Fiesta de los trabajadores en Cuba, el 5 como el 1ro.
Como en toda fiesta, la gente baila. Difícil fue controlar los pies, mientras bordeando el malecón habanero una gran masa de pueblo esperaba justo las siete de la mañana, para celebrar, oficialmente, el Día de los Trabajadores.
Acordes vanvaneros, congas serpenteando el gran bloque humano, cantos que identificaban los centros laborales, tambores, clamores, carteles hechos con las manos que construyen… todo ese sonido vital, afuera. Adentro, emociones ante un espectáculo siempre nuevo, certezas de quién es realmente el pueblo de Cuba, no el que sus enemigos pintan vencido y apagado, sino el que abarrotó bajo su cielo, este 5 de mayo, los espacios visibles frente a sus dirigentes, conductores de un rumbo elegido, por el que tanto habrá que trabajar.
No fue este un día común. Cada 1ro. de Mayo suele ser día de desfiles, frente a las respectivas plazas del país. En La Habana acostumbran a llegar, desde todos sus municipios, mareas humanas a la histórica Plaza de la Revolución.
Esta vez, se celebró el 5 de mayo y se optó por la concentración. La gloriosa jornada que acabamos de vivir sucede en un contexto para el país bien difícil, de asfixia imperial recrudecida, y de una gran crisis de combustible, que «no es crisis de cubanía», dijo allí el poeta.
Cerca de la Tribuna antimperialista tuvo lugar el acto. Junto al Presidente Díaz-Canel y al secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Ulises Guilarte de Nacimiento, estaba Raúl, líder nuestro, ejemplo vivo de la entereza y la fidelidad a una causa enraizada en la historia de la Patria. Verlo firme, empuñando su bandera, provoca emoción.
Frente al mar, se hizo eco la voz de la continuidad, la que apuesta por entregarle a Cuba lo mejor de sí, para corresponder a un proceso que –incluso fustigado por las más inimaginables adversidades– tiene nítidas luces y procura perfeccionarse. Desde la tonada campesina se confirmaron sentidas verdades. El octosílabo vibró en la espinela: Mayo, ante la inmensidad / Del cielo de la Piragua: / Entre los cubanos fragua / lazos de fraternidad.
Cantaron los bardos ante «un pueblo resistente, trabajador y valiente» que «no sabe de retroceso», y para los ilusos, quedó clara la sentencia: No está en nuestro diccionario / la palabra rendición.
Justo el día en que se conmemoró el aniversario 205 del más grande pensador social de la historia, el preclaro Karl Marx, volvieron a sentirse las palabras de Fidel ante un pueblo vestido de colores patrios: «Vencen los que tienen la razón». Si Cuba estuvo en las calles para defender sus conquistas y apoyar a la Revolución, entonces es porque la tiene.