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A las puertas de la victoria

Data: 

23/12/2013

Fonte: 

Periódico Trabajadores
El 23 de diciembre de 1958, como si en Cuba reinase paz y tranquilidad, la Fuerza Aérea del dictador Fulgencio Batista despachó en un vuelo con destino a Manzanillo, Guantánamo, Holguín y otras ciudades orientales tarjetas de Navidad y raciones especiales con vistas a la celebración de la Nochebuena.

El envío resultaba un sarcasmo, porque los soldados y oficiales del régimen no estaban para celebraciones. No les era difícil percatarse de que se encontraban ante un inminente descalabro militar. Sus posiciones iban cayendo una tras otra, con el empuje del Ejército Rebelde.

¡Cuán diferente aquel 23 de diciembre al de dos años antes en que el batistato concibió un siniestro “regalo de navidad”! Tal fue el cínico nombre de la operación realizada por el sanguinario coronel Fermín Cowley, jefe del Regimiento Militar de Holguín, quien desde esa fecha y durante varios días desató una masacre que cobró la vida de más de una veintena de revolucionarios, en un vano intento por frenar la rebeldía en la zona norte de la antigua provincia de Oriente.

Aquel crimen cometido en los días posteriores al desembarco del Granma, no pudo impedir la formación y ulterior desarrollo del Ejército Rebelde, que, nutrido con las fuerzas del pueblo, fue capaz de derrotar en 1958 la cacareada ofensiva de verano de la dictadura y responder con una contraofensiva que para la última decena de diciembre de ese año había puesto a la tiranía al borde del colapso.

Ese mismo día 23, el escuadrón de Sancti Spíritus comunicaba a sus superiores que las azoteas de los edificios de la ciudad estaban tomadas por “más de 3 mil forajidos” y esperaban un ataque de grandes proporciones. Se trataba de las tropas de la columna 8 Ciro Redondo y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, que tres horas después ocuparon la plaza.

Le siguió la rendición de Placetas. Desde allí el Che hizo una alocución a través de la emisora local CMHP, que constituyó el primer mensaje del Ejército Rebelde trasmitido por esos medios en la región central. La emisora se tornó una eficaz repetidora de Radio Rebelde.

En el oriente ese día también se tomaba la ciudad de Moa. El 24, la brutalmente castigada población de Sagua de Tánamo, contra la cual la aviación del régimen había realizado 70 misiones de bombardeo y ametrallamiento, pudo ser liberada por la acción de las columnas 19 José Tey y 17 Abel Santamaría. En la misma fecha la Columna Invasora Antonio Maceo, comandada por Camilo Cienfuegos, cercaba a las tropas del ejército en Yaguajay; en un solo día, el 25, fueron tomados Caibarién y Remedios además de Puerto Padre; el 27 se rendía Palma Soriano, el último enclave del ejército en la Carretera Central para llegar a Santiago de Cuba…

En el parte militar sobre la toma de esta última posición, transmitido por Radio Rebelde, Fidel se refirió a la orden dada por el Estado Mayor de la tiranía de bombardear las ciudades liberadas. Ese anuncio, como si se tratara de algo hasta el momento no realizado, era una jugada de la tiranía, para justificar su fracaso militar, reveló el líder de la Revolución.
Explicó que estaba probada la ineficacia de la aviación en el tipo de guerra que se desarrollaba en Cuba y lo único que podían hacer los aviones y bombas era asesinar a niños, mujeres y ancianos, como ocurrió, entre otros muchos, con un pequeño, destrozado por los bombardeos, que por ironías del destino era hijo de un soldado de la dictadura.

A la denuncia, sumó una alerta: “Conocemos perfectamente que todas estas amenazas de ofensiva aérea encierran una antipatriótica maniobra para propiciar una intervención extranjera en Cuba. Pero nadie podrá robarle al pueblo de Cuba el saldo beneficioso de la Revolución”.

Solo cuatro días faltaban para concluir el año. Estaban al producirse acciones militares decisivas; bajo cuerda se estaban moviendo los representantes de los tradicionales mecanismos de dominación para acomodar los acontecimientos a sus intereses pero esta vez el Ejército Rebelde no iba a permitir el escamoteo de la victoria. Lo reafirmó el Comandante en Jefe en las palabras finales de aquel parte: “Conquistaremos toda la justicia, estamos a un paso de obtenerla, pero si intereses mezquinos intentan obstaculizarlo, hasta el último combatiente de la Revolución sabrá morir de cara al sol”.