“La Revolución en el futuro no podía tener más enemigos que nosotros mismos, que la Revolución en el futuro no podía tener más enemigos que nuestros propios errores; que si lo hacíamos bien, que si cumplíamos con nuestro deber, que si teníamos un sentido cabal de nuestras responsabilidades, nada podría derrotar a nuestra Revolución, nadie tendría nunca fuerzas para derrotar a nuestra Revolución”.
Riferimento al testo originale:
Discurso pronunciado en la concentración celebrada a su llegada del extranjero, en la Plaza Cívica, 8 de mayo de 1959