Solo alcanzar la paz valdría la pena
La actual situación y manipulación occidental del tema Ucrania, nos obliga a meditar y apostar por la paz como única vía. Vale la pena, entonces, volver a la Reflexión de Fidel, El invierno nuclear, en la que advertía lo que pudo significar para el mundo una guerra con el empleo de esas armas entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.
El Comandante en Jefe decía que «no hacía falta una guerra mundial nuclear para que pereciera nuestra especie. Bastaría una contienda nuclear entre dos potencias… y la especie humana desaparecería».
En el caso de la Ucrania de hoy no se trata de un Estado nuclear, como era hasta el momento de la desintegración de la URSS. Lo peligroso del momento actual tiene que ver con las cada vez mayores amenazas de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, y el festinado apoyo militar que han dado a Ucrania como punta de lanza en el propósito de doblegar a Moscú.
Algo imposible, por supuesto, en primer lugar, por el valor y firmeza de su pueblo y su Gobierno, y la responsabilidad que ha mostrado su dirección, tanto para combatir la guerra mediática como para responder militarmente, cuando se ha hecho necesario. De no hacerlo así, la OTAN instalaría sus cohetes nucleares en territorio ucraniano y Moscú estaría en el colimador de quienes encabezan esta peligrosa aventura.
El presidente ruso, Vladímir Putin, conocedor del tema desde época de la desintegrada URSS, dio la orden de reforzar los equipos de alerta máxima de la Fuerza de Misiles Estratégicos, la Aviación y la Armada, ante las declaraciones agresivas por parte de la OTAN.
Si unimos a eso que tanto Estados Unidos como la Unión Europea y otros gobiernos han apostado con hacer claudicar a Moscú con sanciones extremas, y apoyan con cuantiosos recursos y moderno armamento a Ucrania, no es impensable que un peligroso desliz desde Washington o desde la OTAN, provoquen una necesaria respuesta, en la que no solo se involucren armas convencionales.