Discorsi

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la inauguración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, efectuada en el teatro Heredia, Santiago de Cuba, 10 de octubre de 1991

Data: 

10/10/1991

Queridos compañeras y compañeros:

Espero que después de tan largo viaje ustedes hayan podido descansar bien para iniciar las tareas del congreso.

En este caso me salgo de lo convencional y no voy a presentar un informe escrito; más bien que tomar la palabra para un informe, tomo la palabra para inaugurar el congreso. He preferido llegar con las ideas al día, con las últimas noticias, con todos los datos frescos, apartándome de formalismos, para crear las condiciones más propicias, a fin de que podamos analizar y discutir.

Por lo general, en los informes se trazan líneas, se trazan políticas y aquí, realmente, lo que vamos es a analizar y a discutir para trazar líneas y para trazar políticas.

Es nuestro interés que los delegados se expresen con entera libertad sobre los temas que vamos a discutir de las resoluciones, en los cuales hay cabida para todos los criterios, o para cualquier tema que pueda surgir. Por eso pienso que tal vez la clausura tenga más importancia que la inauguración.

Nosotros queremos promover la más amplia discusión. Para llevar a cabo esa discusión, nos vamos a guiar por las resoluciones en el orden en que fueron discutidas en las asambleas de las provincias y, además, que hemos mantenido, puesto que el compañero Machadito expresó otro orden. A nosotros nos parece que debe ir con un cierto orden de importancia: primero los Estatutos, tal como estaba programado; después las cuestiones del Programa, el Poder Popular y, por último, las cuestiones económicas y sociales.

No quiero adelantar opiniones ni ideas sobre estos temas porque, precisamente, queremos que cada cual se exprese con entera libertad. Pienso que nuestro congreso es muy democrático, y ha sido organizado de la forma más democrática en que puede ser organizado un congreso.

Comenzamos por el Llamamiento, en cuya discusión participaron millones de compatriotas; después, ya elaborados los documentos, fueron discutidos en la Comisión Organizadora.

Debo decir que no hemos dispuesto de mucho tiempo para el congreso. Debo recordar que el Llamamiento fue hecho en el primer semestre del pasado año, pero la fecha estaba por decidir.

En el primer semestre del pasado año, las circunstancias todavía eran bastante normales, aunque ya se vislumbraban dificultades y problemas. Estaban en construcción las obras del congreso, ya se había decidido hace años que el congreso tendría lugar en Santiago de Cuba, las obras tardarían un tiempo, y así estuvimos pensando en distintas fechas: si sería, más o menos, a raíz del aniversario de la Protesta de Baraguá, después vimos que estaba apretado ese calendario, y estuvimos pensando en el 26 de Julio para inaugurar el congreso; pero también aquí se presentaron algunos inconvenientes, coincidía con los Panamericanos. Las obras del congreso se estaban haciendo al mismo tiempo que algunas obras de los Panamericanos, y nos dimos cuenta de que era imposible empezar un congreso el día 26 y unos panamericanos los primeros días de agosto; no era posible, llegamos a la conclusión de que tendría que ser después de los Panamericanos el congreso.

Pero debo añadir que por aquellos días no había seguridad de nada, no sabíamos cuál iba a ser la situación del país, ni tan siquiera si se podrían realizar los juegos Panamericanos en el mes de agosto, y cómo sería nuestro congreso, porque hemos vivido un año de mucha incertidumbre, como tendrán que ser inevitablemente estos años; seguimos trabajando de acuerdo con los planes, y hubo momentos, incluso, en que teníamos dudas de si era razonable dar el congreso en condiciones de período especial crítico --porque estamos en período especial, pero todavía no estamos en lo que pudiéramos considerar la fase más crítica de un período especial; hemos deseado y hemos luchado porque esa fase crítica no llegue, hemos hecho todo lo posible, pero no está en nuestras manos evitarlo--, y cuando pensábamos que había que realizar el congreso, que se había hecho el Llamamiento, nos preguntábamos: En qué condiciones podremos realizarlo, cómo estará el transporte, cómo estará el combustible, cómo estará la electricidad de continuar evolucionando, como estaban evolucionando, los acontecimientos en la Unión Soviética.

Ese fue un problema que tuvimos que plantearnos seriamente en la Comisión Organizadora; pero llegamos a una conclusión --a mi juicio-- correcta: el congreso hay que celebrarlo de todas formas, en cualquier circunstancia, aunque sea en el momento más crítico del período especial, aunque tengamos que reducir el número de delegados, y decíamos: Si el congreso puede darse en condiciones más o menos normales --si es que se pueden llamar normales las circunstancias actuales--, pues podemos celebrarlo, tal y como estaba programado, en Santiago de Cuba, en las instalaciones que se han creado para ello; pero si ni siquiera esas posibilidades existieran, tenemos que darlo, si no en Santiago de Cuba, en cualquier lugar de la república; si no en un edificio tan espléndido como este, en una carpa de circo si fuera necesario, y marchando hacia el congreso a pie, a caballo, en quitrín o en bicicleta, pero realizar el congreso; se convirtió para nosotros en una cuestión de principio fundamental llevarlo a cabo en cualquier circunstancia.

Es que hemos estado viendo, realmente, la evolución de los acontecimientos en la Unión Soviética, desde antes, y nadie podía tener seguridad de nada. Las cosas siguieron marchando como hasta ahora; digamos, como hasta ahora, cada vez peor, pero sin llegar a esas circunstancias supercríticas que nos impidiera realizar el congreso en las condiciones programadas en la ciudad de Santiago de Cuba y con la máxima austeridad posible, con el mínimo de gastos en todo: en combustible, en materiales, en lo que fuera. Vean como esta vez nadie recibió ropa para venir al congreso.

Tengo entendido que en el I, en el II y en el III había un trajecito, dos trajecitos, algunas cosas para el congreso, y esta vez: No, cada cual que venga con lo que tenga, y por lo que veo han venido bien (APLAUSOS), se puede apreciar más bello colorido cuando cada cual trajo su blusa, o su camisa, o su saco, o su guayabera, o lo que fuera, mucho mejor que si el compañero Machadito nos hubiera mandado a diseñar seis o siete modelos de trajes para el congreso, si hubiera tela, y entonces pareceríamos un cuerpo uniformado (RISAS).

Vimos que había posibilidades de hacer el congreso moviendo el personal en tren, los que estuvieran más cerca en ómnibus, albergándonos en las mismas instalaciones donde se albergaron los atletas para los Panamericanos. Así se tomó la decisión y así se hizo.

No hubo ni siquiera mucho tiempo para preparar los materiales, porque a partir del momento en que se desencadena la convocatoria, con fecha y todo, quedaban unas cuantas semanas; fue en el mes de junio que se señaló la fecha del congreso. Afortunadamente tenemos bastantes fechas en la historia de nuestro país y pienso que escogimos una excelente.

Para preparar los materiales el tiempo era escaso, sobre todo, compañeras y compañeros, si se tiene en cuenta que hay un inmenso trabajo para todos los cuadros en todas partes y en todos los niveles. Nosotros mismos nos planteábamos lo siguiente: está envuelto el Partido en un inmenso trabajo, el congreso nos va a llevar tiempo, nos va a llevar incontables horas, ¿cómo nos las arreglaremos para llevar a cabo todas las tareas que tenemos por delante, inmediatas, urgentes, apremiantes, y al mismo tiempo hacer todos los trabajos, todos los análisis, todos los estudios y todas las discusiones previas al congreso? Era un punto que nos preocupaba, pero llegamos a la conclusión de que teníamos que enfrentar las dos tareas.

Sin embargo, no todo el mundo se podía dedicar, en cuerpo y alma, a la preparación de los documentos. Trabajaron determinados equipos elaborando, bajo la supervisión de una serie de compañeros y a través de consultas, y llegaron al fin los proyectos de resoluciones a la Comisión Organizadora; pero aunque la Comisión Organizadora dedicó días, no era posible un examen minucioso de cada párrafo, de cada línea, de cada palabra, de cada coma, y nosotros mismos estábamos conscientes de que la redacción había sido rápida. Y cuando se va a arreglar una redacción de estas no es fácil, sobre todo cuando hay decenas y decenas de opiniones; si alguien quiere añadir un párrafo, hay que encontrar dónde cabe ese párrafo, o una idea, o un concepto, o una palabra.

A pesar de todo trabajamos largamente en la Comisión Organizadora, y antes que esta trabajó un pequeño grupo --una pequeña comisión creada por la Comisión Organizadora en breve tiempo--, se le enviaron los materiales, los analizó, los revisó, les introdujo arreglos, les añadió cosas, y fueron esos mismos materiales, impresos a toda velocidad, los que se llevaron a las asambleas provinciales. De modo que estamos muy conscientes de que están lejos de haber alcanzado una redacción perfecta y de haberse perfilado de manera óptima; pero pasaron por todas las asambleas los proyectos de resoluciones principales. No quiere decir que estos sean los únicos proyectos de resoluciones, en el congreso pueden surgir y surgirán otros.

Estos proyectos fueron analizados en todas las provincias por todos los delegados, y después volvieron a la Comisión Organizadora. Ya ustedes saben, o pueden comprender, lo que significa recoger decenas de propuestas, de acuerdos, analizarlos, acogerlos --aquellos que podían ser acogidos--, ideas, temas que surgieron en las discusiones; pero a pesar de todo se recogió lo más posible, lo que era posible recoger, y se imprimieron a toda velocidad los folletos con las resoluciones. Es el material que se ha traído al congreso.

Son ideas y cuestiones que empezaron a discutirse hace más de un año, en lo cual se trabajó bastante, todo lo que fue posible, en el corto tiempo de que disponemos, para llevar a cabo este congreso en armas, porque yo le llamo congreso en armas. Dije: Bueno, aunque tenga que ser un congreso en armas y aunque estemos en un magnífico teatro, las circunstancias son de un congreso en armas.

Afortunadamente hemos podido disponer de algún material, de alguna cartulina, algunas impresiones; quizás hubiéramos tenido que hacerlo en mimeógrafos, y lo hacemos en mimeógrafos, pero el congreso había que darlo y se está dando.

Pienso que es una prueba de la voluntad, de la decisión del Partido de vencer obstáculos, de cumplir con sus propósitos, de cumplir con sus ideas.

Estas son las condiciones en que se ha preparado todo este trabajo, y considero un deber explicárselo a ustedes, que seguramente han podido apreciar algunas de estas deficiencias que están en nuestros documentos.

Es preciso realmente dar las gracias a los santiagueros y a los trabajadores de Santiago por lo que han hecho y cómo en condiciones difíciles han podido llevar a cabo estas tareas.

Creo que este teatro es una maravilla, no hay más que verlo, su concepción por el arquitecto principal y por el grupo de arquitectos que colaboró con el diseño, en fin algo de lo cual se puede sentir orgulloso el país. Creo sin duda que este es el mejor teatro con que cuenta la nación en este momento y que no será un teatro solo para el congreso. Aquí estamos reunidos hoy, pero este será un baluarte extraordinario de la cultura para Santiago de Cuba que tanto se lo merece; además, servirá también para complementar el programa de turismo. No solo proporcionará bienestar de tipo espiritual a la ciudad de Santiago, a las provincias orientales, sino también ayudará a recaudar fondos para el país, servirá para eventos internacionales, servirá para muchas cosas, y este teatro se pagará.

Tenemos también las instalaciones deportivas que se hicieron en tiempo récord. Nadie creía que se terminaba para los Panamericanos la sala polivalente "Urgellés". Es la obra que he visto construir más rápido, quiero decir que he visto terminar más rápido; era la más atrasada y la terminaron y lo hicieron con calidad. El monumento es impresionante tanto por su concepción como por su ejecución, la plaza, el hospital de más de 1 000 camas que también debe producirnos un poco de divisas, porque debemos dedicar un 30% de esas instalaciones hospitalarias al turismo de salud --que crece-- de personas que vienen a atenderse en Cuba. No se cierra ningún hospital, se mantienen los que había, pero tenemos que estar preparados para utilizar una parte de esa nueva capacidad en buscar recursos para el país.

El hotel --no sé si algunos de ustedes lo ha visto, quizás muchos no hayan podido verlo todavía-- es una de las obras más maravillosas que se han construido en este país; el primer hotel de cinco estrellas, proyecto cubano, diseño cubano, concepción cubana, muebles cubanos. Realmente uno se siente orgulloso cuando mira esa obra. Yo la había visitado cuando estaba en construcción, ayer tuve oportunidad, unos minutos, de recorrerla, subimos hasta el último piso, allí hay un mirador que es una maravilla. Desde allí se ve Santiago, qué es el nuevo Santiago. Dicen: Mire, aquella es la nueva zona tal y más cual, donde viven 80 000 personas; 80 000 personas eran casi las que vivían en Santiago de Cuba al triunfo de la Revolución. Pero ese hotel es un orgullo y debe convertirse en una fuente importante de ingresos para el país.

Estamos haciendo asociaciones y negocios con algunas empresas internacionales para la máxima explotación de esas instalaciones. Las instalaciones que se hicieron en la universidad son excelentes también y servirán para albergue de los estudiantes universitarios en el futuro.

De modo que debemos sentirnos profundamente agradecidos a los compatriotas de Santiago y a los obreros, sobre todo a los obreros de la construcción de Santiago de Cuba, aunque en esas tareas intervienen no solo constructores, sino fabricantes de muebles y otros muchos que cooperan para una obra de esta naturaleza. Por eso en una ocasión dije que, a mi juicio, los contingentes de Santiago de Cuba se habían convertido en los más productivos y los más eficientes, lo cual es un notable avance porque antes las obras no se terminaban nunca.

No eran destacados los constructores de Santiago de Cuba; al calor de esta ola patriótica se han multiplicado, se han triplicado, se han quintuplicado, y he hablado de algunas de las obras del congreso y de los Panamericanos. Del turismo están haciendo numerosos hoteles, han construido un Tropicana que dicen que va a ser mejor que el de la capital, han construido gran número de presas, instalaciones porcinas, avícolas, etcétera. Ha sido un gran trabajo el de la provincia, que ha precedido este congreso y ha contribuido a darle calidad y entusiasmo al magno evento.

Creo, compañeras y compañeros, que nuestro más importante deber, el primero de todos, es que analicemos con mucho realismo la situación actual de nuestro país, que comprendamos con mucha claridad que estamos viviendo un período excepcional.

Meditando sobre este congreso, que algunos llaman ya histórico --y no por llamarlo histórico, sino porque con razón es un congreso histórico y tiene que ser un congreso histórico, dadas las circunstancias excepcionales en que tiene lugar--, trataba de recordar otros episodios de la historia de Cuba, trataba de recordar, en primer lugar, este 10 de Octubre que marca un aniversario más del inicio de nuestras luchas por la independencia.

Aquel 10 de Octubre de 1868, cuando éramos una colonia, cuando una gran parte de nuestra población era esclava, cuando la inmensa mayoría de nuestros compatriotas carecían de derechos políticos y que marcó un momento singular de nuestra historia, fue como hoy. A estas horas en que estamos reunidos aquí estarían sonando las campanas, se escucharían los clarines, se organizaban las fuerzas, se iniciaban las primeras acciones, hace 123 años. ¡Qué momento tan extraordinario de la historia de nuestro país fue aquel! Diez años después de lucha heroica, incomparable, sin paralelo en la historia, tuvimos la Protesta de Baraguá. Ochenta y cinco años después del 10 de Octubre, y setenta y cinco años después de la Protesta de Baraguá, tuvimos el 26 de Julio.

Esta es una constante en nuestra historia, los esfuerzos de nuestro pueblo desde que se constituyó como nación. Y quién iba a decir entonces, quién pensaría que un día como hoy, este 10 de octubre de 1991, nos reuniríamos en este congreso, en esta misma ciudad de Santiago de Cuba, la tierra --como dijo Lazo-- de Baraguá, la tierra de las luchas por la independencia, la tierra donde yacen los restos de Martí, la tierra donde nacieron los Maceo, la tierra de tantos y tantos héroes y mártires, la tierra del Moncada.

Conversando con Lazo y con otros compañeros ayer por la tarde, les decía: "¿Qué haría Martí si estuviera presente aquí en este congreso en este momento? ¿Qué harían los Maceo si estuviesen presentes aquí en este momento? ¿Qué harían los combatientes de Baraguá en este momento? ¿Qué harían nuestros héroes y mártires de este siglo, qué haría Mella, qué haría Frank País, qué harían nuestros héroes internacionalistas si estuvieran aquí?"

Pienso que en realidad tenemos muchos Maceo y tenemos muchos Martí, tenemos muchos héroes, tenemos muchos internacionalistas y muchos combatientes que hoy se llaman socialistas, que hoy se llaman comunistas (APLAUSOS PROLONGADOS).

Yo los veo, y digo: Estos hombres y estas mujeres no pueden ser distintos que aquellos. Yo los veo y en su temple veo el temple de aquellos. Digo: ¿Tanto temple? Sí, tanto temple como el de aquellos. ¿Tanto espíritu, tanta valentía? Sí, tanto espíritu y tanta valentía como el de aquellos. ¿Es una tarea tan difícil por delante? No, una tarea más difícil por delante (APLAUSOS). ¿Una responsabilidad histórica como la de aquellos? No, una responsabilidad histórica mayor que la de aquellos. No es que aquellos fuesen incapaces de afrontar estas tareas, estoy seguro de que las habrían afrontado tanto o más que nosotros, pero es que la historia le asignó a cada cual su tarea, a cada generación y a cada época, y a nosotros nos asignó una más difícil, una de mayor responsabilidad.

Antes eran las luchas por los destinos de nuestro pueblo, aunque ya eran en parte también las luchas por los destinos de América, sobre todo cuando Martí escribió en su última carta que todo lo que había hecho y haría era para impedir a tiempo con la independencia de Cuba que los Estados Unidos se extendieran como una fuerza más sobre los pueblos de América. Ya la prédica y el pensamiento martiano tenían un alto contenido universal, un alto contenido internacionalista y se proclamaba la lucha por la independencia de Cuba y de Puerto Rico --que todavía está allí en manos de los yankis--, un país que no tiene ni derecho a invitar a un visitante. Ya Martí se preocupaba por toda la América, ya Martí continuaba los sueños de Bolívar, ya Martí pensaba en la unidad latinoamericana y en la independencia de América Latina frente al coloso del Norte, el monstruo en cuyas entrañas vivió.

Hoy nos corresponde a nosotros una responsabilidad universal. Somos el único país socialista en medio del occidente, de todo el occidente y de una parte del oriente, el único. Y qué odio nos tienen algunos por la capacidad de nuestro pueblo, de nuestra patria de aceptar ese desafío y de mantener en alto sus banderas y su disposición a defender esas banderas; como hemos dicho otras veces, las más justas y las más humanas que han existido en la historia de la humanidad.

Hoy luchamos no solo por nosotros mismos, no solo luchamos por nuestras ideas, sino luchamos por las ideas de todos los pueblos explotados, subyugados, saqueados, hambrientos de este mundo; luego, nuestra responsabilidad es mucho mayor.

Si meditamos esto, comprendemos que tenemos razones para calificar de histórico nuestro Congreso, porque se trata precisamente de saber, de analizar y decidir cómo vamos a defender esas ideas y hasta qué límites estamos dispuestos a defender esas ideas, que no son simplemente ideas, es nuestro destino, es nuestra independencia, es nuestra Revolución, es nuestra justicia social, como no existe en ningún otro país de la Tierra; y nos vemos obligados a defenderla en condiciones excepcionalmente difíciles, solos, solos, aquí, en este océano de capitalismo que nos rodea.

Claro está que mientras existía el campo socialista, mientras no existían los problemas que han ocurrido en la Unión Soviética, nosotros teníamos sólidos baluartes en que apoyarnos, en los cuales nos hemos apoyado durante estos 30 años, y esos sólidos baluartes hoy no existen; el baluarte somos nosotros mismos y todos aquellos que en el mundo simpatizan con nuestra causa, admiran nuestra causa, y admiran el heroísmo y la determinación de nuestro pueblo.

Por eso, me parece muy importante no solo que comprendamos estas cosas en abstracto, sino que comprendamos estas cosas en concreto, cuáles son los problemas del período especial y qué debemos hacer para superarlos.

Hay muchos que entienden el período especial: "sí, estamos en período especial"; pero hay algunos que dicen: "estamos mejor en período especial", cuando muchas cosas que se distribuían por el mercado paralelo se distribuyen ahora por la libreta, cuando a muchas casas llegan algunos productos que antes no llegaban, que eran los coleros, los que cobraban por hacer colas y otras cosas, los que los recibían.

Hay muchas personas que todavía no comprenden lo que es el período especial y los problemas del período especial. Hay muchos que todavía sueñan con cosas que veníamos haciendo, que veníamos resolviendo, y que de repente nos vemos obligados a interrumpir cuando llevábamos a cabo un tremendo programa, a partir del proceso de rectificación, en una serie de campos. Estábamos levantando la construcción de viviendas tremendamente; habíamos reorganizado el movimiento de microbrigadas, para citar un ejemplo. Le estábamos dando un impulso enorme a la producción de materiales de construcción; habíamos hecho considerables y aceleradas inversiones en la recuperación de la capacidad de cemento, en la ampliación de las capacidades de cabilla, en la producción de bloques, de ladrillos, de cemento, de arena, de baldosas. Hubo numerosas fábricas que estaban en cajas hacía más de 10 años, y en cuestión de meses las construimos. Había un molino de piedra en Villa Clara que llevaba no se sabe cuánto tiempo sin montarse, y en un tiempo récord un contingente de Villa Clara lo construyó, el famoso molino de El Purio. Hubo cemento para todas las obras sociales, para viviendas, para las obras económicas, para hoteles, para todo.

Es decir, a partir del proceso de rectificación se abordaron cantidad de problemas para resolver muchas de las dificultades materiales que teníamos. La voluntad hidráulica fue recuperada, alcanzando un nivel que no había alcanzado nunca, organizados en contingentes muchos de los constructores. Se elaboraron planes de producción agrícola, se trasladaron áreas de la producción cañera a la producción de viandas y vegetales. Se elaboraron programas, se reunieron equipos en estos años para organizar más de 200 brigadas de riego y drenaje parcelario en la caña, decenas y decenas de brigadas de construcción de presas y canales, sistemas de riego, construcción de vaquerías, construcción de centros integrales porcinos, de naves avícolas, de sistemas ingenieros en el arroz.

No se perdió un minuto, con los escasos recursos de que disponía el país para impulsar todos estos planes; se construyeron círculos, escuelas especiales, policlínicos, se terminaron hospitales. Solamente en la Ciudad de La Habana se construyeron 110 círculos en dos años, y el ritmo creo que era cinco por quinquenio; había miles y miles de mujeres esperando el círculo para poder incorporarse al trabajo. Y ya en una situación difícil, en que no había créditos capitalistas que durante años se pudieron obtener con facilidad por parte de todos los países, en circunstancias muy difíciles, se le dio impulso a un conjunto de programas antes de que ocurriera la debacle en el campo socialista.

No es, a mi juicio, todavía el momento de hacer lo que Carlos Marx llamaría un examen concienzudo --ustedes saben que Marx utilizaba esos términos de examen concienzudo, y se tomaba mucho tiempo para hacer un examen concienzudo; bueno, el estudio de "El Capital" le llevó toda la vida, y algunos de los materiales le llevaron mucho tiempo, por querer hacer las cosas bien. Digo que todavía no ha llegado el momento de hacer un examen concienzudo y profundo de todos los factores que condujeron a esa debacle, independientemente, desde luego, de los factores subjetivos, independientemente de los factores externos, independientemente de la batalla ideológica perdida en el seno de esas sociedades, bajo el influjo abrumador de la propaganda de las sociedades de consumo occidentales que salieron intactas de la Segunda Guerra Mundial, que atesoraban todo el oro del mundo con que entablaron su competencia económica, política, ideológica con el naciente campo socialista; independientemente de errores e independientemente de las responsabilidades de los hombres y de los líderes. Falta tiempo para hacer un examen profundo de todos esos factores.

Sí estamos conscientes de muchas cosas que hicieron y que nosotros no hemos hecho. Quizás nosotros aquí, cara a cara al enemigo, a 90 millas, a unas pulgadas ahí de la base de Guantánamo, no protegidos por ninguna sombrilla nuclear, elaboramos nuestras ideas, elaboramos nuestros pensamientos y desarrollamos nuestro espíritu para enfrentar esa tremenda situación de estar en el pleno corazón de Occidente y a las puertas del imperio más poderoso de la Tierra. Y eso tiene que habernos ayudado, pero no ha llegado todavía el momento de hacer ese examen.

Ahora tenemos que atenernos a los hechos y, sencillamente, el campo socialista se derrumbó, Estados enteros fueron tragados por otros Estados, la clase obrera perdió el poder y se inició un camino de regreso al capitalismo. Los hechos reales son que en la Unión Soviética se ha producido prácticamente una debacle; los hechos reales son que en la Unión Soviética hoy no se habla de socialismo, se habla de economía de mercado; en dos palabras, las voces prevalecientes son voces en favor del capitalismo y del capitalismo más clásico.

El hecho real tristísimo es que hoy en la Unión Soviética no hay un partido comunista, está fuera de la ley el partido comunista, ha sido disuelto por decreto. El hecho real es que la URSS se ha debilitado extraordinariamente y sufre grandes riesgos de desintegración. Esos son los hechos reales.

¿Es que podemos suponer que tales hechos reales no influyen en nuestro país? ¿O es que nosotros vivimos en otro planeta, o es que estamos en la Luna, o es que no vivimos en la Tierra? ¿Es que acaso se ha desarrollado la Revolución en una urna de cristal, independiente del resto del mundo y de los problemas del resto del mundo? ¿Es posible que podamos olvidarnos de eso?

Por ello es de gran importancia que sepamos cómo estos acontecimientos nos han afectado de manera material, directa. Pero estos acontecimientos no solo influyeron de una manera material, directa, estos acontecimientos influyeron ideológicamente, hubo mucha gente que se confundió en los primeros momentos de aquel proceso, incluso con cierta lógica, porque las primeras palabras eran interesantes, bonitas, agradables, se trataba de perfeccionar el socialismo. ¿Y quién no añora, quién no desea, quién no quiere perfeccionar el socialismo? Por grandes que hayan sido los avances de una sociedad, por grande que sea la justicia que haya traído al seno de una sociedad, ¿quién no desea ver perfeccionado el socialismo? Y así algunas ideas similares ganaron la simpatía de mucha gente.

Esto influyó ideológicamente, no solo las buenas intenciones o las bellas palabras iniciales. También influyeron ideológicamente los desastres, la increíble evolución de los acontecimientos afectó la confianza, el ánimo, la conciencia de mucha gente; pero, sobre todo, nos ha afectado de una manera terrible en lo material, puesto que desde que surge la Revolución recibimos de la URSS y el campo socialista la primera cooperación, los primeros actos de solidaridad que tanto hemos agradecido y agradeceremos siempre, porque se agradece a los pueblos, se agradecen los acontecimientos históricos, se agradecen los sentimientos de solidaridad, y esos no pueden olvidarse nunca.

Cuando caímos bajo el férreo bloqueo de Estados Unidos, dueño de este hemisferio, que no quería saber de nada que se pareciera a una revolución, y mucho menos a una revolución socialista; cuando, incluso, nos cortaron los suministros de petróleo y recibimos la garantía de que nuestro país recibiría el petróleo que necesitaba, y que el azúcar para adquirir ese petróleo tendría mercado en la Unión Soviética; cuando recibimos solidaridad en todos los campos, desde el campo de la defensa hasta el campo del desarrollo económico; y cuando el bloqueo, el aislamiento, nos obligaron a trabajar en una dirección, solo había un camino, el camino de la amistad y la colaboración con los países socialistas, fundamentalmente la Unión Soviética.

Sobre esa base se elaboraron los planes de la Revolución durante 30 años; sobre esa base resistimos el bloqueo, las amenazas, las agresiones; sobre esa base nos hemos defendido. Cualesquiera que hayan sido las altas y bajas, Crisis de Octubre, etcétera, nuestro pueblo solitario, en medio de años y años de bloqueo, trazó su pauta y trazó su camino apoyado sobre aquellos sólidos pilares que eran el campo socialista y la Unión Soviética, pilares que hoy se han derrumbado mientras el bloqueo permanece más férreo que nunca.

Así que nosotros tenemos que trabajar hoy sobre los restos, sobre las ruinas de los que fueron aquellos pilares. No es que estén destruidos los vínculos económicos entre la Unión Soviética y Cuba, es que en este momento nadie puede asegurar si la Unión Soviética sigue existiendo como gran Estado multinacional, o si sus componentes se desintegran. Muchos de aquellos Estados han declarado la independencia, se habla de distintas formas de unión, de una nueva unión, de un espacio económico común; pero lo que es aquel país, aquel grande y poderoso Estado multinacional, tal y como nosotros lo conocimos, no existe en este momento. Las adaptaciones y readaptaciones que hay que hacer son infinitas; antes los acuerdos y las relaciones se desarrollaban con un gobierno en representación de todo ese inmenso país, hoy hay que desarrollar relaciones con repúblicas, con empresas, con decenas, cientos, miles de empresas, y con las diversas repúblicas en un momento incierto.

Ahora, es necesario que nosotros conozcamos esto, que --como se dice corrientemente-- cada uno de nosotros interiorice esto, que cada uno de los ciudadanos interiorice esto --y qué trabajo cuesta la famosísima frase "interiorizar los problemas"--, y no que lo interioricemos solo los cuadros, aunque los cuadros mismos tenemos que interiorizarlo. Es necesario que todos los ciudadanos lo interioricen, o el máximo de ciudadanos posible, porque sabemos que, desgraciadamente, hay ciudadanos que ni ven la televisión, ni oyen las noticias, ni leen el periódico, ni se enteran de nada. Esos los hay por ahí, ustedes se los encuentran, yo me los encuentro.

Si no empezamos por esto, no estaremos enfocando bien los problemas, no estaremos elaborando bien nuestra estrategia, no estaremos enfocando bien la situación para enfrentarla, para superarla.

Es duro tener que hablar de estos temas, es mucho más agradable pintar cosas en el aire, hacernos ilusiones, endulzarle la vida a cada cual trayendo informaciones, noticias superoptimistas, agradables. Creo que nuestro primer deber como revolucionarios y como comunistas en este congreso, es analizar esas realidades.

Muchas veces por razones diplomáticas, por razones de alta política o porque son temas que se están discutiendo, no exhibimos públicamente o brindamos información detallada de las dificultades o de los problemas; pero creo que aquí, en este congreso, hay que hablar así, hay que hablar de cuáles son los problemas, cuál es la situación de nuestras relaciones económicas con la URSS y con los países exsocialistas de Europa en este momento, qué recibimos y qué no recibimos, cómo se ha comportado el comercio entre nuestros dos países, cómo se han comportado esas relaciones económicas, aunque no es agradable abordar el tema. Y quiero hacerlo hoy como contribución inicial a los debates y al desarrollo del congreso, por eso traje algunos materiales --nadie se asuste, que no va a ser muy extenso todo esto--, aquí están. Les dije que ni tiempo hubo, realmente, de elaborar un largo y tradicional informe para hacer un balance, como se suele hacer en los informes de lo que hizo cada cual, cada organización de masa, el país, todos. Ese no es el problema, el problema es el que está en esta frase, cuál es la situación, qué hay que hacer para salvar la patria, la Revolución y el socialismo en estas excepcionales circunstancias.

Aquí, revisando todos estos materiales que no voy a leer, ni mucho menos, sino tomar algunas partecitas, algunos datos, algunas observaciones, que con letra menudita --porque aquí en uno de estos materiales no se puede escribir con letra muy grande-- he ido haciendo anotaciones para tratar de sintetizar y, sobre todo, para tratar de hacerlos comprensibles, porque a veces estos materiales son difíciles de comprender, son enredados, yo me decía: ¿Cómo le explico al congreso de manera que todos entiendan?

Hasta el año 1989 las cosas iban marchando bastante normalmente en las relaciones económicas con la URSS y con los países socialistas, hasta que ya comienza el desastre, en 1989, por los países de Europa del Este; pero quedaba la URSS todavía bastante estable. Por eso en la primera parte me voy a referir, fundamentalmente, a las relaciones económicas con la URSS.

Voy a tener que usar algunos números, con perdón de ustedes. A veces hablo en pesos o en rublos, pónganlos, más o menos, equivalentes al peso; otras veces tengo que hablar en dólares, porque ya a partir de 1991 el comercio se mide en dólares, no en rublos. Por decisión de la parte soviética, los cálculos había que hacerlos en dólares. Pónganlos, más o menos en rublo, en el cambio internacional, para medir.

Con la URSS teníamos el grueso de nuestro comercio. Con los países socialistas en su conjunto el 85% del comercio, pero con la URSS la mayor parte. Con la URSS teníamos precios preferenciales en el azúcar. ¿Qué quiere decir esto? Que la URSS no nos pagaba al precio del basurero del azúcar, que es el precio mundial. El azúcar que sobra por ahí se vende en un basurero que se llama mercado mundial, porque casi todos los países que compran azúcar lo pagan a otros precios.

Históricamente, cuando Estados Unidos nos compraba el azúcar, eran precios acordados. Estados Unidos era un gran importador de azúcar, hoy importa el 20% de lo que importaba antes de la Revolución Cubana. Primero nuestra cuota la repartió por el mundo y después se la fue quitando a todos, desarrollando la producción sobre la base de caña, remolacha, fructosa, que viene del maíz, que sirve para endulzar licores. De manera que de 5 millones de toneladas que importaba, actualmente importa alrededor de un millón de toneladas. El mercado que nos quitó y repartió entre mucha gente para conquistar su apoyo frente a Cuba, ya después lo quitó y prácticamente se autoabastecen de azúcar.

Nosotros recibíamos un precio preferencial en la URSS. Eso no fue casualidad, fue resultado de la experiencia, de la historia. Los acuerdos con la Unión Soviética los hacíamos quinquenales, por cinco años. Desde cinco años antes se calculaban las mercancías que se habrían de recibir de la URSS cada año o en el quinquenio, después se discutía año por año, cantidades de azúcar a enviar por Cuba, níquel, cítricos.

Nosotros observábamos que a medida que pasaban los años los productos de la URSS aumentaban de precio y los productos del azúcar mantenían el mismo. Fue cuando nosotros ideamos y propusimos la fórmula de precio resbalante.

En los primeros años la URSS nos compró el azúcar al precio del mercado mundial, pero por este fenómeno llamado del intercambio desigual, todos estos productos industriales que producen los países desarrollados se venden cada vez más caro, mientras los productos de los países en desarrollo, de los países del Tercer Mundo, se mantienen al mismo precio o tienden a disminuir.

El azúcar subía y bajaba, hubo un momento en que adquirió un precio alto. Entonces los soviéticos nos dieron un precio por el azúcar. Variaba, varió distintas veces desde los primeros años de la Revolución, hasta que en un momento dado llegamos al concepto de los precios resbalantes, y cuando el precio de los productos que ellos nos exportaban subía, subía proporcionalmente el precio de los productos que nosotros les exportábamos a ellos. Por eso es que el azúcar adquiere en un momento un precio alto, 600, 700, 800, hasta 900 rublos.

En la década del 80, esos precios sufrieron alguna rebaja, pero no de consideración, y los soviéticos decían: "Bueno, rebajamos un poco el precio del azúcar y compensamos con créditos cualquier desbalance comercial." Por eso nuestro azúcar tenía un precio de 800 rublos, o más de 800 rublos.

Pero también el petróleo era un producto muy barato al triunfo de la Revolución, valía dos dólares el barril, de 14 a 15 dólares la tonelada; no se había producido el boom de los precios del petróleo con motivo de la guerra en el Medio Oriente, que dio lugar a un boicot comercial. La OPEP entonces se puso de acuerdo, vio todas las ventajas de aquella situación, redujeron las producciones de petróleo y elevaron los precios considerablemente; a partir de esa guerrita, y a partir de las acciones que vinieron después, el hecho real es que el petróleo subió extraordinariamente, y muy por encima de su costo de producción; hubo momentos en que alcanzó 200 dólares la tonelada, 28, 29, 30 dólares el barril. De modo que con lo que se compraba un barril de petróleo a mediados de los años 70, en el año 1959 se compraban dos toneladas que tienen siete y tantos barriles aproximadamente. Vean qué subida descomunal sufrió el petróleo.

Como el petróleo era el principal producto de exportación de la URSS a Cuba, en virtud del acuerdo de los precios resbalantes, subió también el precio de nuestro azúcar, después subieron el níquel y otros productos, buscábamos una compensación. Esos son los famosos "subsidios" de que hablaba tanto Occidente, cuando no se trataba más que de un acuerdo justísimo, que ha sido la aspiración de todos los países del Tercer Mundo: cese del saqueo, cese del intercambio desigual y pago de precios razonables por los productos que exportan los países del Tercer Mundo. Ese es el origen de los altos precios del azúcar de Cuba en la URSS; pero quiero que sepan que cuando nosotros le suministrábamos a la URSS el azúcar a 800 rublos, producir una tonelada de azúcar en la URSS valía 1 000 o más de 1 000 rublos. Nos pagaban un precio alto, pero un precio por debajo del que le costaba a la URSS producir con remolacha una tonelada de azúcar, ¿está claro?

Si no alcanzaba, teníamos dos créditos: créditos comerciales para equilibrar las importaciones y las exportaciones; y, además, créditos de colaboración económica para construir plantas eléctricas, fábricas, industrias mecánicas, distintos objetivos que hemos construido con la Unión Soviética.

Aquí mismo en Santiago de Cuba se han instalado plantas termoeléctricas de la Unión Soviética, plantas mecánicas, una gran planta textil, se ha modernizado y ampliado la refinería de petróleo con equipamiento de la Unión Soviética. El programa del desarrollo ferrocarrilero fue con colaboración económica de la Unión Soviética. Explico estos antecedentes para que se puedan comprender un poco mejor los números.

Les decía que en 1989 la situación fue, más o menos, normal. Ahora, para 1990 ya empezaban los problemas, pero todavía se hizo un buen acuerdo con la URSS, se acordaron exportaciones soviéticas por valor de 5 131 millones de rublos, ¡cinco mil ciento treinta y uno!, de las cuales se embarcaron hasta el 31 de diciembre de ese año 3 828 millones de rublos, para un 75% de lo protocolarizado, quedando un volumen de productos por embarcar ascendente a 1 300 millones de rublos; es decir, de los 5 131 acordados no se embarcaron alrededor de 1 300 millones. Eso es en 1990.

Algunos compañeros conocen una parte de estos datos, porque en reuniones con el Partido, con las organizaciones de masa se explicaron estas cosas, una parte; en reuniones que tuvieron lugar en el mes de junio se informó cuál era la situación hasta mayo de 1991, aunque no se dieron a la publicidad, pero ahora estoy hablando de 1990.

De estos 1 300 millones que quedaron pendientes, hasta mayo del año siguiente --es decir, de 1991-- se habían embarcado, con cargo a los suministros pendientes de 1990, unos 300 millones de rublos; repito, de los 1 300 que no llegaron en 1990, llegaron 300 en la primera parte del año 1991, quedándose sin embarcar en esa fecha unos 1 000 millones de rublos, de los cuales alrededor de 559 millones correspondían a los 3,3 millones de toneladas de combustible dejados de recibir.

En el segundo semestre de 1990 se produce pues un déficit en los embarques de combustible, una reducción en el año de 3,3 millones sobre el combustible que debíamos recibir y esto nos obligó a reducir drásticamente el consumo de combustible a finales de 1990. Era la primera vez que eso ocurría en la historia de nuestras relaciones económicas con la URSS, por primera vez falló el combustible, que fue una de las cosas que más religiosamente y más rigurosamente se cumplieron siempre, y tuvimos 3,3 millones menos. De modo que fue necesario un reajuste serio en la economía, ya a fines de 1990. Pero estaba pendiente el año 1991, qué iba a pasar en el año 1991.

Tradicionalmente, desde el año anterior, se venía discutiendo el convenio para el quinquenio, en el año 1990 tenía que discutirse cuáles iban a ser las relaciones económicas y los convenios de 1991 a 1995, porque eran acuerdos que se hacían por cinco años, pero transcurría el año y no se discutía el problema. Esto dio lugar, desde luego, a numerosas comunicaciones, intercambios, cartas mías al jefe del gobierno, cartas mías al compañero Gorbachov, presidente de la URSS, intercambio de comunicaciones, gestiones de toda clase, porque era incierta la situación de 1991: qué acuerdos íbamos a hacer, qué mercancías íbamos a recibir. Y como resultado de todos estos intercambios y conversaciones, se logró un acuerdo para 1991 ya no por cinco años, sino por un año; se había cambiado todo, el método, la fecha de los acuerdos, etcétera. En estos acuerdos ya se introducían una serie de cambios.

Nosotros habíamos explicado con mucha claridad, sinceridad y franqueza las consecuencias que tendrían para nuestra economía tanto los incumplimientos del año 1990 como los acuerdos de 1991, y al final de 1990 se alcanzó, realmente, un acuerdo que podíamos llamar razonable. No eran los anteriores, no eran los de 1990, ya se reducía considerablemente el precio del azúcar, ya se comenzaba a medir en dólares, no en rublos, y de más de 800 dólares el precio del azúcar se reduce a quinientos y tantos, se reduce en más de 300 dólares el precio del azúcar; pero se llega a un acuerdo comercial, razonable, dadas las condiciones existentes en la Unión Soviética, que es lo más que puede lograrse. Ese acuerdo significaba una pérdida de más de 1 000 millones de dólares para Cuba en su capacidad de compra, por la disminución de los precios de nuestros productos, porque también junto con el azúcar se incluyeron disminuciones del níquel y otros productos. Perdíamos más de 1 000 millones de dólares ya.

Si en 1990 se habían acordado exportaciones a Cuba por 5 131 millones de rublos, que no se cumplieron totalmente, para 1991 se acordaron exportaciones por 3 940 millones, más de 1 000 millones menos.

De petróleo, que veníamos recibiendo tradicionalmente 13 millones, se acordaron 10 millones como el máximo que podía entregar la URSS a Cuba.

En tales condiciones, ¿qué decisión adoptó nuestro país? Si hay una rebaja considerable en los precios y en las exportaciones, lo razonable es dedicar esto a las cosas esenciales: combustible, alimentos, materias primas esenciales y piezas de repuesto; todo lo que fuera suntuario o no esencial dejó de adquirirse. Ya desde fines de 1990 tuvimos que limitar ventas de televisores, radios, refrigeradores, porque si teníamos que racionar la electricidad, no tenía sentido seguir distribuyendo equipos electrodomésticos, los que se tenían se guardaban para campamentos de movilizados, para cosas que tuvieran una incidencia muy grande en la producción; ni ventiladores, ni radios, ni televisores, ni automóviles, etcétera. Todos los años nos vendían alrededor de 8 000 ó 10 000 automóviles que se utilizaban como taxis --a veces de turismo--, servicios de distintos tipos, se repartía una cantidad de ellos por fábricas y se vendían barato, se les daba créditos a los trabajadores --usted no podía sacar automóviles a la calle en venta libre para recaudar dinero a base de que los compraran los merolicos, porque por cualquier automóvil de esos dan 20 000, 25 000 ó 30 000 pesos--, se vendían casi a precio de costo y con un pequeño interés para la parte de pago diferida; se le daba hasta siete años a un trabajador de una fábrica para que comprara un automóvil.

Naturalmente, con esta situación del combustible y de los recursos disponibles, se redujo a cero la importación de automóviles, la importación de artículos de uso doméstico, se redujo la compra de muchos productos que no eran esenciales, y se limitaron nuestras compras a lo más esencial. ¿Está claro? Se comprende, ¿no?

Los equipos agrícolas se redujeron casi a cero, algunos cientos; se compraban miles de tractores y se redujeron a unos pocos cientos para ciertos equipos que hay que construir sobre ellos en el país: excavadoras para hacer drenajes para sistema de riego, un mínimo de tractores.

Los equipos de transporte se redujeron al mínimo. De camiones, un mínimo indispensable, porque si no íbamos a tener suficiente combustible, ¿para qué estar comprando tractores y equipos de transporte? ¿Si íbamos a tener que empezar a domesticar bueyes por falta de combustible para qué invertir en muchos de esos equipos?

Los de la construcción se redujeron al mínimo, lo indispensable para algunas brigadas de riego y drenaje parcelario, sistemas ingenieros en el arroz, construcciones de presas, para los planes alimentarios. Es decir que lo primero que se hizo fue una reducción drástica de todas las importaciones en el convenio comercial de este año 1991.

Ahora, ¿cuál fue el comportamiento de las importaciones soviéticas correspondientes al convenio de 1991 hasta el 31 de mayo de este año? Yo lo he tenido que dividir en dos partes: el momento en que hicimos el primer análisis, que fue explicado a un número de compañeros, en el mes mayo, y el segundo momento el 30 de septiembre, unos días antes del congreso, de cómo se habían comportado los suministros soviéticos.

Hasta ese momento fue el combustible lo que mejor funcionó.

Para 1991 se conveniaron 10 millones de toneladas de petróleo y derivados --porque no solo es petróleo, parte es petróleo, parte es diesel, puede ser gas-oil, puede ser fuel-oil, ya que nuestras refinerías no producen exactamente todos y cada uno de estos derivados en la proporción en que son necesarios; eso les ocurre a todos los países, a veces intercambian unos por otros--, de los cuales en forma proporcional debían embarcarse 4 160 000 toneladas hasta mayo 31.

En combustible se cumplió casi al ciento por ciento hasta el 31 de mayo. Del resto de los productos esenciales, nada o cifras insignificantes. De manera que teníamos petróleo, las luces se encendían, los transportes caminaban y todo parecía muy normal.

¿Cómo se comportó, en cambio, el suministro acordado en algunos de los productos más importantes aparte del petróleo? Voy a citar algunos que son esenciales.

De cereales para consumo humano y animal se protocolarizaron 1 500 000 toneladas para 1991; se importa una cantidad de cereales que se dedica al consumo humano y otra se dedica a la producción de pienso para el huevo, la carne de ave, leche, etcétera. De harina de trigo 170 000 toneladas; esa se importa para consumo humano totalmente, ya que nuestros molinos no producen el ciento por ciento de la harina que consumimos. ¿Está claro? ¿Van comprendiendo los compañeros la explicación que les voy dando? (Le responden que sí). Solo a finales de mayo de este año comenzaron a arribar al país los primeros embarques de estos cereales conveniados, a finales del quinto mes del año.

Arroz y chícharos, dos productos muy conocidos por nuestro pueblo, de tal manera que ya a algunos muchachos acostumbrados en las escuelas secundarias y preuniversitarios no hay quien les ponga otra cosa que no sean chícharos, porque se acostumbraron, y si les ponen lentejas, si aparecen lentejas, no quieren saber de ellas, a pesar de que dicen que es tan gran alimento que, según cuenta la Biblia, alguien vendió sus derechos por un plato de lentejas; dicen que son muy ricas en proteínas y otras cosas. Para 1991 se protocolarizaron 90 000 toneladas de arroz, que es lo que recibíamos tradicionalmente de la URSS, la mayor parte de nuestro consumo es de la producción nacional --recibimos una parte de la URSS y otra parte de China--, y 60 000 toneladas de chícharos, de los cuales hasta el 31 de mayo no se había recibido nada, o sea, estábamos casi a la mitad del año y nada.

Grasas comestibles. Para 1991 se protocolarizaron 70 000 toneladas de aceite vegetal crudo y 49 000 toneladas de manteca, también eran cifras tradicionales. Ya les expliqué que en alimentos no rebajamos nada de lo que íbamos a comprar, pero hasta la fecha indicada no se había recibido ningún embarque. Estamos hablando del 31 de mayo de este año.

De otros alimentos, como leche condensada, mantequilla, carne en conserva, leche en polvo, que tradicionalmente venían en parte de la URSS, el 31 de mayo no se había recibido ni una tonelada; son cantidades no muy grandes pero sí importantes. Durante más de 20 años hemos recibido unas 16 000 toneladas anuales de mantequilla que se utilizaban en parte para reconstruir la leche en polvo --la leche en polvo viene sin mantequilla, se vende en los mercados mundiales y hay que añadírsela--, y en parte se distribuían a la población y a la industria. De estos productos alimenticios para esa fecha no se había recibido nada.

En fertilizante, algo tan importante para la agricultura y para el programa alimentario, se habían acordado 1 100 000 toneladas, de las cuales para esa fecha se habían embarcado solamente 41 000 toneladas, menos del 5%. Es la fecha en que tenemos que estar fertilizando caña y muchas cosas, y había llegado solo el 5% de los fertilizantes.

Azufre. El azufre es muy importante en distintas industrias, pero sobre todo en la del níquel. Se habían recibido en el primer semestre 25 000 toneladas pendientes de 1990, pero de las 170 000 acordadas para 1991 no se había recibido el 31 de mayo ni una tonelada.

Madera aserrada. Tradicionalmente de la URSS recibíamos 550 000 metros cúbicos de madera; se acordaron 400 000 metros cúbicos para 1991, de los cuales el 31 de mayo solo se habían embarcado 15 000 metros cúbicos.

De sosa cáustica, otra materia prima muy importante --este producto es indispensable para la producción de bagazo predigerido para la ganadería, el bagacillo; la limpieza de numerosas industrias, entre ellas la azucarera; la producción de papeles, cartones, jabones, que escasea tanto, detergentes, etcétera--, el pasado año 1990, de 35 000 toneladas conveniadas se recibieron solo 6 000; es una de esas producciones que se incumplieron que mencioné anteriormente. Para 1991 --en que, repito una vez más, dejamos solo las cosas esenciales-- se conveniaron 35 000 toneladas; el 31 de mayo no se había recibido ni una sola.

Carbonato de sodio, otra materia prima importante, esencial para las producciones de vidrio plano y sobre todo envases de vidrio relacionados con alimentos y medicamentos --el envase no se consume, pero es indispensable para empaquetar alimentos y medicamentos--, para el año 1990 se habían protocolarizado 17 000 toneladas y solo se suministraron 3 000. Para 1991 conveniamos 17 000 toneladas y el 31 de mayo no se había recibido ni una sola.

Pulpa de madera para papel y cartones. Nosotros mezclamos la pulpa de madera con pulpa de bagazo --hay que echarle un poquito--, se acordaron 15 000 toneladas, y para esa fecha, 31 de mayo, no se había recibido una.

Papeles y cartones --algo importante para muchas cosas, libros, prensa, cajas de envases para producciones nacionales y para exportaciones--, se protocolarizaron 110 000 toneladas; solo se habían embarcado 400 de papel gaceta hasta el 31 de mayo. Por eso cuando ustedes ven "Granma", "Juventud Rebelde", "Trabajadores", la prensa nacional ha tenido que reducir al mínimo las tiradas, y menos mal que están funcionando las escuelas y hay un poco de libros para las escuelas.

Laminados de acero --tiene que ver con la construcción de combinadas, arados, montones de equipos--, se acordaron 550 000 toneladas, de las cuales el 31 de mayo no se había recibido una tonelada.

De hojalata, algo tan importante para una salsa de tomate como para una leche condensada o evaporada --y algunas de estas cifras habían sido rebajadas ya--, se acordaron 40 000 toneladas, de las cuales, para esa fecha, no se había efectuado embarque alguno.

Sebo, detergentes y jabones --de allí venían materias primas y algunas cantidades de productos elaborados, históricamente; mientras, ampliábamos nuestras capacidades y hacíamos inversiones, precisamente, con equipamiento soviético. De sebo se acordaron 28 000 toneladas principalmente para la producción de jabón; de jabón elaborado, 6 000 toneladas; de detergente se acordaron 12 000 toneladas, y hasta el 31 de mayo de todo esto solo habían llegado 1 400 toneladas de sebo.

Neumáticos, caucho, negro de humo. Para 1991 se acordaron 270 000 neumáticos, porque una parte importante del neumático la importamos y otra parte la producimos aquí. Estábamos, precisamente, enfrascados en un proceso de ampliación de nuestras fábricas de neumáticos; pero una parte venía de países socialistas y de la URSS, que los produce de muy buena calidad. El caucho y el negro de humo son para la producción nacional. Hasta el 31 de mayo no se había recibido ni un neumático, ni una tonelada de caucho sintético, ni una tonelada de negro de humo.

Algodón y otros productos textiles. Para 1991 se acordó el suministro de 30 000 toneladas de algodón; hasta esa fecha no se había recibido ni una tonelada.

Por otra parte, de los productos tradicionales en las exportaciones soviéticas, como los sacos de yute y las fibras de kenaf, no se pudo acordar su suministro en el presente año.

Amoníaco. Este se utiliza en la industria del níquel, aunque también en la producción de fertilizantes; es decir, el suministro de este renglón, conjuntamente con el azufre y la antracita, está destinado fundamentalmente a la industria niquelífera y, por tanto, de ello dependen los suministros de productos de níquel a la URSS. Sin embargo, de las 100 000 toneladas acordadas, solo en mayo se recibió el primer embarque.

Metales y laminados no ferrosos. Para 1991 se acordó el suministro de 28 630 toneladas de lingotes y laminados de cobre, aluminio, plomo y zinc. Esto es muy importante, como ustedes saben, para puertas, industria de materiales de construcción, envases, artículos para el hogar, trabajos de todo tipo, de mantenimiento, de plomería, etcétera, y hasta el 31 de mayo no se había recibido absolutamente nada.

Equipos y piezas de repuesto. Aunque la cantidad de equipos, como les indiqué, se redujo al mínimo, nada se había embarcado en esa fecha. En el total de piezas de repuesto, solo se habían embarcado 3,3 millones de dólares de 101,7 millones de dólares conveniados.

Piezas de repuesto para bienes de consumo. En el convenio del año 1991 se acordaron 17,4 millones de dólares en piezas de repuesto para televisores, refrigeradores, relojes, máquinas de coser, ventiladores, lavadoras, bicicletas y otros, y ni una pieza se había recibido hasta fines de mayo.

Otro tanto ocurrió con las piezas de repuesto para el níquel, otras industrias y equipamientos soviéticos.

Hasta aquí una información que me parece se debe brindar a toda la población, ¿no les parece a ustedes?, de cómo se cumplió el plan hasta el 31 de mayo. Calcularán ustedes los dolores de cabeza, los trastornos, la búsqueda de fórmulas, milagros, correcorres para conseguir un poco de carbonato de sodio por ahí en cualquier mercado, con los pocos recursos en divisas del país, para hacer un número de botellas aunque sea para la leche de los niños. Se explicarán ustedes los problemas en la fabricación de botellas para cerveza, ron y todo el conjunto de cosas que se hacen con estos productos acordados, conveniados, sobre mercancías que siempre llegaron. Podía haber algún atraso de un año para otro, pero llegaban y se coordinaba con alguna existencia.

Ahora paso a la segunda parte, que se refiere a cómo se ha cumplido hasta el 30 de septiembre, y añadiré luego algunas cosas relativas a los otros países socialistas.

Con relación a lo cumplido hasta septiembre. Como ya se dijo, para el año 1991 se acordaron exportaciones soviéticas por valor de 3 940 millones de dólares, cifra que fue reajustada a mediados de año por convenio entre las partes, para saldar deudas que no pudieron ser renegociadas y por ajustes de precio en el combustible, a 3 363 millones de dólares en productos a recibir por Cuba.

Por eso les decía que a veces se hace un poco complicado explicar estos datos, porque una cosa es lo que se firma a principios de año --que fue 3 940--, luego hay que observar su comportamiento durante el año, lo que ocurre hasta el 31 de mayo, y después lo que tiene lugar a mediados y a final del año. Para que se comprenda, cuando hablo de deudas es porque nosotros, a partir de la política trazada de cumplir estrictamente con la URSS, en los últimos años, cuando el azúcar no ha sido suficiente, la hemos comprado en el mercado para cumplir con la URSS. Es una política trazada hace algunos años, como cuestión de principios, como cuestión de honor, pero siempre por una razón o por otra, aun con zafras de 8 millones, no alcanzaba, teníamos que entregar 4 millones y tantos a la URSS, más otros compromisos, y en esos casos adquiríamos azúcar para cumplir, lo que daba lugar a deudas en azúcar, que tienen que irse pagando más tarde en azúcar que los propios soviéticos garantizaron. Al no poderse renegociar --es decir, posponer--, fue necesario entregar determinadas cantidades de azúcar para saldar esas deudas. De modo que disminuía de nuevo nuestra capacidad de compra. Y mencioné reajuste de petróleo, porque en el petróleo al precio actual como está, según el mercado mundial, había algunos reajustes, había algunas reducciones; eso no quería decir más petróleo, pero significaba un valor menor de los 10 millones de toneladas a exportar.

Por eso la cifra que a principios de año era de 3 940 millones de dólares se reduce a mediados de año, por las dos razones mencionadas: saldo de deudas anteriores que no pudieron renegociarse y, por lo tanto, menos azúcar a entregar para precisamente saldar esas deudas, y alguna rebaja en el precio del combustible. Por eso, de 3 940 millones a recibir, la cifra se reducía a 3 363.

Siempre ocurren estos fenómenos, que tal como aparecen en los papeles no se entienden muy claramente si no se explican así, como he tratado de explicárselos a ustedes.

Si hasta el 31 de mayo se habían embarcado productos por 710 millones de dólares, hasta fines de septiembre --es decir, cuatro meses después-- la cifra ascendía a 1 305 millones de dólares, equivalentes al 38% del valor de los productos a embarcar durante el año; es decir que, habiendo transcurrido las tres cuartas partes del año, se había recibido el 38% de los productos. En primer lugar, hasta mayo, de los 710 millones recibidos, 650 millones eran de combustible y solo 60 millones para el resto de las cosas.

El 30 de septiembre, de los 1 305 millones recibidos o embarcados, 985 millones eran de combustible; es decir, el 76% del valor total de lo embarcado en mercancías. Casi todo era combustible y las demás cosas esenciales de que hemos hablado aquí, mínimas.

Ahora voy a referirlas también una por una brevemente.

Habiendo transcurrido el 75% del año hasta el 30 de septiembre, en combustible se cumplió el 95% de lo acordado hasta la fecha. Es decir que en combustible, hasta septiembre 30, se cumplió bastante bien. Hubo solo incumplimiento de un 5%, que equivale a varios cientos de miles de toneladas. A fines de ese mes se produjo pues un déficit de 400 000 toneladas.

Se me olvidó un dato antes, y es que se había cumplido hasta septiembre el 95% de lo acordado en combustible y el 71% del total del año. Había una diferencia, que son las 400 000 toneladas mencionadas, que nos afectará sensiblemente a partir de este mes de octubre, sobre todo, si se tiene en cuenta que el consumo había sido reducido ya este año en 3 millones de toneladas. Así que a los 3 millones de toneladas se suma ahora lo que empezó a reducirse en septiembre, y lo que se pueda reducir en octubre, noviembre y diciembre. Es una incógnita a cuánto ascenderá eso. Pero ya el plan con 10 millones de toneladas se hizo bastante tenso, y por eso este déficit de ahora hace más tensa la situación con el combustible.

De cereales de consumo humano y animal y harina de trigo se ha embarcado aproximadamente el 45% de lo correspondiente al presente año; es decir, con el 75% del año se ha recibido el 45%, de acuerdo con los protocolos firmados, un poquito mejor.

De arroz hasta el 30 de septiembre se ha recibido el 0%, de chícharos el 50%, de aceite vegetal crudo hasta septiembre 30 el 16%, de manteca el 7%, de leche condensada el 11%, de mantequilla el 47%, de carne en conserva el 18%, de leche en polvo el 22%, de pescado fresco y de conserva el 11%. De fertilizantes el 16%, de azufre el 0%; de maderas aserradas, después de reajustada la cifra de 400 000 metros cúbicos a 200 000 metros cúbicos, se ha recibido el 47%. Ya les dije que antes recibíamos más de 500 000.

Expliqué antes el reajuste que se había hecho por deudas en azúcar y la rebaja del precio del petróleo, pero debo añadir algunas cifras que rebajamos de las que habíamos acordado. Así vimos que en madera se cumplía tan poco lo acordado que dijimos: Bueno, vamos a rebajar a la mitad, y la diferencia que sirva para ayudar a saldar también las deudas mencionadas en azúcar que no habían podido renegociarse. Por eso ahí se rebajó de 400 000 a 200 000 metros cúbicos, y de esos 200 000 se ha recibido el 47%.

De sosa cáustica 0%, de carbonato de sodio 0%, de pulpa de madera para papel 0%, de papeles y cartones 2%; de laminado de acero, después de reajustada igualmente la cifra original que se redujo de 550 000 a 350 000 toneladas, solo se ha recibido el 1,9%.

De hojalata el 15%, de sebo el 13,5%, de detergentes el 0%, de jabones el 5%, de neumáticos se ha embarcado el 1,6%. De cada 100 neumáticos no llegan a dos.

De caucho sintético el 11%, de negro de humo el 0%, de algodón y otros productos textiles el 0%. Hemos trabajado con algunas reservas que quedaban de algodón.

De amoníaco, después de reajustada la cifra inicial de 100 000 a 70 000 toneladas, se ha recibido el 54%; de metales y laminados no ferrosos el 26%, de ladrillos refractarios --no los había mencionado antes-- el l0%. Estos son para fábricas de la industria sideromecánica, cemento y otras muchas cosas.

De equipos agrícolas, de construcción y de transporte, que ya dije que se había reducido considerablemente lo conveniado, se ha embarcado el 38%; de piezas de repuesto para equipos de ese carácter el 10%. Situación similar existe con piezas de locomotoras, maquinaria industrial y otros equipos productivos. De piezas de repuesto para bienes de consumo --televisores, refrigeradores, etcétera-- el 1,1%; de cada 100 dólares se ha recibido un dólar y 10 centavos.

Para no ser demasiado extenso no quiero referirme a las afectaciones que han sufrido los objetivos de la colaboración económica que venían construyéndose, los cuales suman 84. Estamos construyendo 84 objetivos, algunos de gran importancia para el desarrollo del país: fábrica de níquel de Camarioca, plantas termoeléctricas, plantas de la industria mecánica, central electronuclear, refinería de petróleo, etcétera, unos de gran importancia, otros de mediana importancia, otros de menor importancia, 84. Toda esta situación ha afectado los suministros de todos esos objetivos de colaboración económica.

No expreso todo esto, compañeras y compañeros, como un reproche o como una crítica, lo hago para explicar a los delegados la realidad en forma diáfana y clara. Puedo dar testimonio de los esfuerzos que han realizado los soviéticos por cumplir estos compromisos, esfuerzos realizados por la dirección y el gobierno soviéticos; pero con el caos y la desorganización que se ha creado en ese país la tarea resulta muy difícil. Nos duele tener que explicarlo, pero no es posible pretender que el pueblo lo ignore.

Voy a referirme a algunos detalles adicionales y es que a todo esto deben sumarse numerosas afectaciones sufridas simultáneamente con el desplome del campo socialista en el este de Europa, con el cual prácticamente ha desaparecido el comercio, del que recibíamos un precio preferencial en el azúcar y nos suministraba importantes productos para la economía del país y el consumo de la población.

Para citar solo algunas de estas afectaciones, tenemos 22 000 toneladas de leche en polvo, procedentes de la RDA, con las que se producían unos 220 millones de litros de leche, equivalentes a casi cinco meses de consumo directo de la población en términos de leche fluida, esa que se vende no como leche condensada, o evaporada, o queso, o yogur, sino como leche fluida.

Esa leche en polvo, en virtud de convenios y de inversiones que hicimos en la RDA, la intercambiábamos por levadura torula que producíamos en nuestro país. Los alemanes, por lo general, y los de la RDA, tienen el hábito de consumir mucha mantequilla, por eso también tienen un altísimo porcentaje de colesterol y enfermedades cardíacas; pero, tradicionalmente, no es tanto la leche como la mantequilla lo que más los atrae, y para alcanzar la mantequilla tenían excedentes de leche, no hallaban qué hacer con ella y la utilizaban como alimento animal. Les propusimos transformar en leche en polvo esos excedentes e intercambiarla por torula que producimos en nuestras fábricas a partir de la melaza, ya que para utilizarla como alimento animal era mejor la torula, con más vitaminas y otros minerales; pero la torula la producíamos a un precio muy económico, teníamos que utilizar varias toneladas de miel por tonelada de torula y tenemos 11 fábricas. Hicimos inversiones en divisas convertibles allí para desarrollar esas fábricas, establecimos ese comercio por el término de 10 años de una tonelada de torula por una de leche en polvo, y cuando vino el derrumbe y se unieron las dos Alemania --más bien se produjo la absorción de la RDA por la RFA--, todos esos compromisos quedaron sin cumplir, no se cumplieron, y en consecuencia las 22 000 toneladas de leche en polvo dejamos de recibirlas, cuando era uno de los intercambios más razonables y más beneficiosos para nuestra economía.

Catorce mil setecientas toneladas de pollo congelado 60 000 de trigo y 2 500 toneladas de queso procedente de Bulgaria. Mucho del queso que se consumía en las pizzerías era de Bulgaria.

Diecisiete mil toneladas de manteca que se recibían de la RDA y Bulgaria, equivalentes a algo más de tres meses de la cuota que se distribuye a la población --hablo de cuota, no hablo de consumos industriales, consumos sociales--; 51 400 toneladas de malta que recibíamos de la RDA y de Checoslovaquia para nuestras fábricas de cerveza. Nos las hemos arreglado, sin embargo, para buscar por aquí y por allá algunas cantidades de malta; pero el problema no lo tenemos en la malta, lo tenemos en las botellas, por el carbonato de sodio.

Equipos médicos, películas de rayos X y medicamentos por valor de 35 300 000 pesos, que se recibían de la RDA, Bulgaria, Checoslovaquia, Rumania, Hungría y Polonia. Es decir, a lo largo de 30 años se fue adaptando todo nuestro comercio, suministros y todo a los acuerdos comerciales y a los arreglos que teníamos con esos países.

Equipos agrícolas por 19 900 000 pesos que suministraban RDA, Polonia y Rumania. Equipos y repuestos para la industria azucarera y del cemento por 53 millones de pesos que suministraban RDA, Checoslovaquia, Polonia y Rumania; 285 ómnibus urbanos de pasajeros que suministraba Hungría, país que en 1989 suministró 570 ómnibus; recibíamos de esos países, aparte de la URSS, piezas de repuesto para el transporte, la construcción, la agricultura y la generación de electricidad por 85 900 000 pesos. A lo citado anteriormente se debe añadir importantes materias primas para la industria, que recibíamos de un país, de otro, fertilizantes; el potasio para la agricultura lo recibíamos casi todo de la RDA, determinadas cantidades de fertilizantes de Bulgaria y otros países.

Al unificarse la RFA con el antiguo territorio de la RDA, el gobierno alemán decidió unilateralmente cancelar todos los convenios intergubernamentales que se encontraban vigentes entre Cuba y la RDA, con el consiguiente perjuicio económico para nuestra economía. Esos convenios eran, por ejemplo: Desarrollo integral de la producción azucarera; teníamos convenios con ellos, les suministrábamos equipos y ellos nos suministraban equipos. Convenio multilateral para la construcción de una planta de níquel; ellos formaban parte importante de la planta de níquel en construcción de Camarioca. Desarrollo industrial de la producción agrícola y el procedimiento industrial de los cítricos; producción de pulpa de plátano; reconstrucción de la planta de producción de alcohol en Cuba y el suministro a la antigua RDA de alcohol clase A; desarrollo integral para el levantamiento geológico de Camagüey, Ciego de Avila y Las Tunas; desarrollo acelerado de la ciencia y la técnica; crédito intergubernamental para objetivos industriales; acuerdos bilaterales entre instituciones homólogas en la esfera de la ciencia y la técnica.

Como, por otro lado, el bloqueo yanki se mantiene con toda su fuerza, esto es, precisamente, período especial en época de paz. Como ustedes saben, el país se había estado preparando para período especial en época de guerra, bajo la premisa de un bloqueo naval total del país, que no entrara nada: qué hacer, cómo resistir, cómo defendernos, cómo manejar una situación de esa naturaleza. Nadie podía ni siquiera imaginarse que un día nos íbamos a ver enfrentados a un período especial en época de paz, que es a lo que equivale todo esto que he estado explicando.

Uno de los puntos más vulnerables que tenemos es el combustible. El combustible, como ya les dije, aumentó extraordinariamente de precio. Por ahí se hablaba de precios preferenciales para el azúcar, pero ningún producto en el mundo tiene un precio tan preferencial como el petróleo. Los precios del petróleo no tienen nada que ver con sus costos, son sencillamente precios de monopolio. Ya dije que subieron, en un momento determinado, de 14 ó 15 dólares la tonelada a más de 200 dólares; ahora está a un poco menos, pero altísimo.

Al triunfo de la Revolución, nuestro país consumía 4 millones de toneladas de petróleo y entonces una tonelada de petróleo se adquiría con el 15% de una tonelada de azúcar; es decir que con una tonelada de azúcar se adquirían, aproximadamente, 7 toneladas de petróleo. Al precio del basurero, que es el llamado precio mundial, con una tonelada de azúcar usted puede adquirir hoy 1,4 toneladas de petróleo, y al triunfo de la Revolución eran casi 7 toneladas.

Mediante los acuerdos con los soviéticos de que hablamos y con los precios actuales del petróleo, nosotros con una tonelada de azúcar adquiríamos de 5 a 6 de petróleo, no tantas como al principio de la Revolución en los llamados mercados mundiales, pero sí una cantidad razonable de petróleo por una tonelada de azúcar, por el boom de los precios, por la situación de monopolio que tiene el petróleo, que es el producto mejor pagado del mundo, con mejores precios, más altos. En aquella época eran 4 millones de toneladas de petróleo, mucha menos población; el 50% de los hogares no tenía luz eléctrica, y el 50% que tenía luz eléctrica consumía la mitad de la electricidad que consume hoy.

Naturalmente que a partir de nuestras relaciones económicas con el campo socialista, en medio del bloqueo yanki, y sobre la base de convenios que duraban cinco años y de planes perspectivos de desarrollo coordinado que se prolongaban a 20 años, nosotros fuimos elaborando nuestros planes de desarrollo económico y social sobre esa base, que nos ayudó mucho a enfrentar el bloqueo imperialista. Y así, la población creció de seis millones y medio a once, la cantidad de hogares electrificados se elevó a más del 90% y el consumo por hogar el doble.

Todos nuestros planes de desarrollo económico y social se hicieron --como decía-- apoyados en los pilares de nuestras excelentes relaciones económicas con los países socialistas. El consumo se elevó a 13 millones, ya fue necesaria una reducción drástica a 10 millones, y no se han apagado los bombillos, siguen las reducciones.

Nadie sabe cuál será el combustible disponible el próximo año, qué precio tendrá nuestro azúcar, si la URSS estará siquiera en condiciones de exportar petróleo. Sabemos que necesita nuestro azúcar, ¿pero estará en condiciones de exportar? ¿Quién exportará, la URSS, las repúblicas? ¿Qué precio pagarán por el azúcar? ¿Querrán el precio del basurero del azúcar? ¿Con qué empresas habrá que negociar? Todos estos son problemas y son incógnitas difíciles. Por eso digo que el punto más débil nuestro es el combustible.

No se ha perdido un día o un año buscando combustible en nuestro país, se han perforado miles y miles de pozos no en el mar porque no teníamos tecnología, ni equipamiento, ni recursos, ni la tenían los soviéticos para las exploraciones en el mar; pero en aquellos lugares de tierra donde la sísmica ofrecía mejores perspectivas, se ha trabajado intensamente y se ha logrado alguna capacidad de petróleo, aunque muy lejos de alcanzar las necesidades del país. No poseemos grandes recursos de energía hidráulica o recursos de carbón, así que el problema energético es el problema más complicado que tenemos.

Frente a todos estos problemas que iban surgiendo empezamos a elaborar planes desde hace dos años, a trabajar intensamente; hace más de dos años y como una prueba de realismo, como una prueba de previsión y de premonición hablamos de estos problemas. El 26 de julio dije que si el campo socialista desaparecía, seguiríamos defendiendo el socialismo y que si en la URSS se producía una contienda civil --cosa que no esperábamos o más bien no deseábamos--, si la URSS se desintegraba, aun en esas increíbles circunstancias nosotros seguiríamos defendiendo el socialismo.

Desde entonces hasta hoy han transcurrido dos años y tres meses, quizás algunos se extrañaron de la posibilidad de la desintegración de la URSS --que es como si dijéramos la posibilidad de que el Sol no amaneciera un día por la mañana--, un país tan sólido, un Estado tan poderoso, tan fuerte, que pasó pruebas tan difíciles. Algunos pensarían que estábamos viendo visiones, una fantasía. Pero ya estamos precisamente en el momento en que desgraciadamente todo eso prácticamente ha ocurrido. Nos encontramos en estas excepcionales circunstancias. ¿Qué me dio una idea de que esto podía ocurrir? Los acontecimientos, las tendencias que veíamos desatarse en la Unión Soviética.

Por una cuestión de principios y por una cuestión de respeto nadie se inmiscuye en los asuntos internos de los demás países. Es por eso que hemos seguido una política estricta de respetar lo que cada cual haga, al igual que exigimos el respeto de lo que haga cada uno de nosotros. No nos hemos inmiscuido en lo más mínimo en los asuntos internos de la Unión Soviética, a pesar de tener nuestras opiniones hemos sido sumamente respetuosos; además, las primeras cosas que se plantearon eran inobjetables: perfeccionar el socialismo. ¿Quién puede oponerse a la idea del perfeccionamiento del socialismo si todos los días luchamos por eso, todos los días nos planteamos el mismo problema, si nosotros mismos mucho antes de que se hablara de perestroika hablamos de rectificación, realmente, en el III Congreso?

A los pocos meses lo hicimos todavía más clara y categóricamente cuando la famosa palabra perestroika ni se había mencionado todavía; ya nosotros habíamos tomado conciencia de que se habían cometido errores que tenían que ser rectificados, que había que buscar soluciones a esos problemas, rectificar tendencias negativas, buscar soluciones a viejos y nuevos problemas. Nos percatamos de que una parte de los problemas que teníamos era como consecuencia de la copia de experiencias de los países socialistas, puesto que fueron los primeros y los que alcanzaron un enorme prestigio, no todo malo ni mucho menos, sería injusto decir eso. Siempre hay experiencias útiles en muchos campos que pueden utilizarse, pero desgraciadamente en nuestro país se cayó en una tendencia a la copia mecánica; todo lo que de allí venía era sagrado, todo lo que venía de allí era incuestionable, todo lo que estaba en un librito era indiscutible. Esa tendencia se desarrolló con notable fuerza --y lo digo sinceramente no con poco desagrado-- por parte de algunos de nuestros compatriotas.

Esa era una tendencia y las tendencias son las tendencias. Era el país amigo, el país de la solidaridad, el país que tanto hizo por nosotros, el país al cual le estábamos agradecidos, el país de tantos méritos frente al enemigo a las puertas de nuestro país hostigándonos, bloqueándonos, frente a la ideología imperialista, frente a su propaganda sucia, frente a su repugnante sistema social, ideológico y de todo tipo, y se desarrolló una tendencia en el extremo opuesto que fue la idealización de todo lo que provenía de los países socialistas; se copiaron en determinados momentos y rectificando otros errores, experiencias de los países socialistas.

Tardamos algún tiempo, pero nos dimos cuenta de que había muchas cosas que rectificar para perfeccionar el socialismo sin negarlo. Perfeccionar el socialismo no puede significar bajo ningún concepto negar las cosas extraordinarias que trajo para nuestro país, trajo para los pueblos y trajo para el mundo. Pero nosotros éramos los primeros que estábamos conscientes de la necesidad de rectificar.

Entonces se hablaba en la URSS de perfeccionar el socialismo, se hablaba de la aplicación acelerada de los adelantos de la ciencia y la técnica, cosa incuestionable, imprescindible y necesaria, y más en esa lucha frente al imperialismo, sus recursos económicos históricos, su tecnología; porque --como dije yo-- acumularon todo el oro del mundo después de la Segunda Guerra Mundial, su industria quedó intacta, mientras que la de la URSS había sido destruida completamente. El socialismo se desarrolla en los países más atrasados de Europa, países agrícolas, no en los países más industrializados.

Se hablaba de luchar contra los ingresos no provenientes del trabajo, cosa magnífica, como tenemos que luchar nosotros contra toda manifestación de especulación, robo, enriquecimiento ilícito; me parecía magnífico.

La lucha contra el alcoholismo nos parecía también magnífica, sobre todo en aquel país donde la gente tomaba como tres veces más de lo habitual; y tomando en cuenta, desde luego, el frío y todo eso y que a veces andaban borrachos por las calles, nos parecía todo aquello altamente moralizador.

Nosotros hemos tenido oportunidad de conocer algunas de las ideas y conceptos de esa primera etapa, que son excelentes y buenas.

Recuerdo cuando se conmemoró el LXX aniversario de la Revolución de Octubre, en la que participó una delegación cubana, que yo estuve presidiendo. Allí hubo una reunión de los países del CAME, una mesa redonda muy franca, hablamos distintos temas sobre el CAME, hasta de las olimpiadas planteé el problema allí con mucha claridad, que no se podía dejar embarcada a la República Popular de Corea; si no se había ido a Los Angeles, qué lógica tenía ir a Corea que era una base yanki, que tenía una represión feroz todos los días, si por cuestiones de seguridad se alegó que no debía irse a Los Angeles. Yo no pedía que se suspendieran las olimpiadas, o que no se participara en las olimpiadas, sino que por lo menos buscáramos una fórmula decorosa, de modo que la República Popular de Corea pudiera participar, y fue cuando propuse la fórmula de compartir entre los dos países la olimpiada. Fue recibido con interés y atención todo lo que expresé.

También tuve oportunidad de hablar de nuestro proceso de rectificación y las amargas experiencias que habíamos tenido con el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, aplicado aquí y copiado en gran parte de los países socialistas, y tuve oportunidad de advertirles que no se dejaran llevar por esas corrientes y las experiencias que habíamos tenido en muchas cosas, que no quiero repetir porque sería largo. Con mucha franqueza se lo dije allí. Sugerí: "Traten de evitar que se siga por ese camino, que se siga enajenando la gente y se sigan cosechando frutos que son negativos." Me escucharon con un enorme interés y, a decir verdad, muchos de ellos me dijeron después: "Oiga, eso mismo nos ha pasado a nosotros." Cuando les explicaba que las obras no se terminaban, cuando les explicaba que querían cumplir el plan en valores y no en surtido, cuando les explicaba que las industrias mecánicas tenían que hacer piezas y hacían las 50 que más les convenía y no hacían las otras, algunas cosas por el estilo, me dijeron con mucha franqueza varios de ellos allí: "Oigame, eso mismo nos ha pasado a nosotros."

Yo cumplí mi deber histórico de advertirles que por lo menos no se fueran detrás de esas tendencias; es decir que no se dejaran llevar por la tentación de copiar el capitalismo, y en aquella circunstancia fueron mis palabras muy bien escuchadas. Por ahí están los documentos, las versiones --más que versiones casi copias taquigráficas, porque había mucho problema allí para hacer grabaciones, aunque se tomaron grabaciones autorizadas, que entre las traducciones, los idiomas y la distancia-- que se reconstruyeron, porque yo vi después los temas que discutimos en esa reunión del CAME en el año 1987. Pero nadie hablaba de capitalismo ni remotamente, nadie hablaba de construir el capitalismo, volver al capitalismo y destruir el socialismo. En aquellos tiempos no se hablaba una sola palabra realmente sobre eso, parecía algo verdaderamente inconcebible; sin embargo, ahora nos vemos ante las cosas que han ocurrido.

Les decía a ustedes que hace dos años y tres meses lo dije con claridad un 26 de Julio, aun a riesgo de que no se me comprendiera, aun a riesgo de que se me interpretara mal allá en aquellos países, muy mal en el año 1989, o se me interpretara mal en la URSS, que cualquiera dijera: Qué locura es esta de hablar de que aquí pueda haber una contienda civil y que aquí pueda desintegrarse la URSS un día.

Es que cuando yo veía las tendencias que se estaban desarrollando, cuando veía que se estaba demoliendo la autoridad del partido, cuando veía que se estaba demoliendo la autoridad del Estado, cuando veía que se estaba pulverizando la historia de la URSS, y que no tiene nada que ver con las críticas históricas que se pueden hacer de cualquier período, y que hay que hacerlas --necesariamente el hombre tendrá siempre que hacerlas, sobre errores cometidos, evitables o no evitables y que, incuestionablemente se produjeron; pero una cosa es criticar los errores y otra es destruir la historia de un país. Un país no puede existir sin historia, es como si pulverizáramos la historia de este país desde que se sublevó contra los españoles, porque la sublevación contra el zar y contra el feudalismo fue el equivalente en nuestra historia a la sublevación contra la esclavitud y contra el poder colonial español--; cuando yo vi aquellas tendencias que marchaban con mucha fuerza, la destrucción de la autoridad del partido, de la autoridad del Estado y la pulverización de la historia del país, comprendí inmediatamente que eso iba a tener consecuencias funestas en ese gran Estado, en esa gran nación, en ese gran país por el que todos hemos sentido y sentimos profunda admiración, profunda gratitud.

Desde bastante temprano comprendí errores de la política de la Unión Soviética, en distintos momentos desde que empecé a tener un poco de conciencia política; sin embargo, creo que ningún país ha hecho más en menos tiempo, ningún país hizo proezas mayores en un período tan breve de tiempo, y a ningún país le agradece tanto la humanidad como le tiene que agradecer a la Unión Soviética. Fue el primer Estado socialista que se constituye, incluso, en un momento en que parecía imposible, según la teoría, la existencia de un solo Estado socialista, que presuponía la revolución simultánea en el resto de los países desarrollados de Europa. Tal revolución no se produjo después de la Primera Guerra Mundial; la reacción fue hábil, fue inteligente, fue fuerte, los países imperialistas la apoyaron, y la URSS se vio en la necesidad de construir el primer Estado socialista como nación aislada y bloqueada.

Las proezas que los pueblos de la Unión Soviética realizaron no tienen paralelo en la historia: su lucha, primero, por llevar el poder a los obreros y a los campesinos, su lucha frente a la intervención --el país fue reducido casi a la nada, ese inmenso país--; su capacidad de generar fuerzas, combatir, derrotar la intervención; la necesidad de iniciar la construcción del socialismo en un solo país bajo total aislamiento, bloqueo y en medio del hambre; la industrialización acelerada de ese país, que es una de las más grandes proezas de la historia; su resistencia frente a la invasión fascista: único Estado que verdaderamente resistió, los demás se desplomaron como castillo de naipes en cuestión de semanas. Ese país resistió y resistió a pesar de que lo sorprendieron totalmente, cosa absurda por demás, porque hay que estar en la luna de Valencia, realmente, hay que caer en criterios dogmáticos, en esquemas rígidos, inflexibles y en una lógica absurda para pensar que los nazis no iban a atacar a la Unión Soviética.

Pudieron concentrar millones de hombres y atacarla por sorpresa, estaban de descanso, de pase, de vacaciones las tropas, todos los aviones alineados en tierra; fue de los grandes errores cometidos el haberse dejado sorprender por el ataque nazi sin estar en estado de máxima alerta, desconcentradas las unidades, ubicadas en sus lugares de desplazamiento, no, no. Si eso hubiera ocurrido, los alemanes no llegan a Moscú ni a Smolensk siquiera, la guerra esa se habría acabado mucho antes y quién sabe cómo.

Digo esto porque soy consciente de los grandes errores militares, políticos, sociales, de toda índole cometidos; la colectivización forzosa en un momento en que se demostró que la pequeña agricultura no podía resolver y se dieron pasos acelerados, traumáticos, represiones, abusos de poder. Todas esas cosas existieron y pueden ser analizadas y criticadas; pero las proezas realizadas por esos pueblos, el heroísmo desplegado, los servicios que le prestaron al mundo, la lucha contra las intervenciones, el desarrollo industrial del país, la lucha contra el fascismo, la nueva reconstrucción del país, y dentro de aquella contienda, el traslado de la industria hacia la retaguardia en cuestión de semanas, en unos escasos meses, cuando los tornos eran llevados a páramos solitarios, instalados en la nieve, y cuando las fábricas empezaban a producir, cuando no tenían techo, para lograr, al final, producir más tanques, aviones y cañones de los que producían los enemigos, creo que es una proeza que no conoce igual en la historia; y esa proeza fue dirigida por el partido comunista, esa proeza fue inspirada en las ideas de Lenin, y demuestra lo que puede una revolución social dirigida por ese partido que hoy no existe, que fue disuelto.

Es decir que cualesquiera que hayan sido los errores, la construcción del socialismo y los logros alcanzados por la Unión Soviética, son de las más grandes proezas de la historia; y el sacrificio que llevó a cabo la Unión Soviética, es uno de los más grandes sacrificios de la historia. Fueron protagonistas de uno de los más grandes heroísmos de la historia, y sus logros realmente fueron impresionantes.

Destruida dos veces en menos de 20 años, construida y reconstruida en un brevísimo período histórico, lo que la URSS alcanzó en 20 años, entre 1965 y 1985 no tiene precedentes: alcanzó el primer lugar del mundo en la producción de petróleo, llegando a producir más de 630 millones de toneladas por año en las estepas desiertas; el mayor productor de cemento del mundo; el mayor productor de fertilizantes del mundo o uno de los mayores; el mayor productor de acero del mundo; el mayor productor de gas del mundo, 700 000 millones de metros cúbicos; enormes cantidades de madera, de carbón, de todas clases de productos, un país de inmensos recursos. En el transcurso de 20 años, en la posguerra, en los primeros años reconstruyeron y en los años subsiguientes alcanzaron estos niveles, hasta 1985. Conquistaron el cosmos, alcanzaron la paridad nuclear.

El país que más oleoductos y gasoductos construía en el mundo, el país que había elevado su producción a más de 200 millones de toneladas de granos y cereales, aunque no habían aplicado plenamente la técnica y la ciencia y tenían muchos problemas de organización en los almacenamientos, en el uso de las semillas más productivas, en el empleo de pesticidas, fertilizantes, etcétera.

No podemos equivocarnos ni por un minuto en subestimar las grandes realizaciones del pueblo soviético.

Ahora, es indiscutible que hubo atraso en la aplicación de la ciencia y la técnica, descuido en la aplicación de los resultados de la investigación. Hicieron bastantes investigaciones, pero su aplicación no puede ser resultado de la espontaneidad, eso tiene que ser resultado del trabajo del Partido y del Estado, como estamos haciendo nosotros con la ciencia y la técnica. Ellos descuidaron eso, entonces producían un motor que podía ser eficiente, pero tenía tres veces más acero que lo que debía tener un motor bien diseñado y más avanzado; gastaban dos o tres veces más combustible de lo que debía gastar un motor determinado. Eso lo conocemos por los camiones ZIL-130 que hacen siete u ocho kilómetros por galón; casi casi eran motores para consumir el combustible sobrante.

La idea de pasar de la economía extensiva a la intensiva era una idea excelente; que no creciera más la economía de la URSS sobre la base del empleo de más fuerza de trabajo, porque ya había crecido sobre la base de nuevas fábricas y de más fuerza de trabajo, sino crecer y desarrollarse sobre una economía intensiva: buscar la productividad del trabajo con máquinas y procedimientos industriales mucho más eficientes. Todo eso estaba en las primeras ideas planteadas para perfeccionar el socialismo y eran perfectamente posibles, perfectamente aplicables; ahora, yo diría que absolutamente imposible si se destruye la autoridad del Partido, del Estado y se destruye la historia de un país; ese es el camino seguro para desorganizar y caotizar cualquier país. Pero muchas de estas ideas eran incuestionables, inobjetables.

Desafortunadamente hemos visto el desarrollo de los acontecimientos que han dado lugar a la gran euforia del imperialismo y del capitalismo, que en este momento se consideran, prácticamente, dueños del mundo.

Les decía que nosotros empezamos a trabajar temprano, tan pronto empezamos a vislumbrar esa tendencia, a acelerar los planes priorizados junto al proceso de rectificación, ya con ideas nuestras, conceptos nuestros, y así fue cómo elaboramos los planes basados fundamentalmente en el desarrollo de la producción alimentaria, el desarrollo de las investigaciones científicas y la aplicación urgente de esas investigaciones científicas, el desarrollo de la industria biotecnológica, farmacéutica y de equipos médicos, y el desarrollo del turismo que era un recurso que teníamos ahí disponible. Se empezó a trabajar, realmente, con todas las fuerzas en todos estos programas; desde luego, sin imaginar la celeridad con que la situación en los países socialistas y en la URSS se deterioraba.

Todo eso es lo que nos obliga a esta responsabilidad de que hablaba en la mañana de hoy, a enfrentar este desafío colosal que tales circunstancias significan. Y no son pocas las cosas que se han hecho en este brevísimo período: la voluntad hidráulica está recuperada; en la aplicación de nuevas técnicas se trabaja aceleradamente, se han creado en este breve período 201 brigadas de drenaje y riego parcelario, con capacidad de preparar 100 000 hectáreas por año. Para citar algunos ejemplos, resucitaron las microbrigadas, surgieron los contingentes que son capaces de hacer proezas como esta en un mínimo de tiempo; se elaboró todo un programa de producción acelerada de alimentos, se transfirieron tierras, se incrementaron las áreas con regadío; se renovó y se impulsó extraordinariamente la industria de materiales, puesto que es una de las industrias básicas para todo el desarrollo; se comenzaron a elaborar proyectos y a construir hoteles en grandes cantidades, se impulsaron las investigaciones científicas y se empezó a construir a toda velocidad centros de investigación y plantas de producción de la biotecnología, la industria farmacéutica, equipos médicos. Todos estos programas adquirieron notable impulso y mantienen un notable impulso.

Desgraciadamente, a pesar de que se ha explicado por radio, por televisión, no todos comprenden qué es un programa alimentario.

Les puedo decir los esfuerzos que se están haciendo en la capital para evitar que las provincias tengan que suministrar a la Ciudad de La Habana, un programa de autoabastecimiento de la ciudad. Señores, a La Habana se llevaba yuca desde Banes, cerca de Guardalavaca, en la provincia de Holguín, hasta de por ahí llevaban yuca. ¿Ustedes se imaginan sacar una yuca en esos terrenos secos de Banes y trasladarla hasta La Habana en camiones, cuando la yuca no puede estar más de 24 ó 48 horas a temperatura ambiente? En La Habana se había perdido el hábito de sembrar yuca y boniato.

La aplicación del microjet en el plátano es una revolución impresionante: ya hay caballerías, de las sembradas por los contingentes, que están prometiendo cada una más de 30 000 quintales. En la provincia de La Habana se pasaron 750 caballerías de caña a la producción de viandas y vegetales para que no tuvieran que abastecerla las demás provincias. ¿Ustedes se imaginan llevar plátanos de Holguín para La Habana? Si me dicen que un ciclón arrasó La Habana, bueno, hay que llevar plátano o algún alimento de donde sea, ¿pero normalmente?

En La Habana se están desarrollando 500 caballerías de plátano fruta con microjet, aparte del plátano burro, del plátano vianda y de todo lo que se está sembrando. Hay una perspectiva realmente extraordinaria; pero, desde que se siembra un platanal hasta que da el primer racimo, transcurre un año; ahora obtenemos algunos a los 10 meses.

No había suficientes semillas de yuca para las plantaciones; en la primavera en La Habana hubo que traer semillas de las provincias. Ahora se dispone, para sembrar yuca entre septiembre y febrero, de 350 caballerías. No había semillas de boniato, no había nada.

En este proceso de rectificación hubo que rectificar muchas cosas pero lleva tiempo, aunque se trabaje rápido, no es cuestión de un día.

En la provincia de La Habana se han construido alrededor de 60 campamentos en cuestión de semanas. Cuando comenzó este año todavía no estaban terminados los campamentos y en este momento hay más de 60 campamentos terminados; más de 200 000 habaneros han pasado por la agricultura de la capital, habaneros de la ciudad independientemente de los contingentes. Hay 30 contingentes trabajando, y trabajando en serio. Es decir, el plan alimentario no se ha detenido ni un minuto en ninguna provincia.

Creo que los santiagueros pueden dar testimonio del esfuerzo que están haciendo en el programa alimentario, porque en la entrevista que dio Lazo al periódico "Granma" hace dos días están todos los datos de lo que ellos han hecho: cuánto producían de viandas --600 000 quintales--, cuánto van a producir ya este año --casi un millón--, a cuánto piensan llegar en el futuro --a 4 millones--, con cuántas caballerías --con 1 000 caballerías de regadío. Han buscado tierra para el plátano en Laguna Blanca, en San Luis, en veinte lugares, hay casi 100 caballerías sembradas ya con sistema microjet o Fregat; han obtenido 200 caballerías de tierra en Ciego de Avila y están mandando gente para sembrar papa, para sembrar plátano y otras viandas, porque la provincia de Santiago es muy montañosa, no tiene suficiente tierra, y se ha propuesto la proeza de autoabastecerse de viandas y vegetales. Y avanza, son notables los trabajos que ha hecho en apenas dos años: construcción de hidropónicos, rendimientos de los hidropónicos, técnicas nuevas en los hidropónicos, porque estamos haciendo precisamente lo que hay que hacer, aplicar las técnicas más avanzadas en la solución de estos problemas.

Ahora, ¿qué milagro se pide de nosotros? ¿Qué milagro se exige de nosotros, del Partido, de los comunistas, del Estado, del pueblo, de los campesinos, de los cooperativistas, de los obreros agrícolas? Un verdadero milagro que no nos queda más remedio que realizar. Se nos pide que produzcamos más leche y más carne sin pienso y sin fertilizantes, y tenemos que hacerlo, sencillamente. Se nos pide que produzcamos más arroz, más caña, más viandas y más vegetales sin fertilizantes, muchas veces sin herbicidas, y tenemos que arreglárnoslas. Por eso estamos acudiendo a la ciencia, sobre todo; estamos acudiendo, por ejemplo, al pastoreo racional, ya lo habíamos instalado en nuestro país con cercas de alambre, ahora lo estamos desarrollando con cercas eléctricas para una aplicación del pastoreo racional Voisin perfeccionado por un científico brasileño que se dedicó durante años y años a estudiar un sistema que prácticamente duplica el pasto, en el que el propio ganado se convierte en fertilizador del suelo con el estiércol, con la orina, pero, sobre todo, duplica la producción de pastos.

Se está llevando a cabo la construcción de un programa de más de 4 000 pastoreos racionales, no solo en las vaquerías, sino también en la cría de terneros, en novillas, en ceba. Es un trabajo serio, fue necesario buscar 10 millones de dólares para todas las cosas que hacían falta: para el alambre de la cerca eléctrica, para el galvanizado de la cerca eléctrica, para los molinos que deben convertir la caña en pienso mediante la saccharina, producto del esfuerzo de uno de nuestros centros de investigaciones científicas --la caña se puede convertir en pienso mediante un proceso fermentativo, en breve tiempo y hasta de forma artesanal, añadiéndole algunas sales minerales y alguna urea, y en 24 horas tener el alimento del ganado con l3%, l4% y l5% de proteína; de manera que podemos convertir la caña, a los efectos de la alimentación animal, en maíz, en trigo, en soya. Desgraciadamente, las gallinas no se pueden alimentar con saccharina, solo en parte pequeña, porque las gallinas no tienen el aparato digestivo del ganado vacuno--; el equipo que hay que añadir a la cerca eléctrica, los componentes necesarios para producir electricidad por aire o a mano si nos quedamos sin electricidad; bancos de proteína de leguminosas, la glicina o la leucaena, adquiriendo semillas y multiplicándolas a toda la velocidad posible, para que nuestras vaquerías puedan disponer de bancos de proteínas que puedan sustituir la proteína que no está en ese pienso que no llega ni hay manera de adquirir.

Hay que destinar el poco pienso disponible, en primer lugar, al huevo, cuya producción ha crecido este año y, en segundo lugar, a la producción de carne de ave. Está el empleo de la melaza, es decir, de la caña y sus subproductos en la alimentación del porcino con la miel proteica, utilizando esas 11 plantas de producción de torula que tiene el país y desarrollando nuevas técnicas.

Hay formas de resolver esos problemas; claro, no son de la noche a la mañana. Aun trabajando con el máximo de intensidad, trabajando con desesperación, lleva tiempo.

Se han domesticado alrededor de 100 000 bueyes y hay que domesticar rápidamente otros 100 000, no podemos comérnoslos, se convierten en nuestro combustible, en nuestros tractores, en nuestros instrumentos de trabajo, y no solo para roturar allí donde no se pueda usar un tractor, porque de cuánto combustible vamos a disponer, sino para cultivar y hacer tareas que los tractores en época de lluvia no pueden hacer, porque el buey es algo más que un sustituto del combustible, es un multiplicador de la productividad del trabajo, cuando un hombre puede hacer el trabajo de 8 ó l0 cultivando entre surcos, donde un tractor no puede meterse porque lo desbarata todo, sobre todo cuando hay fango.

Tenemos que prever la falta de combustible y qué hacer en una situación como esa, y el poco combustible de que dispongamos en qué usarlo.

Es indiscutible que debemos mantener mecanizada la cosecha de caña, porque la cosecha de caña necesitaría 350 000 hombres como necesitó en 1970; hoy emplea 50 000. Realmente campamento, ropa, zapatos, machetes, alimentos para 300 000 trabajadores es una cifra impresionante, habría que tratar de que con lo poquito que se consiguiera de combustible las combinadas funcionaran.

Los centros de acopio están diseñados para cierta mecanización de la que no se puede prescindir, porque ya no tenemos la grúa aquella donde iba la carretica con bueyes y llevaba la caña; hoy son los centros de acopio, son muchos menos, la distancia es más larga y otros equipos.

De modo que, en esencia, se trata de utilizar la ciencia y la técnica para mantener adelante nuestro programa alimentario. Es cierto que con esta enorme escasez de fertilizantes no hemos podido fertilizar toda la caña, hay decenas de miles de caballerías de caña que no pudieron fertilizarse; y el fertilizante disponible cómo optimizarlo en el arroz, en las viandas, los vegetales, los cultivos de este tipo que no puedan prescindir del fertilizante. En el pasto, resolver el problema con los pastoreos racionales y la cerca eléctrica. Pero no deja de ser un desafío tremendo el propósito de llevar adelante el programa alimentario sin pienso y sin fertilizantes, o con un mínimo de pienso y un mínimo de fertilizantes. Ahí es donde está nuestra imaginación, nuestra inteligencia, nuestra capacidad de aplicar los adelantos de la ciencia y la técnica, y usar la caña como materia prima de pienso como la estamos usando, gracias precisamente a las investigaciones científicas, lo cual puede suplir casi todo el alimento del ganado, una parte del alimento del cerdo y una parte pequeña del de las aves.

No quiero ser extenso y por eso trato de no entrar en detalles sobre cada una de las medidas que estamos tomando.

Para obrar ese milagro, hemos hecho fábricas de mangueras y de microjet; el doble de capacidad, incluso, por si viene un ciclón y arrasa volver a poner otra vez las mangueras y volver, en un tiempo, a recuperar la producción, porque estas plantaciones pueden durar 10, 15, 20 años. Un ciclón puede llevarse las mangueras, derribar las plantas, pero no destruir la plantación ni los tubos que están soterrados.

Estamos aplicando el riego localizado en el cítrico también para incrementar las producciones. Dondequiera que hay una posibilidad técnica y científica la estamos aplicando. Es el único camino que tenemos en estas circunstancias, en este momento de período especial y en esta situación de incertidumbre, cuando no sabemos cuántas toneladas de petróleo vamos a tener para el año próximo; no sabemos si son nueve, si son ocho, si son siete, si son seis, si son cinco, si son cuatro.

Por las razones que les expliqué, el problema del azúcar no es solo un problema de mercados que ya estaban establecidos, es un problema también de precios, qué precio se va a recibir por ese azúcar, y es el problema de cuántas toneladas de petróleo se compran hoy con una tonelada de azúcar.

Para l0 millones de toneladas de petróleo, a los precios del basurero mundial, habría que invertir todo el azúcar del país y no se podrían comprar l0 millones de toneladas de petróleo, y nosotros no solo necesitamos petróleo; con nuestro azúcar, con nuestro níquel, con nuestros cítricos, con nuestros productos de exportación, tenemos que buscar otros alimentos que no pueden ser producidos en el país, medicamentos y una serie de materias primas que teníamos asegurados en virtud de 30 años de desarrollo de las relaciones económicas con el campo socialista, ese campo que tan bochornosamente se ha derrumbado para placer, alegría, júbilo y trinfalismo de los imperialistas, menos con nosotros.

En el campo científico, en la biotecnología, en la industria farmacéutica, estamos alcanzando logros extraordinarios. Es un tema sobre el cual no hablamos mucho porque no queremos enseñar todas nuestras cartas; pero les puedo decir, por ejemplo, que tan pronto se supo que existía la vacuna antimeningocócica tipo B, la guerra que le hicieron los yankis por dondequiera, los esfuerzos que hicieron y las promesas que hicieron para que nosotros no pudiéramos vender nuestra vacuna antimengocócica fueron tremendos.

Aquí tenemos entre los delegados del congreso y miembro de la comisión, a la compañera Conchita, Concepción Campa, que fue la que dirigió el equipo que desarrolló esa vacuna, única en el mundo, de una enfermedad que afecta a muchos países en el mundo y que es una fuente importante de recursos para el país. ¡Qué batallas ha tenido que dar allí en los mercados, en las reuniones internacionales, en la Organización Mundial de la Salud, en los congresos! ¡Qué batalla ha tenido que dar y qué batallas han ganado, ella y otros compañeros del instituto "Finlay", como se llama hoy el Centro de Investigaciones y Producción de las Vacunas Antimeningocócicas y otras vacunas, que ha sido ya fuente de importantes recursos para el país, nuevas fuentes de recursos!

Se han desarrollado productos como la estreptoquinasa que interrumpe el infarto dentro de las seis horas de producido, y no solo interrumpe el infarto, sino que, además, impide la necrosis de los músculos del corazón y restablece la circulación en la zona infartada. Ya lo estamos produciendo para nuestra población, ya están las primeras cantidades, son muy recientes; pero empezamos a producir algunos miles de los que se necesitan en nuestro país.

Desgraciadamente, si la persona fallece instantáneamente no podría resolver. Estamos estudiando a ver si hace efecto a las 8 horas, 10 horas y hasta 24 horas; pero está probado y demostrado médicamente en las primeras seis horas. Si ustedes ven un videocasete, cómo es la parte blanca, infartada; va recuperando las funciones y se empiezan a ver las arterias y se empieza a ver la circulación de las arterias. Ese producto somos el único país en el mundo que lo produce hoy mediante ingeniería genética, es recombinante, los otros son productos naturales y no tienen la misma eficiencia. Algunos otros productos similares cuestan cinco veces lo que cuesta este.

Está la vacuna contra le hepatitis B, que somos uno de los pocos países del mundo que la tiene ya, y está en condiciones de empezarla a producir.

El Factor de Crecimiento Epidérmico, para las quemadas, para la piel, para montones de cosas, un producto también carísimo, cuya tecnología la dominamos; ha salido de nuestros centros de investigaciones, aunque no somos los únicos, hay otra empresa en el mundo que lo produce.

Un producto de los más destacados y muy reciente que hemos desarrollado, con el cual hemos estado cumpliendo todos los trámites de los protocolos médicos, etcétera. Es un producto que ya va a empezar a distribuirse también entre la población, en todos los hospitales, este mismo mes; ya empezaron por la capital, se está vendiendo también en los hoteles, centros turísticos, y es un producto, realmente, muy prometedor, un producto cuyo consumo --y somos el único país que lo tiene-- lo requieren cientos de millones de personas, según nuestros cálculos, tiene que ver con el colesterol, con la presión, con todo lo que influye en la circulación: várices, de todo, problemas circulatorios en general. Realmente no le quiero hacer mucha propaganda, pero ya que hemos tenido que plantear algunas cosas duras, quiero decirles algunas agradables. Y no solo hemos desarrollado el producto, hemos creado capacidades de producción para satisfacer cualquier demanda. Hay más de 20 objetivos de la industria médico-farmacéutica, biotecnológica y centros de investigación en construcción en estos momentos, más de 20 instalaciones, y estamos modernizando toda la industria; se ha estado haciendo un trabajo colosal e impresionante en este campo de la biotecnología, la industria farmacéutica y equipos médicos, y todos estos productos ya están empezando.

Ya el Factor de Crecimiento se usa en las quemadas. Recuerdo que cuando teníamos muy poquito se lo mandamos a aquellos niños en la Unión Soviética que tuvieron el accidente en un tren, que pasó por un campo donde había un salidero de gas.

Producimos los interferones, ya exportamos algunos millones de dólares de interferón, lo estamos exportando, y se abre un campo tremendo, que necesita un mínimo de tiempo y un máximo de trabajo. Lo estamos haciendo bastante calladamente, porque no queremos advertir al enemigo con tiempo anticipado para dificultar así sus planes de bloqueo y de obstrucción de todas nuestras actividades comerciales en este campo. Pero les puedo asegurar que en la biotecnología, industria farmacéutica y equipos médicos tenemos grandes perspectivas, y un día puede llegar a producir mucho más que el azúcar. Con eso se lo digo todo.

Estamos desarrollando al ritmo mencionado y estamos construyendo miles y miles de habitaciones todos los años para el turismo internacional. Baste decir que el turismo este año ingresa alrededor de 400 millones de dólares entre los ingresos directos de las instituciones turísticas y los ingresos indirectos de otras instituciones, y esperamos para el año 1992 alcanzar alrededor de 600 millones de dólares. Es notable el crecimiento de los ingresos por el turismo, y es muy importante que se comprenda la necesidad que tiene el país del turismo, aunque implique algunos sacrificios para nosotros. Ya quisiéramos disfrutar de todos los hoteles, pero se trata de salvar la patria, la Revolución y el socialismo, y necesitamos esos recursos en medio de la situación que les he estado explicando. Vamos a seguir impulsando esa tarea.

Pero no son solo esos los campos en que trabajamos, trabajamos en otros muchos campos, con vistas a incrementar las exportaciones y a resolver los ingresos que el país necesita.

No solo trabajan los científicos, están trabajando los ingenieros, miles, decenas de miles de ingenieros, técnicos medios, racionalizadores. A fines de año tendremos el foro nacional que va a ser anual y hay más de 30 000 ponencias. Hay que ver lo que significa que la inteligencia de un pueblo se despliegue para buscar soluciones, ese es uno de nuestros recursos.

Es que el país cuenta con cosas que no contaba, no somos ya el pueblo analfabeto de 1959, somos un pueblo con cientos de miles de graduados universitarios y de técnicos medios y un nivel de escolaridad altísimo. Hay que ver los hoteles nuestros qué gente los atiende; no hay ningún país en el Tercer Mundo que tenga el personal que tenemos nosotros para atender los hoteles, con la educación que tienen, la preparación, los servicios que puedan brindar. Lo he visto, ayer visité este hotel, qué nivel de escolaridad tienen los 300 trabajadores de ese hotel, ¡qué nivel de escolaridad!, para todo eso se necesita comprensión, mucha comprensión.

En lo del turismo les decía, por ejemplo, que a veces cuando ponemos un hotel que se dedica fundamentalmente al turismo extranjero, hay personas que piensan que les han quitado algo; no es que les han quitado nada, están recogiendo allí para resolverles otros problemas. Pero procuramos, siempre que sea posible --tenemos dos tipos de hoteles, los que son nuestros ciento por ciento y los que son en sociedad con empresas extranjeras--, en los que son nuestros ciento por ciento, ser más flexibles en el empleo en determinados meses de esas instalaciones para los ciudadanos del país. En los que son con empresas mixtas es más cuestionable, porque si no vamos a tener que estar pagando en divisas convertibles parte de los gastos que haga el ciudadano en ese hotel.

Estamos, sin embargo, inventando cosas, si dejamos 20 ó 30 para algún turismo dirigido; por ejemplo, así tenemos algunos hoteles, y si no hay turismo internacional y hay algún excedente es para vanguardias, gente destacada. No podemos decir: abierto el hotel para cualquier merolico, para cualquier ladrón, para cualquiera de esos que especulan y para cualquiera de esos que tienen un montón de miles de pesos. Las capacidades disponibles en los hoteles, tanto en los que tenemos como en los nuevos, debemos, en lo posible, dirigirlas. Así están Las Yagrumas en La Habana y Biocaribe. Biocaribe es un hotel que era del Centro de Ingeniería Genética, al que se suponía que iban a venir técnicos extranjeros y tenían donde vivir, la gente a entrenarse; los cubanos han resuelto, fundamentalmente, los problemas de ese centro y los logros. Dijimos: Bueno, a convertir este hotel en hotel de turismo para recaudar divisas; se le hicieron algunos arreglos y el hotel va a recaudar un millón de dólares, lo suficiente para el mantenimiento del Centro de Ingeniería Genética.

Allí no solo van turistas extranjeros, va mucha gente que viene a congresos, médicos, técnicos, también gente del Complejo Científico, trabajadores; van allí dirigidos, un fin de semana, una semana, también a Las Yagrumas.

Estamos ideando fórmulas para que de todo ese desarrollo turístico, según la situación, les toque algo a unos y a otros; pero necesitamos mucha comprensión por parte del pueblo, que no es un gusto, que no es un placer, que no es una desconsideración hacia nuestros compatriotas. Ojalá tuviéramos el petróleo de Venezuela o el petróleo de Kuwait para no tener que pensar en ningún turismo internacional y poder construir mil hoteles.

Quizás haya que hacer otras cosas antes que hoteles y resolver problemas de viviendas, de mantenimiento y muchas de esas cosas antes que eso; pero quiero decir que lo que hace la Revolución en materia de turismo es sencillamente para resolver problemas esenciales del pueblo y buscar recursos que los necesita desesperadamente, aunque tenemos que arreglárnoslas e ingeniárnoslas para que algo reciba también la población. ¡Cómo nos gustaría que 15 ó 20 habitaciones de ese hotel Santiago, esa maravilla, pudieran ser utilizadas por santiagueros que sean buenos trabajadores, vanguardias, que estén aportando al país; no nos alcanza para todos, pero creo que Lazo tiene la idea de inaugurarlo, por lo menos, con 150 obreros destacados (APLAUSOS).

Estas cuestiones relacionadas con el turismo y las sociedades mixtas me lleva también a la idea de explicarles que estamos elaborando, con un sentido práctico, cuantas cosas sean necesarias para llegar a cumplir ese principio, y así estamos haciendo asociaciones con empresas extranjeras, con capital extranjero. Ojalá todos los hoteles pudieran ser nuestros; ¿pero de dónde sacamos el capital? ¿Quién nos lo va a prestar, el CAME, el campo socialista? De modo que estamos acudiendo al capital extranjero.

Quizás si nos empeñamos en hacer solos esos hoteles tardemos 50 años o no los podamos hacer. Si tenemos 10 millones, usted puede hacer un buen hotel --en divisas, no me refiero a cemento, cabilla, piedra, arena, fuerza de trabajo; en divisas convertibles: elevadores, distintos equipos y materiales--, quizás un hotel de 250 ó 300 camas. Pero si tenemos que comprar los elementos indispensables para el pastoreo racional con cerca eléctrica, incluida la máquina de moler la caña y el equipito para producir la electricidad si falta, hay que invertirlo en eso. Si usted tiene 20 millones y los puede invertir en nuestros hoteles, los puede invertir mejor en algunos de estos productos de la biotecnología para sacar esos medicamentos, para lograr una rentabilidad incomparablemente superior, ¿en qué los invierte, en el hotel o en la biotecnología? El poco dinerito que podemos sacar de aquí y de allá tenemos que saber muy bien dónde lo invertimos; y el hotel tiene una buena rentabilidad, pero no se compara.

Ahora los capitalistas tienen buena rentabilidad, estos que son socios nuestros al 50% recuperan hasta en tres años su capital; pero cada vez que ellos recuperan en tres años su capital, nosotros también recuperamos en tres años el capital, lo que gastamos en piedra, arena, cemento, construcción, movimiento de tierra, en fuerza de trabajo y todas las cosas. Si ellos lo triplican en 10 años, triplicamos el nuestro en 10 años; si ellos traen capital para construir el hotel y nosotros ponemos fuerza constructiva y todo eso, si ellos traen experiencia, es decir, tecnología --porque no sabíamos ni manejar hoteles, no lo sabíamos antes y después de 30 años sabíamos menos lo que era un hotel-- y traen mercado, es absolutamente correcto hacer esa asociación, y ganamos los dos, o se quedan las playas sin usar y el hotel sin hacer. Eso no está reñido, en absoluto, con ningún principio del marxismo-leninismo, ni del socialismo ni de la Revolución, podrá estar reñido con un sentimentalismo: quisiéramos que el hotel y todas las ganancias fueran para nosotros, pero eso pertenece a la cuestión de los sueños, no de las realidades.

Cuando podemos hacemos el hotel, si tenemos algún dinerito o alguien da un crédito para hacer el hotel, porque no siempre es empresa mixta, con un crédito se hace el hotel y se paga el crédito.

Nosotros estamos analizando todas las formas de colaboración con el capital extranjero en muchos campos. Debe regir un principio: si tenemos fábricas, tenemos fuerza de trabajo y no tenemos materias primas, tenemos que hacer producir esa fábrica. Lo peor es que las fábricas estén paradas. Si aparece un socio que nos dice: "Oye, te pongo la materia prima y entre los dos comercializamos el producto y yo me cobro mi materia prima y obtengo una ganancia", inmediatamente expresamos nuestra disposición a hacer los acuerdos pertinentes. Si dicen: "Ustedes para tal cultivo de exportación necesitan tales pesticidas, insecticidas, productos químicos, los envases y lo otro para poderlo comercializar en el exterior y estamos dispuestos a poner esto, ustedes reciben tanto y somos socios en la comercialización" --y ellos saben comerciar más que nosotros y tienen redes comerciales que no tenemos nosotros--, nos ponemos de acuerdo y empezamos a trabajar en colaboración para un negocio de exportación.

Si la situación del turismo puede llegar a complicarse mucho por falta de combustible, sencillamente decimos: Combustible para el turismo aparte.

En el turismo a veces se compra un automóvil de uso que puede valer equis dólares, pero es mucho más barato y está en buenas condiciones y al automóvil se le pueden sacar 100 dólares diarios; un automóvil que se pueda amortizar en tres, cuatro o cinco meses es un buen negocio. Podemos decir: Tengan aquí en consignación lubricante, combustible y lo que sea para el turismo. Todo ese tipo de operaciones comerciales podemos realizar.

Hay quienes nos compran materias primas y nos dicen: "Oigan, estoy dispuesto a poner una fábrica allí para esa materia prima procesarla, quisiera más de un 50%." Puede aparecer una transnacional de esas que no tiene ese tipo de operaciones, pero es para comprarnos una materia prima que producimos, le decimos: "Bueno, ponga su fábrica, la construimos nosotros, ponemos la fuerza de trabajo", y tenemos garantizado el mercado de la materia prima que producimos, llámese cítrico si se quieren hacer jugos o alguna cosa.

Así que hay variantes de todo tipo y les he citado simplemente algunos ejemplos. Les puedo citar otros. No hay manera de explorar petróleo en el mar, en la tierra podemos hacerlo, pero aun en la tierra hoy está muy limitado porque todas las tuberías esas, equipos, motores y barrenas que venían de la URSS ya no vienen, y hay lugares con perspectivas petroleras en áreas marinas. Ni los soviéticos sabían ni nosotros tampoco cómo se hacen perforaciones para explorar y extraer petróleo en el mar, entonces viene una empresa y dice: "A riesgo." Buscó el petróleo. "Cobro con lo que aparezca, somos socios." Nosotros tenemos que escoger entre dos cosas: se queda el petróleo allí per secula o hacemos una asociación con capital extranjero para explorar a riesgo, sin gastar un centavo, pagar con lo que aparezca y ser dueños de la mitad por lo menos de la producción de petróleo. ¿Es correcto o no es correcto? ¿Es lógico o no es lógico? ¿Es necesario o no es necesario?

Les he hablado de algunas variantes. Téngase en cuenta que en el funcionamiento de ese hotel de turismo mixto nosotros ponemos la fuerza de trabajo, que el país recibe su salario en divisas. Téngase en cuenta que suministramos muchos productos y muchos servicios. Claro, les hemos tenido que dar facilidades, no pagan impuesto a la renta por 10 años, pero somos socios en la ganancia. Y ya les digo, tanto ellos como nosotros recuperamos la inversión en tres años.

Hay más de 100 operaciones de este tipo en negociaciones, trátese de hoteles o de otros. Nos dicen: "Estamos dispuestos a invertir aquí para que nos presten tal servicio." Decimos: "Invierta ahí y le prestamos tal servicio." "Un muelle que puede servir para contenedores" --para citar un ejemplo--, "el muelle para contenedores."

Nosotros lo que sabemos muy bien qué debemos reservarnos para el país. No se trata de hacer una arrocera que la sabemos hacer nosotros con terrazas planas, buscando rendimientos; el central azucarero que lo sabemos construir, lo sabemos hacer, lo sabemos explotar. Puede venir alguien y decir: "Oiga, quiero poner una refinería" --que vale 100 millones o 50-- "para comprar el azúcar y refinarla, ¿están dispuestos a hacer un negocio ahí? La ponemos en Cuba." "Sí, ponga en Cuba la refinería." Está asegurado ya el mercado, construcción, fuerza de trabajo, terreno.

Así que puede haber todo tipo de operaciones que son analizadas una por una, en función de los intereses y la conveniencia del país y sobre todo para exportar, no para consumo interno sino para exportar. Puede darse el caso de alguna industria que sea también para cierto consumo interno.

Imagínense que, por ejemplo, un pesticida sea muy difícil de producir y alguien dice: "Pongo la fábrica. Le sale mucho más barato el pesticida que trayéndolo de allá de Europa." Es algo que no podemos producir, que no tenemos capital para producir ni tecnología para producir. "Sí, vamos a llegar a un negocio." Hay operaciones del 50%, hay operaciones que son del 40% con el extranjero, hay operaciones que pueden pasar de más del 50%, analizadas una por una en específico.

Con relación a América Latina y en virtud de nuestras ideas sobre la integración, estamos dispuestos a llegar más lejos, darles un cierto tratamiento preferencial a capitales latinoamericanos, de acuerdo con los pronunciamientos en Guadalajara y la necesidad de la integración de América Latina, en lo cual siempre pensábamos aun cuando existía el CAME. Decíamos que ello era transitorio, coyuntural, que el escenario natural de nuestra integración económica tenía que ser América Latina. Promovemos la integración con América Latina y por eso estamos dispuestos, incluso, a arreglos preferenciales con los capitales latinoamericanos. Pero estamos abiertos ampliamente, es una apertura amplia en materia de capital exterior, lo cual no está reñido ni un ápice con el socialismo, el marxismo-leninismo, ni la Revolución, y mucho menos en las condiciones excepcionales que estamos viviendo.

Incluso Lenin en sus primeras ideas, cuando la revolución bolchevique, no se proponía construir de inmediato el socialismo en la URSS, porque era un país atrasado, feudal, la inmensa mayoría campesina. Creo que en la URSS había 3 millones de obreros cuando se inició el proceso de la construcción del socialismo. Incluso elaboró la teoría del desarrollo capitalista bajo la dirección del proletariado, cosa que no pudo realizar nunca realmente por los problemas que se produjeron: la intervención, la guerra, que hicieron anacrónicas algunas de aquellas ideas.

En el pensamiento revolucionario marxista-leninista estaba, incluso, la posibilidad de construcción capitalista bajo la dirección del proletariado. Lo de nosotros no se trata de eso ni mucho menos, ni siquiera parecido a eso, sino de la ejecución de determinados programas y la realización de determinados desarrollos con participación del capital extranjero, bajo la dirección de la Revolución, bajo la dirección del pueblo, bajo la dirección del proletariado, sencilla y claramente, bajo la dirección del Partido (APLAUSOS PROLONGADOS).

No son medidas desesperadas de hago esto, hago lo otro y hago cualquier cosa; hay todo un equipo para estudiar cada una de las proposiciones, y permítanme decirles que las proposiciones llueven a pesar de las campañas contra Cuba, de las amenazas imperialistas, de los augurios imperialistas y todo eso, llueven.

Les brindo esta información, lo considero conveniente, para que tengan una idea de cómo estamos trabajando en direcciones importantes.

Cuando hablaba de la ciencia no les mencioné que estamos llevando la ciencia a resolver problemas que ni por la imaginación pasaban, por ejemplo, los biofertilizantes. Estamos desarrollando aceleradamente la producción de bacterias específicas que aplicadas a determinadas plantas captan el nitrógeno del aire y lo ceden a las plantas. Este es el caso del azotobácter, no del rhyzobium. El rhyzobium es una bacteria que está asociada a las leguminosas, de manera natural se produce, y a veces en laboratorio para acelerar el proceso y lograr una mayor participación de esas bacterias --en eso trabajamos--; pero estamos trabajando con bacterias que puedan fertilizar la caña, vegetales, pastos, estamos buscando hasta para el arroz.

Tenemos a los científicos trabajando infatigablemente en la búsqueda de bacterias. Esas bacterias se producen por proceso fermentativo, son positivas, buenas como las del yogur, que ayudan al hombre, y en muchas de esas plantas de torula si queremos podemos producir bacterias de ese tipo; se producen en fermentadores, y ya estamos promoviendo incluso la producción de fermentadores para elaborar biofertilizantes; también biopesticidas, productos para controlar las plagas mediante bacterias, hongos, insectos. Muchas de esas plagas se pueden combatir con medios biológicos y estamos trabajando aceleradamente en eso también.

Tenemos casi 200 centros en el país que se llaman CREE que ya producen, pero vamos a ir a producciones industriales, rápidamente, de esos elementos biopesticidas, mucho más saludables que los otros; claro, todavía no se pueden sustituir los otros totalmente, que pueden intoxicar, envenenar --quién sabe cuánto veneno el hombre consume junto con los pesticidas, por mucho que lave la fruta--, y estamos aplicando aceleradamente estas fórmulas biológicas, como parte del programa alimentario.

El uso de la zeolita, el uso de la materia orgánica, el desarrollo de plantas mediante el cultivo de tejido, nuevas variedades, semillas. Casi todo el plátano que se está sembrando ya se produce en biofábricas. Imposible el ritmo que tenemos hoy si hay que esperar sacarlo por los medios naturales de las plantaciones, y hoy lo que usamos es biofábrica, que de un pedacitico así sacan una planta rápidamente libre de enfermedades, de excelente calidad y mediante el desarrollo de tejidos están buscando nuevas variedades y la posibilidad de multiplicar la semilla en forma mucho más económica y eficiente.

El país cuenta hoy con un potencial de inteligencia tremendo, ese es uno de los grandes recursos que tenemos a mano. Todo eso hay que unirlo, todo eso hay que dirigirlo, todo eso hay que encauzarlo para cumplir nuestros objetivos, ya que la vida nos ha dado una tarea tan difícil, un destino tan difícil a los revolucionarios cubanos. Tenemos que saber estar a la altura de ese desafío. Hay posibilidades, eso es lo importante, hay posibilidades, pero las posibilidades son para los pueblos que luchan, los pueblos firmes, los pueblos tenaces, los pueblos que pelean; las posibilidades existen para un pueblo como el nuestro (APLAUSOS). He mencionado solo parte de las ideas.

A aquellos que digan que nuestra lucha no tendría perspectiva en la actual situación y frente a la catástrofe ocurrida, hay que responderles de una manera categórica: Lo único que no tendría jamás perspectiva es si se pierde la patria, la Revolución y el socialismo (APLAUSOS PROLONGADOS). Es como si a nosotros nos hubieran dicho que no teníamos perspectivas después del ataque al Moncada y cuando andábamos por allá con unas escopeticas que hubieran servido para el ataque al Moncada pero no para combate abierto con soldados armados de Springfield y armas automáticas, y allí en el Moncada, en lucha casi cuerpo a cuerpo, nuestros fusiles 22 y nuestras escopetas podían ser temibles, pero ya a 100 ó 200 metros resulta diferente, es como si alguien nos hubiera dicho que no teníamos perspectivas.

Es como si alguien nos hubiera dicho a nosotros, cuando nos juzgaban aquí en la Audiencia de Santiago de Cuba, o en la sala del hospital, que no teníamos perspectivas.

Es como si alguien nos hubiera dicho al desembarcar del "Granma" en aquellos pantanos, que no teníamos perspectivas. Cuántas veces nos dijeron eso: "¡Ustedes contra un ejército de ochenta mil hombres, están locos!"

Es como si nos dijeran que no teníamos perspectivas después de Alegría de Pío, que nos quedamos unos pocos hombres aislados y volvimos a reunirnos unos pocos al cabo de varias semanas, seis o siete. "¿Ustedes qué son, seis o siete, y lo que tienen son seis o siete fusiles, qué perspectivas tienen ustedes?"

"¿Qué perspectivas tienen ustedes?", me preguntó Eutimio Guerra --para los que no lo recuerdan--, el mayor de los traidores que tuvimos en la Sierra Maestra, que por poco acaba con nosotros y me lo pregunta una mañana en que quiere conversar conmigo solo en un cafetal. No se sabía ni lo que quería, tenía instrucciones de matarme, pero él no hallaba qué hacer, prefería que fueran los guardias los que hicieran el trabajo, él llevar a los soldados al lugar exacto donde estábamos; y me pregunta cuando éramos unos poquitos. Puede ser que haya sido un momento de duda que haya tenido, porque él bajaba al llano y veía tanques, blindados, camiones, batallones completos, comida, ropa, mochilas, balas y nos veía a nosotros con nuestras mochilitas de saco ahí, cuatro gatos. Cuando yo veo que me pregunta: "¿Y cuáles son las perspectivas que tienen ustedes?" Le digo: "Perspectivas, todas." Pero él me añadió, no me hizo solo la pregunta de la perspectiva: "¿Qué perspectivas tienen ustedes, y, además, qué esperanza tengo yo, qué puedo recibir?" Me di cuenta que estaba mezclada la perspectiva con un interés personal de él y tuve que ser medio astuto y le digo: "¿Perspectivas?, todas" --en esas creía, estaba absolutamente convencido-- "y para ti, lo que tú quieras". En esa no creía (RISAS).

Si en cada uno de los momentos difíciles en que rompen con nosotros los yankis, nos implantan su bloqueo y organizan sus expediciones mercenarias y planes de asesinatos, preguntaban cuáles eran las perspectivas de ustedes, y cuando se declara el carácter socialista de la Revolución habían preguntado muchos cuáles eran las perspectivas, ahora también puede haber quienes pregunten cuáles son las perspectivas. Y ahora somos un pueblo mucho más aguerrido, mucho más preparado. Millones de revolucionarios, cientos de miles de militantes del Partido, cientos de miles de militantes de la juventud, una gran parte del pueblo organizado en las organizaciones de masa, en la CTC, en los CDR, en la Federación de Mujeres Cubanas, los campesinos, los estudiantes, hasta los pioneros están organizados en este país; una conciencia política, un sentido del deber cumplido, un honor como es el haber defendido la Revolución en tan difíciles condiciones durante tanto tiempo, una independencia que siempre tuvimos y es hoy mayor que nunca.

Leal, nuestro querido amigo Leal, estaba bromeando con alguien y le decía: "Hoy somos más independientes que nunca, porque ahora somos independientes de Estados Unidos y de la URSS." Bromas de Leal porque siempre fuimos independientes de los dos, y si no que lo digan los documentos históricos, y que lo diga la Crisis de Octubre.

Leal terminó su broma para hacerla más picante, diciendo: "Bueno, lo que no sabemos es hasta cuándo." Indiscutiblemente que ahí se equivocó Leal; no se equivocó, estaba bromeando Leal, porque él sabe que es hasta siempre (APLAUSOS).

Hay una cosa muy real, que he meditado bastante, que quiero que ustedes mediten, y que pienso que todos debemos meditar: La Revolución no tiene alternativa, no hay alternativa para la Revolución. Los hay que se pueden imaginar que los sacrificios que tengamos que pasar se deben a querer salvar la Revolución y que si no quisiéramos salvar la Revolución no habría problemas, no habría sacrificios. Esta idea hay que arrancarla de raíz a cualquier loco que la tenga enraizada, aunque sea en el cabello, no ya en el cerebro.

Los problemas de nuestro país, como lo fue siempre a lo largo de la historia, solo los puede resolver nuestro país; los problemas de nuestro país solo los puede resolver la Revolución, por difíciles que sean. Que nadie se imagine que alguien nos va a regalar los 13 millones de toneladas de petróleo que necesitamos para volver a condiciones normales, esos 13 millones de toneladas de petróleo que conseguíamos con la URSS a través de un precio justo para nuestro azúcar; que nos permitía adquirir esos 13 millones y, además, importantes cantidades de otros productos, independientemente de créditos comerciales y créditos para el desarrollo. Eso no nos lo va a regalar nadie, eso tenemos que buscarlo nosotros, conseguirlo nosotros, comprarlo nosotros. ¿Quién regala? ¿Y quién va a regalar lo que habíamos conseguido mediante nuestras luchas, mediante nuestros principios, mediante nuestra política, mediante nuestra batalla para que existieran unas relaciones justas entre ese mundo nuevo que se había creado y nosotros? ¿Quién nos va a regalar nada?

Los que sueñan allá con ilusiones de cualquier tipo olvidan que de ese vecino, de ese norte revuelto y brutal nunca jamás se podrá esperar nada. Ese es un imperio que invade países como Panamá y no es capaz de darle nada; le hace la guerra sucia a Nicaragua, le complica la vida a ese país, lo lleva a una situación tremenda, allí no se sabe cuál será el destino entre contras, recontras, compas, recompas y todo ese tipo de cosas que publican los periódicos, y no es capaz de darle nada; invadieron Granada y lo único que tienen es el aeropuerto que hizo Cuba allí, salvación de ese país, alma de ese país, lo único que hicieron los yankis fue inaugurarlo; ¡nada!, no le han dado nada a nadie.

Es un país que no exporta petróleo, importa cientos de millones de toneladas de petróleo cada año, de gas, por miles de millones de metros cúbicos; es un país que no importa ni azúcar, porque si al principio de la Revolución importaba 5 millones ahora importa alrededor de un millón, millón y pico de toneladas, nada más, no hay ni mercado para nuestra producción fundamental que es la producción azucarera.

La única que puede resolver los problemas de este país, definitivamente, a mediano o a largo plazo, es la Revolución, y eso no tiene alternativa; somos nosotros y eso no tiene alternativa, y somos nosotros con nuestro trabajo, con nuestra lucha, con nuestro esfuerzo, combatiendo todo lo que haya que combatir. Sabemos que hay muchas cosas que combatir, están aquí en las resoluciones que se van a debatir, por eso no tengo que mencionarlas, muchas relacionadas con la disciplina social, el cumplimiento del deber, la delincuencia, todo ese tipo de cosas. Solo nosotros podemos hallarles solución a los problemas, encontrarles solución a los problemas a los 123 años de aquel 10 de Octubre en que empezaron las luchas por la independencia; solo nosotros podemos y tenemos que ser capaces de resolverlos, manteniendo la unidad de nuestro pueblo, el orden y el espíritu de lucha. Cualquier otro camino, como la claudicación o la rendición, además de indigno, implicaría sacrificios materiales mil veces superiores.

He hablado de cosas económicas; pero no he mencionado, además, que estamos aquí por nuestro valor, por nuestra decisión de luchar hasta la muerte, por la decisión de cobrarle un precio impagable a cualquier agresor.

El imperialismo tratará de dividirnos para buscar cualquier pretexto con qué justificar sus acciones intervencionistas en nuestro país, y esa estrecha y sólida unidad les impedirá a ellos siempre el pretexto para eso. Pero en cualquier circunstancia estaremos siempre preparados para la guerra de todo el pueblo y para defender hasta el último rincón de nuestro país mientras haya un revolucionario y haya un arma con qué defenderla (APLAUSOS). Porque como decía a los estudiantes en aquella ocasión, cada hombre, cada revolucionario debe decir: Yo soy el ejército, yo soy la patria, yo soy la Revolución.

Me pregunto si alguna vez un pueblo así pudo ser dominado y pudo ser esclavizado de nuevo.

Al hablar del 10 de Octubre hay que tener en cuenta que si entonces vivíamos en la esclavitud y en el colonialismo, las conquistas que después alcanzó nuestra Revolución fueron mucho más que la independencia, mucho más que todo eso que se propusieron nuestros primeros patriotas, y no podían proponerse otra cosa: la independencia plena, la dignidad plena del hombre, el ser humano hermano del hombre, el ser humano considerado como ser humano. Aquellas sociedades no consideraban al hombre. ¿Qué era el esclavo, qué era el criollo al lado de un soldado español, un comerciante, un ciudadano, un funcionario, un dueño, un propietario, qué era? En esa época existía la propiedad sobre las cosas y sobre los hombres, después desapareció la propiedad sobre los hombres, formalmente.

Hay que decir que yo de muchacho y de adolescente vi lo que era la explotación capitalista y comprendí que el dueño de esclavos cuidaba más a sus esclavos de lo que las empresas estas capitalistas nacionales o extranjeras cuidaban al obrero; porque al de la empresa y al del latifundio yanki, por ejemplo, no le importaba que se le muriera el obrero, si no tenía trabajo, si no tenía alimentos, si no tenía medicinas; el dueño de esclavos procuraba darle medicinas y alimentos porque no le convenía que se muriera la propiedad que era su esclavo. El sistema capitalista explota al hombre y no le importa si el hombre se muere, si no come, si no tiene medicinas, si no tiene nada, es otra forma de esclavitud tan humillante y tan brutal como la otra, independientemente de todas las humillaciones morales que tiene que sufrir el hombre en esa sociedad.

La Revolución nacida hace 123 años alcanzó el socialismo hace más de 30. ¡Qué avance histórico, qué avance por encima de todos los demás países de América Latina! ¡Qué avance por encima de todos los demás países del Tercer Mundo! Y eso es lo que estamos defendiendo.

Si el imperialismo pudiera poner de rodillas a Cuba, si pudiera de nuevo implantar el capitalismo en nuestro país, ¿qué quedaría de todo lo que hemos hecho a lo largo de 123 años? (DEL PUBLICO LE DICEN: "¡Fidel, antes la muerte!") (APLAUSOS) ¿Convertirnos en un Puerto Rico, que todavía no ha podido, ni siquiera, izar aquella bandera tan parecida a la nuestra, que Martí quiso que nos acompañara en nuestra gesta heroica por la libertad? ¿Convertirnos en un Miami, con toda la repugnante podredumbre de esa sociedad? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")

¿Qué quedaría de todo lo que ha hecho nuestro pueblo en estos 123 años? ¿Qué quedaría de las viviendas y edificios que la Revolución entregó al pueblo, cuando vinieran sus dueños a reclamarlos? ¿Qué quedaría de las tierras que les dimos a los campesinos individuales, o a las cooperativas, o a los obreros de las empresas agrícolas, donde adquirieron su condición de hombres por primera vez, de tener empleo todo el año, de seres humanos tratados con todos los derechos, con todas las oportunidades para ellos y, sobre todo, para sus hijos?

¿Qué quedaría de nuestras escuelas en el campo, de nuestros preuniversitarios, secundarias, escuelas deportivas, escuelas vocacionales, escuelas de arte, tecnológicos agrícolas e industriales?

¿Qué quedaría de nuestros 300 000 profesores y maestros, el país con más alto porcentaje en el mundo de profesores y maestros per cápita? ¿Qué quedaría de nuestro maravilloso sistema de salud, de nuestros médicos de la familia en las montañas, en el campo, en la comunidad, en las fábricas, en las escuelas?

¿Qué quedaría de nuestros círculos infantiles? ¿Qué quedaría de nuestras decenas de universidades creadas por la Revolución?

¿Qué quedaría de las decenas y decenas de cientos de centros científicos, muchos de ellos de vanguardia, que hoy nos colocan en un lugar privilegiado en el mundo? ¿A manos de qué compañía pasarían, para quién tendrían que trabajar todos estos que hoy derrochan su sudor y talento para ayudar a su pueblo?

¿Qué quedaría de la seguridad social, de la ayuda a cuanta gente está desamparada en este país, de los limitados físicos, de nuestras escuelas especiales, donde hay casi 60 000 estudiantes de escuelas de sordos, de mudos, de ciegos, de personas con retraso mental y de inválidos? ¿Qué quedaría de todo eso?

¿Qué quedaría de la dignidad y el decoro de cada hombre de este país?

Siempre recuerdo que Martí de lo primero que hablaba era del decoro del hombre, y decía, incluso, que si había muchos hombres sin decoro, había hombres que tenían el decoro de todo el mundo (APLAUSOS).

Hoy no somos un grupo, sino un pueblo con decoro, una inmensa mayoría del pueblo con decoro, una nación con independencia, una nación con soberanía, una nación con libertad, que rechazará hasta las últimas consecuencias esas trasnochadas teorías de que la independencia debe ser limitada (APLAUSOS).

¡Oh, asombro! En reciente reunión, la representación soviética junto con la alemana proclamó que debía establecerse el derecho de inspección aun sin autorización de los países. "Cosas veredes, Mío Cid, que harán hablar las piedras."

¿Inspecciones a la fuerza? ¡Sí, estamos de acuerdo, cuando no quede ni un solo cubano capaz de defender la independencia de este país! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES)

¿Qué puede quedar para la soberanía de los pueblos, qué les espera en ese nuevo y cacareado orden mundial de que se habla, si se hace trizas la idea de la independencia y la soberanía de los pueblos?

Recuerdo cuánto habló Occidente de una supuesta teoría de soberanía limitada de Brezhnev, y ahora lo que está en boga en Naciones Unidas y en todas partes entre las grandes potencias son los conceptos de "soberanía limitada". Habría que ver para qué pueblos, cuáles son los que se resignan a vivir en un mundo sin soberanía, o si no que renuncien a toda su soberanía y nos dejen a nosotros inspeccionar a Estados Unidos también, renuncien a todas sus armas nucleares y a todas sus armas sofisticadas. Si quieren establecer un gobierno mundial, de acuerdo, vamos a ponernos de acuerdo; pero gobierno del mundo por el mundo y para el mundo, y no gobierno del mundo por el imperialismo yanki, ¡jamás!, que es lo que quieren y tratan de imponer. Y no lo alcanzarán porque a este mundo tan lleno de miserias, calamidades y sufrimientos que padecen miles y miles de millones de personas, no lo podrá gobernar nadie, y los primeros ingobernables seremos nosotros, que sepan eso bien (APLAUSOS).

¿Qué quedaría de nuestra hermosa historia? ¿Qué quedaría del recuerdo de nuestros mártires? ¿Qué quedaría de los nombres que llevan muchas de nuestras escuelas y fábricas? ¿Qué quedaría de nuestra literatura?

¿Qué quedaría de todo lo que hemos construido con nuestro sudor y nuestra sangre? ¿Qué quedaría de nuestra bandera, qué quedaría de nuestra dignidad?

Por eso nosotros, y solo nosotros, podemos y debemos resolver nuestros problemas, enfrentar y resolver este desafío porque, ciertamente, si el imperialismo pudiera poner de rodillas a nuestra patria e instaurar de nuevo aquí el capitalismo, no quedaría ni el polvo de los huesos de nuestros héroes, de nuestros mártires, de nuestros combatientes internacionalistas, de aquellos que nos precedieron en esta lucha, de aquellos ante los cuales nos inclinamos respetuosos para rendir tributo cada día de nuestras vidas.

¡Esto es lo que significa nuestra lucha, esto es lo que significa salvar la patria, la Revolución y el socialismo! (APLAUSOS)

Para repetir como Maceo en Baraguá, o después de Baraguá --fueron momentos diferentes--: "¡Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha!" (APLAUSOS PROLONGADOS)

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

VERSIONES TAQUIGRAFICAS - CONSEJO DE ESTADO