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Diálogos con la historia (III parte)

Data: 

09/03/2011

Fonte: 

Periódico El Sol de México
Mario Vázquez Raña y Fidel CastroEn los años de constantes intercambios, visitas, entrevistas y encuentros oficiales y personales con Fidel Castro, he podido apreciar a un hombre de un carisma especial, atrayente, conversador, culto, firme, congruente con sus principios y sus ideas, sensible, profundamente ético, solidario y amigo leal. El proceso de surgimiento, consolidación y deterioro de las relaciones con la Unión Soviética es una muestra fehaciente de esas cualidades. La historia se encargará de situarlo en el lugar que le corresponde. Podremos estar de acuerdo o no con sus ideas, con su visión del mundo, con sus métodos; pero no se podrá negar que ha sido un gran líder, que ha trazado pauta en una época histórica difícil, convulsa y confusa para muchos países de nuestro continente. Me siento muy orgulloso y profundamente honrado con la amistad que he tenido y tengo con el Comandante Fidel Castro y con su hermano Raúl, Presidente de Cuba.

La imagen de Fidel Castro y su papel en la Historia de Cuba de América y de África ha crecido significativamente. Es reconocido y respetado por unos y criticado por otros. Su posición frente a Estados Unidos, durante más de 50 años en defensa de la soberanía nacional de su país, es motivo de admiración y respeto. Sobre ello me respondió en 1990:

-Señor Presidente Castro, de esa gente que viene en grupos y le dicen que no creían que Cuba era así, ¿hasta dónde cree usted que eso es cierto o nada más se lo dicen por sacarse una fotografía con usted?

"Tenemos la experiencia. Tú sabes, Mario, cuando alguien te miente, porque es más fácil descubrir a un mentiroso que a un cojo, dice el refrán. Hablo con turistas, no es que hable con funcionarios y llegan y me lo vienen a decir espontáneamente, no es que yo saque la conversación. Muchas veces bromeo con ellos y les digo: yo que creía que ustedes eran gente capaz, que no podían ser confundidos fácilmente y se han creído todas esas cosas que les dijeron. Lo que hago es bromear con ellos, por regla general son turistas u otros visitantes y de distintas partes. Es así, es un fenómeno; además, tiene cierta lógica, Mario. Nos han pintado peores de lo que somos, nos han pintado diferentes de lo que somos, han creado toda una leyenda tremenda y claro, cada vez que se da un fenómeno de esos, la gente que tenía un impresión se lleva otra. Si te pintan como un monstruo, como Satanás, dicen millones de horrores y después ven que tu eres un ser común y corriente, pareces mejor al compararte con la imagen que se hicieron de ti. Creo que hay un poco de efecto psicológico en todo eso. Exageran tanto las cosas que hemos hecho". (Diálogos con la Historia, Tomos 1y 2, página 501).

En mis amenas y largas pláticas con Fidel y lo podrán los lectores comprobar en "Diálogos con la Historia", yo hacía una pregunta breve y él exponía, ampliamente y con lujo de detalles, sus argumentos e ideas. Quienes lo tratamos de cerca nos preguntamos ¿en qué tiempo leía y profundizaba sobre los diversos temas que trataba a diario? ¿Cómo puede recordar, hasta el más mínimo detalle, hechos tan remotos? ¿Cuándo descansa? ¿De dónde saca tiempo para atender a tantas personas? En no pocas ocasiones intercambiamos ideas y puntos de vista, los que no siempre fueron coincidentes. Sin embargo, compartíamos las mismas preocupaciones sobre el bienestar de nuestros pueblos, sobre la educación, sobre la salud, sobre el deporte, sobre la igualdad de oportunidades y sobre la paz y la solidaridad.

Sin lugar a dudas, el Comandante Fidel Castro ha ejercido una gran influencia en el curso de los acontecimientos tanto en Cuba como en varios países de América Latina, fundamentalmente en las décadas de los años 60 y 70. Hoy los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre otros, son seguidores de sus postulados sobre el desarrollo social y sobre la integración frente a la política de Estados Unidos. En relación con este tema me respondió una pregunta que le hice en la entrevista de 1990:

-Señor Presidente Fidel Castro, la mayoría de los Jefes de Estado de América Latina y también de otros continentes que he tenido la oportunidad de entrevistar, lo admiran, lo respetan y lo quieren mucho; sin embargo, no dejan de criticarlo. ¿A qué atribuye usted eso?

"Figúrate, Mario, cuántas interpretaciones, a lo mejor están equivocados en admirarnos y a lo mejor tienen toda la razón del mundo en criticarme; por lo tanto, me resulta más difícil a mí hablar de eso, que a ti hablar de la Organización Deportiva Panamericana. Tratando de olvidarnos de los factores personales, pienso que ellos admiran las posiciones de principios de Cuba y su honradez. No sé si podría añadir a esto que pienso que admiran la valentía de Cuba y la decisión de defender su causa, sus ideas, su independencia. Pueden reconocer también que Cuba ha tratado de ayudar a los países. Mario, Cuba ha enviado miles y miles de médicos, profesores, técnicos, a decenas y decenas de países del Tercer Mundo. Cuba ha defendido la causa del Tercer Mundo en todos los eventos internacionales, tanto en lo que se refiere a la deuda externa, al nuevo orden económico internacional, como a todas las negociaciones para eliminar las barreras del comercio. Nosotros defendimos hasta cosas que nos perjudicaban, como fueron las famosas 200 millas, ya que teníamos una flota desarrollada que pescaba por todas partes y nos perjudicamos considerablemente. Es decir, que hemos sabido defender causas justas o que nos han parecido justas, aun cuando nos han perjudicado. Cuba, por ejemplo, se sumó a la campaña contra el hábito de fumar, a la campaña de la Organización Mundial de la Salud contra el tabaco, a pesar de ser uno de los productos más importantes de nuestras exportaciones. Es decir que tenemos muchos ejemplos de esos. A mí me entregaron una medalla porque dejé de fumar y no dejé de hacerlo por cuestiones de salud personal, algunos creyeron eso; realmente lo hice para apoyar la campaña contra ese hábito. Mantener posiciones de principio, siempre inspira respeto entre la gente. Creo que nuestro espíritu de independencia puede inspirar respeto. Y pienso que las críticas pueden estar fundadas en hechos objetivos o en diferencias de puntos de vista sobre cuál debe ser el sistema económico y social predominante; diferencias en este sentido, las llamaremos ideológicas. Hoy día resulta un poco difícil saber dónde está la derecha y dónde está la izquierda, porque veo mucha gente de derecha haciendo cosas de izquierda y veo mucha gente de izquierda haciendo cosas de derecha. Considero que pueden estar influidos por algunos de estos conceptos y creo también, Mario, sería justo decirlo, que hay mucha publicidad adversa contra Cuba a partir de Estados Unidos que domina los medios de comunicación, desinforma mucho y estimo que hay desconocimiento en muchas personas de lo que es Cuba. Te lo digo porque constantemente estamos recibiendo delegaciones extranjeras, conmigo hablan muchas personas y me dicen: yo me imaginaba que su país era de tal forma, creía otra cosa, tenía otra información acerca de su país. Con ese fenómeno me encuentro constantemente en las relaciones internacionales, que es la cuestión de información. No hay duda de que esa maquinaria de información y de divulgación de Estados Unidos es muy poderosa, aunque tenemos algunos amigos entre los publicistas norteamericanos porque, como tú viste, algunos transmitieron los Juegos. Ahí creo que hicimos lo más sabio, nos pusimos de acuerdo contigo y analizamos este punto de vista: ¿Debemos bloquear, por razones financieras, la divulgación de estos Juegos, aunque el gobierno de Estados Unidos no permita el pago? Y de común acuerdo, la ODEPA y Cuba llegamos a la conclusión de que no era correcto que se bloqueara la información sobre los Juegos. Y gracias a eso hubo una amplia divulgación también por parte de cadenas de televisión y órganos de prensa estadounidenses. Pero tú sabes cómo son las cosas". (Diálogos con la Historia, Tomo 1 y 2, páginas 499, 500 y 501).