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La Historia me Absolverá

Data: 

01/01/2013

Fonte: 

Periódico Granma

El 16 de febrero de 1958, hace 55 años, se llevó a cabo el segundo ataque al campamento del ejército batistiano en Pino del Agua, definido por el Comandante en Jefe Fidel Castro como la primera acción de gran envergadura operacional del Ejército Rebelde.

En su idea de liquidar a la guerrilla rebelde, el plan militar de la dictadura batistiana pretendía como uno de sus puntos fundamentales poner en funcionamiento una base de operaciones en Pino del Agua, un batey instalado en la cima de la Sierra Maestra, a un costado del pico La Bayamesa, donde existía un aserrío para la explotación de la madera que se extraía de esta zona en el oriente cubano, que contaría con el apoyo de otras agrupaciones militares instaladas en otros caseríos de la comarca, por lo que Fidel concibió y dirigió personalmente el desarrollo de una acción bélica contra las tropas acantonadas en el lugar, liquidar sus postas, cercarlas y esperar a los refuerzos para emboscarlos.

En la madrugada del 16 de febrero de 1958 comenzó el ataque fulminante de Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien arrolló a los guardias de las postas, tomó 11 armas, entre ellas dos fusiles ametralladoras, capturó tres prisioneros e infligió ocho bajas.

Pero sucedió algo inesperado: los soldados retrocedieron y lograron organizar la resistencia, así como aumentaron su poder de fuego, por lo cual comenzaron a caer los rebeldes que avanzaban sin cesar.

La primera baja fue un guerrillero de apellido Guevara. Al tratar de rescatar una ametralladora dejada por un combatiente, Camilo Cienfuegos es herido en un muslo y posteriormente en el abdomen. Perecieron en el avance los tenientes Noda y Capote y el guerrillero Raimundo Lien.

Se puso a prueba una "nueva arma", el Sputnik, pequeña bomba de hojalata arrojada por una especie de "catapulta" confeccionada con ligas de un fusil de caza submarina. Según el Che "esas bombitas hacían mucho ruido" y más que su efecto de guerra sobre la "fuerza viva", el daño sobre el enemigo era psicológico, como pasó en este segundo combate de Pino del Agua.

Las predicciones de Fidel comenzaron a cumplirse y las tropas batistianas enviadas de refuerzo, cayeron en la emboscada que les tendieron los otros grupos guerrilleros que tenían la misión de abatir los refuerzos que accedieran por las distintas vías.

Estos guerrilleros le hicieron al enemigo 26 bajas, de estas 11 mortales y cinco heridos, capturaron a un oficial (el teniente Evelio Laferté, quien luego se pasó a las fuerzas revolucionarias) y ocuparon un botín de 12 fusiles.

Informado el puesto de mando enemigo en Guisa sobre las emboscadas rebeldes, movilizó una fuerte tropa que desviándose de la ruta normal ocupó una altura favorable y las tropas rebeldes apostadas debieron resistir un fuego muy nutrido y desde las alturas montañosas en posición de desventaja total, por lo que se retiraron perdiendo un hombre: Florentino Quesada.

Si con el combate del Uvero la guerrilla había alcanzado la mayoría de edad, Pino del Agua es el fin de la etapa nómada de las fuerzas revolucionarias.

Sería esta la última ocasión en que participan en un mismo hecho bélico los jefes fundadores del Ejército Rebelde: Fidel Castro, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, Raúl Castro, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Guillermo García y otros.

Fidel —según el relato del Che Guevara—, volvió a arriesgarse más de lo debido, lo cual provocó una carta redactada y firmada por todos los oficiales guerrilleros, después de la batalla, en la que se le pedía precaución, que no arriesgara su vida inútilmente y que como comenta el Guerrillero Heroico, "no le hizo el más mínimo caso".

La aviación de Fulgencio Batista comenzó a atacar a los rebeldes, quienes se retiraron a sus trincheras inexpugnables de las montañas y como represalia, el coronel batistiano Sosa Blanco asesinó a decenas de pacíficos habitantes del poblado de Oro de Guisa.

Tiempo después de la batalla, Pino del Agua fue desalojado por Batista y se completó la liberación de la zona occidental de la Sierra Maestra.

Fidel demostró con esta victoria algo que se convertiría en axioma de la Revolución Cubana: "se puede hacer mucho con muy poco".