Un día en la memoria de dos pueblos
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Ante la visita del excelentísimo señor Ram Nath Kovind, presidente de la India, debemos recordar los lazos de amistad que unen a los gobiernos de ambos países, que se remontan a aquel día de septiembre de 1960 en el que el entonces Primer Ministro de esa nación, Jawaharlal Nehru, sostuvo una cordial entrevista con Fidel en el hotel Theresa, en Harlem.
Fidel había llegado dos días antes a la ciudad de Nueva York y había conversado con el líder afroamericano Malcom X y con Herbert L. Matthews, periodista que había saltado a la fama por dar a conocer la verdad sobre los guerrilleros en la Sierra Maestra.
Anunciaba el reloj las seis de la tarde y quizá hubiera marcado otra hora si en Harlem no le hubieran ofrecido hospedaje al líder histórico de la Revolución Cubana. El destino obró a su favor, pero era perfectamente posible que las conversaciones entre Fidel y Nehru hubiesen sido en el Parque Central.
Aquella tarde Fidel dialogó con el dirigente soviético Nikita Jruschov. Conversó también con Todor Yivkov, entonces Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de Bulgaria. Pero del encuentro con Nehru se tiene una impresión muy grata, como de un lazo hermano especial, como si dos amigos de infancia se hubiesen reencontrado tras años de separación. Y es que Sri Pandit Jawaharlal Nehru compartía con Fidel, más que un ideal, un reconocimiento internacional sólido que le valía el ser considerado uno de los principales líderes del Tercer Mundo.
Celia cuidó de atender al mandatario debidamente, ningún detalle se le escapó de las manos. Antonio Núñez Jiménez, entonces director del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), participó en el intercambio de experiencias. Porque aquello no era precisamente un recibimiento oficial, tampoco eran conversaciones de alto nivel; era un diálogo, un encuentro. Era la oportunidad propicia de exponer ideas, pareceres, visiones del mundo y de los movimientos revolucionarios que tanto Fidel como Nehru habían formado y liderado desde el inicio.
Acompañaba al distinguido visitante V. Krishna Menon, ministro de Defensa de la India desde 1957 hasta 1962 y compañero de lucha de Nehru.
Diplomático de carrera, contuvo la emoción por el encuentro con el hombre de quien se decía movió un país desde los cimientos para despojarlo de una de las más cruentas dictaduras de Latinoamérica, y construir después una Cuba para los cubanos. La comparación con el movimiento independentista hindú venía, en su cabeza, por sí sola.
De la parte cubana el líder hindú recibió un busto de yeso del Apóstol, símbolo entero de la nación caribeña. Tamaño regalo fue merecido para quien no dudó desde el primer momento en establecer relaciones con nuestro país, hecho consumado el 12 de enero de 1960. Estas naciones cruzaban su historia en las voces de sus líderes. Y era un cruce sentido, uno que quedó registrado en la memoria de aquel momento.