La reunión de Altos de Mompié
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La reunión de la dirección nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, desarrollada los días 3 y 4 de mayo de 1958 en Altos de Mompié, Sierra Maestra, tuvo una extraordinaria significación tanto para la dirección del Movimiento, como para la conducción de la guerra contra la dictadura batistiana después del fracaso de la huelga del 9 de abril, y la preparación de las fuerzas rebeldes para enfrentar y derrotar la ofensiva militar que se avecinaba contra las zonas controladas por el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.
Fue un encuentro muy crítico, pues se analizaron los errores que llevaron al fracaso de la huelga general del 9 de abril y las responsabilidades individuales de los miembros de la dirección nacional implicados directamente en su preparación, pero también decisivo por las determinaciones tomadas y su positiva influencia en el desarrollo posterior de la lucha insurreccional.
Como ha sucedido dentro del proceso revolucionario, en los momentos en que se han producido fracasos o errores, se ha impuesto la crítica y la autocritica, y se han tomado las decisiones correctas para convertir el revés en victoria. Lo acordado en Altos de Mompié fue aleccionador. Los acuerdos tomados demostraron la claridad y la decisión de lucha de sus protagonistas, y la conciencia de la necesaria unidad.
Se creó el ejecutivo de la dirección nacional, que radicaría en la Sierra Maestra, compuesto por cinco miembros. Este fue un nuevo aparato dirigente, como máximo órgano, que no existía. Hasta ese momento la dirección del 26 de Julio en el llano había llevado las funciones de todo el movimiento, aunque los acuerdos que se tomaban en sus reuniones se consultaban con el Comandante en Jefe en la Sierra para su aprobación.
Se decidió crear una única dirección nacional militar y que las milicias y las fuerzas rebeldes estarían subordinadas al “Estado Mayor del Ejército Revolucionario que tendría como Comandante en Jefe a Fidel Castro y radicaría en la Sierra Maestra”. Se unificaron las estructuras militares, paso imprescindible para lograr el mando único dentro del MR-26-Julio.
El optimismo de los resultados fue expresión del documento que circuló entre los miembros del Movimiento en mayo de 1958, que decía: “Al fracasar la cacareada ofensiva militar, el régimen volverá a cubrirse de descrédito y el movimiento revolucionario recobrará sus fuerzas, situándose en mejor posición aún que la que tenía antes del 9 de abril […]. El proceso revolucionario continúa su marcha y terminará indefectiblemente con el triunfo de la Revolución. Pero ese triunfo se acercará en razón directa a nuestra capacidad de unir, organizar y luchar”.[1]
Armando Hart desde la cárcel, al saber del ejecutivo acordado en la Sierra Maestra le escribió a Faustino Pérez: “…no creo que haya mejores posibilidades históricas de realizar lo que queremos. Y sobre todo porque, sinceramente, cada día Fidel se agiganta más y porque estoy seguro de que Cuba le va a deber mucho su felicidad de mañana a la más saludable decisión del movimiento, a la integración de la dirección en la Sierra y al íntimo contacto de todos ustedes.” [2]
Notas:
[1] Archivo de la OAH. Fondo Movimiento 26 de Julio, Circular de Organización Nº 4.
[2] Armando Hart Dávalos: Aldabonazo, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, pp. 184-185. Carta de Armando a Faustino, 24 de diciembre de 1958.