“A punto estuvo de producirse una guerra mundial nuclear por el empecinamiento del imperio, empecinamiento que todavía no ha abandonado. No acaba de comprender que destruir esta Revolución defendida por este pueblo es un imposible, y no solo por la fuerza física de nuestros combatientes, sino por su fuerza moral, por su voluntad de vencer o morir, por la voluntad de defender un proceso histórico y revolucionario que nos ha dado todo lo que hoy tenemos”.
Riferimento al testo originale:
Discurso pronunciado en la Tribuna Abierta de la Revolución, efectuada en Buey Arriba, provincia Granma, 30 de marzo de 2002