviéticos aplastaran lo que ellos llaman levantamiento en Checoslovaquia?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, le voy a decir una cosa. La Unión Soviética tiene relaciones muy estrechas con todos esos países, porque millones de soviéticos murieron para liberar a esos países del fascismo. Después de la guerra no fueron los soviéticos los que desataron la guerra fría, fue Churchill y fueron los Estados Unidos realmente.
Periodista.- ¿Qué, Churchill y Estados Unidos, hicieron qué?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Fueron los que desataron la guerra fría. Hay que ir a buscar la historia para ver el famoso discurso aquel de Churchill, que se hizo famoso.
Surgió la guerra fría. Creo que una de las cosas más disparatadas que surgieron en los últimos 30 años fue la guerra fría. Le repito que millones de soviéticos murieron para liberar a todos esos países del fascismo.
Periodista.- Y millones de americanos también.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, me perdona que discrepe de eso. Murieron algunos cientos de miles de norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial...
Periodista.- Perdone, hay una diferencia en cantidad quizás, pero nosotros también luchamos y caímos para combatir al fascismo.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Ustedes lucharon, correcto, es cierto; lucharon y murieron. Pero no se olviden de que Estados Unidos, Inglaterra y el mundo occidental tuvieron responsabilidad en el surgimiento del fascismo. No se olviden de los créditos que le dieron a Hitler, y el apoyo que le dieron a Hitler, porque Hitler levantó la bandera del anticomunismo. No olvidarse de eso: que Hitler surge con las banderas del anticomunismo. Así surgió el fascismo en Italia, así surgió el nazismo en Alemania.
Periodista.- Y también antidemocrático. Nosotros no apoyamos a Hitler y luchamos contra Hitler.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Lo mismo que ustedes hicieron en Africa del Sur grandes inversiones, las hicieron también en la Alemania de Hitler. No se puede desconocer eso. Eso es histórico.
Periodista.- Nosotros teníamos inversiones en todas partes del mundo; pero indudablemente que no apoyamos a Hitler ni idealista ni políticamente.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero lo soportaron económicamente. Y en Europa, los países capitalistas vieron con simpatía el hecho de que surgiera una fortaleza anticomunista, una fortaleza anticomunista en Alemania. Y ustedes, después de la Segunda Guerra Mundial, dondequiera que pudieron levantar una fortaleza anticomunista, la levantaron: en América Latina, en Asia...
Periodista.- También antidemocrática, no solamente anticomunista.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Los aliados de ustedes eran la gente más reaccionaria, más corrompida y más represiva del mundo.
Ustedes fueron aliados de Franco, y Franco fue una creación del fascismo.
Periodista.- Pero la Unión Soviética inicialmente fue aliada de los fascistas, y después cambió y los combatió.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Quién dijo que la Unión Soviética era aliada del fascismo? En principio, cuando había que detener a Hitler y la Unión Soviética estaba dispuesta a luchar junto con las llamadas democracias occidentales contra Hitler —con Francia, con Inglaterra, con Polonia—, entonces los occidentales se reunieron con Hitler y acordaron el Pacto de Munich. Planearon utilizar a Hitler contra la Unión Soviética. La Unión Soviética hizo un pacto de no agresión con Alemania, porque no podía hacerle el juego a una política occidental de lanzar a Hitler contra la Unión Soviética.
Periodista.- Si nosotros hubiéramos hecho eso, usted diría que nosotros éramos aliados del fascismo, y que apoyamos el fascismo, y a los soviéticos sin embargo, los excusa.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, los soviéticos nunca apoyaron al fascismo. Hicieron un pacto de no agresión, igual que podemos hacerlo los Estados Unidos y nosotros.
¿Quieren hacer un pacto de no agresión con nosotros? Podemos hacer un pacto de no agresión, ¿qué le parece? Eso no quiere decir que nosotros los apoyemos a ustedes, ni ustedes a nosotros.
Periodista.- El hacer un pacto de no agresión en ese sentido, significa que uno vira sus espaldas y deja que las cosas continúen. Y usted sería muy crítico si nosotros lo hubiéramos hecho.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo pienso que el pacto de no agresión fue el recurso que tuvo la Unión Soviética para contrarrestar los planes —no de Estados Unidos; en esa época Estados Unidos no intervenía mucho— del imperialismo inglés y del imperialismo francés, y del capitalismo de Europa Occidental. Querían azuzar una guerra entre la Alemania fascista y la URSS.
Dígame, ¿qué era la Alemania fascista? ¿No era un país capitalista? ¿No era un país de monopolios? ¿No era un país de libre empresa? ¿Qué era? ¿Cuáles son las grandes diferencias entre el sistema social de Estados Unidos y de la Alemania fascista, el sistema económico y social? ¿Hay alguna diferencia?
Periodista.- Fíjese, cada vez que un país tiene un sistema capitalista, usted automáticamente lo condena. Hay mundos de diferencia entre un país que tiene una democracia, cree en la libre empresa, y cree en personas que luchan por lo mejor y que tienen la oportunidad individualmente de mejorar sus vidas, y seguir la línea de sus libertades individuales y sus éxitos individuales.
¿Pero cree usted realmente que Estados Unidos y la Alemania nazi son iguales?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, no lo creo. Digo que tenían el mismo sistema capitalista, el mismo sistema de monopolios.
Periodista.- Usted tiene el mismo sistema de China y condena a China.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, correcto pero yo no lo niego. Tenemos cosas comunes en el socialismo. Y yo lo único que digo es que China ha traicionado la causa del internacionalismo. Bien, ahora, entre la Alemania fascista y Estados Unidos existía el mismo sistema, el mismo régimen económico y social; no el mismo régimen político. Estados Unidos tenía un presidente, un Congreso, una Cámara de Representantes y todas esas cosas, y dos partidos; en Alemania había un solo partido. Había diferencias. Pero el sistema económico y social era exactamente igual: el reino de los monopolios y de la libre empresa. Eso no se puede negar.
Periodista.- Pero nuestros ideales eran distintos, nuestros objetivos eran distintos, nuestras filosofías eran distintas, y nuestro sentimiento esencial de la libertad era distinto.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Lo admito.
Periodista.- Ahora, ¿pudiéramos volver a algo que comencé a decir? Yo estaba hablando sobre la dominación soviética en países como Checoslovaquia, Yugoslavia, Rumania, y el intento por parte del pueblo checoslovaco por ser independiente, y la entrada de los soviéticos y el aplastamiento de ese intento.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Correcto. No sé si fue Ford, en un debate por televisión, que dijo que esos países eran independientes...
Periodista.- El se equivocó y lo rectificó. Vamos, usted es demasiado inteligente para eso.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo tengo relaciones con esos países. Esos países tienen relaciones muy estrechas con la Unión Soviética, en lo económico, en lo político, en lo ideológico. Pero yo sí puedo decir que son estados absolutamente independientes. Ustedes lo llaman dominación, y lo que se ha ido creando es una especie de unión entre todos esos países.
Bien. ¿Qué originó los sucesos de Checoslovaquia? Dos cosas: errores de dirección política, sin discusión, de un grupo de oportunistas que se apoderó de la dirección, y la conspiración occidental.
Desde luego, la Unión Soviética no podía permitir un nuevo Munich con Checoslovaquia, sencillamente. Ese es mi punto de vista.
Periodista.- Nosotros lo vemos completamente distinto.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Lo vemos desde dos ángulos distintos.
Periodista.- Nosotros, cada cual, escribimos nuestra propia historia.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero, bueno, la otra vez Checoslovaquia fue víctima de un Munich, y esta vez no fue víctima de un Munich.
Yo visité a Checoslovaquia dos veces. Hice una visita y tuve contacto con el pueblo, y le puedo asegurar que la inmensa mayoría del pueblo está por el socialismo, que la inmensa mayoría del pueblo apoya al Partido y que las condiciones políticas de Checoslovaquia eran magníficas.
Eso lo vi yo hace apenas cuatro años.
Sí, hay algunos disidentes, hay alguna gente de esas; pero esa es una minoría pequeña, exigua, cuya actividad resulta magnificada por la prensa occidental.
Periodista.- ¿Cree usted que Rusia es un país libre?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo pienso que es el más libre de todos los países, aunque ustedes, los norteamericanos, no lo van a comprender. Porque ustedes parten de otras concepciones completamente diferentes. No nos vamos a poner de acuerdo sobre eso. Más vale que no entremos en una discusión teórica y retórica.
Periodista.- Bien. ¿Qué usted piensa sobre...?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le hago una pregunta sobre este punto...
Periodista.- No, es mi pregunta.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, no, una cosa. ¿Se puede concebir que un pueblo que no sea libre sacrifique 20 millones de vidas humanas defendiendo la patria y luchando contra el fascismo?
Estados Unidos tendría que pasar por una prueba semejante para saber hasta dónde llega la libertad en Estados Unidos.
Periodista.- Nosotros lo pasamos. Nosotros no perdimos tantas personas, pero en nuestro término arriesgamos tanto como ellos, y no solamente eso, sino que no fue en nuestro continente, y combatimos contra el fascismo. ¿Pero podríamos volver al momento actual?
Los intelectuales en la Unión Soviética, los escritores, muchos de los artistas, han expresado su protesta mundialmente por las restricciones de sus libertades intelectuales. Se han escrito muchos libros en este sentido; no han sido escritos ni por Estados Unidos ni por la CIA. Han protestado en países de todas partes del mundo de que su libertad intelectual es limitada. ¿Cómo usted explica eso?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- En primer lugar, estoy en desacuerdo, porque usted dice “los intelectuales” de la Unión Soviética. Conozco infinidad de intelectuales en la Unión Soviética, escritores y artistas, y la inmensa mayoría apoya al poder soviético, apoya al Partido Comunista de la Unión Soviética. Hay una minoría en ese sentido, y muy estimulada por Occidente. Porque muchas veces Occidente, a un intelectual mediocre, lo convierte en un héroe internacional. Es que ustedes no se dan cuenta, pero eso es así.
Periodista.- ¿Usted cree que Solzhenitsin es un intelectual mediocre?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Tal vez he sido subjetivo, pero no me agrada su literatura. Tal vez técnicamente no sea un mediocre; políticamente es un mediocre.
No olvide que alguna de esa gente, cuando salieron de la Unión Soviética, defendieron incluso al régimen fascista, defendieron al fascismo. Algunos de estos llamados disidentes, cuando salieron a Occidente, incluso justificaron a Hitler. No hay que olvidarse de esas cosas, que son realidad. A veces ustedes convierten a un delincuente, incluso, en un héroe internacional; lo convierte la prensa occidental.
Sí, puede haber algunos tipos, una minoría insignificante, que están en desacuerdo. ¿Qué son esa gente, comparados con las decenas de millones de obreros, de campesinos soviéticos, de trabajadores soviéticos, que es la esencia de la Unión Soviética? El error de ustedes es confundir la actividad de cuatro gatos aislados, con la formidable realidad que es la Unión Soviética.
Ustedes nunca hablan de un obrero, de un héroe del trabajo soviético, de un héroe campesino soviético, de un científico soviético; ustedes hablan nada más de tres o cuatro disidentes que hay en la Unión Soviética.
Periodista.- Yo creo que son más de 3 ó 4 gatos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Y los convierten en héroes, y Carter los recibe.
Periodista.- Bueno, Ford no los recibió, así que...
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, voy a hacer una pregunta. ¿Por qué Carter no recibe a un héroe del trabajo de la Unión Soviética?
Periodista.- Estoy segura de que lo recibiría si...
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- A un campesino de avanzada, a los científicos soviéticos. ¿Por qué recibe únicamente a un disidente?
Periodista.- Eso no es cierto. Nosotros tenemos obreros soviéticos, visitantes soviéticos constantemente, turistas.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero Carter no los recibe.
Periodista.- Bueno, Carter no recibe a todo el mundo, usted no recibe a todo el mundo, Brezhnev no recibe a todo el mundo.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No, yo no recibo a ningún reaccionario, yo no recibo a ningún reaccionario; yo recibo a los revolucionarios.
Ahora, Carter no recibe a ningún revolucionario; recibe a los reaccionarios.
Periodista.- Digamos que hay cuatro gastos —como usted les llama— o cuatro disidentes, ó 24, ó 54.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- O doscientos cuarenta incluso, uno por cada millón de soviéticos.
Periodista.- Si Rusia está tan segura, si su sistema es tan bueno, ¿por qué no puede tolerar esos cuatro disidentes, esos cuatro gatos? Nosotros toleramos a los disidentes en nuestro país. Quizás no nos guste, pero no los metemos en cárceles, no los metemos en campamentos. Escriben, hablan.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo no creo que los soviéticos introduzcan en las cárceles a los disidentes. Unicamente que realicen actividades contra el poder soviético.
Además, esos disidentes son grandes aliados de Estados Unidos. ¿Por qué tengo que tolerar los aliados de mis adversarios? Si ustedes los quieren tolerar, tolérenlos, pero nosotros no.
Periodista.- Usted dice que usted es independiente. ¿Ustedes son independientes de la Unión Soviética?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Tal vez no, tal vez somos un estado de la Unión Soviética.
Periodista.- ¿Lo son? ¿Qué usted dice?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, vamos a hablar claro: ¡Ojalá no hubiera estados independientes, ojalá no hubiera una frontera, ojalá toda la humanidad fuera una sola familia, y una sola familia socialista, sin explotación del hombre por el hombre, con una verdadera igualdad y sin clases explotadoras y clases explotadas! Mi ideal sería eso.
Nosotros somos un país soberano, independiente. Eso lo saben ustedes perfectamente bien; lo sabe Carter y lo sabe la CIA y lo saben los que saben en Estados Unidos.
Tal vez una parte importante del pueblo engañado, una parte del tiempo, piense que nosotros somos satélites o algo de eso. Pero quiero decirle que nosotros somos comunistas, somos internacionalistas, y nuestro ideal es una sola familia humana, una sola nación humana. Algún día tendremos que hacer eso.
Periodista.- Una familia socialista.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Tiene que ser socialista, porque en el capitalismo sería muy difícil. Ya existió la sociedad humana capitalista.
Periodista.- ¿Por qué no pueden ustedes vivir su vida y nosotros la nuestra? ¿Por qué el mundo entero tiene que ser socialista como ustedes?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, yo no estoy planteando que no tengan los demás su propia vida. Eso es lo que yo quiero: que cada cual tenga su propia vida, y que toda la humanidad viva...
Periodista.- Pero usted espera que el mundo entero sea... Usted dijo que quería que todo el mundo fuera una sola comunidad, una comunidad socialista.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, es que me parece que capitalista es imposible, ¿comprende? Porque, ¿qué humanidad va a aceptar vivir bajo la explotación de unos por otros? ¿Qué humanidad va a aceptar una sociedad de millonarios y de pordioseros, de negros discriminados, de mujeres discriminadas? Mi ideal es ese. Ahora, yo no digo que soy yo ni mucho menos, ni nadie en particular quien vaya a hacer eso.
Lo que está demostrado es que de este planeta no podemos mudarnos.
¿Y qué pienso yo? El nacionalismo jugó un papel en la historia. Pero, ¿qué es el nacionalismo hoy, comparado con el tribalismo ayer? Primero había tribus, después había naciones. Entonces, algún día se mirará al nacionalismo como hoy miramos al tribalismo. Algún día tendrán que desaparecer las fronteras.
Periodista.- ¿Cree usted realmente que llegará ese día en que todo el mundo, tal como lo conocemos, tenga una cooperación total y un solo sistema y una paz total? Nunca ha existido en toda la historia.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Pero nunca en la historia anterior del hombre existieron las condiciones actuales. Antes no se conocían los indios de América, ni los europeos, ni los africanos. El mundo se ha ido acercando, la humanidad se ha ido multiplicando. Entonces, creo que si la humanidad sobrevive a la locura de los gobiernos, no tendrá otra alternativa un día que vivir como una sola familia. Porque de este planeta no nos podemos mudar.
Periodista.- ¡Quién sabe! Quizás podamos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo lo sé, a la luz de todos los elementos de la ciencia. Ya está probado que no podemos vivir en la Luna. Ustedes nos han ayudado a probarlo con sus investigaciones en los planetas. No hay atmósfera, no hay oxígeno. El hombre evolucionó en la tierra, no puede vivir en aquellas condiciones.
Periodista.- ¿Es un plan de la CIA?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Y la estrella más próxima, la próxima estrella del mundo... Ella me está confundiendo (Risas). La estrella más próxima a la tierra está a cuatro años luz, de modo que no podremos llegar allí. Eso está probado científicamente y matemáticamente.
Además, tendría que ser un mundo sin CIA.
Periodista.- ¿En qué terreno de política exterior ha estado usted en desacuerdo públicamente o siquiera privadamente con la Unión Soviética?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo en ocasiones he estado en desacuerdo privadamente, he estado en desacuerdo en ocasiones públicamente también. Eso ha pasado.
Las discrepancias no pueden ser personales. Yo me acuerdo, cuando la Crisis de Octubre, que hubo discrepancias de criterios. Las ha habido. Pero yo creo que las discrepancias que puedan surgir entre los países socialistas tienen que discutirlas entre ellos y resolverlas.
Algunas veces nosotros hemos tenido discrepancias públicas con la Unión Soviética. ¿Quiere que le diga la verdad? Creo que eso fue producto de nuestra falta de madurez política.
Ahora nos conocemos mucho mejor nosotros mismos, conocemos mucho mejor a los soviéticos. Y en la época de aquellas discrepancias, ellos fueron extraordinariamente pacientes con nosotros, y jamás tomaron la menor medida de represalia con nosotros, y continuaron ayudándonos. Hoy, el nivel de nuestras relaciones es muy bueno. Y si un día surgiera cualquier discrepancia —y puede surgir—, tenemos que discutirla en conversaciones sobre una mesa y no llevarlas al público, porque eso no sirve a los intereses del socialismo.
Periodista.- ¿Qué cree usted de Brezhnev?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo tengo muy buena opinión de Brezhnev. No voy a hablar personalmente de él. Es un hombre muy inteligente, muy bien preparado; es un hombre de cualidades personales excepcionales. Pero, bien, para mí el mérito más grande de Brezhnev es el papel que ha asumido en la lucha por la distensión y por la paz. Es decir, la vida política de él, desde la dirección del Partido soviético, se ha consagrado a tratar de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, a tratar de evitar una guerra, a tratar de crear condiciones de paz. Yo creo que la humanidad algún día tendrá que tomar en cuenta eso y le reconocerá esos méritos.
Porque hubo períodos difíciles: de la guerra de Viet Nam, de las tensiones, de todo eso. Momentos muy difíciles.
Ahora, yo sí puedo asegurar que Brezhnev es un hombre consagrado a la causa de la paz. Creo que ese es su mayor mérito histórico.
Periodista.- Los soviéticos le dan a Cuba, aproximadamente un millón de dólares diarios en dinero, y casi 3 millones por otros conceptos.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿De qué? ¿Cuántos millones? ¿Dónde están los millones esos?
Periodista.- Un millón diario en dinero y casi 3 millones en ayuda.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Al principio de esta entrevista, usted me recordaba la anécdota del pueblo de Triunvirato, donde los niños —que no sabían que había una delegación americana— empezaron a gritar: “¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!”, y yo le expliqué que era una vieja consigna de hace mucho tiempo. Me admiro ahora cuando usted está repitiendo viejos slongans de propaganda, viejas consignas. La famosa consigna de los cuatro...
Periodista.- Bueno, dígame usted, rectifíqueme. Dígame directamente ¿qué ayuda les dan ellos a ustedes?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Fíjese, yo le voy a contestar —si me permite.
La vieja consigna de que los soviéticos nos ayudaban con 4 millones de pesos diarios. Y entonces se repite, se sigue repitiendo, y quizás se siga repitiendo durante mucho tiempo.
Pero, mire, los soviéticos nos han dado a nosotros extraordinaria ayuda, sin duda. Cuando las compañías petroleras nos quitaron el petróleo, nos enviaron el petróleo; cuando Estados Unidos nos suprimió la cuota azucarera, nos compraron nuestra azúcar; cuando Estados Unidos suspendió la venta de alimentos y con su influencia en el mundo nos impuso un bloqueo casi universal, los soviéticos nos vendieron materias primas, maquinarias, alimentos, sobre todo el combustible del país. Cuando Estados Unidos estaba preparando la invasión de Girón, el ataque mercenario, nos enviaron armas, que fueron muy importantes en esos momentos decisivos. Durante todos estos años en que hemos estado amenazados en nuestra seguridad por Estados Unidos, nos han suministrado gratuitamente el armamento que nosotros necesitábamos. Cuando nosotros tuvimos dificultades de sequía o en nuestras exportaciones, y no pudimos cumplir nuestros compromisos, ellos cumplieron siempre sus compromisos de exportación a Cuba.
Ahora bien, fueron pasando los tiempos. Hoy nosotros cumplimos todos nuestros compromisos de exportación a la Unión Soviética.
¿Qué hemos establecido entre la Unión Soviética y Cuba? Hemos establecido un intercambio satisfactorio para nuestro país. Ellos nos pagan precios justos por nuestros minerales y por nuestra azúcar, y nos cobran precios justos por las mercancías que exportan a Cuba. Es decir, hemos establecido un intercambio comercial perfectamente satisfactorio, como el que debe existir entre un país desarrollado y un país subdesarrollado, el tipo de intercambio comercial que debe existir.
Ahora, si Estados Unidos comerciara con todo el mundo subdesarrollado como comercia la Unión Soviética con Cuba, o Europa comerciara con el mundo subdesarrollado como comercia la Unión Soviética con Cuba, los problemas del subdesarrollo se resolverían. La aplicación de ese principio de un intercambio justo entre un país desarrollado y un país subdesarrollado es lo que ustedes llaman el subsidio de 3 millones, de 4, de 10, no sé de cuántos millones de pesos.
Periodista.- Bueno, pero, ¿puede darme usted una cifra, ya que usted me dice que las cifras que manejamos no son correctas?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿Quiere que le dé una cifra?
Periodista.- sí.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Los soviéticos nos pagan el azúcar a 30 centavos la libra, y los soviéticos nos han estado vendiendo el petróleo, el año pasado, digamos, a unos 45 dólares, a menos de 50 dólares, alrededor de 50 dólares la tonelada; casi a la mitad del precio mundial.
Ahora, hemos establecido acuerdos de que, si las mercancías que nos exportan ellos a nosotros aumentan de precio, el azúcar que nosotros les exportamos a ellos aumenta de precio proporcionalmente.
Periodista.- Sí, ya sé que ellos les venden el petróleo a mitad de precio y que le compran el azúcar a dos o tres veces el precio del mercado.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Depende. Cuando el azúcar estaba a 60 centavos, era mucho menos que el mercado mundial. Es sencillamente precio estable, que es lo que necesitan los países subdesarrollados.
Periodista.- Pero usted sabe qué estoy preguntando. Yo mencioné las cifras de un millón de dólares diarios en dinero y 3 millones en ayuda. Esa es la cifra que se maneja en nuestro país. ¿Puede usted decirnos, si estamos equivocados, cuál es la cifra?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- ¿La cifra de qué?
Periodista.- Esa cifra de ayuda.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No hay cifra, no hay cifra, como no sea la ayuda en armamentos. No, no hay eso. Hay créditos, desde luego.
Periodista.- ¿Solamente el azúcar y el petróleo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Hay créditos para inversiones industriales, desde luego, pero nuestro comercio se basa en precios justos, más o menos balanceados. Es así. Lo único es que nos pagan por nuestros productos un precio justo, esa es la cuestión. Así es que olvídese de 3 millones, de 4, de 5, de 7; sencillamente nos pagan precios justos por nuestros productos.
Periodista.- Por el azúcar y el petróleo que les suministran.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Por el azúcar, por el níquel y por todo lo que les vendemos. Por el petróleo solo no; el petróleo y un gran número de mercancías que nos suministran.
Periodista.- ¿Y no les dan ningún dinero para ayudar a su economía ni les dan asistencia especial?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Nos dan créditos para inversiones industriales, y nos ayudan y nos suministran el armamento.
Periodista.- ¿Y a qué cantidad asciende eso?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Ah, bueno, esos son secretos militares.
Periodista.- Guantánamo. ¿Esto es algo que constituye una parte muy importante de sus condiciones para la normalización de relaciones con nosotros o es una cuestión secundaria?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Guantánamo no le sirve para nada hoy militarmente a Estados Unidos. La mantienen como un acto de fuerza y de prepotencia, ocupando una parte de nuestro territorio nacional, que hoy en la época nuclear no tiene ningún valor estratégico.
No tiene ningún derecho a estar ahí, puesto que están contra nuestra voluntad; y yo creo que no se puede tener una base militar en el territorio de ningún país contra la voluntad del país. Digamos que Estados Unidos está ahí por la fuerza.
Nosotros no hemos querido nunca convertir Guantánamo en un problema especial, levantar la bandera, la reivindicación de Guantánamo, para evitar crear un sentimiento de irritación permanente en nuestro pueblo. Por eso lo hemos dejado a un lado. ¿Quieren estar ahí? Bueno, algún día tendrán que irse de ahí, el día que empiecen a reaccionar cuerdamente.
El mundo es mucho más ancho y más grande que Guantánamo. Guantánamo es un pedacito de tierra. Si algún día nos sentamos a discutir para normalizar las relaciones, por supuesto, uno de los puntos que no puede faltar en esa discusión es la cuestión de Guantánamo. Ponernos de acuerdo a ver qué día se van de Guantánamo o qué año se van de Guantánamo. Porque ellos le impusieron a la República un acuerdo por tiempo indefinido. Se supone que cuando en un contrato legal se habla de tiempo indefinido es 100 años, y pronto, dentro de 20 años se van a cumplir 100 años de ese acuerdo.
¿Qué derecho tiene Estados Unidos de estar en Guantánamo contra la voluntad de nuestro pueblo? ¿Qué derecho tiene a ocupar un pedazo de nuestro territorio contra la voluntad de nuestro pueblo?
Guantánamo es un acto de fuerza. Están allí por la fuerza. Ahora, nosotros ni hemos utilizado ni vamos a utilizar nunca la fuerza para recuperar Guantánamo, porque no vamos a librar una guerra contra Estados Unidos por Guantánamo. Y el mundo es amplio, es ancho.
Periodista.- ¿Cuáles son los problemas principales de Cuba hoy?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Son muchos.
Bueno, por ejemplo, uno de los problemas que hemos tenido es la sequía. Los últimos tres años fueron muy fuertes. Pero este año está lloviendo bien, está lloviendo más de la cuenta.
Tenemos los problemas que hoy enfrenta cualquier país subdesarrollado, desde luego. Pero los vamos resolviendo, vamos llevando nuestro desarrollo adelante. Usted me preguntó ayer algo parecido y yo le dije que uno de los problemas más serios que teníamos eran los problemas de vivienda, por ejemplo, porque nosotros dedicamos la mayor parte de nuestros recursos constructivos a las escuelas, a los hospitales, a las obras sociales, a las carreteras, a las inversiones agrícolas, a las inversiones industriales. Y así, por ejemplo, necesitaríamos construir, para resolver los problemas acumulados de la vivienda, 100 000 viviendas por año, y estamos construyendo solamente 25 000.
Periodista.- ¿Dónde y cómo, si es que ocurre, cree usted que ha fracaso la Revolución?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- En cuestiones estratégicas no ha fracaso en ninguna. Tácticamente hemos tenido diversos fracasos. No son fundamentales.
Periodista.- ¿Todavía tienen ustedes muchos prisioneros políticos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, tenemos algunos.
Periodista.- ¿Cuántos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Yo en estos momentos no recuerdo la cifra, pero le puedo decir que la inmensa mayoría de los que estuvieron presos por actividades contrarrevolucionarias están ya en libertad. Le voy a citar un ejemplo: los mercenarios que invadieron Girón eran 1 200, y nosotros inventamos una fórmula, mediante una indemnización, de ponerlos en libertad. Hicimos planes y les dimos participación, posibilidades de trabajar, tanto a presos contrarrevolucionarios como a presos comunes, y les pagamos sus salarios. Y mantenemos esa política, la mayor parte de los presos en Cuba trabajan, bien en la prisión, bien en áreas abiertas, y reciben el mismo salario y los mismos derechos económicos que un obrero.
Periodista.- ¿Diría usted que tienen cientos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Puede ser un poquito más que cientos. Puede ser un poquito más, unos 2 000 ó 3 000; por causas contrarrevolucionarias. Puede haberlos. Pero hubo tiempos, cuando era más intensa la actividad de Estados Unidos contra Cuba, que tuvimos hasta más de 15 000. Debe quedar un 20% de los presos que teníamos en aquel momento.
Periodista.- Dos mil ó 3 000 prisioneros políticos parecen una buena suma.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, no son prisioneros políticos. Son contrarrevolucionarios. Gente que se alzó bajo las órdenes de la CIA en el Escambray, que cometieron sabotajes, que cometieron crímenes.
Periodista.- ¿Cubanos?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Bueno, sí, cubanos, sí. Los presos contrarrevolucionarios que tenemos nosotros son una obra de Estados Unidos. Ese es el fruto de la política de Estados Unidos. ¿Quién alentó a esa gente, quién los armó, quién les pagó, quién los organizó? Estados Unidos.
Periodista.- ¿No cree usted que algunos sencillamente se oponían a usted y al socialismo?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Sí, algunos sí, se oponían, ¿pero quién los movilizaba? Nadie en Cuba se habría atrevido a desafiar...
Periodista.- Quizás ellos mismos, quizás sus propios criterios.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Puede haberlos, no lo niego. Pero nadie en Cuba se habría imaginado que existía la posibilidad de derrocar la Revolución, si no hubiera creído que Estados Unidos estaba detrás. Desde los años aquellos de intensa actividad de la CIA y de Estados Unidos en Cuba, nosotros hemos liberado más de 15 000 presos contrarrevolucionarios. Y esto, no porque nos lo pidiera Carter ni lo exigiera nadie.
Ahora, ¿podemos nosotros, mientras todavía se mantiene el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, decir que vamos a libertar a estos presos contrarrevolucionarios? No lo podemos hacer, la gente que ha cometido crímenes graves tiene que cumplir las sanciones.
Periodista.- Está bien.
Si nosotros suprimiéramos el embargo ¿ustedes liberarían a esos prisioneros?
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Mire, yo le hago una pregunta: ¿si restablecemos relaciones ustedes liberan a todos los negros que tienen presos en Estados Unidos, que han tenido que delinquir como consecuencia de la discriminación, del desempleo y el abandono? Bueno, vamos a ponernos de acuerdo, vamos a hacer una cosa en...
Periodista.- No es por eso que están en la prisión.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- No. ¿Por qué? ¿Porque robaron? Pero, ¿por qué robaron? Porque no tenían empleo, porque no recibieron educación, porque estaban explotados y olvidados. Entonces, vamos a ponernos de acuerdo. ¿Por qué ustedes van a exigirnos a nosotros medidas unilaterales? Como cosa bilateral podemos hacer cualquier arreglo. Soltamos a todos los contrarrevolucionarios presos, y a su vez ustedes sueltan a todos los que tienen en las cárceles, que tuvieron que robar porque tenían hambre, porque no tenían empleo y porque estaban pasando miseria. Vamos a hacer un acuerdo. Yo propongo. Vamos a ponernos de acuerdo: ustedes sueltan un número de los que tienen y nosotros soltamos a otros. Un acuerdo, pero bilateral. No nos vengan imponiendo condiciones unilaterales, porque no se las vamos a aceptar.
Periodista.- Yo no he hecho nada de eso. Usted me dijo a mí: ¿cree ustedes que mientras tengamos el embargo vamos a dejar que esa gente se vaya? Por tanto, la próxima conclusión lógica era que si no tuvieran el embargo dejarían ir a esa gente. Fue usted quien planteó esta idea.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Le voy a decir lo que yo pienso sobre esto. Yo creo que si se normalizan las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y ya se les quita la esperanza a los contrarrevolucionarios que están recibiendo el apoyo de Estados Unidos... ¿Qué es el bloqueo? Un apoyo a la contrarrevolución. Cesa el bloqueo, se normalizan relaciones, ya no se puede decir que hay un apoyo de Estados Unidos a la contrarrevolución, y entonces nosotros, por nuestra propia cuenta, y sin compromisos, libre y soberanamente, podemos tomar en ese aspecto las medidas que estimemos pertinentes, pero no como una condición. Ahora, si ambos gobiernos queremos hacer algo por la humanidad, aun antes de que cese el bloqueo, vamos a ponernos de acuerdo y vamos a hacer un acuerdo en común. Un número de contrarrevolucionarios presos en libertad, y un número de presos norteamericanos, que han tenido que delinquir por el sistema social, por el hambre y por el desempleo, los ponemos en libertad también.
Periodista.- Presidente Castro: quisiera en esta oportunidad pedirle que le dirigiera algunas palabras al pueblo norteamericano sobre la situación o lo que usted desee, pero por favor, en inglés.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- A few words, only few words.
I would like to speak much to the people of the United States in English, but I am sorry, I am not sure I can translate what I think. I am not sure I can translate what I think.
I want to tell them clearly I feel the best wishes for the people of the United States. Every time when I know a new American, I always have a reason to try to understand your people. And I think that every time I find too that the Americans, the newsmen, the workers, the technicians, are wonderful people. Really I appreciate and admire the people of the United States for what they have achieved in technique, in science, and because I see that you, your people, are good working people, and honest, and idealistic people. Really these are my feelings, my sincere feelings to the people of the United States. I hope in the future we will understand better and we will be friends.
Periodista.- I hope so. Thank you.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Thank you.
Algunas palabras, solo algunas palabras. Quisiera hablarle mucho al pueblo de Estados Unidos en inglés. Pero lo siento, pues no estoy seguro de poder traducir lo que pienso, no estoy seguro de poder traducir lo que pienso. Quisiera decir claramente que siento los mejores deseos hacia el pueblo de Estados Unidos. Cada vez que conozco a otro americano, siempre tengo el interés de tratar de entenderlo. Y creo que, siempre he visto que los norteamericanos, los periodistas, los obreros, los técnicos, son personas excelentes. Realmente aprecio y admiro al pueblo de Estados Unidos por lo que ha logrado en la técnica, en la ciencia, y porque veo que ustedes, su pueblo, es un pueblo que trabaja bien, es un pueblo honesto e idealista. Realmente esos son mis sentimientos sinceros para con el pueblo de Estados Unidos. Espero que en el futuro nos comprendamos mejor y seamos amigos.
Periodista.- Eso espero yo. Gracias.
Cmdte. en Jefe Fidel Castro.- Gracias.