"Nunca hemos inculcado odio contra el pueblo norteamericano o contra el ciudadano norteamericano. Siempre hemos achacado la responsabilidad al sistema; en primer lugar al sistema. Tal sistema es muy difícil que produzca buenos gobiernos, con excepción de algunos brillantes estadistas como Roosevelt, en momentos de profunda crisis del capitalismo, auge del fascismo en Europa y grave riesgo de conflicto mundial. Algunos un poco más escrupulosos, otros menos; algunos con más ética, otros con menos; algunos más inteligentes que otros; algunos con más conciencia de la historia o con más sentido de la responsabilidad, otros con menos o ninguna de las dos cosas. El propio sistema establecido en ese país, su poder, su riqueza, sus fundamentos económicos y sociales, engendra egoísmo, arrogancia, prepotencia, y diseña gobiernos casi exclusivamente para sostener y extender un gran imperio. Pero nunca hemos nosotros culpado al pueblo norteamericano ni del sistema ni de sus gobiernos. Es que muchas veces estos no pueden hacer nada y, sin embargo, tienen poder para hacer otras muchas cosas. Es la realidad."
Renvoi au texte original:
Discurso en el recibimiento a la delegación deportiva que asistió a Baltimore, 4 de mayo de 1999