El más brillante de todos los guerrilleros
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Camilo visto por Fidel, Raúl y el Che nos acerca a la estatura moral del joven valiente e incondicional que puso su desenfadado arrojo para obrar en nombre de Cuba, de su pueblo y del ideal de un mejor país para todos. Sesenta años después de que desapareciera físicamente, y no así del corazón de quien lo mantiene vivo con su ejemplo, volvemos sobre los sentimientos que despertó el hombre de la sonrisa eterna en los grandes líderes de la Revolución.
De él Fidel expresó: «Camilo era hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos decir que era un hombre que amaba las dificultades, que sabía enfrentarse a ellas y era capaz de realizar proezas en las más increíbles circunstancias».
Al profundizar en su ejemplaridad, manifestó el 28 de octubre de 1989: «Recuerdo que a raíz de su muerte dije una frase: En el pueblo hay muchos Camilo. Camilo salió del pueblo, tuvo la posibilidad de potenciar y desarrollar sus extraordinarias facultades; pero cuando veo a nuestros jóvenes al pie de un torno, al pie de un horno de fundición, cuando los veo en un laboratorio, cuando los veo trabajando 10, 12, 13 y 14 horas, me confirmo más y más en aquella profunda convicción de que en el pueblo hay muchos Camilo».
El General de Ejército Raúl Castro añadió sobre el guerrillero de sombrero alón: «Camilo Cienfuegos no era el héroe de Yaguajay. Era el héroe de todos los lugares por donde pasó. En una reunión (…) lo declaramos el comandante más audaz y más valiente del Ejército Rebelde». Fue «(…) un fiel exponente del pensamiento avanzado que guiaba el proceso revolucionario cubano, una de las figuras más preclaras desde los tiempos de la lucha armada (…)».
Amigo inseparable de Che Guevara, Camilo tuvo el privilegio de recibir altos elogios de este, quien no se caracterizaba precisamente por prodigar adjetivos. Che lo consideró el más brillante de los jefes guerrilleros y lo llamó El Señor de la Vanguardia. Destacó que practicaba la lealtad como una religión, era devoto de ella, tanto de la lealtad personal hacia Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo.
Al evocarlo, el Guerrillero Heroico reconoció: «Lo que a nosotros -los que recordamos a Camilo como una cosa, como un ser vivo- siempre nos atrajo más, fue, lo que también a todo el pueblo de Cuba atrajo; su manera de ser, su carácter, su alegría, su franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una sencillez completa, sin el más mínimo alarde de valor, de sabiduría, siempre siendo el compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la guerra, era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los guerrilleros».