En Caballería terminó Fidel de escribir el Juramento de Baraguá, rememora Geñito
En el mismo lugar que el General Mambí Antonio Maceo rechazara tajantemente una paz sin independencia y el plan de capitulación que le ofrecía el máximo representante de la Metrópoli en Cuba, en Mangos de Baraguá, arribó Fidel para pronunciar 122 años después, en un acto de rebeldía, el Juramento de Baraguá. ¡Veremos quién resiste más!
El juramento de resistir y vencer en el campo de las ideas lo manifiesta el líder histórico de la Revolución cubana como un nuevo escenario de lucha, que tuvo como eje central el combate por la devolución del niño cubano Elián González, que devino acto de secuestro en suelo norteamericano, una lucha prolongada que se libró hasta el regreso definitivo a la patria.
En la casa de visita de Caballería, ubicada en el municipio de Cueto, concluyó el líder histórico de la Revolución cubana de escribir este manifiesto, el 19 de febrero del 2000.
Juan Manuel Castaño Gainza (Geñito) se desempeñaba como administrador de la instalación y hoy recuerda con agrado la visita de Fidel a este lugar:
"Se que iba a recibir una visita, no sabía de qué envergadura sería, y diez minutos antes de llegar Fidel me dice un compañero de la seguridad, aquí va a venir el jefe, como a los diez minutos comenzaron a llegar los carros que venían en la carabana y Fidel se desmonta. LLega el primer carro no lo veo, en el segundo se desmonta la escolta principal de él. LLega Fidel.
Al recibirlo lo saludé y me preguntó qué donde había una mesa para él escribir, fui con él hasta un lugar que está en la casa que a un lado está el comedor y al otro está el salón de reuniones y decidió escoger el comedor.
Estando ya allí, me pregunta que le hacía falta una máquina para escribir, y yo le contesté que yo no la tenía, en ese momento el compañero Sierra, que era el secretario del Partido en la provincia, se acerca al lado de mi y me dice qué es lo que está pidiendo el Comandante, y yo le digo, entonces inmediatamente él mandó el chofer al Partido de Cueto, recogieron la máquina, la llevaron para allá y empezaron a hacer allí su trabajo.
El que escribió fue Carlito, Carlos valenciaga, Fidel le dictaba algunos párrafos que al parecer él entendía que debían ponerse, yo no escuché lo que decía porque el jefe de la escolta me dijo venga para acá que usted tiene que estar al lado de mí, por si acaso el Comandante necesita algo.
El escolta era un Coronel, el más viejo de todos ellos, incluso me dijo, te voy a enseñar un compañero que está ahora en el grupo de nosotros que es de Cueto, pero no logré ver quién era.
Estando dentro del comedor, llegó una noticia de que unos diplomáticos cubanos que se refugiaban en Nueva York lo había expulsado el gobierno norteamericano y él contestó: no lo voy a mandar a buscar porque esos no van a venir, es decir, que tenía firmeza de la calidad que tenían los compañeros.
Posteriormente, empezó a hacerle algunas correcciones al juramento de Baraguá y permaneció allí 57 minutos. Pidió agua y los escoltas le trajeron el agua. También hizo uso de la habitación número seis.
Su estatura de gigante me asombró, aunque, yo tengo el privilegio de haber estado al lado de él en cuatro ocasiones, incluso, tuve unas palabras con él en la Asamblea Provincial del Partido del año 75 que se celebró en Santiago de Cuba bajo una carpa de circo, entonces ya tenía nociones de su figura. Nosotros estábamos albergados en la escuela de Medicina y el fue allá a conversar con todos los delegados que habían participado en la Asamblea provincial
Estuve junto a él en la casa de Birán, cuando hizo una visita allí y yo era el educador del Partido en Marcané, y el compañero Israel Jardínez Consuegra era el Secretario del Partido, allí participamos, incluso, del almuerzo.
Posterior lo vi en el Seminternado de Birán, nos preparamos para recibirlo. El compañero Jardínez se preparó para todas las actividades de zafra porque estábamos en zafra en ese momento y yo me preparé por si me hacía algunas preguntas sobre la educación, cantidad de escuelas que eran 48 rural y 3 urbanas, y lo único que le preguntó a Jardínes fue: oye secretario cuántos coros escolares tu tienes, y Jardínes le dijo yo tengo 16, dice Fidel cuántas escuelas tiene, respondió Jardínez: 48, y Fidel le dijo hace falta aumentar los coros.
En Caballería Fidel llegó acompañado de Alarcón, Abel Prieto, Carlito, el jefe del Departamento de asuntos internacionales y del Comité Central, habían varios compañeros allí de responsabilidad en el país.
Sus manos eran excepcionales, tenía los dedos largos, la mano bien conservada, la estatura era como un hombre de 6 pies, vestido de verde olivo, su estampa era impresionante, yo desde el primer momento que lo vi, me impresionó porque fue cuando más cerca lo tuve.
De ahí, la despedida, nos saludamos y se fueron, entonces él partió hacia Mangos de Baraguá, donde se hizo el acto nacional por el Juramento de Baraguá.
Pocas horas después de haber estado en Caballería, Fidel con un grupo de compañeros se dirigió hacia Mangos de Baraguá, en Santiago de Cuba, donde pronunció el histórico Juramento de Baraguá, con motivo de la lucha por la liberación del niño Elián González.
Allí el líder histórico de la Revolución cubana expresó:
"La ofensiva de masas y de ideas desatada en nuestro país, es algo que no tiene precedentes. Novedosa, sorprendente e inesperada, los imperialistas, acostumbrados a cometer crímenes y fechorías impunes de todo tipo, no fueron siquiera capaces de imaginarla. En ninguna época, en ningún otro sitio se entabló semejante contienda en el terreno de las ideas y de la ética entre un país tan poderoso y el pueblo de una pequeña Isla situada a sólo 90 millas de sus costas. El mundo contempla hoy con creciente asombro lo que está ocurriendo. No es simplemente la lucha por el regreso de un niño, es la lucha por el derecho de cada niño del mundo a no ser secuestrado, arrebatado a sus familiares más íntimos, más cercanos, y más legítimos; a no ser desarraigado de la cultura y de la patria donde nació y vivió los primeros y más tiernos años de su vida...".
Más adelante Fidel señaló: "... Será necesario recordar acaso entre las grandes fechorías cometidas contra Cuba, cómo, bajo el terror de una calumnia infame elaborada por los Servicios de Inteligencia norteamericanos acerca de la posible supresión de la Patria Potestad a la que hoy tan cínicamente ultrajan, fueron secuestrados y trasladados clandestinamente a Estados Unidos, con el apoyo de sus propios padres, 14 mil niños cubanos en los primeros años de la Revolución?"
"Las agresiones y amenazas a la seguridad del país y los actos de terrorismo; el bloqueo y la guerra económica, los planes de subversión, diversionismo ideológico, sabotaje, desestabilización interna; las leyes como la Hels-Burton, Torricelli y numerosas enmiendas para hacer más riguroso el bloqueo, a fin de aplastar por hambre y enfermedad a nuestro pueblo –hechos considerados como actos de genocidio aun en tiempo de paz por los tratados internacionales suscritos tanto por Cuba como por Estados Unidos- , constituyen un conjunto de factores que obstaculizan nuestro desarrollo y compulsan la emigración".
"Tenemos derecho a la paz, al respeto de nuestra soberanía y nuestros intereses más sagrados. Cuarenta años de infamia no han podido doblegar nuestra voluntad de lucha. No nos hemos cansado ni nos cansaremos.
¡Nadie se rendirá! Y cansarse en esta lucha sería, para un patriota y revolucionario cubano, más bochornoso que rendirse. ¡Veremos quién tiene más razón, más motivación, más voluntad de luchar! ...".
"¡Ante la gloria inmortal de Maceo, hoy, 19 de febrero del año 2000, lo juramos!"