Recuerdan en Caracas visita de Fidel Castro
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Fidel Castro arribó el viernes 23 de enero de 1959 al aeropuerto de Maiquetía, donde lo esperaban más de 30 mil venezolanos, entre ellos altos jefes del complot que un año antes había expulsado de la silla presidencial al dictador Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).
Llegaba rodeado del halo casi místico y la popularidad que distinguía a los rebeldes cubanos, quienes acumulaban aplausos y parabienes en casi cada región del planeta a donde llegaban, en su empeño por divulgar el credo de la libertad y la justicia social para las naciones del Tercer Mundo.
La ocasión brindó otra muestra de aprecio, pues la comitiva lo acompañó por las calles de la capital hasta la Plaza Aérea del Silencio, donde ofreció un discurso.
¿Por qué vine a Venezuela? Vine a Venezuela, en primer lugar, por un sentimiento de gratitud. En segundo lugar, por un deber elemental de reciprocidad para todas las instituciones que tan generosamente me invitaron a convivir con Venezuela este día glorioso del 23 de enero, exclamó frente al público expectante.
El recuerdo de los crímenes perduraba entre los venezolanos, pues la inhumanidad de Pérez Jiménez llegó a extremos que parecían olvidados desde la muerte del último autócrata, Juan Vicente Gómez, en 1935, por eso el pueblo caraqueño recibió con júbilo las palabras del orador.
Ese mismo día participó en una sesión del parlamento y poco después lo acogió la Universidad Central de Venezuela.
A los estudiantes, que tan extraordinariamente han honrado a nuestro pueblo en la tarde de hoy, quiero decirles, para finalizar, una cosa: tengan la seguridad de que somos hombres conscientes de nuestra responsabilidad con los pueblos oprimidos, declaró.
Pocos minutos después el rector anunció la creación de un fondo para la lucha contra el dictador dominicano Leónidas Trujillo, quien, para el auditorio, pertenecía a la misma especie animal que Pérez Jiménez y el sátrapa cubano recientemente expulsado por los barbudos: Fulgencio Batista.
La delegación de la isla partió en la noche del 26 de enero, luego de que Fidel Castro sostuviera una entrevista amistosa con el presidente Rómulo Betancourt, quien había ganado las primeras elecciones democráticas del país en más de una década.