Fidel Castro y la Revolución cubana me salvaron la vida y la de mi familia durante la invasión de Estados Unidos a Panamá (1989), aseguró en una ocasión el veterano luchador Luis Gómez.
 
En una entrevista con Prensa Latina, Lucho -como cariñosamente le dicen sus amigos- recordó que aquel 20 de diciembre la residencia del embajador de Cuba en Panamá abrió sus puertas para recibir a los patriotas y preservar sus vidas, un 'acto de solidaridad de Fidel y del pueblo cubano que no tienen parangón en la historia'.
 
También evocó el papel del líder en el apoyo del Movimiento de Países No Alineados a la lucha por la devolución del enclave canalero, porque fue 'un vocero directo, como si fuera un panameño, el que conversó y convenció a muchos de esos mandatarios'.
 
Sobre esta singular relación con la nación istmeña, el expresidente Martín Torrijos (2004-2009) rememoró hace un tiempo, en diálogo con Prensa Latina, la sensibilidad del Comandante en Jefe, su constante motivación por conocer, preguntar, saber cómo está Panamá hasta el mínimo detalle, pues siempre fue muy solidario con nuestro pueblo y nuestra causa, no solo cuando la recuperación del Canal, sino también con los proyectos de la ampliación.
 
Antes de concluir el diálogo, el exmandatario volvió sobre las relaciones de Fidel con su padre (Omar Torrijos), las cuales calificó de 'entrañable', no solo de amigos personales, sino conceptuales, que entendían al momento las siempre bien valoradas opiniones del líder cubano de nuestras negociaciones y la necesidad de que Torrijos tuviera paciencia.
 
Los puros que fumaba 'el Viejo' se los mandaba su amigo Fidel y eran hechos especiales para él. 'Fue una relación muy bonita: yo, su asistente personal, lo afirmo', así describió en una ocasión Celia Grasnell la relación del comandante cubano y el general panameño.
 
Había un vínculo espontáneo entre ambos y todos deben entender que no era para imponer una doctrina, dijo y aclaró: 'estábamos buscando al aliado, al consejero, pero a algunos en Panamá no les gustaba que fuese a Cuba, mantuviera esos estrechos vínculos y el país cayera en el socialismo', reveló casi en susurros.
 
La entrevista de Prensa Latina con Grasnell fue en 2016 y entonces reveló su sueño: 'A mí me gustaría poder hablar con Fidel para compartir algunas ideas relacionadas con mi general Torrijos y que ellos hablaron en privado, porque aún tengo muchas cosas que precisar, sé que algunas Fidel debe conocerlas por las conversaciones entre ellos'.
 
Otro muy cercano a Torrijos, el ya fallecido Rómulo Escobar, contó en una entrevista en 2014 su versión de cómo sirvió de primer enlace entre ambos líderes y el mensaje que asombró al general panameño.
 
'Fidel me pidió que le dijera que estaba arriesgando a quedarse atrapado en una esquina sin salida y que los gringos iban a masacrar al pueblo panameño como estaban haciendo con Vietnam. Y que él como dirigente tiene una responsabilidad: manejarse en tal forma que, si puede evitar la violencia, que la evite', narró.
 
'Cuando le transmito el mensaje, Torrijos queda azorado. Me comenta: Eso fue lo que te dijo. Me hace que se lo repita. Yo estaba convencido de que ese hombre me iba a mandar una ametralladora, dijo, y le respondí que a mí también me había asombrado que él me diera ese mensaje', aseguró Escobar.
 
A partir de aquel momento quiso conocer personalmente a Fidel y en 1975 fue a La Habana, enfatizó Betancourt, quien repitió las palabras del líder panameño a su regreso de Cuba: 'yo conozco cuando un pueblo quiere de verdad a una persona, el pueblo cubano quiere a Fidel'.