“Te quiero Cuba”, a dos años de un gesto solidario
Cuba escribió una nueva página de solidaridad hace hoy dos años cuando permitió el atraque del crucero británico MS Braemar y la evacuación posterior de sus pasajeros, entre ellos cinco confirmados con la Covid-19.
La trascendencia del hecho quedó grabada por siempre ante el mundo en tres palabras escritas en una pancarta que portaban miembros de su tripulación en el momento de la llegada: “Te quiero Cuba”, y que resumía la reciprocidad hacia el gesto de la isla caribeña.
El barco de la compañía Fred Olsen Cruise Lines zarpó el 13 de febrero rumbo al Caribe y, anclado ante las costas de Bahamas, pedía ayuda debido a la emergencia sanitaria a bordo por los casos positivos del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectados y varias decenas de sospechosos con resfriado.
Previo a su llegada a Cartagena, Colombia, el domingo 8 de marzo, donde desembarcó una viajera estadounidense, primera diagnosticada con el patógeno mortal, la embarcación intentó buscar refugio en por lo menos cuatro naciones del área, pero fue rechazada por diferentes motivos.
El 16 del propio mes el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba anunció el permiso de atraque del buque y la repatriación de sus pasajeros por vía aérea a través del Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, solicitud formulada por el Gobierno británico a las autoridades de la isla.
Apenas 24 horas después, la enorme nave con 196 metros de eslora y 22,5 de manga, atracaba a las 07:00, hora local, en el puerto del Mariel, 45 kilómetros al oeste de esta ciudad, con 381 tripulantes y 682 pasajeros, muchos de ellos vulnerables ante el padecimiento.
Bajo estrictas medidas de seguridad, los protocolos de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Salud Pública de la nación antillana, los viajeros descendieron al mediodía de la embarcación para abordar ómnibus que los condujeron a la principal terminal área del país.
En cuatro vuelos chárteres dispuestos por las autoridades británicas, los europeos emprendieron el retorno al Reino Unido e Irlanda del Norte, y así finalizó una operación relámpago que, no hubiera sido posible, sin la generosidad del Gobierno y pueblo cubanos.
Las redes sociales se llenaron antes y después de mensajes de agradecimiento no solo de pasajeros y tripulantes, sino de personas de todos los confines que vieron en la respuesta de La Habana el paradigma a imitar cuando de solidaridad se trata.
“Estoy muy agradecido con el gobierno cubano por aceptar realizar esta operación”, escribió en su cuenta oficial la legación diplomática del Reino Unido aquí, en nombre del embajador Antony Stokes, quien un año después remarcó “no hubiera sido posible sin el apoyo del Gobierno y el pueblo de Cuba”.
“Hace 365 días vivimos momentos de intensas planificaciones e intercambios diplomáticos, de visitas y de videoconferencias, pero, sobre todo, de mucho esfuerzo para concretar una estrategia segura, al margen de su complejidad epidemiológica”, señaló.
También en esa jornada, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, rememoró la asistencia al MS Braemar y aseguró que ese gesto constituye un orgullo para los habitantes de la isla.
El jefe de la diplomacia recordó entonces cómo la isla compartió su experiencia en el combate a la pandemia de la Covid-19 y envió 56 brigadas médicas Henry Reeve a 40 Estados de todos los continentes.
Un internauta identificado como @llopezglez escribió el día de la partida de los cruceristas: “Es tradición del pueblo cubano actuar de esta manera. La solidaridad se manifiesta en hechos, no palabras. #CubaSalva @UKinCuba”.
La actitud asumida de acoger al barco turístico no fue fortuita, ratificó la larga tradición médica y humanitaria de la Revolución cubana, que comenzó de manera oficial en 1963 y hasta la actualidad y continúa enarbolando como principio insoslayable.
“Cuba da lo que tiene y no lo que le sobra”, repiten aquí, y la pandemia lo demostró una vez más cuando, un día antes del arribo del crucero británico, 136 profesionales cubanos especializados en epidemiología, virología, entre otros llegaron a Venezuela a brindar asesoría para un efectivo control de la enfermedad.
Un nuevo grupo de más de un centenar de especialistas de la salud arribaron también cuatro días después a tierra bolivariana para reforzar los centros asistenciales pertenecientes a la misión Barrio Adentro, creada por los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro.
En el propio mes, 144 colaboradores pertenecientes al contingente Henry Reeve, 78 médicos y licenciados en enfermería, apoyaron el enfrentamiento de la Covid-19 en Jamaica.
Pero hasta Lombardía, centro de la infección sanitaria en Italia, arribó por primera vez una brigada de 52 integrantes (36 médicos, 15 licenciados en enfermería y un especialista en logística) para brindar servicio en medio de una emergencia sanitaria que arrebató cientos de vidas.
La vocación humanista de la Revolución nació del pensamiento y ética de su Comandante en Jefe, quien tradujo en hechos concretos las ideas de José Martí al decir que “Patria es Humanidad”.
Innumerables son las muestras del servicio brindado por Cuba en asistencia y colaboración en el planeta, que pese a la asfixia económica del bloqueo impuesto por Estados Unidos hace más de 60 años, y recrudecido en medio de la pandemia, adoptó medidas a lo interno al tiempo de extender su mano ante el pedido de ayuda de otros.
El gesto solidario hace dos años con los cruceristas del MS Braemar reforzó la vocación de todo un pueblo, el Estado y Gobierno.
Con la máxima de que un mundo mejor es posible, reflejado en el esfuerzo de sus científicos por vacunas antiCovid-19 cubanas, las primeras concebidas y desarrolladas en América Latina y el Caribe.