Con enero prendido en la memoria
Date:
07/01/2013
Source:
Diario Juventud Rebelde
El triunfo sobre la dictadura batistiana se recuerda cada enero con bríos renovados, como símbolo de tributo a los protagonistas de aquella gloriosa gesta.
Enero, igual que diciembre, es también un mes de evocaciones abarcadoras que no caben en un solo almanaque. Se inició con aquella inigualable explosión de júbilo popular tras la fuga del tirano. ¿Cómo olvidar aquel acontecimiento que marcó y definió?
Para bien hubo un diciembre y enero de héroes ataviados con el verde olivo, de barbas y pelos crecidos que se desbordaron para plantar la libertad en medio de escenas estremecedoras e impactantes.
Los que tuvieron la dicha de vivir aquellos días jamás los olvidan, menos todavía cuando nos sorprendió en la adolescencia aquel frenesí desencadenado, sin excepción, en todas partes, para festejar el triunfo revolucionario.
En la memoria tengo prendida aquella escena que vi a los 12 años, en mi natal Calabazar de Sagua. La gente entró eufórica al Cuartel de la Guardia Rural y barrió sus símbolos con una ráfaga de dignidad.
También aquella imagen del alegrón del reencuentro de los guerrilleros con sus familiares luego de meses o años sin verlos, sin saber nada sobre ellos. Solo que estaban alzados. O el momento, sí, triste, de recordar al corajudo caído, pero con el aliciente de que su ideal había triunfado.
Cada persona guarda sus recuerdos de aquellos días de enero en su comunidad, localidad o ciudad, muy semejantes en todos los lugares, porque se había cumplido el deseo de todos: acabar con la sangrienta dictadura.
Ese hecho imperecedero se recuerda cada enero con renovados bríos, de un extremo a otro del país, para rendir tributo a los protagonistas de aquella gesta, esos venerables combatientes que, con sus medallas de honor sobre el pecho, nos subrayan de qué lado está la dignidad.
Tampoco podía faltar, en este enero de remembranzas, reeditar el recorrido de la Caravana de la Libertad que encabezó, en 1959, el líder histórico de la Revolución, desde Oriente hasta Occidente.
Fue el primer encuentro multitudinario de Fidel con su pueblo, que le mostró con aquellos apoteósicos recibimientos, dondequiera que llegó, su gratitud y admiración. Los mismos sentimientos que siente en este instante por él.
Enero, igual que diciembre, es también un mes de evocaciones abarcadoras que no caben en un solo almanaque. Se inició con aquella inigualable explosión de júbilo popular tras la fuga del tirano. ¿Cómo olvidar aquel acontecimiento que marcó y definió?
Para bien hubo un diciembre y enero de héroes ataviados con el verde olivo, de barbas y pelos crecidos que se desbordaron para plantar la libertad en medio de escenas estremecedoras e impactantes.
Los que tuvieron la dicha de vivir aquellos días jamás los olvidan, menos todavía cuando nos sorprendió en la adolescencia aquel frenesí desencadenado, sin excepción, en todas partes, para festejar el triunfo revolucionario.
En la memoria tengo prendida aquella escena que vi a los 12 años, en mi natal Calabazar de Sagua. La gente entró eufórica al Cuartel de la Guardia Rural y barrió sus símbolos con una ráfaga de dignidad.
También aquella imagen del alegrón del reencuentro de los guerrilleros con sus familiares luego de meses o años sin verlos, sin saber nada sobre ellos. Solo que estaban alzados. O el momento, sí, triste, de recordar al corajudo caído, pero con el aliciente de que su ideal había triunfado.
Cada persona guarda sus recuerdos de aquellos días de enero en su comunidad, localidad o ciudad, muy semejantes en todos los lugares, porque se había cumplido el deseo de todos: acabar con la sangrienta dictadura.
Ese hecho imperecedero se recuerda cada enero con renovados bríos, de un extremo a otro del país, para rendir tributo a los protagonistas de aquella gesta, esos venerables combatientes que, con sus medallas de honor sobre el pecho, nos subrayan de qué lado está la dignidad.
Tampoco podía faltar, en este enero de remembranzas, reeditar el recorrido de la Caravana de la Libertad que encabezó, en 1959, el líder histórico de la Revolución, desde Oriente hasta Occidente.
Fue el primer encuentro multitudinario de Fidel con su pueblo, que le mostró con aquellos apoteósicos recibimientos, dondequiera que llegó, su gratitud y admiración. Los mismos sentimientos que siente en este instante por él.