Mujeres que hicieron historia
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Las páginas de una nación se construyen sobre sueños, deseos, vidas... se construyen sobre sangre, valor y entrega. Rememorar episodios de la vida de estas dos mujeres hace no solo admirar la trayectoria de quienes supieron defender sus ideales patrióticos, si no, repensar y vivenciar sus momentos, sus decisiones y su visión revolucionaria.
Para nadie resultan ajenos los sucesos acontecidos en el cuartel Moncada ni la historia de quienes marcaron pautas en el camino hacia la realización valedera de nuestra Revolución: Melba Hernández Rodríguez del Rey y Haydée Santamaría Cuadrado son mujeres que forman parte de esa historia. Una historia plagada de líderes, de compatriotas insignes, de héroes verdaderos.
Sabiéndose —como mencionara la reconocida periodista Marta Rojas, testigo de los acontecimientos— que bajo su calidad de enfermeras, ellas podrían haber sido absueltas si aceptaban la defensa de que desempeñaban un "móvil noble"; el día del juicio en el que fueron sentenciadas "por el delito contra la estabilidad de la república", estas dos mujeres se negaron a la posibilidad de que el Tribunal las indultara, asumieron su responsabilidad en los acontecimientos del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba, y exigieron que se les condenara de la misma manera que a sus compañeros.
Asimismo, al ser testigos íntegros de los sucesos, denunciaron abiertamente los asesinatos de una veintena de combatientes, dentro de los cuales se encontraban Abel Santamaría, hermano de Haydée y segundo jefe del movimiento, y su novio Boris Luis Santa Coloma (quienes fueron salvajemente asesinados).
Melba rememoraría tiempo después: "A Abel se lo llevaron antes que a nosotras, y a partir de ese momento la información que nos llegaba era la que nos traía la jauría aquella de Batista, porque aquello era una jauría, eran monstruos. El sargento Eulalio González venía a decirnos las cosas que les hacía a los combatientes: ‘ahora le estoy haciendo tal cosa a Abel... para que no se crea tan guapetón, ya le tengo sacado un ojo (... ) y al de los zapaticos de dos tonos (refiriéndose a Boris) le estoy haciendo tal cosa... ’. Y fue así, nos fue hablando paso por paso. Las dos fuimos sometidas a esa presión todo aquel tiempo, y siempre con la esperanza de que fuera mentira (... ) pero cuando luego nos llevaron a los sótanos del cuartel Moncada, allí acabaron nuestras esperanzas... comprendimos que se había acabado todo. Lo que nos habían dicho... era verdad".[1]
Pese a las lacerantes angustias y luego de siete meses de prisión, al ser absueltas Melba y Haydée tenían bien claro su proyecto: dar cumplimiento a la misión asignada por Fidel —confinado aún en la Isla de Pinos— de editar, imprimir y distribuir su reconocida autodefensa La Historia me Absolverá, alegato que según sus propias palabras tenía un significativo valor "por su contenido ideológico y sus tremendas acusaciones".
Salieron de la prisión de Guanajay, en La Habana, el 20 de febrero de 1954. Tiempo después Haydée Santamaría, esta indudable mujer de hierro, atestiguaría con todo su aliento: "Y fue terrible esa salida (... ) pero de todas maneras seguimos adelante (... ) y seguimos luchando hasta que salieron nuestros compañeros de Isla de Pinos y salió Fidel de Isla de Pinos. Y fue vivir otra vez, fue luchar otra vez, fue la acción otra vez, fue ya otra vez la vida".
[1] Véase Resumen Semanal de Granma, 2 de septiembre de 1990. Testimonio de la doctora Melba Hernández: "Yeyé, mi hermana".