Su heroica resistencia lo inmortaliza ante la historia.—Fidel
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La primera información sobre Abel Santamaría Cuadrado que se tuvo en los días del Moncada fue una fotografía tomada a un militar durante la requisa que estos efectuaron en la Granjita Siboney. El individuo posaba ante la cámara con lo que consideraba un gran trofeo y una prueba irrefutable de la condición "negativa" de los asaltantes del Moncada y en particular de Abel. El referido "trofeo de guerra", era un libro de Lenin con la firma autografiada, muy clara, de Abel Santamaría.
En los días del Moncada aquello podía ser considerado un crimen político. La Guerra Fría estaba en su apogeo. Eran los tiempos de la "cacería de brujas", de la persecución de los intelectuales supuestamente comunistas, entre ellos los famosos Diez de Hollywood como el gran actor, de todos los tiempos, Charles Chaplin. En Cuba, isla muy cercana a los Estados Unidos y de hecho una neocolonia, no podía ser menos grave semejante hecho. Además estaba ilegalizado el Partido Socialista Popular (Comunista).
La fotografía y el libro pasaron a formar parte de las pruebas de convicción de la Causa 37, sobre los asaltos de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, hace ahora 60 años.
Obviamente semejante prueba fue "ventilada" en el proceso judicial iniciado el 21 de septiembre en el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba.
Allí se le preguntó a Fidel:
—¿Iban provistos de libros sus compañeros?, ¿acostumbraban a leer?
—Sí, leíamos mucho y aún lo hacemos, cuando se puede, porque en la prisión de Boniato se nos han suprimido hasta las obras de Martí —denunció el joven abogado en su condición de acusado principal.
—Dice el informe de la Policía (debió decirse del Ejército) que se le ocupó a Abel Santamaría alguna obra de Lenin, ¿puede ser cierto?
—Es posible, no lo niego, pues leemos todo tipo de libros, a quien no le haya interesado la literatura socialista es un ignorante —expresó Fidel ante el asombro del Tribunal y del numeroso público que colmaba la Sala del Pleno de la Audiencia.
Para él no era una ofensa aquella pregunta pero sí la que antes le había formulado el Fiscal, en relación con Abel Santamaría:
—¿Conoció usted el hecho de que "ese" Abel que usted acaba de mencionar extrajo dinero de la Casa (la Pontiac) donde trabajaba para engrosar los fondos de la Revolución?
Fidel respondería indignado:
—Esa es una calumnia infame, la memoria de Abel Santamaría no la pueden manchar, había que conocerlo, Abel era el más valiente, el más recto, era honesto; no puede pensarse nada deshonroso de su persona. Quieren manchar su recuerdo, después que se ensañaron en él de la forma brutal que lo hicieron, para luego asesinarlo —dijo.
Para Haydée Santamaría, su hermana y compañera de lucha "Abel era la vida misma" y su "calidad humana extraordinaria y honradez sobresalían", según dijo en un encuentro con estudiantes de la Universidad de La Habana, luego del triunfo de la Revolución. Y dijo más del segundo jefe del Movimiento revolucionario, refiriéndose a las condiciones personales y políticas de él "(¼ ) Abel estudiaba a Martí y mediante Martí fue buscando otras cosas que ya no se trataban solamente de su patria o de América Latina. Quería saber algo más. Entonces leyó a Lenin y a Marx, dentro de los que se podían leer en aquel momento."
Unos de los primeros libros de Lenin que leyó Abel lo recibió de manos del doctor Nicolás Monzón, en Santa Clara, militante comunista a quien le dijo que estaba interesado en el estudio de las ideas políticas. Monzón expresaría en una entrevista que le hice: "No olvidaré nunca lo que me dijo la última vez que lo vi, recuerdo que en compañía de Joaquina, la madre: "Doctor Monzón, nosotros vamos por diferentes caminos, pero en definitiva nos dirigimos hacia un objetivo común, por lo que estoy seguro que un día estaremos todos por la unidad".
El expediente de Abel en la Policía, antes del Moncada, también formaba parte de la Causa. Este lo retrataba así:
"Generales: Abel Santamaría Cuadrado, raza blanca. Natural de Encrucijada. Las Villas. Cuba. Hijo de Benigno y Joaquina. Edad 25 años (nacido el 20 de octubre de 1927). Profesión, empleado. Estado Civil, soltero. Nacionalidad, cubana. Instrucción, sí. Vecino de la calle 25, número 164, apartamento 603. Vedado. La Habana. Señas familiares: Talla 180 centímetros. Complexión, fuerte. Peso 75 kilogramos. Pelo, rubio. Ojos pardos. Cutis blanco. Señas particulares (ninguna) Especialidad criminal DESACATO Y CLANDESTINAJE DE IMPRESOS. Historial: el 16 de agosto de 1952 fue detenido en compañía de otros cuando trabajaban con un mi-meógrafo la proclama subversiva titulada El Acusador, donde injuriaban al general Batista y a su gobierno. Fueron ocupadas "miles" de las expresadas proclamas. Pertenece al partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo".
Puesto en libertad luego de aquel "desacato" Abel dirigió una enjundiosa carta pública al comentarista radial José Pardo Llada en la cual le decía que sí, que era necesario evitar que corriera la sangre. "Pero hasta este momento no he visto a nadie arrepentido por la sangre que corrió en el 68 y después en el 95. Al contrario la veneramos (¼ ) Basta ya de pronunciamientos estériles, sin objetivos determinados. Una Revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo. Hora es ya: todo está de nuestra parte, ¿por qué vamos a desperdiciarlo?"
Fidel reconoció siempre las condiciones excepcionales de Abel, de ahí que lo designara segundo jefe y determinara en Siboney que Abel ocupara la retaguardia del Hospital Civil para si él moría en la toma del Cuartel, lo sustituyera y prosiguiera la lucha.
Por su parte Abel consideró, al fracasar la toma por sorpresa del Moncada y desatarse el combate en la posta tres donde estaba Fidel, que el que tenía que vivir no era él, sino Fidel y combatió con sus compañeros tratando de atraer a los soldados en dirección a la retaguardia.
De ahí que el doctor Fidel Castro en su alegato, conocido como La Historia me Absolverá, dijo de Abel Santamaría que: "su gloriosa resistencia lo inmortaliza ante la historia".
Abel Santamaría Cuadrado, junto a Fidel cuando se organizaba el Movimiento revolucionario para el asalto al Moncada.
La firma de Abel en un libro de Lenin que un militar exhibió, peyorativamente, como trofeo de guerra.