Santiago de Cuba, Fidel en todas partes
El mutismo en que se sumió hace un año esta ciudad, riente y expresiva por naturaleza, al conocer la noticia de la muerte física de Fidel Castro, se convierte hoy en celebración por su legado.
Como dijera con inspiración de poeta Teresa Melo, él no cabe en una palabra, pero sí en el corazón del mundo, en el de Cuba y en el de Santiago, que custodia el símbolo y lo devuelve protegido desde las entrañas para que siga siendo de todos y al mismo tiempo el que cada uno construye para sí mismo.
Aquí, donde tantas veces pronunció ¡Gracias, Santiago!, sus gentes le responden ¡Gracias, Fidel! y las calles, plazas y parques acogen el bullicio de jóvenes y niños, algunos de ellos que reciben esa veneración de sus padres y abuelos porque apenas pudieron conocerlo.
En barriadas como de la Boniato, en cuya cárcel permaneció a raíz del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y donde resultó diputado a la Asamblea Nacional, se recuerda su presencia y el abrazo cálido de los vecinos, lo cual se repite en otros sitios de la urbe en los que su huella es imborrable.
Desde muy temprano, un programa radial matutino fue una suerte de diana para iniciar la jornada sabatina, precedida por un retrato íntimo que fue la exposición fotográfica con imágenes tomadas por su hijo, Alex Castro, y en un lugar tan especial como la galería Arte soy, a un palmo apenas de la antigua fortaleza militar, donde él y jóvenes revolucionarios intentaron tomar el cielo por asalto aquella mañana de carnaval.
Allí, la presencia de su viuda, Dalia Soto del Valle, y de hijos y nietos, completó el aire familiar de aquellas instantáneas en las que él comparte con líderes latinoamericanos y mundiales, con personalidades del deporte y la cultura que acudían a él como se hace ante un padre carismático, sabio y experimentado.
En este primer año sin Fidel, la Cátedra honorífica creada en la Universidad de Oriente, al igual que en otras del país para el estudio de su pensamiento y su obra, ha tenido su bautismo de fuego y lo ha traído de vuelta de una y varias maneras en la comunidad de profesores y estudiantes.
Una vigilia protagonizada por jóvenes, conciertos y veladas artísticas continuarán en la ciudad, donde el próximo día cuatro los santiagueros acudirán en nombre de los cubanos al monolito que guarda sus cenizas en el cementerio de Santa Ifigenia para confirmarle, como dijo el poeta, que no lo dejaremos ir.