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Una tierra intensa

Date: 

31/12/2015

Source: 

Periódico Granma

Auteur: 

KINGSTON, Jamaica.— Algunos le llaman la tierra de la diversión. Viene su nombre de la palabra indígena Arawak Xaymaca, que, a su vez, significa tierra de la madera y el agua. Pero Jamaica es más que atardeceres en playas hermosas y palmas de coco.
 
Jamaica es ese lugar rebelde donde a pesar de que el idioma oficial es el inglés, el idioma común, nativo, en que se comunican los ja­mai­quinos, o jamaicanos (porque los gentilicios referidos a las personas de esta isla pueden ser dos) es un dialecto resultado del híbrido entre el inglés y el criollo africano. Imposible de entender, cuentan sobre el “patois”, que se pronuncia “patuá”, nacido de la convicción de que los colonizadores no descifraran al pueblo, y así poder subyugar el yugo.
 
Es además un pueblo muy religioso. Dicen que Jamaica cuenta con más iglesias por milla cuadrada que cualquier otro país cristiano en el mundo; y es obligatorio cada mañana, antes de comenzar con el programa diario de las es­cuelas públicas, celebrar un recital de la Ora­ción del Señor. Lo cierto es que la gente en la calle suele bendecir con humildad y fe.
 
Es Jamaica el país que ha visto nacer y crecer al que titulan “el hombre más rápido sobre la tierra”, el tres veces medallista de oro olímpico y plusmarquista mundial Usain Bolt, cuyo gesto característico te recibe en enormes pancartas al llegar al aeropuerto internacional Nor­man Man­­ley; peculiar ritual antes del triunfo que imitan muchos, dentro y fuera de sus costas.
 
Hay quien afirma además que es esta, entre todas las islas del Caribe, la única que permanece soleada durante todo el año, aunque al término de cada verano la costa norte está generalmente expuesta a fuertes ciclones. Porque Ja­maica es un pueblo de contrastes, que al cubano puede darle no pocas veces la impresión de estar en el Santiago caliente y bullanguero.
 
Y esta Jamaica de la que hablamos, que es además por su tamaño la tercera de las Antillas Mayores, tiene los más ricos depósitos de bauxita de Latinoamérica, y nombres y cosas sui géneris. La cordillera que atraviesa la isla de este a oeste tiene su mayor altura en el Monte Azul que alcanza los 2 256 metros, y está ubicada hacia el este, en tanto hacia el oeste se ubica una altiplanicie caliza con frondosa vegetación, y de la cual descienden un centenar de ríos y riachos hacia el mar. De todos ellos, refieren, solo es navegable el Black, que desemboca en el mar Caribe, en la costa sur. Y es en su costa septentrional donde se ubica la ciudad y puerto de Ocho Ríos, rodeada de hermosos paisajes naturales y frondosa vegetación, y uno de los principales atractivos turísticos del país.
 
Registros históricos dan cuenta de que uno de los más famosos piratas que asoló las regiones de Panamá, Cuba y Maracaibo, el Sir Henry Morgan, tuvo su base en la Bahía de Kingston.
 
Pueden comerse en Jamaica frutas y platos con nombres singulares y que solo crecen en el Caribe. Así, aunque el plato típico nacional es el bacalao, encuentras el ortanique que es un cítrico dulzón; y el jackfruit que se obtiene de una vaina que produce el árbol de ese mismo nombre. Son también típicos ciertos panes, como el roti, pan aplastado que hacían los aborígenes, y el bammy, pan frito para acompañar al pescado, en forma de torta redonda.
 
Jamaica es cálida y hospitalaria. Desde el Parque de la Emancipación, el favorito de Kingston, su capital, que se erige como tributo a la libertad desde las mismas raíces africanas, ese sentimiento se respira.
 
Y entre las palmas Cuba se hace más cercana, y empiezas a entender la sonrisa de su gente cuando saben que llegas a esta tierra para contar la historia de la brigada de 71 colaboradores de la salud cubanos que pasan aquí los días junto a ellos. Y los cuales han hecho ya suyas las palabras de su himno nacional: Jamaica Land we Love/ Jamaica, la tierra que amamos.
 
Repasas entonces los datos que acaba de ofrecerte el jefe de la brigada, el licenciado en enfermería Héctor Luis Mustelier Ferrer, al decir que desde enero a la fecha en el orden asistencial se han ofrecido más de 125 000 consultas en las diferentes áreas donde labora el personal cubano, de diversas especialidades como medicina general integral, nefrología, estomatología a las que se suman las realizadas por oftalmólogos, y neonatólogos, entre otros.
 
Revisas otra vez y salta a la vista la Ope­ración Milagro, programa iniciado en el 2010, gracias al cual han recuperado la visión unos 11 000 pacientes, aquejados de terigium, cataratas y otras enfermedades visuales; y entiendes que en apenas unos días no hay uno solo de los jamaicanos con los que has hablado que no conozcan a Cuba.
 
Allí, frente a Redemption Song (Canto de redención), la escultura de tres metros hecha por Laura Facey que representa dos desnudos en bronce, un varón y una mujer; y leyendo las palabras grabadas de Marcus Garvey y retomadas de la canción del gran Bob Marley: “Nadie puede liberar nuestra mente salvo nosotros”, te sorprendes de cuánto nos acerca en este Caribe.
 
Porque aunque la cultura de Jamaica es el producto de una mezcla de culturas que se asentaron en la isla conformada por los indios taínos, los colonizadores españoles, los evangelizadores ingleses, los negros africanos y por último las comunidades de hindúes y chinos, hay millones de cosas en común.
 
Y ese aire de bienvenida que ofrece el pueblo de Jamaica se siente más cercano para Cuba. Ya lo había dicho el rey del “reggae” Bob Marley: “Cuando la gente llega a Jamaica, no queremos que piensen en los problemas de Jamaica. Así que vengan a estar en su paraíso”. Jamaica no problem, dicen a todo, y no hay problema alguno. En esta tierra intensa, se nos quiere.