Articoli

El Moncada: una visión desde lejos

Data: 

00/11/2003

Fonte: 

Revista Cuba socialista, No.28

Autore: 

El presente trabajo tiene la pretensión de ofrecer a los interesados en el tema – aunque sea de modo breve – las apreciaciones que sobre los sucesos del 26 de Julio de 1953, tuvieron un grupo de importantes figuras de la vida política cubana de aquel momento, la mayor parte de ellas vinculadas a la dictadura de Fulgencio Batista. Desde lejos se refiere a una lejanía en el espacio y en el tiempo. Se trata de lo que sobre aquellos sucesos escribieron desde el exilio y algunos años después del triunfo de la Revolución. Son juicios que entrañan nostalgia, frustración; pero ello no es óbice para que algunos sean objetivos y tengan un indiscutible interés para el estudio de aquellos acontecimientos. Son comprensiones sobre el 26 de Julio de 1953, cuando ya no existían los compromisos que obligaban – como en aquel entonces, a silenciar opiniones críticas o en el peor de los casos sumarse a las campañas de mentiras y calumnias contra los revolucionarios .

El 26 de Julio de 1953 fue la respuesta – según palabras de Fidel – al 10 de marzo de 1952. Luego hay un hilo conductor entre un suceso y otro. El 10 de marzo fue la respuesta del imperialismo y la reacción interna al caos, la inestabilidad política prevaleciente y el temor del ascenso al poder de un gobierno progresista, comprometido con las grandes masas populares. El 26 de Julio fue, en cambio, la respuesta del pueblo ante la situación creada por el 10 de Marzo y la búsqueda de un camino que le permitiera erradicar los males económicos y sociales que padecía.
Casi dos años antes, el 5 de agosto de 1951, ocurría un hecho desconcertante, el suicidio del líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos): Eduardo Chibás. Ese día, en su alocución radial por el circuito CMQ Radio, el máximo dirigente ortodoxo concluía su intervención con estas patéticas palabras:

"Compañeros de la ortodoxia, adelante. Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social. A barrer a los ladrones del Gobierno. Pueblo de Cuba, levántate y anda. Pueblo de Cuba despierta. Este es mi último aldabonazo."1

Con su suicidio Chibás creyó que levantaría al pueblo, que lo echaría a andar, que estremecería su conciencia. No se percató el líder ortodoxo que su grave error allanaría el camino a Batista en sus planes golpistas.
A diferencia de ello el 26 de Julio se concebía en la mente del joven revolucionario Fidel Castro, como el verdadero aldabonazo que requería el pueblo para levantarse y andar. Como el motor pequeño que echase a andar el motor grande, según sus palabras.

Veinte años después de aquellos hechos, Fidel recordaba los encendidos versos de Rubén Martínez Villena.

Hace falta una carga para matar bribones,
para acabar la obra de las revoluciones,
para vengar los muertos que padecen ultraje,
para limpiar la costra tenaz del coloniaje,
para no hacer inútil, en humillante suerte,
el esfuerzo y el hambre, y la herida y la muerte,
para que la República se mantenga de sí,
para cumplir el sueño de mármol de Martí,
para que nuestros hijos no mendigan de hinojos
la Patria que los padres nos ganaron de pie.

Desde aquí te decimos Rubén: ¡El 26 de Julio fue la carga que tú pedías!2

El Moncada, según las palabras de Raúl Castro en su trabajo "El VIII Aniversario del 26 de Julio" significó:

"En primer lugar, inició un período de lucha armada que no terminó hasta la derrota de la tiranía".

"En segundo lugar, creó una nueva dirección y una nueva organización que repudiaban el quietismo y el reformismo...."

"En tercer lugar, destacó a Fidel Castro como el dirigente y el organizador de la lucha armada y de la acción política radical del pueblo de Cuba".

"En cuarto lugar, sirvió de antecedente y experiencia para la organización de la expedición del Granma y la acción guerrillera de la Sierra Maestra"3

El Moncada fue un medio, no un fin, fue un punto de partida no de llegada. Un revés militar, pero una victoria política. La continuidad gloriosa del 10 de Octubre de 1868 y el 24 de Febrero de 1895.

A mediados de 1960, apareció publicado en México el libro de Fulgencio Batista: Respuesta. Veamos que nos dice allí sobre los acontecimientos del 26 de Julio de 1953.

"Al amparo de los estatutos constitucionales en vigor, el país estaba en paz, la opinión pública respaldaba al gobierno y el pueblo en completo disfrute de sus libertades. La población entera de Santiago de Cuba se entregaba confiada a las diversiones de los carnavales de julio de 1953. Y en ese estado de tranquilidad y regocijo el día 26 de julio por la madrugada fue atacado por sorpresa el distrito militar, donde se encontraba la guarnición y la jefatura de la provincia de Oriente, por un grupo de agitadores, al que se le ocupó documentos y libros comunistas. Se inició el ataque con el asesinato de varios enfermos en la clínica hospital aledaña al campamento, de algunos centinelas y numerosos soldados que dormían en sus cuarteles. Al establecerse la lucha ocurrieron bajas entre los atacantes y los soldados" 4

Seis años después de aquellos hechos, Batista seguía repitiendo las numerosas mentiras que dijo el 27 de julio de 1953, a pesar de que tales calumnias habían sido desmentidas por Fidel y los propios tribunales y era de conocimiento de la opinión pública. En la Historia me Absolverá, Fidel nos dice:

"Todo el mundo tenía instrucciones muy precisas de ser, ante todo, humano en la lucha...... Se hicieron desde los primeros momentos numerosos prisioneros, cerca de veinte en firme. Estos prisioneros declararon ante el tribunal..... que se les trató con absoluto respeto.... Sobre este aspecto sí tengo que agradecerle algo, de corazón, al señor fiscal; que en el juicio celebrado a mis compañeros al hacer su informe, tuvo la justicia de reconocer como un hecho indudable, el alto espíritu de caballerosidad que mantuvimos en la lucha" 5

Pero lo más importante con respecto a Batista y el 26 de Julio, nos lo ofrece Gonzalo Güel, último Ministro de Relaciones Exteriores del régimen, en su libro "Memorias". El último capítulo está dedicado a narrar sus últimos contactos con Batista en su exilio de Isla Madera. Allí nos dice:

"Mi última visita se produjo en vísperas de su repentina muerte. En esa ocasión me acompañó mi esposa y Martica, el único de sus hijos que mantenía una buena relación afectiva con él y lo visitaba con frecuencia. Por esas cosas del destino, era el 26 de julio de 1973. Ese día mi esposa cumplía años y cuando nos dispusimos a almorzar a Martica se le ocurrió decir que había que hacer un brindis por la fecha. No se me ocurrió pensar que Batista tuviera en su mente los sucesos de aquel 26 de Julio de 1953. Enfureció, se dirigió a Martica en forma airada, lo cual no era costumbre con ella, a la cual adoraba. Ni me recuerdes ese día. Debimos haber acabado con Fidel Castro en esa ocasión y le hubiéramos ahorrado a Cuba miles de muertos. Fuimos unos ingenuos, unos tontos. Tú sabes lo que es haberlo indultado a dos años de una condena a 15. Todos nos quedamos perplejos. Mi esposa rápidamente lo interrumpió y le dijo: General, Martica se ha referido a que hoy es mi cumpleaños y eso es lo que ella propuso celebrar, no lo que usted pensó. Dios nos libre de semejante cosa. Días más tarde, Batista moría, de modo repentino y regresaba yo, por última vez a Madera, a despedir a un viejo amigo". 6

En 1965 se editaba en Miami la obra de Emeterio Santovenia y Raúl Shelton "Cuba y su Historia" en 4 voluminosos tomos. La parte referida al asalto al cuartel Moncada es breve y contentiva de errores históricos y juicios desacertados como podremos ver.

"El plan de ataque al cuartel Moncada estuvo mal coordinado y peor ejecutado. El día 26 de julio, por la madrugada, un grupo de jóvenes lidereados por Fidel Castro y su hermano Raúl, atacaron por sorpresa el distrito militar de Santiago de Cuba. El ataque descabellado, que causó la muerte a más de 69 de los jóvenes atacantes tenía un solo objetivo: colocar a Fidel Castro en la posición más destacada en la lucha contra el régimen de Batista. La fecha se convirtió en un emblema: M.26. de Julio en letras rojas sobre un fondo negro buscando obtener un poder místico como el que había obtenido la suástica del Partido NAZI en la Alemania de Hitler.

"...... Fidel Castro fue encarcelado, sometido a juicio y condenado a 15 años de prisión. En este juicio emitió un voto particular el Magistrado Manuel Urrutia Lleó. Castro ante los magistrados que lo juzgaron pronunció un alegato, que después circuló bajo el título "La Historia me Absolverá" que por curiosa coincidencia terminaba con las mismas palabras que el discurso pronunciado por Hitler bajo idénticas circunstancias". 7

Con respecto a la afirmación de que el ataque al Moncada estuvo mal coordinado y peor ejecutado, veamos lo que dice Fidel en La Historia me Absolverá:

"Es necesario que me detenga a considerar los hechos. Se dijo por el gobierno que el ataque fue realizado con tanta precisión y perfección que evidenciaba la presencia de expertos militares en la elaboración del plan. Nada más absurdo, el plan fue trazado por un grupo de jóvenes ninguno de los cuales tenía experiencia militar..." 8
Con respecto al voto particular de Manuel Urrutia, se equivocan Santovenia y Shelton. Dicho voto se produjo en el juicio seguido a los participantes en el alzamiento del 30 de Noviembre en la Ciudad de Santiago de Cuba en el año 1956 y a un pequeño grupo de expedicionarios del Granma detenidos y que no fueron asesinados. Manuel Urrutia no tuvo nada que ver con el juicio a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
En relación con la frase con que Fidel termina su defensa, "Condenadme, no importa, la historia me absolverá", y que los autores consideran curiosa coincidencia con la de Hitler en el juicio que se le siguió en 1923 por su intento de golpe de estado, es necesario tener en cuenta que el discurso de Hitler, en esa ocasión, no existe de manera escrita y las alusiones a él son las que éste menciona en su conocida obra "Mi Lucha" en la que no aparece una frase semejante. Los historiadores que aluden este asunto, mencionan una frase parecida; pero no exactamente igual a la del líder revolucionario cubano.

En 1970 se publicó en Miami el libro "Historia del Partido Comunista de Cuba", de los autores Jorge García Montes y Antonio Alonso Avila. El primero y autor principal de la obra fue uno de los más cercanos colaboradores de Batista, desempeñándose como Primer Ministro del gobierno entre el 24 de febrero de 1955 y enero de 1957, veamos lo que se afirma sobre el 26 de Julio de 1953:

"El 26 de julio asombró al gobierno. No atinaba a explicarse cómo había sido organizado. A la hora de fijar responsabilidades, no podía creer que aquellos hechos fueran la obra de un joven desconocido. Por eso acusó al expresidente Carlos Prío de ser el organizador, desde el extranjero, puesto de acuerdo con Millo Ochoa, Fidel Castro, Juan Marinello y Blas Roca. La versión gubernamental presentaba, así, a toda la oposición en contubernio con los comunistas". 9

La acusación a Prío, a los ortodoxos y al Partido Socialista Popular perseguía confundir a la opinión pública y restar valor a la acción de aquellos jóvenes. En las investigaciones realizadas se comprobó hasta la saciedad que ni Prío, ni Millo Ochoa , ni los comunistas tuvieron nada que ver en aquellos hechos y algunos de ellos que habían sido detenidos fueron puestos en libertad.

En 1971 Phillip Bonsal, último embajador norteamericano en Cuba, publicó el libro "Cuba, Castro y los Estados Unidos". La introducción del libro está dedicada a examinar el período 1952-1958. Allí se lee:

"Cuando se produjo el asalto al cuartel Moncada, el gobierno perdió toda cordura y raciocinio. Se había obtenido una victoria sobre los atacantes; sin embargo se actuó con el espíritu de odio y venganza propio de los derrotados y humillados. El cúmulo de mentiras dichas por el propio Batista y su Estado Mayor del Ejército rebasaban el marco de lo creible. Cómo hacerle creer a la opinión pública que Prío había dado un millón de pesos para aquella acción, que había hecho causa común con los comunistas; que los hombres de Castro habían asesinado a enfermos en el hospital; que había extranjeros entre los atacantes, llegándose a afirmar por el Mayor Río Chaviano, jefe del cuartel atacado, que había, al parecer, coreanos entre los fidelistas. Daba la impresión que el gobierno no se tomaba en serio aquellos dramáticos suceso. Pero el error más grave fueron los crímenes cometidos contra numerosos combatientes que fueron presentados después como muertos en combate. Qué necesidad había de algo semejante. Para ocultar la verdad el gobierno acudió a la censura de prensa; pero aún así la verdad no pudo ser ocultada, se conoció y el gobierno hizo el ridículo. Batista perdió la guerra contra Fidel Castro no el primero de enero de 1959; sino el 26 de Julio de 1953". 10

En 1971 aparecía publicado en Miami el libro de Eduardo Suárez Rivas: Los días iguales: El autor había sido un clásico politiquero. Ministro durante los gobiernos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, se había marchado a Estados Unidos al triunfo mismo de la Revolución. Sin embargo, en el libro hay muchos juicios objetivos. Con respecto al 26 de Julio nos dice:

"Es evidente que la rebeldía contra el régimen de Batista marca un hito histórico con el ataque al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Es un hecho generacional y revolucionario que trae a la lucha cívica fermentos distintos"
"Su hondura no fue nunca debidamente calibrada. Lo cierto es que el ciclo de la restauración institucional fue suplantado por el ciclo revolucionario. Su vigencia coactiva después del desembarco del Granma, es incuestionable en nuestro acontecer histórico"

"Al producirse el asalto al Moncada, como un hecho nuevo desligado de las rectorías políticas y con una visión distinta del panorama cubano, entraba en escena la generación de 1953"

"Para actualizarla, para que no hubiera dudas de su proyección generacional, Fidel Castro, aunque militante del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), en su defensa argumentó sobre el retorno a la legitimidad; pero también habló de cambios sociales, sin ninguna conexión con el Partido en que figuró de candidato. A su salida de la prisión, creó el "Movimiento 26 de Julio", en recordación del asalto. Se arguyó por algunos equivocados que constituía el aparato militar del PPC como lo había sido la OA (Organización Auténtica) del PRC. Es falso el argumento. Ni siquiera el nombre de la ortodoxia, en función secundaria, se utilizó para nominarlo. Su estrategia y su manejo estuvieron supeditados a las órdenes de Fidel Castro". 11

En 1969 Carlos Márquez Sterling, daba a conocer en Estados Unidos su obra Historia de Cuba: desde Cristóbal Colón a Fidel Castro. La celebridad del autor le dio, de manera inmediata, notoriedad al libro que rápidamente devino texto para los estudiantes cubanos en escuelas norteamericanas, sobre todo en Miami. El libro no pasa de ser un panfleto de una mediocridad que no se corresponde con el indudable talento del autor. ¿Qué nos dice sobre el 26 de julio?

"El 26 de julio de 1953, cuando el doctor Zaydin, en la vista de la inconstitucionalidad, hacía filigranas ante los magistrados del Supremo para convencerlos de la ilegitimidad del 10 de marzo, Fidel Castro, en compañía de unos noventa jóvenes ortodoxos, auténticos y comunistas, dirigió un domingo de carnaval, el asalto al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, del que era jefe el coronel Ríos Chaviano , cuñado del General Tabernilla"

"los hechos han demostrado que lo que se estimó al principio como una coincidencia con los comunistas ha sido más tarde una demostración absoluta del por qué de su presencia. No fue una casualidad que Castro, entendido con los rojos, organizara aquella agresión el día en que Blas Roca cumplía años y festejaba su nacimiento. Por esta razón, y por haber informado la policía que los comunistas estaban implicados, fueron procesados varios miembros del partido, entre ellos Lázaro Peña y Joaquín Ordoqui"

Un mes antes, uno de los edecanes del presidente Batista, coronel Silito Tabernilla, informó que el SIM (Servicio de Inteligencia Militar) había ocupado documentos en los que se demostraba que existía una conspiración comunista y que de acuerdo con el plan titulado El País XXVI, Cuba estaba señalada para caer bajo el dominio de la Unión Soviética". 12

Márquez Sterling recurre a los mismos argumentos de Batista sobre la supuesta vinculación de Fidel Castro con los auténticos y los comunistas para el asalto al Moncada, cuya falsedad se probó judicialmente en el propio año 1953. Sobre el supuesto o real informe acerca de la conspiración comunista que se cernía sobre Cuba y la asociación de Fidel con los comunistas – cosa que se demostró que nunca hubo – es algo tan insensato y endeble que desdice mucho del autor, sobre todo si se tiene en cuenta que lo del informe fue tomado de un libro tan poco serio y confiable como el libro "Las cadenas vienen de lejos" de Alberto Baeza.

Uno de los libros de figuras del régimen que más nos descubre la vida íntima de Batista es El Gran Culpable de José Suárez Núñez, editado en Venezuela en el año 1963. El autor fue secretario de prensa del dictador, director de una revista propiedad del gobierno y funcionario enlace entre éste y los directores y propietarios de periódicos. ¿Qué nos dice sobre aquellos hechos?

"Transcurrían plácidamente los primeros seis meses de 1953. El general Batista asistiría el 13 de julio a la ciudad de Santiago de Cuba para entregar una donación a la Asociación de Veteranos de esa ciudad".

"Todo estaba acordado cuando una semana antes, muy de madrugada, el brigadier Rafael Salas Cañizares, llegó al Palacio Presidencial, trayendo consigo un voluminoso expediente ...... Los informes procedían de la Universidad de la Habana que ya comenzaba a mostrar su rebeldía e inconformidad. Sectores auténticos, ortodoxos y comunistas planeaban un atentado. Era para liquidar físicamente a Batista en ocasión de su viaje a Santiago de Cuba...."

Batista, ante los informes, suspendió el viaje. No fue el 13 de julio a Oriente como se esperaba y así se frustró un nuevo atentado. Fidel Castro, según los informes policíacos, de esa fecha no perdió el tiempo y comenzó a organizar el asalto al cuartel Moncada, que era el segundo aspecto del plan, después de consumada la muerte de Batista". 13

Llama la atención que este informe llegara a manos de Batista a través del jefe de la Policía Nacional y no mediante el servicio de Inteligencia Militar. Todo parece indicar que dicho informe fue elaborado por José María Salas Cañizares, jefe de la Policía de Santiago de Cuba, hermano de Rafael, pasando por alto al jefe militar de la provincia Coronel Alberto Del Río Chaviano, con el cual ambos hermanos tenían fuertes rivalidades. Tales planes no existieron nunca por parte de los grupos involucrados por la dictadura. En "La Historia me Absolverá", Fidel nos dice, en clara referencia al supuesto atentado:

"Las cosas que afirmó el dictador desde el polígono del campamento de Columbia serían dignas de risa si no estuviesen tan empapadas de sangre. Dijo que los atacantes eran un grupo de mercenarios entre los cuales había numerosos extranjeros; dijo que la parte principal del plan era un atentado contra él – él, siempre él – como si los hombres que atacaron el baluarte del Moncada no hubieran podido matarlo a él y a veinte como él, de haber estado conforme con semejantes métodos....." 14

En otro momento del libro nos dice Suárez Núñez:

".....El presidente Batista no podía entender o no quería entender, las señales de los nuevos tiempos, y se negaba a admitir la posibilidad de que aquel chiquillo impetuoso al que doblaba la edad exactamente pudiera disputarle el poder". -15

En el Informe Central al Primer Congreso del Partido, Fidel Castro señala:

"El Asalto al Cuartel Moncada no significó el triunfo de la Revolución en ese instante; pero señaló el camino y trazó un programa de liberación nacional que abriría a nuestra Patria las puertas al Socialismo".

"Sin el Moncada no habría existido el Granma, la lucha de la Sierra Maestra y la victoria extraordinaria del Primero de Enero de 1959". 16

Hemos ofrecido al lector, en apretada síntesis las visiones lejanas, en el espacio y en el tiempo, que sobre los sucesos del 26 de Julio, tuvieron algunas figuras relevantes de la dictadura y de la política al uso en aquellos tiempos que para suerte de los cubanos quedaron sepultadas para siempre aquel primero de enero de 1959, sin posibilidad alguna de resurrección.
 
__________
1.    Colectivo de autores: Moncada: antecedentes y preparativos. Editado por la Dirección Política de las FAR, La Habana, 1972, p.27.
2.    Fidel castro Ruz: Discurso del 26 de julio de1973. Editora Plítica, La Habana 1980, p. 287
3.    Raúl castro Ruz: VIII Aniversario del 26 de Julio. En selección de discursos y artículos, Tomo I, Editora Política, La Habana, 1988, pp.72 y 73.
4.    Fulgencio Batista: "Respuesta". Editorial Manuel León Sánchez, México, 1960, p. 28
5.    Fidel castro Ruz: "La Historia me absolverá", editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 37.
6.    Gonzalo Güel,: "Memorias", editado por Américas Publishing Company, Miami, Florida, 1978, pp. 346, y 347.
7.    Emeterio Santovenia y Raúl Shelton: "Cuba y su historia, editorial Cuba Corporation Inc. Miami, Florida U.S.A. 1966 T. III, pp. 187 y 188.
8.    Fidel Castro Ruz: "La Historia me absolverá", edit. Citada, pp. 33 y 34.
9.    Jorge García Montes: "Historia del Partido Comunista de Cuba", ediciones Universal, P.O. Box 353, Miami, Florida, 1970, p. 454.
10.    Phillip Bonsal: "Cuba, Castro and the United States", University of Pittburgh Prees, 1971, p. 17.
11.    Eduardo Suárez Rivas: "Los días iguales", Graphic Producctions Co. Miami, Florida, 1974 pp. 173 y 174.
12.    Carlos Márquez Sterling: "Historia de Cuba: desde Cristóbal Colón a Fidel Castro". Las Américas Publishing Company, New York.
13.    José Suárez Núñez: "El gran culpable", Caracas 1963, pp. 13 y 14.
14.    Fidel castro Ruz: "La Historia me absolverá", edición citada, p. 95
15.    José Suárez Núñez: "El gran culpable", edición citada, p.13.
16.    Fidel castro Ruz: Informe Central al Primer Congreso del Partido. Editado por el DOR del Comité Central del PCC, La Habana, 1975, p. 27.