Un siglo en pie de lucha
Data:
04/06/2012
Fonte:
Diario Granma
Autore:
Con la misma fuerza con que fue fundado el 4 de junio de 1912, arriba el (PCCh) a su centenario. En estos tiempos de nuevas batallas, los comunistas chilenos siguen el camino trazado por Luis Emilio Recabarren, tipógrafo que fundó en Iquique el Partido Obrero Socialista (POS). Diez años después, el 2 de enero de 1922 en el Congreso de Rancagua, se integró a la Internacional Comunista y asumió su nombre actual.
A la dirigente comunista chilena Gladys Marín le fue impuesta la Orden José Martí, que otorga el Consejo de Estado, por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 12 de marzo del 2004.
En su Declaración de Principios, el Partido de la clase obrera señalaba la necesidad de suprimir la explotación del hombre por el hombre, propia del capitalismo, y su remplazo por una sociedad comunista, indicando la necesidad de constituir "un organismo revolucionario de vanguardia, con propósitos claros, directivas precisas, que no puede ser otro que el Partido Comunista".
El PCCh nacía también con la tarea de llevar la lucha de clases del proletariado a sus más altos niveles, como su forma superior de organización. Asimila entonces la ideología que específicamente corresponde al proletariado: el marxismo-leninismo.
Este Partido, junto a otras fuerzas políticas, formó parte de la gloriosa gesta del gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el presidente Salvador Allende (1970-1973). Fueron días que sintetizaron la expresión más aguda de la lucha de clases en Chile, el máximo grado de organización que alcanzaron el proletariado y demás sectores sociales.
Tras el golpe militar de Augusto Pinochet, el Partido se volvió líder de la lucha insurreccional contra la dictadura. Fue esta época la experiencia más difícil de los comunistas chilenos. El vuelo de la muerte diezmó sus filas. Miles de dirigentes y militantes fueron asesinados y otros tantos tuvieron que ir al exilio.
No obstante, dicha situación no apagó la voz de quienes asumieron un papel de vanguardia en el PCCh. Figuras de la talla de Pablo Neruda, Víctor Jara, Gladys Marín, Volodia Teitelboim, entre otros, no cejaron en su empeño de representar a los menos favorecidos de la sociedad chilena. Incansable ha sido la lucha en pos de la justicia social y la equidad.
Hoy, cuando el PCCh arriba a un siglo, gozando de un gran prestigio dentro de la izquierda latinoamericana, se recuerdan las palabras de Ricardo Fonseca, quien fuera uno de sus secretarios generales, cuando expresó que el Partido Comunista era indestructible porque su existencia obedecía a los intereses, necesidades y luchas de las clases populares.
A la dirigente comunista chilena Gladys Marín le fue impuesta la Orden José Martí, que otorga el Consejo de Estado, por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 12 de marzo del 2004.
En su Declaración de Principios, el Partido de la clase obrera señalaba la necesidad de suprimir la explotación del hombre por el hombre, propia del capitalismo, y su remplazo por una sociedad comunista, indicando la necesidad de constituir "un organismo revolucionario de vanguardia, con propósitos claros, directivas precisas, que no puede ser otro que el Partido Comunista".
El PCCh nacía también con la tarea de llevar la lucha de clases del proletariado a sus más altos niveles, como su forma superior de organización. Asimila entonces la ideología que específicamente corresponde al proletariado: el marxismo-leninismo.
Este Partido, junto a otras fuerzas políticas, formó parte de la gloriosa gesta del gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el presidente Salvador Allende (1970-1973). Fueron días que sintetizaron la expresión más aguda de la lucha de clases en Chile, el máximo grado de organización que alcanzaron el proletariado y demás sectores sociales.
Tras el golpe militar de Augusto Pinochet, el Partido se volvió líder de la lucha insurreccional contra la dictadura. Fue esta época la experiencia más difícil de los comunistas chilenos. El vuelo de la muerte diezmó sus filas. Miles de dirigentes y militantes fueron asesinados y otros tantos tuvieron que ir al exilio.
No obstante, dicha situación no apagó la voz de quienes asumieron un papel de vanguardia en el PCCh. Figuras de la talla de Pablo Neruda, Víctor Jara, Gladys Marín, Volodia Teitelboim, entre otros, no cejaron en su empeño de representar a los menos favorecidos de la sociedad chilena. Incansable ha sido la lucha en pos de la justicia social y la equidad.
Hoy, cuando el PCCh arriba a un siglo, gozando de un gran prestigio dentro de la izquierda latinoamericana, se recuerdan las palabras de Ricardo Fonseca, quien fuera uno de sus secretarios generales, cuando expresó que el Partido Comunista era indestructible porque su existencia obedecía a los intereses, necesidades y luchas de las clases populares.