Diálogos con la historia (II Parte)
Date:
08/03/2011
Source:
Periódico El Sol de México
En esta segunda entrega de artículos cuyas entrevistas están incluidas en los 10 Tomos de Diálogos con la Historia, sigo aproximando a los lectores de Organización Editorial Mexicana a los momentos de mayor trascendencia de la historia de Cuba, incluida una valoración profunda y crítica del Comandante Fidel Castro sobre el proceso revolucionario cubano.
El 1° de enero de 1899, Estados Unidos toma formalmente posesión de Cuba. La ocupación militar se legitimó mediante el Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898. Durante la ocupación se dictaron las disposiciones necesarias para la convocatoria a la Asamblea Constituyente, según la Ley Militar N° 301 del 25 de julio de 1900. Por dicha orden, la Convención debía redactar y aprobar una Constitución para el pueblo de Cuba y como parte de ella, definir y acordar con el Gobierno de Estados Unidos lo referente a las relaciones que deberían existir entre ambos gobiernos. En medio de los trabajos de la Comisión cubana encargada de dictaminar sobre esas futuras relaciones, el Congreso norteamericano aprobó la Enmienda Platt, apéndice que por imposición de los Estados Unidos fue agregado a la Constitución de Cuba, con la cual el gobierno de ese país se otorgaba el derecho a intervenir en los asuntos internos de la isla cuando lo entendiera conveniente y a obtener concesiones para bases militares. Este apéndice estuvo vigente hasta 1934 cuando se aplican métodos más actualizados para el dominio sobre Cuba. De esta imposición surgió la actual Base Naval de Guantánamo. Como se podrá apreciar, el conflicto entre Cuba y Estados Unidos surge desde el mismo nacimiento de la República Neocolonial y ha estado presente durante más de cien años. Este hecho, como veremos más adelante, será la génesis de lo ocurrido en Girón, en la Crisis de Octubre y durante los más de 50 años que tiene la Revolución Cubana.
El 20 de mayo de 1902 se establece la República y fue su primer Presidente Don Tomás Estrada Palma, quien había sustituido a Martí en la dirección del Partido Revolucionario Cubano y contaba con el beneplácito de las autoridades norteamericanas. Durante la primera mitad del siglo XX, la política de la Isla fue agitada y convulsa, que incluyó también una nueva intervención de los Estados Unidos. El hambre, la miseria, la corrupción, la falta de oportunidades y la discriminación social y racial, unido a una seguidilla de Gobiernos Constitucionales, entre los que destaca la dictadura del General Gerardo Machado, quien ordenó el asesinato de Julio Antonio Mella en México y la ejecución de un Golpe de Estado Militar, fueron creando las condiciones necesarias para el estallido revolucionario.
Los destinos de Cuba fueron regidos, a sangre y fuego, por el General Fulgencio Batista y los militares. Pero esta forma autoritaria fue incapaz de dar estabilidad a la situación política y económica de Cuba. La lucha de las fuerzas de izquierda en el país y el influjo de la Segunda Guerra Mundial condujeron, por el contrario, a una transacción con las fuerzas revolucionarias y democráticas que derivó en la promulgación de una nueva Constitución en 1940, en la que se incluyeron importantes reivindicaciones populares.
Cuando casi era seguro el triunfo electoral del Partido Ortodoxo, opositor al régimen y en cuyas filas militaba el joven Fidel Castro, Fulgencio Batista encabezó una asonada militar y asaltó el poder el 10 de marzo de 1952, suspendiendo la vigencia de la Constitución del 40. Fue la beligerancia de los sectores populares, en especial de la joven generación, la que se opuso a este Golpe de Estado. De sus filas nació el movimiento encabezado por Fidel, quien preconizaba como estrategia, la lucha armada contra la tiranía. Las acciones se desencadenarían el 26 de julio de 1953, concebidas como el detonante para una insurrección popular. Al fracasar, en términos militares, el asalto a los Cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, decenas de asaltantes fueron hechos prisioneros y la gran mayoría asesinados. Otros sobrevivientes, entre los que se encontraban Fidel y Raúl Castro, fueron juzgados y condenados a prisión.
Luego de la amnistía decretada por el gobierno de Batista en 1955 y ante la imposibilidad de la lucha cívica contra la dictadura, Fidel parte rumbo a México con la intención de organizar una expedición e iniciar la guerra revolucionaria. El 2 de diciembre de 1956, procedentes de Tuxpan, desembarcan los expedicionarios del yate Granma por la playa Las Coloradas, en la provincia de Oriente. Fueron sorprendidos por las fuerzas de Batista, los sobrevivientes se repusieron del revés inicial y el 1° de enero de 1959, luego de más de dos años de una cruenta lucha en la sierra y en el llano, en todo el territorio nacional, el Ejército Rebelde, dirigido por Fidel, tomó el poder, comenzando así una nueva etapa en la Historia de Cuba, de la cual presentaremos sus momentos más relevantes de los últimos 50 años.
Una evaluación profunda y crítica sobre los hechos más importantes del proceso revolucionario cubano, es ofrecida por el propio Comandante Fidel Castro en las múltiples entrevistas que le he realizado en las últimas tres décadas. Nadie mejor que él para mostrarnos la visión del Gobierno Cubano sobre cada acontecimiento. Por su valor histórico y por su vigencia, en estas presentaciones de Organización Editorial Mexicana expondremos fragmentos de varios textos en los que se transcriben literalmente los conceptos e ideas expresados por el Presidente Castro en relación con los temas objeto de análisis.
Durante más de 30 años he mantenido una gran amistad con el Presidente Fidel Castro. Igual puedo decir de su hermano Raúl; ahora Presiente de Cuba y quien, por más de 45 años, fue Ministro de Defensa, por cuya responsabilidad estuvo muy directamente vinculado con la Unión Soviética. En la época de aprendiz a guerrillero de Fidel y en su preparación militar tuvimos ocasionales encuentros aquí en México. Posteriormente, juntos compartimos la ilusión, hecha realidad, de organizar en Cuba, en apenas 6 meses, unos Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1982; juntos compartimos los extraordinarios esfuerzos que hizo Cuba, con el apoyo de la ODEPA, para organizar unos excelentes Juegos Panamericanos en el año 1991; precisamente cuando apenas hacía 2 años se había producido la debacle del llamado campo socialista y comenzaba a sentirse su impacto negativo en la economía cubana, lo que en la práctica ha significado para Cuba un segundo bloqueo económico.
Ha sido el propio Presidente Castro quien, en una entrevista realizada en sus Oficinas en La Habana, en octubre de 1990, me platicara sobre las relaciones con la URSS y otros países de Europa Oriental y que en buena medida nos permitiera comprender el significado de su visita a ese país en 1963, a partir de una pregunta que le formulara al respecto.
-Señor Presidente Fidel Castro, para Cuba, sus relaciones con la Unión Soviética y otros países de Europa del Este tenían, a través de muchos años, una importancia muy especial. Algunos hasta hablaron de dependencia tanto económica como política. ¿Cómo afectan a estas relaciones los cambios radicales que han tenido lugar en Europa del Este?
"Amigo Vázquez Raña, creo que hoy en día aún aquellos que nos llamaron satélites en determinados momentos, aún aquellos que creían que obedecíamos órdenes desde afuera y que tantas veces nos quisieron humillar con aquella palabreja que nunca nos ofendió, porque ser solidarios es un principio, ser hermanos de los revolucionarios es un principio, lo fue, lo es y lo será siempre; pero aquellos que algún día se imaginaron que éramos satélites, espero que no les quede ni la más remota sombra de duda de que ni fuimos, ni somos, ni seremos jamás satélites de nadie.
"Debemos decir que esta Revolución la hicimos por nuestra cuenta, no nos la hizo nadie. La hicimos nosotros. La defendimos nosotros, la salvamos nosotros y continuaremos haciéndola. Continuaremos defendiéndola y continuaremos salvándola cuantas veces sea necesario. No le pedimos permiso a nadie para hacer la Revolución. No contábamos con nadie. Surgió la solidaridad internacional, surgió la cooperación económica, la cooperación en armas. ¡Magnífico! ¡Maravilloso! Y de esto siempre estaremos agradecidos. La existencia de la Unión Soviética y del campo socialista fue algo de extraordinario valor para nuestro país en aquellas circunstancias. Como era lógico, se establecieron las relaciones políticas y económicas que fueron evolucionando hacia formas realmente admirables de colaboración, hacia formas nuevas, que significaban la aplicación de la mejor esencia de los principios del marxismo leninismo. Así, no desde el primer año, sino con el curso del tiempo, se fueron estableciendo acuerdos económicos entre esos países socialistas y Cuba, entre la Unión Soviética y Cuba. Cuando en la práctica descubrimos el fenómeno del intercambio desigual, cuando en la práctica descubrimos que los productos que importábamos subían constantemente de precio, mientras los precios de nuestros productos se mantenían a lo largo de un quinquenio, establecimos una correlación de precios entre lo que exportábamos y lo que importábamos. Nunca se hizo nada más justo en la historia de las relaciones económicas entre los pueblos y en la historia de las relaciones económicas entre países industrializados y países subdesarrollados que habían sido colonias y han sido explotados y mantenidos en el atraso por siglos de colonialismo o de neocolonialismo. Así, a lo largo de los años, se establecieron las bases de los intercambios comerciales entre los países socialistas y Cuba, que eran muy justas; sobre esas bases, que eran muy sólidas y que tendrían que comprender un largo número de años, hasta que nuestros niveles de desarrollo fuesen similares a los niveles de desarrollo industrial de esos países. Ese período histórico no ha concluido, sólo ha transcurrido una parte de ese necesario período histórico.
"Sobre esas bases se construyeron nuestras industrias, se desarrolló y mecanizó nuestra agricultura, sobre esas bases se electrificó el país.
"Elaboraban los planes quinquenales entre los países socialistas y nosotros. Sobre esas bases se elaboraban planes por 15 y 20 años, en un constante intercambio de opiniones entre los órganos de la planificación de esos países y nosotros." (Diálogos con la Historia, Tomo 1 y 2, páginas 73, 74 y 75)
El 1° de enero de 1899, Estados Unidos toma formalmente posesión de Cuba. La ocupación militar se legitimó mediante el Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898. Durante la ocupación se dictaron las disposiciones necesarias para la convocatoria a la Asamblea Constituyente, según la Ley Militar N° 301 del 25 de julio de 1900. Por dicha orden, la Convención debía redactar y aprobar una Constitución para el pueblo de Cuba y como parte de ella, definir y acordar con el Gobierno de Estados Unidos lo referente a las relaciones que deberían existir entre ambos gobiernos. En medio de los trabajos de la Comisión cubana encargada de dictaminar sobre esas futuras relaciones, el Congreso norteamericano aprobó la Enmienda Platt, apéndice que por imposición de los Estados Unidos fue agregado a la Constitución de Cuba, con la cual el gobierno de ese país se otorgaba el derecho a intervenir en los asuntos internos de la isla cuando lo entendiera conveniente y a obtener concesiones para bases militares. Este apéndice estuvo vigente hasta 1934 cuando se aplican métodos más actualizados para el dominio sobre Cuba. De esta imposición surgió la actual Base Naval de Guantánamo. Como se podrá apreciar, el conflicto entre Cuba y Estados Unidos surge desde el mismo nacimiento de la República Neocolonial y ha estado presente durante más de cien años. Este hecho, como veremos más adelante, será la génesis de lo ocurrido en Girón, en la Crisis de Octubre y durante los más de 50 años que tiene la Revolución Cubana.
El 20 de mayo de 1902 se establece la República y fue su primer Presidente Don Tomás Estrada Palma, quien había sustituido a Martí en la dirección del Partido Revolucionario Cubano y contaba con el beneplácito de las autoridades norteamericanas. Durante la primera mitad del siglo XX, la política de la Isla fue agitada y convulsa, que incluyó también una nueva intervención de los Estados Unidos. El hambre, la miseria, la corrupción, la falta de oportunidades y la discriminación social y racial, unido a una seguidilla de Gobiernos Constitucionales, entre los que destaca la dictadura del General Gerardo Machado, quien ordenó el asesinato de Julio Antonio Mella en México y la ejecución de un Golpe de Estado Militar, fueron creando las condiciones necesarias para el estallido revolucionario.
Los destinos de Cuba fueron regidos, a sangre y fuego, por el General Fulgencio Batista y los militares. Pero esta forma autoritaria fue incapaz de dar estabilidad a la situación política y económica de Cuba. La lucha de las fuerzas de izquierda en el país y el influjo de la Segunda Guerra Mundial condujeron, por el contrario, a una transacción con las fuerzas revolucionarias y democráticas que derivó en la promulgación de una nueva Constitución en 1940, en la que se incluyeron importantes reivindicaciones populares.
Cuando casi era seguro el triunfo electoral del Partido Ortodoxo, opositor al régimen y en cuyas filas militaba el joven Fidel Castro, Fulgencio Batista encabezó una asonada militar y asaltó el poder el 10 de marzo de 1952, suspendiendo la vigencia de la Constitución del 40. Fue la beligerancia de los sectores populares, en especial de la joven generación, la que se opuso a este Golpe de Estado. De sus filas nació el movimiento encabezado por Fidel, quien preconizaba como estrategia, la lucha armada contra la tiranía. Las acciones se desencadenarían el 26 de julio de 1953, concebidas como el detonante para una insurrección popular. Al fracasar, en términos militares, el asalto a los Cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, decenas de asaltantes fueron hechos prisioneros y la gran mayoría asesinados. Otros sobrevivientes, entre los que se encontraban Fidel y Raúl Castro, fueron juzgados y condenados a prisión.
Luego de la amnistía decretada por el gobierno de Batista en 1955 y ante la imposibilidad de la lucha cívica contra la dictadura, Fidel parte rumbo a México con la intención de organizar una expedición e iniciar la guerra revolucionaria. El 2 de diciembre de 1956, procedentes de Tuxpan, desembarcan los expedicionarios del yate Granma por la playa Las Coloradas, en la provincia de Oriente. Fueron sorprendidos por las fuerzas de Batista, los sobrevivientes se repusieron del revés inicial y el 1° de enero de 1959, luego de más de dos años de una cruenta lucha en la sierra y en el llano, en todo el territorio nacional, el Ejército Rebelde, dirigido por Fidel, tomó el poder, comenzando así una nueva etapa en la Historia de Cuba, de la cual presentaremos sus momentos más relevantes de los últimos 50 años.
Una evaluación profunda y crítica sobre los hechos más importantes del proceso revolucionario cubano, es ofrecida por el propio Comandante Fidel Castro en las múltiples entrevistas que le he realizado en las últimas tres décadas. Nadie mejor que él para mostrarnos la visión del Gobierno Cubano sobre cada acontecimiento. Por su valor histórico y por su vigencia, en estas presentaciones de Organización Editorial Mexicana expondremos fragmentos de varios textos en los que se transcriben literalmente los conceptos e ideas expresados por el Presidente Castro en relación con los temas objeto de análisis.
Durante más de 30 años he mantenido una gran amistad con el Presidente Fidel Castro. Igual puedo decir de su hermano Raúl; ahora Presiente de Cuba y quien, por más de 45 años, fue Ministro de Defensa, por cuya responsabilidad estuvo muy directamente vinculado con la Unión Soviética. En la época de aprendiz a guerrillero de Fidel y en su preparación militar tuvimos ocasionales encuentros aquí en México. Posteriormente, juntos compartimos la ilusión, hecha realidad, de organizar en Cuba, en apenas 6 meses, unos Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1982; juntos compartimos los extraordinarios esfuerzos que hizo Cuba, con el apoyo de la ODEPA, para organizar unos excelentes Juegos Panamericanos en el año 1991; precisamente cuando apenas hacía 2 años se había producido la debacle del llamado campo socialista y comenzaba a sentirse su impacto negativo en la economía cubana, lo que en la práctica ha significado para Cuba un segundo bloqueo económico.
Ha sido el propio Presidente Castro quien, en una entrevista realizada en sus Oficinas en La Habana, en octubre de 1990, me platicara sobre las relaciones con la URSS y otros países de Europa Oriental y que en buena medida nos permitiera comprender el significado de su visita a ese país en 1963, a partir de una pregunta que le formulara al respecto.
-Señor Presidente Fidel Castro, para Cuba, sus relaciones con la Unión Soviética y otros países de Europa del Este tenían, a través de muchos años, una importancia muy especial. Algunos hasta hablaron de dependencia tanto económica como política. ¿Cómo afectan a estas relaciones los cambios radicales que han tenido lugar en Europa del Este?
"Amigo Vázquez Raña, creo que hoy en día aún aquellos que nos llamaron satélites en determinados momentos, aún aquellos que creían que obedecíamos órdenes desde afuera y que tantas veces nos quisieron humillar con aquella palabreja que nunca nos ofendió, porque ser solidarios es un principio, ser hermanos de los revolucionarios es un principio, lo fue, lo es y lo será siempre; pero aquellos que algún día se imaginaron que éramos satélites, espero que no les quede ni la más remota sombra de duda de que ni fuimos, ni somos, ni seremos jamás satélites de nadie.
"Debemos decir que esta Revolución la hicimos por nuestra cuenta, no nos la hizo nadie. La hicimos nosotros. La defendimos nosotros, la salvamos nosotros y continuaremos haciéndola. Continuaremos defendiéndola y continuaremos salvándola cuantas veces sea necesario. No le pedimos permiso a nadie para hacer la Revolución. No contábamos con nadie. Surgió la solidaridad internacional, surgió la cooperación económica, la cooperación en armas. ¡Magnífico! ¡Maravilloso! Y de esto siempre estaremos agradecidos. La existencia de la Unión Soviética y del campo socialista fue algo de extraordinario valor para nuestro país en aquellas circunstancias. Como era lógico, se establecieron las relaciones políticas y económicas que fueron evolucionando hacia formas realmente admirables de colaboración, hacia formas nuevas, que significaban la aplicación de la mejor esencia de los principios del marxismo leninismo. Así, no desde el primer año, sino con el curso del tiempo, se fueron estableciendo acuerdos económicos entre esos países socialistas y Cuba, entre la Unión Soviética y Cuba. Cuando en la práctica descubrimos el fenómeno del intercambio desigual, cuando en la práctica descubrimos que los productos que importábamos subían constantemente de precio, mientras los precios de nuestros productos se mantenían a lo largo de un quinquenio, establecimos una correlación de precios entre lo que exportábamos y lo que importábamos. Nunca se hizo nada más justo en la historia de las relaciones económicas entre los pueblos y en la historia de las relaciones económicas entre países industrializados y países subdesarrollados que habían sido colonias y han sido explotados y mantenidos en el atraso por siglos de colonialismo o de neocolonialismo. Así, a lo largo de los años, se establecieron las bases de los intercambios comerciales entre los países socialistas y Cuba, que eran muy justas; sobre esas bases, que eran muy sólidas y que tendrían que comprender un largo número de años, hasta que nuestros niveles de desarrollo fuesen similares a los niveles de desarrollo industrial de esos países. Ese período histórico no ha concluido, sólo ha transcurrido una parte de ese necesario período histórico.
"Sobre esas bases se construyeron nuestras industrias, se desarrolló y mecanizó nuestra agricultura, sobre esas bases se electrificó el país.
"Elaboraban los planes quinquenales entre los países socialistas y nosotros. Sobre esas bases se elaboraban planes por 15 y 20 años, en un constante intercambio de opiniones entre los órganos de la planificación de esos países y nosotros." (Diálogos con la Historia, Tomo 1 y 2, páginas 73, 74 y 75)