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Vocación y Convicción

Date: 

19/10/1995

Source: 

Granma

La tierra colombiana es testigo de que los motivos por los que vuelve Fidel a encontrarse aquí nacen de una vocación que se alimentó en diversas fuentes, también en este país, y se forjaron como convicción irreversible para él durante toda su vida.

Ahora, junto a los representantes de naciones estrechamente vinculadas por problemas comunes y que saben de la necesaria unidad para enfrentarlos y buscarles soluciones, el líder cubano viene a ratificar sus simpatías por los pueblos, el odio a la opresión, a la injusticia, a la pobreza, que ya en 1948, cuando sin habérselo propuesto le tocó vivir momentos en los cuales estos mismos sentimientos ya estaban presentes en su conciencia.

Todavía para los llamados padres fundadores del Movimiento de Países No Alineados no se había presentado la oportunidad de juntarse en la hermosa tarea de hallar fórmulas para preservar las conquistas de los pueblos, luchar por la soberanía, la autodeterminación y la independencia, combatir las injusticias, abogar por la igualdad...

Todavía Fidel era el estudiante de Derecho que ni siquiera pensaba que sería algún día el líder de una nación que defiende con vehemencia su derecho a ser libre y decidir por su destino, cuando se produjeron los sucesos conocidos como el "bogotazo", durante los cuales cayó el destacado dirigente liberal Jorge Eliecer Gaitán... Pero ya desde entonces, como ha declarado nuestro Comandante en Jefe, "estaba muy influido por las ideas populares, las ideas de la Revolución Francesa, las ideas de la lucha por la independencia nuestra, las ideas de las revoluciones populares, tenía, sobre todo, una gran solidaridad hacia los pueblos".

A Bogotá volvió en 1994 cuando la toma de posesión del presidente Ernesto Samper; en Cartagena ha estado en agosto de 1993, aun antes del restablecimiento de relaciones diplomáticas, y en junio y julio, también del pasado año..., para estrechar relaciones entre nuestros pueblos, para fortalecer la necesaria unidad latinoamericana, esas con que otro grande de nuestras tierras, Bolívar, soñó un día.

No es que haya querido recoger los frutos de aquella semilla solidaria que incidentalmente sembró cuando aún tenía 21 años. Pero aunque él no se lo haya propuesto, los colombianos, los cartageneros -aun sin saberlo- sí han querido devolver con su cariño, su hospitalidad, su confianza en Cuba, lo que Fidel -también ellos lo llaman así familiarmente- ha hecho por nuestros pueblos.

No dudo que ahora ocurrirá igual porque he vivido estos días en Cartagena, donde aún sin su presencia física, él lo estaba en cada conversación con un cubano, en los medios de prensa que hablaban de que lo daban como seguro en la Cumbre, en la expectación entre los visitantes, entre los grupos de solidaridad que desde diversas ciudades han venido hasta aquí a manifestarle sus simpatías.

Hoy está con otros jefes de Estado y de Gobierno en la XI Cumbre de los NOAL, el Movimiento que todos esperan salga fortalecido de Cartagena. Fortalecido para que, como un día exclamara sobre esta ciudad Bolívar, que le había dado la gloria, también pueda hacerlo el no alineamiento.