VALIENTES: Personal de enfermería de Cuba en Andorra
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El personal de enfermería de la brigada médica de Cuba en Andorra destacó las vivencias que aportaron al grupo las primeras tres semanas de enfrentamiento al coronavirus SARS-Cov-2 en ese país europeo.
Integrantes del Contingente Henry Reeve, especializado en situaciones de desastres y graves epidemias en el mundo, los 39 colaboradores, entre médicos y enfermeros, se encuentran en el pequeño estado de los Pirineos a solicitud de sus autoridades.
En una videoconferencia con Prensa Latina, cuatro de los 25 licenciados en enfermería del equipo de la isla contaron su experiencia en la atención a enfermos de la COVID-19.
Leidysbet López, enfermera intensivista y coordinadora del personal de enfermería de la brigada, se refirió al trabajo que realizan sus compañeros en el centro socio-sanitario El Cedre, que funciona como una institución de aislamiento de casos positivos de COVID-19.
También habló de la labor que hacen en el Hospital Nostra Senyora de Meritxell, ambos en Andorra la Vieja, capital del Principado situado entre España y Francia, dos de las naciones más castigadas por la pandemia.
La integración con nuestra contraparte ha sido muy fácil, porque tenemos los mismos perfiles y todos estamos concentrados en un mismo objetivo, frenar la transmisión del nuevo coronavirus en la población andorrana, de poco más de 77 mil habitantes, subrayó.
Según López, en el nosocomio los enfermeros cubanos están vinculados a las salas de medicina, de terapia intensiva y una integrante del grupo en la unidad quirúrgica. En El Cedre tenemos a tres colegas atendiendo la sala de medicina clínica general, precisó.
“Estamos atendiendo entre 25-30 procederes de enfermería (pacientes) diarios, lo cual equivale a unos 300-400 procederes de enfermería de la brigada en general. De ellos -apuntó- son unos 100-150 procederes invasivos (canalización de vena, inyecciones subcutáneas) y 200-300 no invasivos (curas, secas, signos vitales, etc)”.
Por su parte, Yudid Gámez, con perfil de enfermería general, comentó que labora en una sala de COVID-19 positivo de medicina interna, en la cual tratan a unos 12 pacientes diarios, generalmente mayores, quienes son los que más complicaciones presentan.
Al principio estábamos un poco temerosos por encontrarnos en un país del primer mundo, pero todo se nos hizo después sencillo y agradable, porque el personal andorrano nos apoyó mucho desde el primer momento, resaltó Gámez.
Las enfermeras en Andorra hacen técnicas que, si bien nosotras las conocemos, en Cuba no las ejecutamos porque las realizan los servicios de laboratorio clínico, tales como transfusiones de sangre, tomas de muestra para PCR o frotis nasofaríngeo.
Confiesa que su estancia en el Principado les ha servido como un intercambio de conocimientos, en el cual todos nos hemos enriquecido mucho en un ambiente amistoso y fraternal, enfatiza.
Durante la videoconferencia, conducida el doctor Luis Enrique Pérez, jefe de la brigada, José Espino coincidió con la apreciación de Gámez, al exaltar la cálida acogida de los sanitarios de la nación europea.
Pese a estar lejos de nuestras familias, nos hemos sentido muy acompañados por las autoridades y los profesionales de la salud andorranos, exteriorizó este enfermero intensivista. Incidió en la labor mancomunada que llevan a cabo tanto con los galenos como con los enfermeros del Principado.
En su caso personal, relató haber tenido la experiencia de poner en práctica la ventilación en posición prona (no invasiva), que se le coloca a este tipo de enfermos durante un tiempo estimado de 16 a 18 horas.
“El método científico que pone al paciente en una ventilación prono lleva una serie de requisitos y de técnicas que, a pesar de conocerlas, yo no había practicado antes con un paciente”, manifestó Espino.
Yanetsy Moya se encuentra en los servicios de medicina interna del Hospital Nostra Senyora de Meritxell, donde asegura tener un rico intercambio de conocimientos con sus similares desde su llegada.
Todos admiten estar viviendo un momento excepcional en sus vidas y esperan poder contribuir a que, más pronto que tarde, este pequeño microestado del llamado viejo continente logre contener el nuevo coronavirus.